miércoles, 31 de agosto de 2016

                                             ALPUJARRAS ALMERIENSES

                Como ya conocía las Alpujarras granadinas (me las pateé hace pocos años con mi anterior Burgman 200, sí habéis leído bien UNA 200, pero ésa es otra historia que ya os contaré más adelante), pensé en completar el círculo con la 650 pero, al mismo tiempo, darme un garbeo por la preciosa costa almeriense. Este es el relato de mi recorrido alpujarreño.

DÍA 1

                Salí de Murcia por la A-7 y me dirigí a Vera (136 kms.) pasando por Alhama de Murcia, Lorca y Puerto Lumbreras, dónde hay que tener cuidado y ponerte en el carril izquierdo porque si no te vas a Granada. El tramo entre Puerto Lumbreras y Vera, a pesar de ser una autovía, es muy bonito, con montañas suaves y paisajes que empiezan a oler a sal conforme avanzas. Llegas a Vera cómodamente y empieza el periplo por los pueblos costeros almerienses, muy parecidos entre sí, que recorren todo el Cabo de Gata. Es una zona eminentemente turística y con rica gastronomía (sobre todo pescados y mariscos), pero a las 11 de la mañana no era hora precisamente de meterse una mariscada entre pecho y espalda. Como curiosidad, en Vera se halla creo el único hotel naturista que existe en España. Continué hasta Garrucha (10 kms. por la A-1200) y de ahí hasta Mojácar (8 kms.). Este es un precioso pueblo encaramado a una colina desde la que se divisan unas vistas espectaculares. Sus casas encaladas, adornadas con maceteros de flores, se desparraman hacia la costa y, si no es época veraniega infestada de turistas, permite pasear por sus estrechas calles y detenerse en las múltiples tiendecitas existentes. Un cafelito en el mirador de la plaza principal y a seguir camino por la AL-5105 hasta llegar a Carboneras.  

                             
                                                               Rincones de Mojácar

                                                                    Playa de Mojácar

          Carboneras destaca sobre todo por sus playas. Algunas son famosas por el rodaje de películas, como la del Algarrobico dónde se rodó Lawrence de Arabia, famosa también por albergar el hotel ilegal más conocido en España y que aún está pendiente de demolición.Otras son conocidas  por historias más siniestras, como la de los Muertos, llamada así porque en ella el mar depositaba los cadáveres de naúfragos y pescadores que perecían ahogados. Desde la playa de Carboneras se divisa la isla de S. Andrés, cuya figura se asemeja a una ballena.
                La carretera AL-5106 que une Carboneras con mi primer lugar de descanso, Agua Amarga, aunque corta (9 kms.) es una auténtica delicia para los moteros: subidas y bajadas entre montañas y curvas sinuosas, aunque hay que llevar precaución porque es bastante transitada. De ésta forma llegué al lugar dónde iba a pasar la noche: el Hotel Senderos, coqueto y moderno hotelito de playa con precios muy asequibles. Después de dejar las cosas, me fui a dar un paseo por éste pequeño pueblo costero con callejuelas encantadoras, casas encaladas, placitas recoletas y una playa preciosa para presenciar una espectacular puesta de sol. Después de cenar estupendamente en el Asador la Chumbera, a descansar para seguir la ruta. Os dejo algunas fotos de éste primer día.





DÍA 2
                Desde Agua Amarga se toma la AL-3106 para seguir recorriendo toda la costa del Cabo de Gata, pasando primero por Las Negras (24 kms.), dónde hay una cala nudista (la cala de S. Pedro) a la que sólo se puede acceder a pié y que es famosa (además de por lo que imagináis) por tener una gruta donde darse baños de barro como tratamiento limpiador, algo similar a lo que sucede en mi tierra en la playa de Lo Pagán del Mar Menor.
                Desde Las Negras se llega por la AL-4200 tras recorrer 21 kms. hasta San José, donde aún se pueden visitar las baterías del antiguo castillo que da nombre al pueblo y bajar hasta alguna de sus famosas calas (los Genoveses, Mónsul, Media Luna), aunque, eso sí, siempre andando un buen trecho porque no está permitido el acceso de vehículos ya que estamos dentro de un parque natural protegido.

                                                                         S. José

          Si continuáis camino por durante 22 kms por la AL-3108 llegaréis a Cabo de Gata, cuyo nombre, al parecer de origen medieval, se debe a la existencia en la zona de gran cantidad de ágatas y, por contracción fonética, derivó en Cabo de Gata. Esta árida zona ha permanecido aislada durante muchos años, permitiendo preservarla como un paraje natural. El impulso turístico fue originado en parte por la industria cinematográfica, ya que además de los conocidos spaguetti western de Ennio Morrricone y compañía, se rodaron grandes superproducciones como Indiana Jones y Exodus. No podéis pasar por aquí sin subir por una carreterita algo complicada hasta el faro, desde dónde se divisan unas vistas espectaculares y que, por desgracia, está casi siempre lleno de turistas.

                                                     Imágenes del Faro de Cabo de Gata


          Desde el faro volvéis sobre vuestros pasos y tomáis la AL-3115 hasta Almería (30 kms.). Como iba a hacer noche a la vuelta, no paré en la capital de la provincia y seguí por la E-15 hasta El Egido (38 kms.) dónde, para seros sincero, no me apetecía parar para ver los plásticos de los invernaderos que constituyen la principal riqueza de la zona. Me contaron que, son tan extensos, que se pueden ver como una mancha blanca desde fotografías tomadas por satélite. Así pues, después de recorrer 19 kms. por la A-358 llegué al punto de destino para pernoctar y que era el primer pueblo alpujarreño propiamente dicho: Berja.
                Allí me esperaba una grata sorpresa, el hotel elegido se llamada Hotel Casa Palaciega S.XIX y respondía perfectamente al nombre. Una antigua casa palaciega rehabilitada con todo lujo, con un patio central que se utilizaba como restaurante (algo carillo), cocina anexa y un jardín precioso. Desde allí por una gran escalera se accedía a los pisos de arriba donde se situaban las habitaciones, muy cómodas, con techos muy altos y exquisita decoración. Todo el hotel estaba repleto de objetos decorativos de gran valor. Me llamaron la atención dos esculturas de pequeño tamaño de un conocido escultor murciano (Antonio Campillo) y, al comentárselo al propietario me explicó que había ido expresamente a Murcia a comprarlas porque le encantaba. Salí a dar una vuelta y en la puerta estaban una pareja de moteros que, casualmente, también se alojaban allí. Nos saludamos y lo típico, ¿de dónde vienes?, ¿qué ruta llevas?, ¡buen viaje y lleva cuidado!, el frecuente y sano rollo entre moteros que, aunque yo sea un espécimen raro, me encanta compartir.
                Berja está situado al pié de la Sierra de Gádor y llama la atención la existencia de numerosos manantiales, alrededor de los cuales se articulan los diferentes barrios del pueblo. El origen de la villa parece ser romano (la antigua Vergis de la bética), fue conquistada por los árabes y reconquistada por los cristianos y, aunque los Reyes Católicos se la cedieron a Boabdil, éste se la vendió a Fernando el Católico antes de marcharse a Africa (eran árabes pero de tontos no tenían un pelo). Ya en el S.XIX se dividió la comarca de las Alpujarras en dos zonas, la granadina y la almeriense y Berja fue una de las ciudades candidatas a ser la capital de ésta comarca, junto a Baza y la mismísima Almería. En Berja hay muchas cosas para visitar, la Alcazaba, los baños árabes, la torre de los Enciso que es la única que se conserva de éstas edificaciones que utilizaban los cristianos para defendeser del asedio morisco y que contaban con puente levadizo y aljibe de agua, el templo de la Anunciación con sucesivas reconstrucciones, el Molino del Perrillo que es uno de los pocos que aún funcionan en la provincia, una preciosa plaza porticada y hacer una ruta por las numerosas fuentes que la jalonan, cada una con una placa que indica su nombre y su historia.
                Después del paseo y tomar algo en uno de los bares de la plaza porticada me fui al hotel para reponer fuerzas de cara a la siguientes jornada. ¡Se me olvidaba!, el patrón del pueblo tiene un nombre del que no había oído hablar nunca (y me imagino que la mayoría de vosotros tampoco): San Tesifón.

                                                        Iglesia de la Anunciación. Berja


DÍA 3    
                Desayuné agradablemente con el propietario del hotel y mis amigos moteros y me dispuse a recorrer las Alpujarras almerienses a fondo. Por la AL-5401 se pasa a los 6 kms. por Castala, que es una pequeña localidad de menos de 100 habitantes y que, por su cercanía a Berja, es considerada como un barrio más de la misma. Se continúa por la AL-347 durante 25 kms. y se llega a Ugíjar.
                La villa de Ugíjar me sorprendió enormemente, además de un antiguo convento convertido en Museo Franciscano y su iglesia (naturalmente cerrada), pasear por sus calles es irse encontrando con numerosas casas señoriales que nos hablan de su pasado esplendor, unas mejor restauradas que otras pero todas conservan el sabor nobiliario de sus antiguos moradores. Después de probar sus famosas aceitunas negras seguí mi periplo.

                                                             Rincones de Ugíjar



                                                          Museo Franciscano

          Tomando la AL-4126 se llega a Laújar de Andarax (22 kms.), ciudad de clara influencia árabe (de hecho fué uno de los territorios como Berja que Boabdil vendió a los Reyes Católicos antes de partir y aquí falleció su esposa, Morayma, última sultana de Granada). Por ello conserva restos de éste pasado como el Puente de los Moros o la Alcazaba. Además posee la Iglesia de la Encarnación, conocida como Catedral de las Alpujarras, que data del S.XVII en su última reconstrucción y presenta dos estilos: mudéjar en el exterior y barroco en el interior. Comentar de manera tenebrosa que, la antigua mezquita sobre la que se construyó, fué incendiada con 200 mudéjares dentro durante el acoso cristiano.
                Además de estos lugares merece la pena un vistazo el edificio del Ayuntamiento, de gran belleza, de estilo neoclásico así como las numerosas fuentes públicas o pilares (hasta 16), todas ellas con alto contenido histórico.

                                            Iglesia de la Encarnación en Laújar de Andarax
                                                                      Interior
                                                                Ayuntamiento
                                                                   Una de las fuentes

          Dejé atrás Laújar y continuando durante 13 kms. por la A-348 se llega a Padules, dónde lo más destacable son sus alrededores, con las orillas del rio Andarax que forma un lugar oculto y paradisíaco llamado los Canales de Padules.  La misma carretera, tras 18 kms., os lleva a Canjáyar, dónde quizás hay que parar para visitar la iglesia de la Santa Cruz, templo románico del S.XVI que conserva una reliquia de la Santa Cruz. Siguiendo el camino que llevamos a 17 kms. se encuentra Alicún dónde, además de intentar ver la iglesia de la Encarnación, merece la pena un vistazo a la Fuente de Alicún, que sale de una balsa situada en la plaza del pueblo.

                                                  Vista de las Alpujarras desde Alicún

          Hasta aquí el corrido por las Alpujarras almerienses. Me preguntaréis si son parecidas a las granadinas. Para nada. Son distintas, el paisaje almeriense es más árido y seco, la vegetación y el arbolado son escasos y los pueblos son diferentes a los conocidos granadinos (Bubión, Pamponeira, Capileira, etc). Por tanto, aunque todo forme la comarca de las Alpujarras, son espacios muy diferenciados, cada uno posee su propio encanto y ambos merecen la pena ser visitados.
                Desde éste punto retomé la A-348 para dirigirme a Almería situada a sólo 30 kms.   dónde pensaba pernoctar (Hotel Nuevo Torreluz) para, al día siguiente por la N-340 (224 kms.) regresar a casita.
                Os dejo una última anécdota. En Almería trabé amistad con unos moteros italianos (¡vaya pedazo de bichos que llevaban!) que venían desde Milán recorriendo toda la costa mediterránea. Se alojaban en mi mismo hotel y se empeñaron en invitarme a cenar una mariscada en agradecimiento a las explicaciones y consejos que les dí sobre lo que ver en Almería y alrededores. El testimonio gráfico del evento os lo dejo más abajo (alérgicos al marisco no mirar).
                Gracias por leerme y os anticipo que la próxima entrada será de aúpa. Me voy pasado mañana para intentar realizar la Ruta de la Plata desde Sevilla a Gijón (por supuesto tengo que desplazarme desde Murcia a Sevilla y volver desde Gijón). ¡Ya me duelen las lumbares con sólo pensarlo!. 



                                                          

lunes, 29 de agosto de 2016

                                                 RUTA DEL QUIJOTE

                Existen varias rutas del Quijote para realizar, todas ellas interesantes y divertidas. Yo me decidí por ésta por el número de días disponibles, distancias a recorrer y atravesar lugares (algunos ya conocidos) con un elevado contenido cultural e histórico.

DÍA 1
           Salí de Murcia por la archiconocida A-30 en dirección a Hellín (86 kms.). Después de haber viajado tantas veces por ella, ésta autovía se va pareciendo mucho a pasear por el salón de mi casa. Una vez en Hellín había 3 alternativas con una distancia similar hasta mi destino que era Villanueva de los Infantes. Me decidí por tomar primero la CM-313 y luego la CM-412, ya que las otras dos posibilidades eran conocidas de otros viajes, una atravesando la Sierra del Segura y la otra por Liétor y Bogarra. Si no las conocéis pueden ser una buena opción ya que atraviesan pueblos con mucho encanto. Las tres son carreteras de media montaña, con bastantes curvas y bien asfaltadas para una conducción agradable. La elegida por mí transcurría durante 148 kms hasta llegar a Villanueva.

                Llegué sin contratiempos a ésta preciosa villa y fui directo a localizar mi alojamiento. Era una casa rural rehabilitada (Los Girones de Pacheco). Se trataba de la típica casa manchega, con un precioso patio central que abajo podéis ver alrededor del cual se situaban en dos alturas los apartamentos. La dueña me explicó que tenía más de 200 años de antigüedad y algunos de los balcones y techados de madera eran los originales. Me acompañó al mio (salón-estar con TV, cocina, dormitorio y aseo) muy cuidado y agradable. Me dió las llaves y se despidió hasta el día siguiente.

                                               Patio de Los Girones de Pacheco

          Una vez instalado me fui a pasear por éste precioso pueblo que, aunque menos conocido y turístico que su vecino Almagro, posee numerosos lugares interesantes como ahora veréis.

                La vida de la ciudad gira en torno a su Plaza Mayor y, por dónde vayas, terminas desembocando ahí. Data del S.XVII y es de planta cuadrada, rodeada por balaustradas de madera sustentadas por zapatas y arquerías de medio punto. En la cara norte se levanta majestuosa la iglesia de S. Andrés y a su lado la Casa Rectoral. El conjunto, en mi modesta opinión, queda deslucido en parte por unas figuras de hierro de D.Quijote y Sancho que a alguien con dudoso gusto se le ha ocurrido instalar en un lado de la plaza.

                                                              Plaza Mayor
                                                   Iglesia de S. Andrés y Casa Rectoral
                                                      Plaza Mayor por la noche

          La iglesia es estilo herreriano en la portada y plateresco y renacentista en las otras fachadas. Asombra su esbelta torre y el color de la piedra y ha sido ensalzada por escritores como García Lorca, Azorín y Pío Baroja entre otros. Además, en ella se halla enterrado ni más ni menos que D. Francisco de Quevedo y Villegas. Si pasáis por aquí es obligada la visita.
                De la plaza Mayor arranca la calle Pérez Ballesteros, cuajada de casas señoriales y edificios palaciegos que nos lleva hasta el convento de Santo Domingo, lugar al que acudió Quevedo buscando remedio a su deteriorada salud y en el que falleció, conservándose aún la celda en la que vivió los últimos días.

                                                                 Rincones de Villanueva





                                                          Celda de Quevedo

          Si seguimos paseando debemos acercarnos a ver el Hospital de Santiago, del S.XVII y origen medieval, la Casa del Arco con una portada asombrosa y la alhóndiga con un precioso patio interior. Otros edificios singulares son la Casa de los Estudios, el Tribunal de la Inquisión, la casa-palacio del Marqués de Entrambasaguas y la iglesia de la Trinidad. Como véis hay sitios para ver y recrearse en ésta ciudad durante más de un día (o medio en mi caso).
                Después del largo paseo busqué uno de los sitios para cenar que llevaba recomendados, decidiéndome por el Restaurante Casa Milagros, en la calle Cervantes, dónde disfruté de las delicias de la cocina manchega (otra gran desconocida) y me fui a descansar para estar fresco al día siguiente.

DIA 2

La distancia que separa Villanueva de Almagro es de 72 kms que se recorren por la CM-412 en un suspiro, pasando por Valdepeñas y Moral de Calatrava. Al llegar a Almagro, lo primero que notas es que la afluencia de turistas se ha multiplicado enormemente con respecto a Villanueva, están por todas partes (incluido yo) y pasear por sus calles y visitar sus monumentos se convierte en una pequeña odisea. En mi caso, al haber visitado Almagro varias veces los conozco relativamente bien, por lo que no me molesté mucho en repasarlos.
                Si pasáis por aquí es obligado ir a la plaza Mayor, con sus galerías en madera verde tan fotografiadas y sus soportales llenos de restaurantes y tiendas. Así mismo se deben visitar palacios como el de los Marqueses de Torremejía, el de los condes de Valparaíso o el de los Fúcares, famosa familia alemana que se asentaron en estas tierras para administrar las minas de Almadén. Aún se conservan en la planta baja las dependencias dónde trabajaban los miembros de ésta poderosa familia.
                Con respecto a las iglesias os recomiendo la de la Madre de Dios y, sobre todo, la de San Blas, sede de innumerables conciertos.
                No, no me olvido. Dejo para el final el conocido Corral de Comedias, Monumento Nacional, que es del S.XVII y que es único en España por su estado de conservación y que sigue siendo utilizado para representaciones en el Festival de Teatro de Almagro.

                                                             Plaza Mayor de Almagro
                                                       Palacio de los Fúcares

          A tan sólo 29 kms de Almagro por la CM-45 se halla la capital de la provincia Ciudad Real. Así que, tras comer (Restaurante la Posada de Almagro) me planté en un momento en el hotel Doña Carlota dispuesto a pasar la tarde recorriendo la ciudad.
                Ciudad Real tiene un origen antiquísimo y, como curiosidad, fué junto a Andújar desde 1382 hasta 1391 señorío de León VI de Armenia. Es una ciudad de características medievales y cristianas, lo que se refleja en sus edificios y monumentos. Aún se puede ver la puerta de Toledo como resto de la antigua muralla. Hay que ver la Plaza Mayor, epicentro de la ciudad y visitar la Catedral de Nuestra Señora del Prado, única en España por tener una sola nave y con una impresionante torre de cuatro cuerpos. Conserva la puerta del Perdón como vestigio de la érmita románica sobre la que se levantó. A mí me gustó sobremanera su precioso retablo de 1616, obra del escultor Giraldo de Merlo y del pintor Juan de Hasten.
                También me dio tiempo a ver la Casa del Arco (antiguo Ayuntamiento), la iglesia de Santiago (un tesoro del románico) y darme un paseo por el Parque de Gasset que cuenta con gran cantidad de fuentes que te alegran el oído. Y a la cama que mañana será otro día.

                                                             Catedral de C. Real
                                                       Catedral de C. Real
                                                         Plaza Mayor

                                                                     Plaza Mayor. Ayuntamiento

          DÍA 3
               
          Desde C. Real me dirigí a Manzanares (55 kms. por la A-3), dónde solo me detuve (además de para un cafelito) para visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en la plaza principal, con una preciosa portada plateresca y, ya sobre la moto, dar una vuelta a los alrededores del castillo de Manzanares.
                El tiempo estaba nublado y presagiaba lo que luego os contaré. Así que me fui para Tomelloso (39 kms. por la A-3) que no es una ciudad urbanísticamente atractiva, ya que está conformada de forma radial con calles largas y planas. Tenía previsto visitar dos museos, el del genial pintor Antonio López y el del Carro pero el tiempo iba empeorando y desistí de hacerlo temiéndome lo peor. Así que tomé la A-43 y me dirigí a Villarrobledo (42 kms), dejando para otra visita los museos mencionados.
                Lo que sucedió entonces es de los peores momentos que yo he pasado encima de una moto. Se levantó un auténtico huracán, hasta el punto que sobre una moto que pesa 280 kgs. más mi peso y el del equipaje no había manera de circular por la autovía, estando en varias ocasiones a punto de irme al suelo. No me quedó más remedio que pegarme al arcén y, sin superar los 50 y con mucho cuidado, llegar hasta Villarrobledo acordándome de la madre que parió al dios Eolo. Llegué a mi destino medio temblando, tomé la habitación reservada en el Hotel Casa Lorenzo y, aunque lloviznaba, me acerqué hasta la plaza Mayor para ver los dos edificios más importantes de la ciudad: el Ayuntamiento y la iglesia de S. Blas. El primero es de corte renacentista y tiene una doble arquería de seis vanos y la segunda, del siglo XVI, tiene mezcla de varios estilos, gótico, barroco y renacimiento. Destaca sobremanera un enorme retablo barroco de estilo churrigueresco del XVIII obra de Marcos de Evangelio.
                Como el tiempo no mejoraba sino al revés y ya era de noche, me fui al hotel, cené allí mismo y me acosté. Sobre las 3 de la madrugada me despertó un enorme y continuo ruido y, al asomarme, contemplé pasmado lo que estaba cayendo. No es que lloviera no, es que diluviaba. Los cielos se habían abierto y estaba cayendo toda el agua del mundo. La moto estaba resguardada pero mi preocupación era como trasladarme al día siguiente hasta Albacete y allí llamar a uno de mis hijos para que fuera a buscarme. La moto volvería a recogerla otro día pero era sábado y yo el lunes tenía que trabajar. Con estos pensamientos hice un duermevela y a la mañana siguiente ¡oh sorpresa! la lluvía había cesado aunque continuaba nublado. Rápidamente desayuné, cogía mis cosas y salí cortando por la A-43 hasta Minaya, de ahí a La Roda, Albacete y ¡por fin! a Murcia dónde, a pesar de un llovizneo casi continuo, pude llegar sin contratiempos.

                                              Iglesia de Nª Sª de Asunción. Manzanares
                                                                          Retablo
                                                          Iglesia de S. Blas. Villarrobledo

          Corolario: después de los camioneros locos, el viento y la lluvia son nuestro peor enemigo y prometo volver para ver lo que se me quedó en el tintero. Continuará.

                                                 





             

domingo, 28 de agosto de 2016

LOS PUEBLOS NEGROS DE GUADALAJARA


       Después de una sincera conversación con mi moto ambos convinimos en que, para completar nuestra mutua curva de aprendizaje, era necesario realizar un viaje algo más largo. Así pues me puse a rebuscar entre las páginas moteras (mi Burgman tiene muchas prestaciones pero hasta ahí no llega) y descubrí una ruta por una zona de la que, sinceramente, no había oído hablar nunca: los pueblos negros de Guadalajara y, aprovechando unos días libres, preparé el equipaje (entre el maletero de gran capacidad, el hueco bajo el asiento y una bolsa accesoria que se fija entre las piernas te puedes llevar media casa) y allá que nos fuimos.

       DÍA 1

         Vivir en Murcia tiene muchas ventajas, pero para hacer rutas en moto tienes que desplazarte un montón de kms. Hasta el punto de partida. De manera que tomé de nuevo la A-30 hasta Albacete y, pasado éste, a la altura de La Gineta me desvié por la N-320 que pasa por Cuenca y te lleva directa a Guadalajara. Total 421 kms. que recorres con total comodidad en una posición absolutamente relajada, viendo paisajes repletos de campos de girasoles y parando cada 150-200 kms. para descansar y darle de comer a tu montura. Así que a mediodía nos plantamos en Guadalajara y me fui directo al Hotel Pax para tomar la habitación y asearme. Es un hotel cómodo y bonito con buena relación calidad/precio que se halla algo alejado del centro (pero eso viajando en moto no es problema). Después de comer algo me dispuse a visitar la ciudad.
                Guadalajara es una ciudad pequeña (85000 habitantes) que, por su cercanía a Madrid, es considerada erróneamente como una gran ciudad-dormitorio de la capital. Mi primera visita obligada fue la concatedral de Santa María, construida sobre una antigua mezquita y que reúne en un solo edificio tres estilos muy diferentes: mudéjar, barroco y renacentista. Había una boda y me colé, pudiendo visitar el interior.
                Como legado de su pasada hidalguía quedan en Guadalajara varios palacios y casas nobles. El palacio de los Duques del Infantado, mandado construir por el Marqués de Santillana, es en su mayor parte de estilo gótico y alberga en su interior un precioso patio de los Leones y los salones del Duque.
                Del S.XVII es el palacio de la Cotilla que tiene la particularidad de tener una estancia totalmente decorada con papel pintado chino: el Salón Chino. El último palacio que visité fue el palacio de Antonio de Mendoza del S.XVI.
                Paseando por la ciudad descubrí algunas iglesias notables, aunque la mayor parte cerradas: la de S. Ginés, la de la Asunción, la capilla de Luis de Lucena y el convento de S. Francisco que posee el panteón de los Mendoza, construido a semejanza del panteón de los Reyes del Escorial. Hice un descanso en la plaza del Ayuntamiento, porticada y con balcones llenos de flores y, finalmente, tras un recorrido por el paseo de las Cruces cuya construcción se inspiró en la Rambla de Barcelona retorné al hotel para cenar y prepararme para al día siguiente iniciar mi recorrido por los pueblos negros.
  
               
       
                                             Frescos como una rosa después de 421 kms.                                          
                                                    Concatedral de Guadalajara
                                                    Palacio de los Duques del Infantado
                                                             ¡Me colé en la boda!
                                                                        Ayuntamiento
                                                          Plaza del Ayuntamiento


DÍA 2

               
       Una vez en ruta me dirigí por la CM-1001 primero y luego por la CM-1004 hacia mi primer destino: Cogolludo. Las carreteras, aunque estrechas, tienen un buen asfalto y se conduce con seguridad. En éste pueblo merece la pena ver la iglesia de Santa María, que posee un cuadro de José de Ribera “el Españoleto” y, sobre todo, el palacio de los Duques de Medinaceli, considerado el primer edificio renacentista de España, con muros almohadillados y una gran corona de laurel sobre la portada.

                                              Palacio de los Duques de Medinaceli
                                                              Detalle de la fachada

       Abandoné Cogolludo y por la CM-1001 me dirigí al considerado primer pueblo de la arquitectura negra: Retiendas. Como podréis suponer, el nombre de pueblos negros se debe al empleo de lajas de pizarra oscura en los muros y tejados y, como no existen edificaciones modernas, todo el pueblo visto desde arriba adquiere un aspecto de mancha de éste color. Este primer pueblo, en sí mismo, no tiene gran cosa que ver. Lo más destacable está en sus cercanías y se trata de un antiguo monasterio cisterciense que tuvo momentos de gran esplendor: el monasterio de Bonaval que constituía una especie de retiro para los monjes ancianos antes de pasar a mejor vida. Con la desamortización de Mendizábal fue vendido a manos particulares que no se preocuparon de su mantenimiento, quedando abandonado y permaneciendo hoy en día sólo la iglesia en un estado lamentable que podéis ver en las fotos.

                                                        Monasterio de Bonaval




       Retomé el camino para ir a ver un pantano, el del Vado que, por no tener mucha agua, me recordó a los de mi tierra pero las vistas eran bastante bonitas. Y ya desde el pantano, por la misma CM-1001 que me había llevado, seguí hasta donde pensaba pernoctar y donde me llevaría una grata sorpresa: Tamajón

                                                                                Pantano del Vado

       Al llegar a Tamajón localicé la casa rural que había reservado, La Posada de Tamajón. Se trataba de una antigua casa señorial del pueblo que habían transformado en alojamiento rural. Me recibió el hijo de la dueña y me invitó a conocerla. ¡Madre mía!, aquello era una preciosa casa-museo, con miles de objetos de alto valor expuestos en vitrinas, pinturas, muebles antiguos perfectamente conservados y restaurados, un coqueto jardín y varias estancias decoradas con sumo gusto. Mi habitación, amplia y decorada acorde con el resto de la casa, tenía todas las comodidades y hasta una bañera de hidromasaje en el baño. Pero ahí no quedó la cosa, el dueño me cuenta que la casa consta de cuatro habitaciones de las cuales sólo estaba ocupada la mía, que ellos vivían en Guadalajara y que a qué hora quería el desayuno. Dicho lo cual, me entrega las llaves y desaparece quedándome yo solo como eventual dueño de éste pequeño palacio hasta el día siguiente. Y todo por 90 euros A/D. Ni que decir tiene que aproveché el hidromasaje y, después de una siesta reparadora, me fui a visitar el pueblo.
                Tamajón es un pequeño pueblo de unos 150 habitantes, muy bien conservado, en el que los más destacable es la iglesia de la Asunción del S.XVI, enteramente románica y con una bonita galería porticada en su fachada. Me limité a ver el exterior porque, lógicamente, estaba cerrada. Al lado justo de “mi casa” estaba el palacio de los Mendoza, renacentista y que es la sede actual del Ayuntamiento. Por último, a 2 kms. del pueblo se halla la ermita de la Virgen de los Enebrales que aúna los estilos gótico y renacentista y que está enclavada en medio de un precioso sabinar. En su interior se halla una imagen de la Virgen conocida como “la Serrana” y que goza de gran fervor en toda la comarca. La ermita se mantiene siempre abierta (¡albricias!) mediante una cancela. Después del paseo y de una buena cena me retiré a mis aposentos para disfrutar de mis recién adquiridas posesiones.

                                                         Iglesia de Tamajón
                                          Palacio de los Mendoza con mi amiga al fondo
                                               Ermita de la Virgen de los Enebrales

       DÍA 3
                
       A la mañana siguiente, a la hora acordada, aparecieron los auténticos dueños. La señora (en el más amplio sentido de la expresión) se presentó como Dª Elena y me explicó que era viuda de un anticuario de Guadalajara (empecé a entender la decoración de la casa), me explicó con minuciosidad algunos detalles, como cuadros, un reloj antiguo muy bello y objetos similares, ofreciéndome a continuación en una pequeña salita con vistas al jardín un encantador y nutritivo desayuno, servido por supuesto en vajilla de cerámica. La verdad es que me sentí transportado al S.XIX, tanto por el entorno como por los exquitos ademanes y educación de Dª Elena. Aunque me hubiera quedado charlando un buen rato debía continuar, así que empaqueté mis cosas y me despedí, no sin antes decirles que, si volvía a pasar por el pueblo, pernoctaría allí con toda seguridad y a vosotros os lo recomiendo vivamente.
                Las carreteras que me llevarían a los pueblos negros, la GU-186 primero y la GU-185 después, era una auténtica delicia para los moteros, típica carretera de montaña, con curvas reviradas (¡lástima que mi moto no permite acostarse más que un poquito!), suaves subidas y bajadas y un buen asfalto. Los pueblos negros se hallan en las faldas del pico Ocejón (2000 metros) que posee una bonita leyenda que no me resisto a contaros. El brujo y señor de una tribu prerromana poseía extensos territorios en ésta zona, pero hete aquí que enviudó y se tuvo que hacer cargo de sus tres hijos, los cuales eran muy envidiosos y tenían constantes peleas por quedarse con la herencia paterna. Harto ya el progenitor y como buen brujo que era, les endilgó una buena maldición eterna, de manera que pudieran verse pero no hablarse. Y de ésta guisa se transformaron en tres montañas que se encuentran enfrentadas entre sí, el mayor Moncayo, el mediano Ocejón y el pequeño Alto Rey. Y ahí siguen mirándose pero sin mediar palabra.
                La arquitectura de los pueblos negros es similar en todos ellos, son casas bajas en las que el material empleado es la laja negra muy abundante en la zona, además del barro y la madera y que se adaptan perfectamente al duro clima de la zona. Suelen costar de zaguán, cuadra, cocina, dormitorios y desván para almacenar los alimentos. La mayoría de ellas presentan una cruz blanca en la fachada. De ésta manera fuí pasando y parando en Campillejo, El Espinar, Campillo de Ranas, Robleluengo y Majaelrayo, unos más grandes y otros más pequeños pero todos encantadores y con las características arquitectónicas que os he descrito más arriba y que podéis ver en las fotos. Al llegar a Majaelrayo tomé la GU-2011 para dirigirme a conocer el que decían era el más bonito de todos.

                                                             Arquitectura negra







       Y tenían razón, Valverde de los Arroyos está considerado uno de los pueblos más bonitos de España. Calles empedradas, casas con balcones repletos de flores y una plaza Mayor con su fuente y la iglesia parroquial a un lado. Pueblo para perderse y desconectar una temporada a sólo 81 kms. de Guadalajara. Desde allí me dirigí a visitar las chorreras de Despeñalagua, una impresionante cascada de más de 80 metros de altura y para completar la ruta, por la misma GU-2011, terminé en Almiruete. Aquí tenía especial interés en ver el Museo de Botargas y Mascaritas, que son atuendos y máscaras de colores muy vivos que se colocan los habitantes de la zona en la época de carnaval.

       
                                                        Valverde de los Arroyos            



       Y desde Almiruete retomé el camino para, pasando de nuevo por Tamajón, volver ya anocheciendo a Guadalajara, dónde pensaba hacer noche para regresar a casa al día siguiente. Esta vez había reservado en el Tryp Guadalajara, por aquello de cambiar y dar de comer a todo el mundo.
Y hasta aquí os puedo contar. Deciros que ésta ruta, si vivís en Madrid o cercanías, se puede hacer en un solo día. En mi caso, viviendo donde vivo y gustándome ir sin prisas para saborear todo lo que encuentro a mi paso, empleé cuatro, si bien es cierto que dos de ellos fueron para ir y volver de Guadalajara. ¡Ah!, mi compañera se comportó de manera extraordinaria, sin el más mínimo problema y demostrándome que puede circular por ciudad, autovías y carreteras de montaña con la misma eficacia y seguridad. Creo que me estoy empezando a enamorar. Ya os contaré.