jueves, 17 de septiembre de 2020



                     RUTA ALGO SURREALISTA POR LA PROVINCIA DE CUENCA


Desde hacía algún tiempo mi amigo Jaime y yo teníamos pendiente realizar alguna ruta no muy larga de las que hacemos de vez en cuando. Así que preparé un recorrido de 3 días para enseñarle algunos de los tesoros que guarda la encantadora provincia de Cuenca y que el no conocía. Concretamos los días y el 11 de Septiembre desafiando al Covid y a otros imprevistos salimos de Murcia para realizar nuestro viaje.


DÍA 1  

Tomamos tan contentos ( yo delante y el detrás como siempre ) la A-30 y nos dirigimos hacia Albacete, después la A-31 y al llegar a La Gineta nos desviamos por la N-320 hacia Cuenca. Al llegar a Tarazona de la Mancha decidí parar y tomar un cafelito y, de paso, enseñarle a Jaime su bonita y recoleta Plaza Mayor. Después del descanso continuamos hacia Cuenca pero, hete aquí, que no habíamos recorrido más de 15 kms. desde Tarazona cuando me percaté que en el visor de mi moto se había encendido un chivato naranja y una señal de alerta que indicaba F1. La moto iba bien pero, ante la duda, decidí parar y ver que era aquello. Al disminuir el gas la moto comenzó a realizar cosas extrañas, petardeaba enormemente y le faltaba fuerza.

Paramos y buscando en el libro de instrucciones indicaba que F1 podía significar problemas en el sistema de inyección o bien del CVT, pero en ningún caso aconsejaba continuar porque podía dañar el motor. Yo de inyecciones solo controlo las hospitalarias y el famoso CVT se que es un tornillo que hay que cambiar periódicamente para no correr el riesgo de que la moto se vaya al carajo. Después de un conciliábulo decidimos llamar al seguro y ver que nos decía. Una amable señorita me indicó que me mandaban una grúa pero que, al estar a más de 150 kms. del punto de origen, la moto tenían que repatriarla, lo cual significaba que se la llevaban a una especie de depósito y que, hasta pasados 4-5 días laborables, no la descargaban en el sitio indicado por mi.

Tras 40 minutos debajo de un puente para resguardarnos del sol de justicia que caía llegó la grúa. Ayudé al conductor a subirla y me despedí de ella mientras dos lágrimas descendían por mi rostro.

Ante esta tesitura las dos opciones eran A: continuar la ruta planeada viajando yo de paquete de Jaime o B: regresar yo a Murcia en taxi y que Jaime continuara solo. Optamos por la A, acoplamos como pudimos mi equipaje en la moto de mi compañero y carretera y manta.

Yo no había viajado de paquete desde que era muy pequeño y me iba con mi padre en la Vespa y la verdad es que la vida desde ahí arriba se ve de otra manera. No llevas el control, parece que te vas a caer en cada curva algo pronunciada y, para colmo, mi bolsa de viaje iba acoplada entre Jaime y yo, lo cual proporcionaba una alegría inmensa a los riñones de mi compañero. De esta guisa recorrimos los 100 kms. que nos separaban de Cuenca y llegamos hasta el hotel EXE que habíamos reservado.

Dejamos las cosas y nos fuimos directos a buscar el lugar elegido para comer que me había recomendado una buena amiga natural de allí y que se tomó la molestia de llamar al dueño para avisarle de nuestra llegada ( ¡ gracias Noemí ¡ ). El sitio se llamaba La Ponderosa y no era exactamente un restaurante sino un bar con una larga barra donde se podían degustar unas exquisitas tapas/raciones de delicatessen, un gran vino y, sobre todo, entablar conversación con su dueño Angel que nos explicó los secretos de la elaboración de algunos de sus productos y nos pasaba de vez en cuando un porrón con algo que el llamaba “ el champán de Cuenca “ que no sé lo que era pero que estaba muy bueno. Hay que reconocer que barato precisamente no era, pero dada la calidad de todo lo que tomamos y la amena compañía del dueño, dimos por bien empleada “ la dolorosa “ y nos volvimos al hotel para descansar un rato.

      Ya más frescos fuimos a dar una vuelta por Cuenca, llegando hasta la plaza del Ayuntamiento y subiendo hasta el barrio del Castillo para ver las excelentes panorámicas que se divisan. He venido a Cuenca en no menos de cinco ocasiones y en ninguna de ellas he podido visitar la catedral por dentro. Siempre estaba cerrada. Y es una pena porque la Catedral de Santa María y S. Julián, junto con la de Ávila, fue la primera catedral gótica que se construyó en España, levantada  por Leonor de Inglaterra esposa de Alfonso VIII. Así que solo os puedo hablar de la fachada, obra de Vicente Lampérez que se inspiró en la catedral de Reims y que está inconclusa ya que la idea primitiva era realizar dos altas agujas gemelas y completar los óculos ojivales, pero la oposición de varios arquitectos a introducir elementos extraños hizo que se quedara como está, aunque existe un plan para terminarla en vaya usted a saber qué fecha.








             Después del paseo y ya anocheciendo nos fuimos a buscar el restaurante elegido para cenar ( Recreo Peral ) que se encuentra en las afueras de la ciudad en dirección a Tragacete. Saboreamos los platos típicos de la zona y pasamos un rato agradable hasta que decidimos irnos a descansar porque el día siguiente era de aúpa ( sobre todo para mi ).


DÍA 2.

                Mi equipaje se componía de tres bultos que con gran esfuerzo había conseguido reducir a dos, con lo que ya no llevábamos bolsa entre Jaime y yo con gran contento de sus lumbares. Así que algo más cómodos salimos de Cuenca con dirección a Tragacete.

                Ya os he comentado que para los que estamos acostumbrados a llevar la moto, ir de paquete es muy incómodo. En alto y agarrado a las asas laterales es un pequeño suplicio y si vas por una carretera de montaña, estrecha, con abundante tráfico y curva va curva viene se convierte en un tormento acompañado de la incómoda sensación de llevar dos “cosas” en la garganta. Creo que probablemente ya no me muera de un infarto.

                De esta guisa llegamos a nuestra primera parada que era El Ventano del Diablo. Se trata de un balcón abovedado en la roca que te ofrece unas vistas espectaculares al cañón del rio Júcar y que incluso te permite ver el vuelo de buitres leonados que anidan en las inmediaciones. Además tiene su propia leyenda que consiste en que el diablo realizaba allí sus sesiones de brujería y a todo aquel que osara interrumpirle lo arrojaba al vacio.




                                                                 Jaime en El Ventano

                                               


                    Continuamos nuestro camino pasando por la Ciudad Encantada. En el plan de viaje estaba previsto que fuéramos a ver el Nacimiento del rio Cuervo, pero teniendo en cuenta que desde el parking había que recorrer 1500 ms. hasta el mismo y que la caminata de ida y vuelta había que hacerla cargado cada uno con un casco y una bolsa, pensamos que era mejor dejarlo para otra ocasión. Seguimos pues dejando atrás Tragacete y llegando hasta Beteta. Paramos y, después de un cafetito, pretendíamos ver tres cosas. Una era el castillo de Rochafría, de origen árabe y que en el S. XIX sirvió como polvorín, otra era la Plaza Mayor donde nos encontrábamos y otra era la iglesia de la Asunción. Pregunté a un señor ( que resultó ser el alcalde ) y me desaconsejó ir al castillo porque está muy deteriorado y lo único que ofrece son una bonitas vistas. Así que nos contentamos con hacer unas fotos en la lejanía, visitar la iglesia y ya de regreso a por la moto contemplar un rincón muy curioso: no sé que opinaréis vosotros pero nos quedó la duda de si le sobró pintura del coche y la empleó en la casa o al revés.






                Seguimos la ruta hacia Priego, donde paramos y dimos una vuelta por el pueblo sin que encontráramos nada de particular, salvo tiendas de cerámica y mimbre que son muy abundantes por esa zona. Se nos había hecho un poco tarde y decidimos comer allí y luego continuar hacia nuestro destino que era Belmonte.

                Desde Priego hacia Belmonte el viaje es más relajado. Dejamos atrás la serranía y llaneamos bastante con lo cual casi se puede decir que le iba tomando el gusto a ir de paquete.

                Llegamos a Belmonte y directos a tomar el hotel que era una edificio con mucha historia. Se trataba del Palacio Infante D. Juan Manuel. Os cuento un poquito.

                D. Juan Manuel pertenecía a una noble familia, su tio fue Alfonso X El Sabio y heredó de su padre ( Manuel de Castilla ) el señorio de Villena. Además de su faceta como noble castellano cultivó diversas artes, entre las que destacó como escritor siendo el autor de obras notables entre las cuales está El Conde Lucanor y fue Gobernador General del Reino de Murcia. En el 1323 mandó construir el edificio donde ahora nos encontramos y en el nació D. Juan Pacheco, primer Marqués de Villena y hombre poderoso que llegó a tenérselas tiesas con la mismísima Isabel La Católica.

                El edificio, además de palacio, tuvo otros usos siendo el principal servir como convento de las Dominicas hasta el S.XX, momento en el cual entra en abandono y, aunque hubo negociaciones para transformarlo en Parador Nacional, las mismas no llegaron a buen puerto. Finalmente fue rescatado y reconstruido por manos privadas para transformarlo en el magnífico hotel donde estos humildes siervos tuvimos el placer de alojarnos durante dos noches.




                    

                 Nos fuimos a descansar y quedamos a una hora pero a mi se me había pasado el momento de la siesta, así que decidí hacer tiempo revisitando la Colegiata de S. Bartolomé, esperando que no estuviera en reparación como en mi anterior visita.

                La Colegiata de S. Bartolomé fue mandada edificar por Juan Pacheco y comenzó siendo románica para terminar gótica. Se accede por la Puerta de los Perdones con una imagen gótica de S. Bartolomé presidiéndola.




                En el interior merece la pena echar un vistazo a las rejas que protegen las capillas laterales, todas muy trabajadas. La sillería del coro es excepcional, pues se trata del primer coro historiado de España. Se debe a Hannequin de Bruselas y su hermano Egas y fue traida desde la catedral de Cuenca. Otros aspectos a destacar son la pila bautismal de Fray Luis de León ( natural de aquí ) y una preciosa talla de un Cristo amarrado a la columna obra, ni más ni menos, que de Francisco Salzillo ( ¡ viva Murcia ¡ ).










      

                       Después de ver la Colegiata callejeé un poco pasando por la casa natal de Fray Luis de León …





                     … y a la hora prevista regresé al hotel para recoger a Jaime.

                Fuimos dando un paseo hasta el restaurante elegido para cenar pero no abría hasta las 21 h. por lo que nos dedicamos a dar una vuelta por el pueblo pasando por un Colegio Público centenario ( se inauguró en 1905 ), un bonito jardín donde niños y mayores se reúnen para pasar el rato y llegando hasta la Ermita de la Virgen de Gracia, patrona de la localidad.

                Regresamos al restaurante pero, para nuestra sorpresa, estaba lleno y sin posibilidad alguna de poder cenar. Ante esta tesitura decidimos ir a un bar/cafetería que habíamos visto al pasar y que se encontraba en la Puerta de la Estrella, una de las tres entradas a la ciudad que aún se conservan.

                                                                  Puerta de la Estrella

                Después de 15 minutos conseguimos que nos limpiaran una mesa que había quedado libre, tras otros 15 minutos conseguí cazar a un camarero para que nos tomara nota. Nos trajo dos cervezas y pasaron minutos y minutos sin que volviera a aparecer. Tras 45 minutos de espera le dije que ya estaba bien ( la terraza estaba llena pero no era de recibo la lentitud ) y me contestó que había mucha gente y que nos tocaba esperar. Ante ello le dije a Jaime que si alguna vez había hecho un “ sinpa “. Me dijo que no y le contesté que ya era hora de que se estrenara, así que nos fuimos discretamente y esa noche algún camarero, gato u otro espécimen se comieron una sepia y un queso frito que habíamos pedido.

                De esta manera y con una cerveza en el cuerpo ( la cafetería del hotel ya había cerrado ) nos fuimos a descansar para seguir nuestra ruta al día siguiente.

 

DÍAS 3 Y 4

                Salimos del hotel para dirigirnos a ver el Castillo de Belmonte, edificio que se conserva prácticamente igual que cuando se construyó. Su historia arranca en el S. XV con ¡ cómo no ¡ D. Juan Pacheco que, ante las guerras sucesorias que se avecinaban en España, decidió construir varias fortalezas para proteger sus territorios. Fue diseñado por Hannequin de Bruselas ( el mismo del coro de la Colegiata ) y tras un período de esplendor comenzó su decadencia hasta que en el S. XIX la Emperatriz Eugenia de Montijo ( esposa de Napoleón III ) se encaprichó de él, lo rehabilitó e incluso pasó largas temporadas en el mismo. Posteriormente cayó en abandono, pasando por diversos usos como monasterio y cárcel hasta que ha sido rehabilitado por los descendientes de la Casa de Alba ( en colaboración con otras entidades ) y abierto al público tras varias restauraciones en 2017.   






                             La planta de este castillo ( una estrella de seis puntas ) es única en España. Se pueden visitar el patio de armas, una sala con vestimentas medievales, las mazmorras, los aposentos privados de Eugenia de Montijo, el Salón de Embajadores, la Torre del Homenaje y las almenas y hay que hacer mención especial a los artesonados de madera del techo que recuerdan a los existentes en La Alhambra. Recorrimos todo aquello ( que yo ya conocía pero Jaime no y le encantó ). Os dejo fotos ilustrativas.










 
                        Terminada la visita al castillo subimos a la moto y nos dirigimos a nuestra siguiente parada que era Alarcón. Solo nos separaban 65 kms. que recorrimos tranquilamente y al llegar paramos para hacer las típicas fotos desde un cerro que domina el castillo, la hoz del rio y las torres de vigilancia.







                       Entramos en Alarcón y paramos al lado del castillo ( hoy Parador Nacional ). Había previsto que comiéramos en un restaurante determinado, así que fuimos a reservar pero cuando llegamos estaba todo completo ( ha sido nuestro sino en el viaje ) y nos daban mesa para las 16 h. No quedaba más remedio que buscar otro abrevadero pero antes llevé a Jaime a visitar una curiosidad. Se trataba de la iglesia de S. Juan Bautista, que está desacralizada y que en 1994 el pintor Jesús Mateo consiguió el permiso para decorarla con murales, recibiendo incluso el patrocinio de la UNESCO. Tras la visita a Jaime le quedó la misma impresión que a mi la primera vez que la vi: no entendió nada. Se trata de enormes murales en los laterales y bóveda de la iglesia de una pintura figurativa y modernista a la que no fuimos capaces de captar su simbología. Probablemente seamos unos catetos inexpertos en arte pictórico pero esa fue nuestra impresión. Os dejo unas fotos para que juzguéis vosotros mismos.






                         También visitamos la iglesia de Santa María, del S.XVI y estilo plateresco.

 



                         Después de la visita buscamos un sitio para comer y probamos el morteruelo y el ajoarriero, dos de las especialidades conquenses. Un cafetito en el Parador e iniciamos tranquilamente el regreso a Belmonte.

                Después de descansar y relajarnos en la terraza del hotel, pensamos que mejor no volver al pueblo para cenar a riesgo de que nos descubrieran por el “sinpa” de la noche anterior y nos corrieran a gorrazos, así que nos quedamos en la cafetería del hotel y picoteamos algo, aunque nos costó que el camarero jovencito que nos atendió comprendiera lo que queríamos y tuviera que llevarse una ensalada de langostinos cuando lo que habíamos pedido eran langostinos a la plancha. Como veréis la parte gastronómica del viaje ( salvo en La Ponderosa ) no ha resultado especialmente brillante.

                Al día siguiente preparamos la moto y a casita guiados por el tontolino de Jaime que nos hizo una pequeña pirula. Al llegar a Pedernoso creía que nos indicaría por la AP-36, pero no, nos llevó por la N-301 que traíamos y a 30 kms. de La Roda ¡ nos metió en la AP-36 !. Al menos nos ahorró los 3 euros del peaje.

                Cuando llegamos a mi casa tuve la tentación de besar el suelo como el Papa … pero me contuve por respeto a Jaime.

                Ya en frio y analizando el tema, me di cuenta de que llevo 5 años recorriendo toda España y parte de Portugal a lomos de una Burgman y que las dos únicas incidencias de importancia que he tenido han sido en mis salidas con Jaime. Conclusión: es gafe ( no te enfades hombre que es de coña. Seguiremos haciendo salidas juntos de vez en cuando pero, eso si, llevaré siempre en mi equipaje una medallica de la Virgen de la Fuensanta ).

 

P.D.  Al final lo de la moto era un problema de “ ajuste de las conexiones “ ?????????. Ya la tengo en casa dispuesta para hacer alguna rutita antes de que entre el frio. 

                   

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