jueves, 13 de abril de 2023

 


                                                    

                                                        HUELVA

 

5 y 6 de Abril

 

La distancia desde Sagres hasta Huelva no es excesiva ( 215 kms. ), transcurriendo el viaje con normalidad y llegando a la capital onubense con tiempo suficiente para buscar el hotel ( Hotel Senator, muy céntrico pero con necesidad de alguna actualización ) y poder dejar el coche en una zona de ORA hasta las 20 h.

Colocación del equipaje y paseo por los alrededores para ubicarme adecuadamente y buscar sitios para darme los caprichos que traía en mente. En uno de ellos degusté unos ricos caracoles ya que la temporada de recogida había comenzado.

En otro saboreé las afamadas gambas de Huelva pero llevad cuidado con las cantidades que pedís. Yo me pedí media ración y me trajeron esto que veis más abajo que a ojo de buen cubero debía llevar por lo menos docena y media.




Y así continué con un salmorejo, unas puntillitas, unas tortitas de camarones hasta que me dije a mi mismo que para ser el primer día ya estaba bien y retirarme para una espléndida siesta.

A media tarde salí para ver algo de esta antiquísima ciudad y, si había suerte, contemplar el paso de alguna procesión.

Callejeando llegué hasta una plaza donde erige una gran estatua en honor del insigne Juan Ramón Jiménez.




Y continuando calle abajo me encontré con el edificio de la Universidad y anejo al mismo con la Catedral, edificio de estilo barroco construida con ladrillo revocado y dividida en tres cuerpos separados por cornisas con un portón de entrada de medio punto y con la parte central concebida a modo de gran retablo con hornacinas enriquecidas con esculturas en barro cocido.




No pude ver el interior porque, casualmente, en ese momento salía una procesión de la misma y cerraron las puertas pero tenía anotado que conserva algunas obras de Juan Martínez Montañés.




 En Huelva cada cofradía procesiona un único paso para luego juntarse todas las que salen ese día y recorrer juntas la Carrera Oficial. Después continué el paseo hasta que anocheció y me fui al hotel a preparar el itinerario del día siguiente.

El recorrido que pensaba hacer era por lugares de interés cercanos a la capital y el primero de ellos se trataba de Punta Umbría distante 20 kms.

Punta Umbría es una población de más de 15000 habitantes con vestigios de haber sido habitada por los romanos pero que, en realidad, es un lugar de reciente creación ya que no fue hasta 1963 cuando se segregó de Cartaya. Su historia ha estado ligada a la Compañía Española de Minas de Rio Tinto, experimentando un auténtico boom turístico a finales del S. XX.

Su fama es debida en parte a sus playas, de extensión extraordinaria y finas arenas, destacando la de El Portil y la de La Bota.





    En su casco urbano podemos encontrar la Torre Umbría o Torre Almenara, construida en el S. XVI por orden de Felipe III para vigilar la costa del ataque de los piratas.




Si no hubiera sido por la hora que era me hubiera comido con gusto algunas de sus famosas sardinas asadas, pero a las 9,30 h. como que no.

Desde allí recorrí otros 30 kms. para llegar al Monasterio de La Rábida, enclavado en una amplia y bien cuidada extensión de terreno que alberga también un extenso parque para el ocio y el Muelle de Las Carabelas.

El origen del mismo parece estar en un pequeño morabito árabe ( monjes-caballeros a similitud de las órdenes cristianas ). Estos morabitos se denominaban rábida o rápita, de ahí el nombre del edificio.

En el S. XIII fue conquistado por tropas cristianas y en 1412 el Papa Benedicto XIII concedió la bula para que un pequeño grupo de monjes franciscanos se constituyeran en comunidad.

El lugar tomó gran importancia con la llegada de Cristóbal Colon y su hijo que encontraron aquí refugio y apoyo antes de que Colon emprendiera su viaje, sobre todo por parte de fray Antonio de Marchena el cual, entre otras gestiones, lo puso en contacto con Martín Alonso Pinzón, rico armador de la zona que le proporcionó ayuda económica y colaboró en el reclutamiento de los marineros que le acompañarían. Martín Alonso Pinzón se encuentra enterrado en el monasterio.

El edificio es de planta medieval y se encuentra frente a unos bonitos jardines con diferentes especies.





    Se accede al mismo y, tras pagar la entrada ( en mi caso 2,50 euros ) se van recorriendo las distintas dependencias de la mano de una audioguía, el recibidor, el claustro de los peregrinos …



          
… el claustro mudéjar que alberga en el segundo piso una reproducción de las carabelas

  




   … la iglesia …



… el refectorio …




… la sala capitular …




… y la Capilla de la Virgen de los Milagros, patrona del municipio y ante la que Cristóbal Colon rezó el día anterior de su partida.



        

   Completada la visita me dirigí hasta el Muelle de Las Carabelas, lugar de ocio y esparcimiento para los más pequeños que disfrutan como locos subiendo a las reproducciones a tamaño real de las tres carabelas y escudriñando todos los rincones de las mismas.

 




A 4 kms. del Monasterio se encuentra Palos de la Frontera, bonito pueblo de placitas y calles de viviendas encaladas donde me senté a tomar algo en una plaza situada justo en frente del que podríamos denominar el Ayuntamiento más original de España. Juzgad vosotros mismos.





Muchas fallas de Valencia no tendrían nada que envidiarle.

Ya saliendo del pueblo se encuentra la iglesia de San Jorge, realizada en el S. XV en estilo gótico-mudéjar y que en el momento de realizar una foto se encontraba adornada por las figuras hieráticas de dos cigüeñas que parecían auténticas esculturas que formaran parte del templo.





El último punto a visitar era Moguer cuna natal del poeta y Premio Nobel de Literatura Juan Ramón Jiménez.

Tenía intención de visitar varios lugares de la villa que había anotado: el castillo, el puerto, la casa natal de J.R Jiménez, el Monasterio de Santa Clara y algún otro, pero me sorprendió una procesión que recorría el pueblo, haciendo imposible la circulación y mucho menos aparcar el coche. Así que tuve que dejar estos lugares para otra ocasión en que transite por estas tierras.

Regresé a Huelva para comer, descansar y a media tarde acercarme hasta la Carrera Procesional para hacer alguna foto de la estatua de Colon y de algunos pasos que cruzaron frente a mi.





    El tema era que ya había recorrido todos los lugares previstos y ¡¡ me sobraba un día !!, no pudiendo adelantar el regreso so pena de perder la reserva en el hotel reservado en Granada. De manera que después de cenar me fui al hotel cavilando en que podría emplear la mañana del día siguiente ya que la tarde podría pasarla viendo las procesiones del Viernes Santo.

 

7 de Abril

 

La almohada me ayudó a pensar y decidí que era una buena idea recorrer algún que otro pueblo de la Sierra de Aracena que tan buen sabor de boca me había dejado.

Sin dudarlo desayuné y me subí al coche para dirigirme hacia donde había planeado la noche anterior.

Tranquilamente fui ascendiendo por preciosas y estrechas carreteritas de montaña, dejando al paso pueblos que, de no haber sido Viernes Santo, hubiera visitado con fines concretos: Valverde del Camino a ver si encontraba unos zapatos chulos, Jabugo para traerme una pieza loncheada y envasada de su exquisito jamón, pero supuse que estaría todo cerrado y era perder el tiempo.

De esta guisa me planté tras recorrer 100 kms. en Almonaster la Real, precioso pueblecito serrano con algunas maravillas por descubrir. Los restos más antiguos encontrados datan de la época romana, teniendo la villa gran importancia durante la dominación árabe momento en el cual se levantó la mezquita que luego visitaría. En los dos últimos siglos ha sido un importante núcleo minero que ha aportado prosperidad al pueblo.

Aparqué en un lugar reservado a ello al principio del pueblo y me dispuse a visitar lo más destacado del mismo. Desde el principio me llamó la atención que, aunque era relativamente temprano, el pueblo tenía mucha vida. Gente que iba y venía saludándose como solo se saludan en los pueblos, pequeñas tiendecitas y bares abiertos, gente sentada en los jardines tomando el tibio sol de media mañana. Un pueblo que respiraba cordialidad y calidad de vida.

Paseando llegué hasta la iglesia de S. Martín del S. XIV que no me importó encontrar cerrada ya que lo más llamativo de la misma se encuentra en el exterior y es la denominada Puerta del Perdón, realizada toda ella en piedra en estilo manuelino y considerada el único ejemplo de este estilo en toda Andalucía y que si se puede encontrar en varias iglesias del vecino Alentejo.

Presenta un gran arco carpanel que se apoya en dos baquetones con pináculos laterales y decoración floral y que presenta en el centro el escudo de armas de Alonso Manrique de Lara, arzobispo de Sevilla de 1523 a 1528.




   Continué calle abajo para seguir las indicaciones que me llevaron hasta una vereda que rodea el camino de ronda y te deposita frente a la construcción más importante del municipio y que se divisa desde cualquier punto del mismo: la mezquita árabe.

 




Está elevada sobre una colina y las primera referencias que se tienen datan de la época romana donde parece que existió un enclave militar junto a un edificio de carácter sagrado. Posteriormente, en el S. VI, se convirtió en un monasterio visigodo ( de ahí el nombre de Almonaster ). Entre los S. IX y X, en plena dominación árabe, se levantó la mezquita, utilizando materiales de las construcciones romas y visigodas previas, pasando a tener gran importancia durante el califato de Córdoba. En el S.XIII los cristianos conquistaron Almonaster y, respetando la mezquita, la convirtieron en ermita.

El conjunto ha sufrido numerosas remodelaciones fácilmente apreciables, hasta el punto de que anexa al mismo hoy se encuentra la plaza de toros de la localidad.

Con todo ello aún se pueden apreciar en su interior la organización clásica de los lugares de culto islámico: el patio de las abluciones ( sahn ) o la sala de oración ( haram ).

La fábrica del edificio es de ladrillo, sillares de granito y mampostería. Fuera se levanta un alminar de planta cuadrada.

En época cristiana se le añadió un ábside, una sacristía y un pórtico.







    Ni que decir tiene que las vistas desde el lugar son espectaculares.





    Terminada mi visita descendí por empinadas callejuelas que me llevaron de nuevo hasta la iglesia y aprovechando para hacer algunas fotos de rincones de este pueblo encantador.





    Subí de nuevo al coche para dirigirme a la cercana Cortegana, distante tan solo 6 kms. y visitar su bien conservado castillo.

Cortegana es otro pueblo de la Sierra de Aracena que hunde sus raíces, como casi siempre, en la época romana para pasar después por la visigoda, árabe y terminar definitivamente en la cristiana. Su monumento más importante es su castillo, al cual me dirigí pudiendo aparcar a los pies del mismo.

Se trata de una edificación de tamaño más bien reducido y que formaba parte de la línea fronteriza defensiva de estas tierras y cuya función principal era detectar la presencia de huestes enemigas y dar aviso a otros castillos cercanos de su presencia, bien mediante señales de humo bien mediante el envío de soldados a caballo.

Está rodeado por una cerca defensiva ( donde por cierto perdí mis gafas de sol ) y el alcázar propiamente dicho, de reducidas dimensiones y que es la parte visitable.

Después de abonar los 2,5 euros de la entrada, una guía nos indica los lugares que podemos ver: el pequeño patio de armas con un aljibe en el subsuelo, las habitaciones interiores incluyendo una pequeña capilla y la zona superior con las torres defensivas, en una de las cuales han situado un extraño aparato de madera al que el lector puede encontrarle alguna utilidad.








    Quizás lo más importante de esta construcción es su buen grado de conservación en comparación con edificios similares ya que, por lo demás, no tiene elementos que lo hagan destacable.

Recorrí el pueblo sin bajarme del coche y sin que me llamara la atención nada especialmente, así que decidí volver a Almonaster para comer espléndidamente en un lugar que había fichado a la ida.

Un ratito de reposo y vuelta a Huelva para descansar y, como en días anteriores, acercarme e media tarde a ver los pasos del Viernes Santo.






8 y 9 de Abril

 

Como a la ida estos dos días no tienen mayor interés. El Sábado Santo salí de Huelva para dirigirme a Granada y buscar mi hotel ( Macia Cóndor ), algo alejado del centro y bastante ruidoso porque me tocó una habitación al lado de los ascensores. Paseo por los alrededores, cenita y a dormir.

            El domingo recorrido por carreteras conocidas y llegada a casa al mediodía.

 

Este viaje estaba organizado para realizarlo con mi moto y, dado el buen tiempo que me ha hecho y las carreteras por las que he circulado hubiera resultado precioso. La envidia me corroía cada vez que me encontraba con un grupo de moteros.

Pero también es cierto que dada su duración ( 9 días ) y mis condicionantes ha sido mucho más cómodo realizarlo en coche. En fin, habrá que irse acostumbrando.

Paro Mayo tengo dos opciones que estudiaré en profundidad antes de decidirme.

 

           ¡¡ Sed felices y seguid viajando !!

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