CON EL DUERO POR COMPAÑÍA
Un confinamiento
como el que hemos sufrido da para mucho. Si además te coincide con la
jubilación, como ha sido mi caso, ya ni os cuento. Así que además de ordenar,
realizar tareas domésticas, leer, ver películas y aburrirme soberanamente, he
tenido tiempo de planificar rutas en moto, de la cual tengo un mono que me hace
subirme por las paredes.
¡ Hasta 10 rutas tengo perfectamente
planificadas para realizar … cuando se pueda !.
Repasando mis
entradas anteriores en este blog, me percaté de que en muchas de ellas había atravesado pueblos y ciudades que eran
bañadas por el rio Duero, el más caudaloso y el tercero más largo de la
península, con 572 kms. por territorio español y 325 kms. por tierras
portuguesas hasta llegar a Oporto donde desemboca.
Y una idea se me
vino a la mente: ¿ sería factible realizar una ruta en moto que recorriera
todos los pueblos y ciudades por los que transcurre el Duero hasta su entrada
en Portugal ?. Lo primero era averiguar cuáles eran estos. Así que buceando por
internet encontré una página donde se enumeraban todas y cada una las
localidades de las 5 provincias españolas por las que discurre. Me puse manos a
la obra y me salió una ruta tan bella que ha sido la primera que he realizado
cuando por fin se ha levantado el confinamiento. Además es una ruta que evita
aglomeraciones y discurre en solitario por pueblecitos y aldeas de
Castilla-León sin miedo a posibles rebrotes del bicho. Son 10 días, aunque de ellos 5 han sido para
llegar al punto de origen y luego regresar a Murcia, y los otros 5 para
recorrer las localidades por las que pasa el rio en cada una de las provincias
que atraviesa: Soria, Burgos, Valladolid, Zamora y Salamanca.
Espero que os
guste. Es una entrada larga. Tomadlo con
tranquilidad e id pinchando encima de las fotos que más os gusten para verlas
ampliadas.Yo me lo he pasado genial y me ha dado ánimos para seguir realizando
( ahora que tengo tiempo ) el resto de rutas programadas.
DIAS 1, 2 y 3.
La jubilación ( os
lo aseguro ) tiene múltiples ventajas, pero una de las más importantes para mi
es que te convierte en gestor de tu propio tiempo, pudiendo administrarlo como
más te apetezca sin ataduras laborales ni de otro tipo. Por ello me he tomado
el viaje con total tranquilidad y he dedicado 3 días para llegar al punto de
partida de mi ruta, situado en Duruelo de la Sierra a los pies de los Picos de
Urbión.
Así pues, me
dirigí tranquilamente hasta Albacete por la A-30, para seguir por la A-31 y
luego tomar la M-316 hacia Valdelaguna y de ahí a Chinchón
que, aunque ya lo conocía, me pareció un lugar adecuado para hacer la primera
noche. Busqué el alojamiento y, después de comer y descansar un rato, irme a
callejear por este bonito pueblo con lugares interesantes para ver: su Plaza
Mayor que hace las funciones de Plaza de Toros, su Torre del Reloj, el teatro
“Lope de Vega” y la iglesia de Nª Sª de la Asunción, cuyo altar preside un
lienzo de Goya que regaló a su hermano Camilo cuando éste era canónigo en este
lugar.
Después del
callejeo y ya cayendo la noche, busqué uno de los múltiples sitios que hay en
el pueblo para llenar la andorga y saborear las exquisiteces gastronómicas del
lugar. De ahí regreso al alojamiento y a descansar para continuar mi periplo.
Podía haber
llegado al día siguiente y de manera tranquila hasta Duruelo, pero había
decidido realizar otra parada para revisitar uno de los pueblos más bonitos de
España. Así que enfilé la M-311 y luego la M-832 y me encaminé hacia Madrid.
Llegado este punto tengo que reconocer que me he dejado convencer por mi amigo
Jaime y he instalado un soporte para el móvil y un intercomunicador en el casco
pero … lamentablemente no me pusieron el modelo adecuado y no se conectaba al
Google Maps. El pinganillo que tengo de repuesto a más de 80 km/h. no se oye
nada, así que … lo de siempre, consultando mis notas y preguntando si hacía
falta atravesé Madrid y tomando la N-110
me dirigí hacia Pedraza.
Como llegué muy
pronto para tomar la habitación reservada en la Hospedería Santo Domingo (
excelente hotel con una buena relación calidad/precio ) dejé la moto ( aviso:
no se puede aparcar en todo el pueblo y hay que utilizar los aparcamientos
situados en un extremo del mismo ) y me fuí a dar una vuelta por esta villa
declarada Conjunto Monumental. Se accede a ella por el Arco de la Villa y a
continuación se puede visitar la Vieja Cárcel. Grandes casonas hidalgas y
palacios con escudos heráldicos en sus fachadas nos conducen a la joya de la
villa que es su Plaza Mayor, con sus característicos soportales y en la que se
encuentran el Ayuntamiento y la iglesia de S. Juan. La imagen que guardaba de
ella difería bastante de la actual, ya que algunos edificios se están
remodelando.
La villa también
cuenta con un bonito castillo que es propiedad particular de los herederos del
gran pintor vasco Ignacio Zuloaga que se codeó con personajes tan ilustres y
variopintos como Gaugain, Degas, Santiago Rusiñol, Ortega y Gasset, Juan
Belmonte o el duque de Alba. Está considerado como “ el último gran maestro de
la Escuela Española de pintura “. Pude ver parte del interior pero no pude
admirar la exposición permanente que hay en el mismo porque era la hora del
cierre.
Entre el viaje y el paseo se me había
despertado el apetito y, estando en este lugar, no podía dejar de trasegarme
una rica sopa castellana y una ración de lechazo ( El Corral de Joaquina ). Ni
que decir tiene que la siesta era obligada.
Por la tarde y aprovechando la longitud de
los días en esta época del año, me acerqué a ver otra villa que, esta sí, me
era desconocida. Se trataba de Riaza, distante
40 kms. de mi alojamiento.
Esta villa era uno de los ejes
transhumantes más importantes de España y un gran centro ganadero y de
esquileo. Su arquitectura es bastante similar a la de su vecina, con una Plaza
Mayor también porticada pero que, a diferencia de la de Pedraza, está rodeada
por gradas de piedra y una barandilla de forja de hierro para hacer la función
de coso taurino. En ella también se encuentran el Ayuntamiento y la iglesia de
Nª Sª del Manto, edificio sobrio y monumental de arquitectura
gótico-renacentista. En su interior se pueden ver un Cristo yacente de estilo
barroco y una preciosa Piedad de madera policromada.
Había oído hablar de que cerca de Riaza se
encontraba un bonito hayedo denominado Hayedo de la Pedrosa, pero hablando con
un lugareño me desaconsejó que fuera ya que, en esta época del año, no estaba
en su esplendor y que lo mejor era visitarlo en otoño. Así pues busqué un lugar
para cenar y luego regresar a Pedraza para pernoctar mi segunda noche.
Al día siguiente, bien desayunado, arranqué
la moto para tomar la N-110, luego la N-122, SO-910, N-234 y CL-117 y de esta
forma ( sin necesitar intercomunicador ni pinganillo ) dirigirme hacia en el
punto de salida de mi ruta ( atravesando el embalse de la Cuerda del Pozo y
disfrutando de bonitas vistas de la sierra de Guadarrama ). Así llegué hasta Duruelo de la Sierra y busqué mi alojamiento.
Este pueblo se halla situado unos 10 kms.
más abajo del nacimiento del Duero en los picos de Urbión y es el primero que
recorre. Después de comer y descansar busqué el puente desde el que se divisa
y, la verdad, no podía creer que aquel riachuelo recién nacido que pasaba bajo
mis pies se pudiera convertir en lo que más adelante os enseñaré.
Lo
más importante del pueblo ( además del rio ) son la iglesia de San Miguel y la
necrópolis, con más de un centenar de tumbas rupestres, algunas antropomorfas,
de los siglos IX al XIII. El templo posee restos de otro anterior,
probablemente mozárabe, como un arco de herradura y una ventana ciega del
ábside, pero la mayoría es de los siglos XVI y XVII.
Como en la mayoría de las iglesias que hay
por estos lugares, en el campanario de la misma oteaba el horizonte una pareja
de cigüeñas.
Callejeé un rato y me senté en una placita
donde me pareció que se encontraba más de la mitad de los habitantes del
pueblo. Cena y a descansar. Mañana comenzaba mi ruta propiamente dicha.
DÍA 4
Dejé Duruelo temprano y me encaminé hacia
la cercana Covaleda. Paré y busqué la iglesia
gótico-tardía dedicada a los mártires San Quirico y Santa Julita.
Pero mi objetivo de viaje era acompañar al
Duero así que me dirigí a la salida del pueblo donde se halla el Puente de
Soria, declarado BIC y construido con un solo vano en el siglo XVII. En su
discurrir bajo el mismo el rio lleva algo más de caudal, pero sigue siendo un
bebé de pocos meses.
Continuando por la CL-117 llegamos a Salduero ( hacía pocos días que se había detectado un
brote de covid-19 en un campamento de verano para niños ). Aquí el rio es
domesticado mediante un cauce artificial que permite el baño de los lugareños
para más abajo y una vez liberado,
continuar su recorrido.
El siguiente punto era la localidad de Molinos del Duero. Aparqué y me fuí a ver la iglesia
de S. Martín de Tours ( patrono del pueblo ), que es la única soriana de estilo
gótico junto con la de Montenegro de Cameros que tiene planta de cruz griega.
Como la mayoría de iglesias que me iba encontrando estaba cerrada y solo pude
hacer fotos del exterior, siendo una lástima en este caso porque en mis notas
llevaba apuntado que tiene un bonito órgano de estilo neoclásico.
Otros edificios destacables en el pueblo
son el del Ayuntamiento y el de la Real Posada de la Mesta, que fue tomado como
ejemplo de arquitectura soriana para su reproducción en el Pueblo Español de
Barcelona.
Ayuntamiento
Real Posada de la Mesta
Por supuesto hice unas fotos del rio a su
paso por este lugar.
Desde aquí me dirigí siempre por la CL-117
hacia Vinuesa. Aparqué frente a una bonita
ermita …
… y me encaminé para ver lo que encontraba
en esta bonita villa. Y me encontré con la iglesia de Nª Sª del Pino,
gótico-renacentista del siglo XVI.
… con el Palacio de los Marqueses de
Vilueña del siglo XVII que actualmente es una residencia de mayores …
… y con un rollo o picota que figura como Bien
Protegido por la Junta de Castilla y León.
Aquí el Duero da lugar a un precioso y
enorme embalse que ya había atravesado para llegar a Duruelo, el embalse de la
Cuerda de Pozo. Para su construcción en 1941 hubo que anegar el pueblo de La
Muedra ( aún se puede ver la torre de la iglesia en el centro del embalse ). Es
uno de los seis más grandes de España y abastece de agua potable a la ciudad de
Soria.
Desde aquí me dirigí hacia Hinojosa la Sierra donde pude contemplar su bonito
castillo aunque muy deteriorado, el Palacio de los Hurtado de Mendoza
y hacer alguna foto de mi acompañante acuoso, al que para llegar tuve
que ir por un camino y atravesar dos puentes de madera que crujían como
demonios y parecían a punto de desplomarse y arrojarnos al fondo a mi moto y a mi.
Palacio de los Hurtado de Mendoza
Continué mi camino ahora ya por la SO-800
hacia Cidones, donde no encontré nada que me
llamara la atención y luego hacia Garray, donde
solo paré para hacer unas fotos del rio.
Había decidido de antemano que, para
ahorrar tiempo y esfuerzos, en aquellos lugares que ya conocía por viajes
anteriores, solo iba a parar para hacer las obligadas fotos del rio. De esta
manera pasé por Soria ( aquí mi amigo ya había
crecido lo suficiente para considerarlo un sano adolescente ) …
… Los Rábanos …
… y Almazán.
Aunque en mi documentación recabada previa
al viaje estaba anotada la ciudad de Berlanga de Duero
, realmente el Duero no pasa por aquí, sino un afluente ( el Ucero ) que
también discurre por la villa del mismo nombre, Ucero
y por El Burgo de Osma.
Otro de los lugares que ya conocía era S. Esteban de Gormaz, así que paré para hacer unas fotos del rio desde el puente. Por aquí cursa caudaloso y bello, anticipando en lo que después se convertirá.
Una pequeña decepción fue que había
planeado saludar a un amigo que había conocido en un viaje anterior. Se llamaba
Gerardo y era el propietario ( y también motero ) del hotel donde me alojé cuando
pasé por aquí. Pero al llegar y preguntar por el me dijeron que, al igual que
yo, se había jubilado y traspasado el negocio con lo cual me quedé con las
ganas de tomarnos una cerveza y charlar un rato.
Para terminar mi largo recorrido ( 234 kms.
) en compañía del Duero en su transitar por la provincia de Soria, me quedaba
llegar hasta el último punto. No era otro que Langa de
Duero. Aquí paré para hacer unas fotos de su castillo y de la iglesia de
S. Miguel Arcángel del siglo XVIII y, por supuesto, de mi amigo desde un
fabuloso puente de 12 arcos que lo cruza y que data del siglo XV o principios
del XVI y que necesita un mantenimiento urgente dado su deterioro por el
tráfico pesado que lo atraviesa.
Aquí finalicé la primera etapa y más larga
del transcurrir del Duero por la provincia de Soria. Me despedí de el hasta el
día siguiente y me encaminé a pernoctar ( ya en territorio burgalés ) en un hotel
que ya conocía ( El Lagar de Isilla ) situado en el término de La Vid y Barrios y que no me resisto a ensalzar por la
calidad de sus instalaciones, sus espléndidas habitaciones ( con unas duchas de
las que no saldrías nunca ) y una excelente gastronomía con una relación
calidad/precio admirable. No es publicidad gratuita ( ya sabéis que no tengo ),
es solo información para que, si pasáis por aquí, sepáis donde podéis alojaros
con todas las garantías de confort.
DÍA 5
Justo al lado de mi
alojamiento en La Vid y Barrios se encontraba
el monasterio de La Vid. Se trata de un monasterio premonstratense que se
erigió siguiendo los cánones románicos y fue favorecido por la protección de
los monarcas castellanos. Las reformas posteriores dieron paso al estilo
predominante: el gótico. En los siglos XVII y XVII las reformas dieron lugar al
edificio actual pero todo se truncó con la desamortización de Mendizábal (
nefasto personaje ) sufriendo el expolio de su
rica biblioteca y su extensa colección de obras de arte. Ya en el siglo
XX se le adjudicó a la comunidad Agustiniana que lo sigue regentando en la
actualidad. Lamentablemente era lunes, día en el que cierran los principales
monumentos como castillos, palacios, colegiatas y … monasterios, con lo cual no
pude visitarlo con gran pena porque creo que es un edificio grandioso con
varios cientos de años de historia. Así que me tuve que conformar con hacer
unas fotos del Duero que por aquí transcurre hermoso y saltarín y continuar con
mi segunda etapa por Burgos que se presentaba mucho más llevadera que la
anterior ( 72 kms. )
Desde allí me encaminé por la BU-923 hacia Peñaranda de Duero, siendo consciente que no iba a
poder visitar los principales lugares de esta ciudad: la Colegiata de Santa
Ana, el castillo y el Palacio de los Condes de Miranda, teniendo que
conformarme con hacer fotos externas de los mismos y, por supuesto, de mi
compañero de viaje.
Colegiata
Palacio
Castillo
El siguiente destino era Zazuar donde me detuve para realizar una foto de la
iglesia de S. Andrés …
… y continuar hacia Vadocondes, donde vi la iglesia de Nª Sª de la Asunción y la
picota he hice varias fotos del Duero.
Continuando por la BU-930 se llega a Fresnillo de las Dueñas, con foto obligada de mi amiga
y mi amigo …
… para seguir hasta
Aranda de Duero, ciudad populosa y con encanto. Allí hice unas fotos desde el
puente de Aranda de un Duero hermoso y relajado, sin poder ver ( dichoso lunes
) la iglesia de S. Juan ni el Palacio de los Berdugo, pero si en cambio
descubrir una pequeña joyita en forma de pequeño puente romano por el que amigo
transitaba con tranquilidad.
Desde Aranda por la
N-122 se llega a Berlangas de Roa con parada
para foto del rio …
… y seguir por la
BU-120 hasta Roa, donde tenía mi alojamiento.
Aunque realmente el tramo de Burgos finalizaba en Mambrilla
de Castrejón hasta donde fui para hacer una foto de su iglesia …
… y regresar hasta Roa. Mi alojamiento se hallaba en plena Plaza Mayor
y constituyó una sorpresa. Era un apartamento turístico que por fuera no decía
nada pero cuando llegó la amable propietaria y me lo mostró me encontré con un
precioso lugar, exquisitamente decorado y que para colmo pude disfrutar yo
solo, ya que los otros dos de los tres que constaba estaban vacíos así que me
encontré con que, además del mio, todas las zonas comunes ( gran salón con TV
panorámica, terraza exterior, pequeña cocina ) estaban a mi entera disposición.
Por la tarde me acerqué hasta la Excolegiata de la Asunción a solo 100
ms. de mi alojamiento. Es una edificación majestuosa, con trazas románicas pero
con una portada gótica presidida por un Pantocrator. El edificio se enmarca
dentro de un gótico tardío y el interior es armonioso, con capillas laterales y
un Altar Mayor de corte neoclásico.
Después de visitarla
fui a darme una vuelta por el paseo del Espolón, realizar unas fotos del puente
y del rio y a la vuelta encontrarme con una curiosa estatua dedicada al
Empecinado, personaje que falleció aquí y que era un militar español que
participó como héroe de la guerra de la Independencia Española enrolado en una
de las guerrillas que derrotaron en varias ocasiones a los franceses. Su figura
fue realzada por Benito Pérez Galdós en uno de los Episodios Nacionales e
incluso fue retratado por el mismísimo Goya.
Después de cenar algo
en un bar de la Plaza Mayor me retiré a descansar en mis posesiones y
planificar mi tercera etapa por tierras de Valladolid.
DÍA 6
Al día siguiente salí
de Roa pasando de nuevo por Mambrilla de Castrejón y continué por la BU-134
hasta Valdearcos de la Vega sin que me llamara
especialmente nada mi atención. De ahí a Bocos del
Duero donde me ocurrió lo mismo y continué hasta Curiel del Duero. Aquí si me detuve para hacer unas fotos de su
bonito castillo, del Palacio de los Zúñiga y de la iglesia de Sª María.
Castillo
Palacio de los Zúñiga
Iglesia de Santa María
Tomando la VP-3018 y
siguiendo las indicaciones se llega a Pesquera de
Duero. Como podéis imaginar esta es una tierra de numerosas bodegas con
la denominación de origen de “Ribera del Duero”. Así que hice una foto desde la
moto de una de ellas cuyos caldos a mi me gustan especialmente y ya en el
pueblo de su iglesia.
Continué mi camino
pasando por Padilla del Duero ( aquí el pueblo
que no tiene el apellido “ del Duero “ es una rara avis ) hasta llegar a Quintanilla de Onésimo donde un señor muy amable me
hizo una foto para inmortalizar mi paso por estas tierras y yo le hice las fotos pertinentes a mi amigo a su paso por aquí.
Luego me dirigí hacia
Olivares del Duero donde paré para hacer una
foto a su bonita iglesia de S. Pelayo …
… y dirigirme hacia Valbuena de Duero que cuenta, entre otras cosas, con
un precioso monasterio hoy transformado en hotel.
Pasando por Sardón del Duero se llega a
Tudela de Duero, donde le hice una foto a mi amigo que lo tenía un poco
abandonado.
Continuando por
Boecillo ( nada que destacar ) se llega a Simancas y
aquí si me detuve para hacer unas fotos del rio que por aquí discurre caudaloso
y convertido en un espléndido adulto fruto de las aportaciones de los numerosos
afluentes que le han ido nutriendo en su camino.
A 20 kms de Simancas
por la A-62 se llega a Tordesillas, lugar que
he visitado en varias ocasiones, por lo que me dirigí directamente hasta el
puente para realizar las fotos pertinentes de un Duero majestuoso y tranquilo a
su paso por la villa. No tuve por menos que acordarme de que este rio que ahora
contemplaba era el mismo riachuelillo que vi nacer allá por Duruelo de la
Sierra.
Seguí mi camino
pasando por un pueblecito de curioso nombre: Pollos
y sin nada digno de mención para llegar a Castronuño.
Aquí si le hice una foto a mi compañero.
Finalmente llegué al
último punto del recorrido fluvial en su tramo por Valladolid: Villafranca de Duero y, sin detenerme, me adentré en
Zamora llegando a Toro que es donde tenía mi alojamiento y con un calor de
justicia. El sitio respondía al nombre de Palacio de Rejadorada y,
efectivamente, era un antiguo palacio que, en su momento, debía haber sido muy
bello pero en un estado de conservación bastante mejorable. Cuando la dueña me
llevó hasta mi habitación creí retroceder en el tiempo ya que me encontré lo más
parecido a una celda monacal de cualquier monasterio benedictino: una cama, una
mesa, una silla y un armario. Solo una pequeña TV desentonaba del austero
cuarto. Por supuesto no tenía aire acondicionado que, aunque en Zamora se debe
considerar un artilugio superfluo, en algunos días al año puede ser necesario.
Y este era uno de esos días. Descansé un rato y cuando el sofoco amainó algo me
dispuse a recorrer esta bonita ciudad.
DÍA 7
Toro, además de ser una de las capitales del vino por
antonomasia, es una ciudad con un rico pasado histórico. Es fundada en el siglo
IX por Alfonso III de Asturias y en ella ocurrieron hechos tan trascendentales
como la victoria de las tropas de Isabel la Católica en la guerra civil que
mantuvo con Juana la Beltraneja y que dio origen a la reunificación del reino
por los Reyes Católicos.
El primer edificio
que hallé en mi paseo fue la iglesia de S. Lorenzo el Real construida, como
otras de la ciudad, en ladrillo y con formas perfectas y armoniosas. Su estilo,
aunque por el año de construcción se podría encuadrar dentro del románico, para
mi es innegablemente mudéjar ( empleo del ladrillo, techos con artesonado de
madera, etc. ). Hoy está desacralizada y tiene una función museística.
El siguiente punto a
visitar era el más importante de todos, la Colegiata de Sª Mª la Mayor. De
proporciones auténticamente catedralicias está considerada como una de las
grandes construcciones del románico español. Está emparentado con las
catedrales de Zamora y Salamanca por su peculiar cimborrio, formando parte de
los denominados “Cimborrios del Duero”. Se han conservado intactas sus tres
portadas, de las cuales la más fastuosa es la puerta occidental conocida como
“La Majestad”. Está íntegramente realizada en madera policromada y se ha conservado
en muy buen estado gracias a un antepórtico en piedra que la ha resguardado de
las inclemencias del tiempo. Impresiona la belleza de su repertorio escultórico
en el que conviven en perfecta armonía elementos del románico tardío con otros
claramente góticos.
Después de admirar la
Colegiata me fuí hasta el cercano balcón natural que domina las amplias y
fértiles vegas de mi amigo el Duero y al que hice la consabida foto.
Después seguí
callejeando y visité la iglesia del Santo Sepulcro, la de S. Sebastián de los
Caballeros y la de S. Salvador, todas ellas de una estructura muy parecida a la
de S. Lorenzo el Real. Como dato práctico si adquirís un bono de 5 euros en
cualquiera de ellas os permite visitar las cinco y merece la pena ya que solo
por ver la Colegiata de manera individual os cobran 4 euros.
Después del periplo
me dirigí hacia la calle principal, donde se sitúan el Ayuntamiento y el famoso
Arco del Reloj.
Me senté a descansar
y tomar algo en una terraza pero al poco se formó una auténtica ventolera que
hacía presagiar una buena tormenta ( aunque luego quedó en nada ), así que
busqué un sitio justo debajo del Arco para tapear algo y luego retirarme a
descansar a mi austera habitación.
Al día siguiente tomé
la N-122 para pasar por Fresno de la Ribera (
para variar hice una foto que no era del rio sino de un bonito campo de
girasoles ) y desde ahí llegar a Zamora.
El recorrido por Zamora es bastante sencillo. Aparqué en la plaza de
la Marina para tomar la calle peatonal de Santa Clara y encontrarme al poco con
la primera iglesia románica de la ciudad. En Zamora se encuentra la mayor
concentración de iglesias y edificios de estilo románico de toda Europa, por
algo se la conoce como “ la ciudad del románico”.
Esta primera iglesia
era la de Santiago del Burgo, de pequeñas dimensiones pero muy bella.
Siguiendo por la
misma calle se llega a la Plaza Mayor donde se encuentra la iglesia de S. Juan
que tiene en el exterior una estatua del Merlú ( dos congregantes con trompeta
y tambor que se encargan de congregar a los nazarenos para comenzar las
procesiones ).
Continuando el camino
llegamos a la plaza de Viriato, con una estatua de este personaje que luchó
contra la expansión romana.
Después me encontré
con la iglesia de Sª Mª Magdalena …
… y desde ahí se
llega a un precioso mirador donde me reencontré con mi querido amigo.
Por fin llegamos a la
Catedral, románica y con un cimborrio similar al de la Colegiata de Toro. En su
interior podremos apreciar numerosas joyas. Además del altar mayor a mi me
llamó poderosamente la atención una capilla lateral que posee un altar ¡¡
labrado íntegramente en plata !!. En el salón de casa quedaría muy chulo.
Desandé el camino
para tomar la moto y dirigirme hacia mi destino final en el tramo de Zamora,
pasando por pueblos que no llamaron mi atención ni merecían una mísera foto,
como Pereruela y Bermillo
de Santiago. Este destino final no era otro que Fermoselle, un pueblo
encaramado a una roca con calles estrechas y empinadas. Busqué el alojamiento y
me llevé otra decepción, era un hostal bastante cutre y con una habitación tipo
zulo a la que calculé unos 7 metros cuadrados. Son las cosas de viajar, a veces
te encuentras alojamientos suntuosos y otras pequeñas ratoneras ( aunque en
Fermoselle la oferta hotelera no debía ser muy variada ). Después de comer algo
y descansar fui a ver el pueblo.
Fermoselle es pequeño y se recorre en un santiamén.
El centro neurálgico es su Plaza Mayor donde se sitúa el Ayuntamiento ( por
cierto con un cartel reivindicativo efectista pero que, como médico, os digo
que es inviable para un lugar tan pequeño ) y la iglesia.
Desde la Plaza Mayor
se sube por una empinada cuesta hasta llegar a los restos de un castillo, sin
nada apreciable, pero desde el que se disfrutan unas vistas preciosas, con mi
amigo enfilando el inicio del Parque Nacional de Los Arribes del Duero y que
más adelante disfrutaría en todo su esplendor en la provincia de Salamanca.
Volví a la Plaza
Mayor y me senté a tomar algo y disfrutar de un espectáculo que yo creía ya
desaparecido, pero que en estos pueblos pequeños aún perdura. Se trataba ( y no
me llaméis macabro ) de nada más y nada menos que ¡¡ un entierro !!. Pero no un
entierro cualquiera como a los que estamos acostumbrados, con su tanatorio frio
e impersonal, no señor. Este era un entierro de los de toda la vida. Abría el
cortejo alguien que supuse el monaguillo con su cruz en todo lo alto, le seguían
dos coches funerarios atestados de coronas de flores, a continuación iba el
féretro portado a hombros y cerraba la comitiva todo el pueblo detrás caminando
a paso lento. Olé, eso es un entierro como Dios manda y no los de ahora. Me
entraron ganas de hacer una foto pero pensé que no era lo más adecuado y
podrían apedrearme.
Después del
espectáculo vivido me entró hambre. Busqué un abrevadero de los pocos
existentes en el pueblo. Tomé algo y regresé a mi zulo para descansar. Me
quedaba la última etapa de mi viaje.
Salí de Fermoselle
tempranito y me adentré en tierras salmantinas. El primer lugar en mi camino
era Villarino de los Aires, pueblo sin nada que
destacar pero donde me esperaba una grata sorpresa. Al preguntar a un lugareño
por el camino a tomar el hombre pegó la hebra ( en estos pueblos pequeños como
están aburridos de hablar siempre con los mismos cuando llega alguien
desconocido se enganchan y te cuentan su vida y milagros a poco que te
descuides ). El caso es que al enterarse de la ruta que iba haciendo me dijo
que no podía dejar de ver un sitio relativamente cercano y que se llamaba
Ambasaguas. Relativamente cercano si, pero por una carreterita infame, estrecha
y plagada de baches y que en los últimos 300 ms. desaparecía y dejaba paso a
una bonita pista de tierra que hizo las delicias de mi moto que bailaba
alegremente. Llegado a este punto aparqué y bajé a ver que era el dichoso
lugar. ¡¡ Bingo !!, se trataba de un precioso paraje donde se juntan las aguas
del rio Tormes con las del Duero ( de ahí el nombre de Ambasaguas ). Allí el
rio pasa saltarín en medio de un frondoso paraje y lleno de vida, con barbos y
otros pececitos nadando alegremente.
La verdad es que en
ese paraje casi mágico y solitario me puse a filosofar y me vinieron a la mente
unos versos de Jorge Manrique en las Coplas a la muerte de su padre: “ Nuestras vidas son los ríos que van a dar
en la mar …”. Y la verdad, si lo piensas, el destino de cualquier rio es
morir diluyendo sus aguas en el mar y habiendo cumplido su destino al dejar a
su paso campos fértiles bañados por sus aguas, ciudades y pueblos abastecidos
de agua potable para sus habitantes, parajes de una belleza extrema y
albergando gran cantidad de vida en su caudal.
Después de este
momento cursi volví a tomar la moto y el regreso se me hizo más llevadero.
El siguiente punto
del recorrido era Pereña de la Ribera. Paré de
nuevo en la plaza del pueblo y de nuevo un lugareño me la volvió a meter
doblada, diciéndome que no podía irme de allí sin ver la ermita de la Virgen
del Castillo. Yo creía que la carreterita hasta llegar a Ambasaguas era mala,
pero me equivocaba. La que llevaba hasta la dichosa ermita era mucho peor y,
como suele pasar, la ermita en sí no valía un pimiento pero por lo menos había
unas bonitas vistas.
Volví a por la moto
que me miraba ya algo mosqueada y retorné al punto de partida para pasando por Masueco ( nada que destacar ) llegar hasta Aldeadávila de la Ribera y desde allí buscar el
Mirador del Fraile, desde donde hay unas vistas impresionantes y el rio se
remansa formando una presa. Estaba en pleno corazón de Los Arribes del Duero.
Regresé a Aldeadávila
y descansé un rato en la plaza aprovechando para hacer unas fotos de la iglesia
y la torre del pueblo.
Siguiendo la ruta
pasé por varios pueblecitos que no tenían ningún interés como Mieza, Barruecopardo
y Vilvestre para, de esta manera, plantarme en Saucelle y continuar hasta el lugar conocido como el
Salto de Saucelle. Se trataba de una gran presa con unas vistas impresionantes.
Mi alojamiento se
hallaba a medio camino entre Saucelle e Hinojosa del Duero y resultó sencillo
encontrarlo. Era una quinta ( Posada Real Quinta de la Concepción ) alejada del
mundanal ruido, con jardines, piscina, exquisita decoración y unas habitaciones
amplias y cómodas que daban directamente a mi querido Duero. A veces las cosas
salen mal y otras bien.
La única pega es que al tomar la habitación el
dueño me indicó que no servían comidas, solo desayunos y cenas, así que me tocó
desplazarme hasta Hinojosa del Duero y buscar
un lugar para comer algo.
Como el pueblo en sí
no tenía gran interés regresé a mi alojamiento con un calor de justicia para
pegarme una buena siesta y con la intención de no salir de allí hasta la mañana
siguiente.
Ya con la fresca salí
al jardín para sentarme a leer un rato y hacer algún que otro amigo.
Al poco salió el
dueño y se sentó conmigo. Tras charlar un rato y explicarle mis planes me
aconsejó otra ruta para llegar hasta el último pueblo de Salamanca donde el rio
ya penetra en Portugal. Se trataba, me dijo, de una carretera que partiendo de
la presa discurría por territorio portugués, bordeando la margen derecha del
rio, para retornar a España y llegar hasta La
Fregeneda, mi último destino. Escamado por las anteriores experiencias
no las tenía todas conmigo pero al final le hice caso y no me arrepiento lo más
mínimo.
Así que tras una
tarde de relax y una cena exquisita me fui a descansar para al día siguiente
iniciar mi regreso a casa.
Me despedí de mi
amable anfitrión y tomando la carretera recomendada que era una auténtica
delicia continué por territorio portugués hasta llegar a un pueblo precioso
llamado Barca de Alva donde el rio se remansa y convierte en navegable, por lo
que tiene hasta un pequeño embarcadero.
Volviendo a entrar en
territorio español llegué a La Fregeneda y allí me despedí de este precioso rio
al que he acompañado en todo su recorrido por tierras españolas y que tan
buenos momentos me ha hecho disfrutar.
Desde La Fregeneda
tomé la N-620 y me dirigí hacia Salamanca, recorriendo estas tierras y
disfrutando del espectáculo por aire ( numerosas aves me sobrevolaban incluida
algún águila ) y por tierra ( varias ganaderías algunas de reses bravas que
pastaban tranquilamente ). Desde Salamanca A-66, N-501 y A-6 hasta Madrid y
desde ahí M-50 y A-40 hasta Aranjuez donde llegué a las 16,30 h. sin comer y
con el termómetro de mi moto marcando 42º. Ni que decir tiene que no salí del
hotel hasta bien entrada la tarde para cenar algo y regresar a la habitación.
Al día siguiente A-40
pasando por Ocaña hasta Tarancón y de ahí A-31 hasta llegar a casa a la hora de
la comida.
Y este es el relato (
quizás algo extenso ) de mi viaje. Han sido 3000 kms. que he disfrutado uno a
uno, con algún momento de dificultad pero que, en general, me ha permitido
vivir muchas experiencias encima de mi moto que es una de mis pasiones. Os
recomiendo sin dudarlo que lo hagáis si os apetece, si no completo, si algún/os
de sus tramos. Castilla-León es una tierra preciosa, llena de cultura, paisajes
extraordinarios y una excelente gastronomía.
¡¡¡ Hasta la próxima
si el puto coronavirus me lo permite !!!