miércoles, 22 de septiembre de 2021

 

                                             

                                DE NUEVO POR LA ALPUJARRA

 

                En Diciembre de 2016 publiqué una entrada de uno de los primeros viajes que realicé, relatando mi experiencia de recorrer la Alpujarra granadina en una Burgman de 200 c.c.

                Tenía una salida pendiente con Jaime, que es la única persona a la que consiento que se venga conmigo en mis aventuras, aunque con condiciones ( viajes no muy largos, sin problemas con los hoteles ni comidas,  no demasiados “culturales”, etc. ). Pues bien, asumiendo su condición de gafe reconocido ( siempre que hemos salido juntos me ha pasado algo a mi y a el nunca ) me arriesgué y le propuse realizar una ruta similar por esas tierras granadinas con pequeñas variaciones. Aceptó y allá que nos fuimos a ver que nos encontrábamos.


DEL 17 AL 20 DE SEPTIEMBRE  

 

                Como habíamos decidido irnos por Almería y regresar por Granada, me dirigí hacia Huércal-Overa para recogerlo en el punto previsto más o menos y continuamos por la A-7 para luego tomar la A-44 dirección Granada y salirnos por la A-348 hasta Lanjarón. Buscamos el hotel que se llamaba pomposamente Nuevo Palace y que de “nuevo” no tenía absolutamente nada. La red hotelera de Lanjarón es amplia, aunque muchos de ellos solo abren en temporada alta y su antigüedad se sitúa de 80 años para arriba, pero bueno tampoco era cuestión de ponernos exquisitos.

                Después de dejar las cosas nos fuimos a buscar un lugar para comer y, tras la pertinente siesta, dimos un paseo y le enseñé a Jaime la villa.

                Lanjarón nace del asentamiento de un grupo de bereberes en el S. XIII y fueron ellos los que dieron nombre al lugar ( “Al-lancharon”, lugar de manantiales ). En 1492, con la caída del Reino de Granada pasó a manos cristianas, aunque se permitió a los moriscos seguir residiendo en ella. En 1568 estos moriscos se rebelaron y los cristianos se refugiaron en la iglesia, la cual fue quemada muriendo 16 personas. Finalmente Felipe II mandó tropas que sofocaron la rebelión y … hasta hoy. Su economía se asienta básicamente en el turismo que atrae a gran cantidad de gente que busca realizar rutas por las Alpujarras y disfrutar de las aguas termales que ofrece su conocido balneario.

             Paseamos por la calle principal que recorre al pueblo, observando las estrechas callejuelas con casas adornadas de flores, los pintorescos patios que dan acceso a las mismas y las numerosas fuentes de agua potable, todas ellas con inscripciones, algunas de versos de García Lorca ya que su familia solía veranear en este lugar.







        Entramos en la iglesia, sin mucho interés arquitectónico, llegando hasta la plaza principal donde nos recibió una bonita fuente con dos esculturas de una pareja de ancianos sentados en la misma. Hay que tener en cuenta que Lanjarón, según la OMS, es el pueblo de España con mayor esperanza de vida influyendo en ello la pureza del aire, el nivel de estrés, la calidad de sus aguas y, en mi opinión personal, por un edicto de un antiguo alcalde que decía “ se prohíbe a los vecinos de este pueblo morirse porque ya no queda espacio en el cementerio “. Bromas aparte, los lugareños que nos encontramos a nuestro paso tenían en su mayoría una edad provecta y se les veía en buena forma.




                Regresamos por el mismo camino y, tras una cena ligerita y una copichuela, nos fuimos a descansar porque al día siguiente nos esperaban las Alpujarras.

                Salimos de Lanjarón para dirigirnos a Órgiva por la A-348, una carretera de montaña que, aunque con buen asfalto, presentaba innumerables curvas, ciegas muchas de ellas y, sobre todo, que al ser fin de semana tenía mucho tráfico: bicicletas, motos de todo tipo e incluso autobuses turísticos. A Jaime no le atraen especialmente las curvas pero al final le fue tomando el gusto y, si no se divirtió especialmente, tampoco lo pasó mal.

                De esta forma llegamos a Pampaneira, primer pueblo de los más conocidos de las Alpujarras.  Esta villa junto a Bubión y Capileira, forma el Conjunto Histórico del Barranco de Poqueira. Su nombre según algunos historiadores  proviene del latín pampinarius ( productor de hojas de parra ) aunque otros piensan que procede de su repoblación, después de la expulsión de los moriscos, por gentes de León y, sobre todo, de Galicia.

                Es un lugar que ha atraído a numerosos viajeros románticos, deslumbrados por sus estrechas y empinadas calles empedradas con canalillos de agua en el centro, sus casas blancas con terraos y tinaos y sus tiendas de artesanía con sus famosas jarapas.

                Dimos una vuelta, entramos en una tienda para comprar algún recuerdo y nos hicimos una foto en la fuente de San Antonio, cuya leyenda a nosotros no nos servía de mucho. A pesar de ello echamos un trago por si …






           Retomamos el camino para ir a Pitres, donde quería enseñarle a Jaime una cosita. Aparcamos en la plaza del pueblo y lo llevé hasta esto …




                  Parece ser que García Lorca tenía un amigo que poseía un cortijo aquí y que pasó en él alguna temporada, haciéndose esta foto dedicada a su amigo el poeta Jorge Guillén.

                Como Pitres no tenía mucho más que ver seguimos hasta Pórtugos y, tras atravesar el pueblo, aparcamos en la ermita donde se encuentra la Fuente Agria, invité a Jaime a que la probara y, tras ello, fuimos a saludar a un amigo gaditano que conocí hace 6 años en mi recorrido por estos lares y que, sorprendentemente, seguía vivo vendiendo sus pulseritas y collares. Tras ello llevé a Jaime hasta otra sorpresa, una cueva a la que se llega tras bajar bastantes escalones y donde se encuentra una cascada que proviene de la fuente, con una vegetación tropical y el riachuelo que sale con agua de un color ocre por el contenido ferroso de la fuente. Cuando visité este lugar hace 6 años recuerdo que estaba solo y me pareció un sitio mágico pero, en esta ocasión, aquello parecía una romería con gente que bajaba y subía por las escaleras, algunos con mascotas y hasta un autobús de turistas pastoreados por la guía de turno. Es lo que tienen estos sitios que, al popularizarse, pierden su encanto.






                Y ya, sin más, decidimos seguir hasta Trevélez y comer allí.

        El pueblo de Trevélez, en las faldas del Mulhacén, con sus 1476 m. de altitud está considerado como el pueblo más alto de la península, aunque este honor está en disputa con Valdelinares ( Teruel ). Lo atraviesan los ríos Chico y Trevélez y su origen parece ser romano del S.III ya que se han encontrado restos que lo atestiguan. Su nombre parece que proviene del latín velex que significa valle, por lo que podríamos traducirlo como “tres valles”.

                El pueblo se articula en tres barrios, alto, medio y bajo con un desnivel de casi 200 m. desde el alto al bajo y su economía se basa en el turismo y en la industria del jamón, ya que por su clima y altitud es ideal para el secado de este manjar.

                Cuando llegamos encontramos mucha animación, con gran cantidad de moteros que ocupaban casi toda la plaza. Bajamos y paramos cerca del rio para hacer unas fotos del mismo y contemplar el pueblo desde abajo.






                Volvimos sobre nuestros pasos y aparcamos en la entrada para saborear una cervecita y decidir donde íbamos a comer.



                Al final nos decantamos por el Mesón La Fragua situado en el barrio medio y, como a cierta edad, las cuestas se nos hacen más empinadas de lo habitual tomamos las motos y callejeando hacia arriba llegamos al sitio, justo al lado de la Ermita de San Antonio donde se encuentra una imagen de la Virgen de las Nieves y frente al Ayuntamiento. Ocupamos la única mesa libre y recuperamos fuerzas con un original ajoblanco y una paletilla de cordero a baja temperatura que estaba riquísima. Tras rebajar algo la comida regresamos al barrio bajo y nos dispusimos a regresar por la misma carretera curveada, llegando hasta Pampaneira y subiendo para visitar los dos pueblos que nos quedaban: Bubión y Capileira.

                El primero es el típico pueblo alpujarreño, con casas de origen árabe, sin tejados y con las características chimeneas en forma de hongo.

                Al igual que en los otros pueblos de la zona, después de la toma de Granada, los moriscos se asentaron aquí y en 1568, capitaneados por un terrateniente de la zona Fernando de Válor que tomó el nombre de Abén Humeya se levantaron en armas contra los cristianos. La rebelión fue sofocada por Felipe II que los expulsó definitivamente de la península.

                Tomamos unas fotos desde un bonito mirador y seguimos 2 kms. arriba para llegar a Capileira.







                Este es el pueblo más alto del Valle de Poqueira, está en la falda del Mulhacén y no difiere mucho de los anteriores en su arquitectura. Está repleto de bares y tiendas de artesanía. Callejeamos un rato y tomamos un cafetito en la plaza principal.





               Regreso a Lanjarón para llegar a media tarde, descanso merecido y paseo para seleccionar el lugar de la cena. Al final nos decidimos por el Restaurante Rincón de Lorca cuyo nombre no hace referencia al pueblo murciano sino que se debe a que está en el Hotel España, lugar donde García Lorca y su familia pasaban los veraneos. Aún se conservan las habitaciones donde se alojaban y son visitables.

                En la cena pensamos que ya habíamos realizado todo el recorrido por las Alpujarras que yo había planeado y aún nos sobraba el domingo, así que a Jaime se le ocurrió que fuésemos hasta Motril para ver el mar y tomar algo de marisquito ( la carne y los embutidos ya nos salían por la orejas ).

Así que, al día siguiente, nos montamos sin prisa en las motos y nos fuimos hasta la cercana Motril ( 34 kms. ) para darnos un paseo por el pueblo y comer allí.

                Recorrimos tranquilamente el Parque de los Pueblos de América, un precioso lugar que posee árboles, arbustos y palmeras procedentes de todos los puntos de América. Jacarandas, buganvillas, lantanas, etc. jalonan el recorrido del parque que es atravesado por un rio artificial que desemboca en una fuente donde nadan gran cantidad de patos. Muy bonito la verdad.







            Continuamos el paseo y subimos hasta el cerro donde se encuentra la Parroquia de Nuestra Señora de la Cabeza, templo construido sobre un castillo árabe que era la residencia de verano de Cefi Fátima Horra, madre de Boabdil el último rey nazarí de Granada.

                Volvimos tranquilamente a por las motos y nos fuimos hasta la zona del puerto para buscar el restaurante elegido y desgustar el marisquito, bueno pero tampoco para tirar cohetes ( Jaime llevaba el antojo de unas quisquillas pero no tenían ). Después de la comida regreso al hotel y descanso pertinente.

                Por la noche otro paseíto y se nos ocurrió probar un buñuelo en una churrería cercana que nos acabó de rematar, por lo que casi no cenamos y nos fuimos para enfilar el regreso al día siguiente.

                Preparamos las motos y yo estaba muy contento porque el viaje había transcurrido con toda normalidad, a pesar del gafe de Jaime, pero sin caer en que aún no había acabado.

                Las motos estaban aparcadas en una acera y Jaime me dijo que fuera yo delante. Empujé un poquito la moto, la rueda delantera bajó el pequeño bordillo y ,al percatarme de que venía un coche, toqué el freno pero al apoyar el pie izquierdo lo hice justo sobre el bordillo. Resultado: me caí en parado sobre mi lado izquierdo. Afortunadamente sin consecuencias salvo un pequeño rasguño en el retrovisor izquierdo. La maldición se había cumplido.

                Levantamos la moto, emprendimos el camino hasta Granada y durante el mismo yo reflexioné. Vamos a ver, llevo desde hace 5 años recorriendo solo casi toda la geografía española y parte de Portugal sin el más mínimo contratiempo. He realizado tres salidas con Jaime, en la primera perdí las llaves de la moto en Segorbe, en la segunda se me rompió la moto llegando a Cuenca y hube de realizar el viaje de paquete de Jaime (  horrible experiencia ) y en la tercera me caigo en parado en Lanjarón. Estadísticamente no tiene explicación por más vueltas que se le dé, por lo que hay que recurrir a fenómenos paranormales y otras fuerzas ocultas. Conclusión: definitivamente JAIME ES GAFE ( aunque el pobre no tiene la culpa de ello ).

                Con estos pensamientos llegamos a Granada y tomamos el desvío para Murcia hasta llegar a Puerto Lumbreras donde Jaime había quedado en el local de un amigo para comer. El sitio se llama “ La alacena de Eneko “ y la verdad comimos de maravilla y extraordinariamente atendidos por Eneko. Después el para Huércal-Overa y yo para Murcia.

P.D. Como no me apetece dejar de hacer estas salidas de cuando en cuando con Jaime porque nos entendemos bien, lo primero que hice al llegar a casa fue entrar en Amazon y buscar un buen amuleto que me proteja en futuras salidas de la influencia negativa de mi buen amigo.







miércoles, 15 de septiembre de 2021

 


                                

            FIN DE SEMANA POR LA SIERRA DE LAS NIEVES

 

                El plan original era aprovechar que el martes 14 era festivo en Murcia y desplazarme hasta Huesca donde se concentra la mayor parte del románico de Aragón.

          Pero conforme se acercaba el día y ya con los hoteles reservados, las previsiones metereológicas no presagiaban un viaje tranquilo, ya que pronosticaban lluvias fuertes por la zona.

                   Así que, sobre la marcha, anulé hoteles y rescaté un viajecito de fin de semana largo para conocer un lugar del que me habían hablado y en el que el tiempo iba a ser mucho más favorable: la Sierra de las Nieves de Málaga.

                   Esta zona es un espacio natural protegido así como Reserva de la Biosfera y que tiene a los bosques de pinsapos como su seña de identidad. Se enmarca en el punto más alto de la Serranía de Ronda, debiendo su nombre a los pozos neveros existentes en la antigüedad.


10 DE SEPTIEMBRE

 

                Salí tempranito y me dirigí hacia Ronda, que es la puerta de entrada al parque. Para ello tomé la A-7 hasta Granada y luego la A-92 para salirme por la A-384 y, tras 455 kms., llegar a Ronda.

                Esta era la tercera vez que visitaba esta bella localidad malagueña, pero siempre hay lugares que descubrir en ella o revisitar los ya conocidos. Llegué al hotel ( Hotel El Tajo, muy céntrico y cómodo ) y después de comer algo en la cercana calle de la Bola y descansar un rato me fui a dar un paseo.

                La ciudad se asienta sobre una meseta cortada por un enorme tajo excavado por el rio Guadalevín, el tajo y el puente que lo salva conforman la icónica imagen de esta población que hunde sus raíces en la época romana ( Arunda ) pasando luego por manos visigodas, árabes y, definitivamente, castellanas.

                Mi hotel se hallaba pegado a la calle Vicente Espinel ( luego os comentaré algo de este personaje ) que es la más conocida de Ronda y a la que todos los rondeños denominan calle “ de la Bola “ porque, al parecer, debido a su ligera inclinación antes se practicaba en ella un popular juego de bolos. Pasé por una bonita plaza con una iglesia de tipo ecléctico y numerosos bares y restaurantes alrededor, a uno de los cuales le eché el ojo para cenar a la vuelta.




                 Desemboqué en la famosa plaza de toros donde se desarrollan las tradicionales corridas goyescas y que, aunque estaba cerrada, ya había visitado en anterior ocasión.




                Girando a la izquierda y continuando la calle terminas en el Puente Nuevo que atraviesa el tajo. En realidad este puente fue el segundo que se construyó para conectar el casco histórico con las construcciones más modernas, ya que el primero se derrumbó a los 6 años de su edificación. Las vistas son un regalo para los ojos, pudiendo apreciar la magnitud de la obra, la profundidad del tajo, un antiguo palacio árabe y poder bajar hasta lo que queda de los baños árabes, eso sí, os informo de que no hay ascensor y de que son más de 200 escalones que hay que bajar y sobre todo subir ( yo lo hice cuando era más joven  ). Después de hacer algunas fotos …







                       … continué mi camino hacia el barrio antiguo pasando por gran cantidad de tiendas de recuerdos y museos algo estrambóticos ( “Museo del Bandolero”, “Museo Zoológico “ ) para terminar en la Plaza Duquesa de Parcent donde se encuentra el edificio del Ayuntamiento y la iglesia de Santa María la Mayor elevada a la categoría de Colegiata.

                        El Ayuntamiento en origen  fue asiento del antiguo Cuartel de Milicias Provinciales. Se construyó en 1734, al parecer sobre unas antiguas tiendas con soportales realizadas en el siglo XVI y de probable origen islámico (la alhóndiga), constituyendo uno de los frentes de la plaza.  El edificio presenta tres plantas, las dos superiores caladas por arquerías superpuestas, mientras que la planta baja es casi ciega, con sólo algunos vanos para la iluminación interior.





                          La Colegiata se levanta sobre la antigua mezquita aljama del S. XIII, de la que aún quedan algunos restos. La iglesia se empezó a construir tras la reconquista de Ronda por los cristianos en 1486 pero no finalizó la obra hasta el S. XVIII, por lo que se pueden apreciar dos estilos arquitectónicos diferentes, la nave primera a los pies del templo es gótica mientras que la nave segunda que corresponde a la cabecera es renacentista. La fachada principal está formada por la torre, realizada en ladrillo, y una bonita balconada de dos pisos.




                         No pude ver el interior al encontrarse cerrada, así que me conformé con rodearla y fotografiar el campanario de la torre.




                             Pero en este recorrido me llevé una sorpresa, ya que descubrí un bonito patio que correspondía a la casa donde pasó varias temporadas Vicente Espinel ( si, ese cuya calle solo se menciona en la correspondencia ).




                            Espinel, natural de Ronda, fue un sacerdote, escritor y músico español del Siglo de Oro. En sus rimas destacó por la transformación de la décima estrofa, conocida desde entonces como espinela y en la música su aportación más importante consistió en añadirle a la guitarra una quinta cuerda, más grave que las cuatro existentes entonces. Tuvo una vida azarosa y entre sus amistades más célebres se encontraban Cervantes y Lope de Vega.

                        Ya de vuelta, volví a cruzar el Puente Nuevo y me encaminé hacia los bonitos jardines que se encuentran al lado de la Plaza de Toros, haciendo alguna foto del atardecer desde uno de los varios miradores que poseen.




         

                     Di por terminado mi paseo por esta bella localidad y, después de tapear en el restaurante que había fichado a la ida, me fui al hotel. Al día siguiente debía realizar la ruta por la Sierra de las Nieves.

 

11 DE SEPTIEMBRE

 

                Salí temprano y busqué la A-366 que me debía llevar al primer pueblo que había seleccionado: El Burgo. La carretera era la típica de montaña, con mil curvas aunque bien asfaltada y no mucho tráfico. Como no tenía prisa alguna la recorrí disfrutando del paisaje y, tras 28 kms., me planté en El Burgo, lugar de nacimiento del que se considera el último bandolero ( “Pasos Largos” ). El pueblo en sí no tiene mucho que ver, calles empinadas que ascienden hasta la iglesia con casas encaladas, algún jardincito en la parte baja y poco más. Hice una foto de una de las calles entoldada y continué el camino por la misma A-366 para recorrer 9 kms. y llegar a Yunquera.




                        Este tramo es uno de los más transitados por moteros y, al ser sábado, me encontré con una gran cantidad de ellos, unos de frente que me saludaban y otros a mis espaldas que me adelantaban a toda velocidad. Mi máquina, aunque se adapta a todo, es más rutera y no me permite hacer virguerías por carreteras de montaña, así que tranquilamente y parando para fotografiar el paisaje de la sierra, llegué hasta Yunquera.





                            La localidad es la más poblada de las que conforman la Sierra de las Nieves, con unos 4000 habitantes. Debe su nombre a la gran cantidad de juncos que existían en su emplazamiento. Al llegar lo primero que ves es la Torre Vigía, construcción de origen árabe que servía para el avistamiento de tropas enemigas. Hoy en día es la sede del Observatorio Astronómico de Yunquera.




                            Entré en el pueblo y aparqué en la placita donde se encuentra el ayuntamiento para callejear por sus calles estrechas con casitas encaladas y adornadas con flores, llegando hasta la iglesia de la Encarnación, templo barroco reformado en el S. XVIII y que se construyó sobre los restos del antiguo castillo.




                              Entablé conversación (en Andalucía es lo más fácil del mundo) con un señor que descargaba flores y que también era motero, el cual me informó de bonitos lugares cercanos y ,sobre todo, de como llegar al pinsapar.

                        El pinsapo es un árbol que queda como reliquia de los bosques de coníferas terciarios. Forma bosques densos, sombríos y húmedos, más propios de zonas nórdicas. En ellos se entremezclan especímenes viejos con otros nuevos. El árbol en sí tiene una estructura piramidal con ejemplares que pueden alcanzar los 25-30 ms. de altura ( como un árbol de Navidad pero a lo bestia ). Pues bien, en esta zona junto con la Sierra de Grazalema y la cercana y tristemente célebre estos días por el incendio devastador que ha sufrido Sierra Bermeja, conforman la mayor reserva de pinsapos de todo el mundo. Lamentablemente y aunque me hubiera gustado visitarlo, para verlo hay que realizar una ruta senderista de unos 10 kms. de recorrido circular y, la verdad, yo no venía preparado para esa pequeña locura. Os dejo unas fotos ( obviamente no son mías ) de como son esta maravilla de la naturaleza.





                                Seguí recorriendo el pueblo haciendo alguna foto de lugares y rincones que me llamaron la atención y volví a tomar la moto para desplazarme al siguiente pueblo escogido para ver: Monda.





                            Para llegar allí se continúa por la A-366 hasta Coín y luego se enlaza con la A-7100. En total 30 kms.

                           Aunque todos estos pueblecitos tienen su encanto, la verdad es que Monda es de los que menos ha llamado mi atención. Calles estrechas y encaladas como en todos los otros pero sin rincones ni lugares que captaran mi interés. Así que opté por subir con la moto y allí obtener la foto más panorámica, con el pueblo en la falda del Cerro de la Veleta y en el mismo el Castillo de Al-Mudat, construcción árabe del S. IX sobre las ruinas de una fortaleza de origen romano. Hoy en día es un lujoso hotel con estética castrense.




                        Un poquito decepcionado reanudé mi viaje hasta el último de los pueblos de la Sierra de la Nieves que había incluido en mi itinerario: Ojén

                            Para llegar a él hay que tomar la A-7101, luego la A-355 y después la A-7103 y en 10 kms. te plantas en Ojén.

                          Aparqué en la plaza principal y, aunque no era hora apropiada, pensaba tomarme unos churros en una churrería que tiene fama de ser la mejor de toda la comarca ( “Er Mojaíto” ), pero lamentablemente estaba cerrada por vacaciones así que en su lugar me acerqué hasta la plaza del pueblo y se me senté en un barecito para sustituir los churros por una cerveza y una tortita de camarones, mucho más apropiado. Me llamó la atención la gran cantidad de extranjeros, sobre todo alemanes, que encontré y es que Ojén está situada a tan solo 10 kms. de Marbella por lo que muchos visitantes extranjeros huyen del bullicio de la ciudad costera y se instalan aquí de manera más o menos permanente.

                      A mi espalda se encontraba la pequeña iglesia de la Encarnación del S.XVI edificada sobre una mezquita árabe. Entré y le hice una foto a su precioso artesonado mudéjar decorado con motivos geométricos. 




                   Otra foto de un rincón del pueblo y de nuevo a la moto para ver si llegaba a tiempo de comer y descansar en el sitio elegido para pernoctar este segundo día.



                El lugar no era otro que Cártama que, aunque no forma parte de la Sierra de las Nieves, era un buen sitio para afrontar mi regreso. Los 35 kms. que la separan de Ojén se recorren por la A-7103 y luego la A-357 y, al llegar y preguntar por el alojamiento, me llevé la sorpresa que no estaba en Cártama sino en Estación de Cártama que es otro pueblo diferente separado del primero por unos 6 kms. Tomé la habitación y busqué un sitio para comer llevándome otra sorpresa, esta agradable. Un vino blanco, dos docenas de gamba blanca, una fuente de pequeños mejillones y una fritura de pescadito por 20 euros. La fritura no pude terminarla.

                Siesta tremebunda y paseo por el pueblo que no tenía ningún interés. Con deciros que lo más curioso que encontré fue una moderna iglesia del 2011 de estilo indefinible …




             … y sobre todo un extraño monumento del cual aún ando preguntándome su significado ( quizás a vosotros se os ocurra algo ).



12 y 13 DE SEPTIEMBRE

 

                La idea inicial era regresar a Murcia directamente vía Granada pero, como tenía tiempo de sobra, alteré mis planes para hacer algo que tenía pendiente desde hace tiempo.

              Aunque me considero murciano por los cuatro costados, mi nacimiento tuvo lugar en Jaén y allí viví con mis padres hasta los 7 años para, después de algún periplo por la geografía española, terminar llegando a Murcia. Por ello a Jaén le tengo un especial cariño, además de que mis padres están enterrados allí.

                De esta forma cambié el itinerario para ir a dormir a Jaén, visitar las tumbas de mis padres y darme un paseo por mi ciudad natal.

                El recorrido ( 200 kms. ) era algo complicadillo: AP-46, A-45, A-318, N-432 y A-316, teniendo que reconocer que el Google Maps me ayudó en momentos puntuales. Después de llegar al hotel, comer y descansar dediqué la tarde a revivir recuerdos y realizar las tareas pendientes. Os dejo una foto de la maravillosa Catedral que no tiene nada que envidiar a otras con mayor fama.




                Al día siguiente regresé a casa tomando la autovía a Granada para salirme por el desvio a Iznalloz y desde ahí hasta Guadix y llegar a Murcia a la hora de comer.

                Y este ha sido mi fin de semana por la Sierra de las Nieves, precioso lugar que merece la pena visitar y, a ser posible, venir preparado para realizar la ruta por el pinsapar de Yunquera.

              Como tengo pendiente una salida con Jaime, hemos organizado una ruta para el próximo fin de semana por la Alpujarra granadina. Con ello daré por concluido el año motero ( aunque nunca se puede decir de esta agua no beberé ). Ya os contaré.