viernes, 15 de octubre de 2021

 


                                                

                         SIERRA MORENA: ALGO MÁS QUE BANDOLEROS

 

              Tenía pensado dar carpetazo al año motero pero, como las ocasiones hay que aprovecharlas, me encontré con un espléndido puente del 12 de Octubre y, además, con unas previsiones metereológicas estupendas. Así que decidí sacarle partido a esos hermosos 5 días (de viernes a martes ) y busqué un lugar que no hubiera recorrido antes y con atractivo.

          Curioseando por webs de rutas moteras encontré una que reunía ambos requisitos: la Serranía de Córdoba conocida popularmente como Sierra Morena. Ni mil palabras más.

             Sierra Morena es una cordillera que sirve como separación entre la Meseta Central y la depresión del Guadalquivir. Geográficamente es la frontera entre Andalucía y La Mancha.

                De los cuatro sectores que posee ( onubense, sevillano, jiennense y cordobés ) me decidí por este último porque, desde el punto de vista motero, me resultó el más atractivo por sus carreteras de montaña, pueblos con encanto y buena gastronomía.

                Os recuerdo que para ver las fotos ampliadas solo hay que pinchar encima.


8 DE OCTUBRE

 

                El recorrido por la sierra propiamente dicho eran 2 días, por lo que podía hacer la ida hasta llegar a Hornachuelos ( inicio de la ruta ) en dos etapas y volver de un tirón o viceversa. Opté por algo intermedio, teniendo como meta este primer día pernoctar en Osuna ( 438 kms. desde Murcia ) y al día siguiente llegar a Hornachuelos  e iniciar mi recorrido previsto por la sierra.

                Así pues A-7 para adelante, luego A-91 y A-92 N hasta Granada, continuar por la A-92 dirección Sevilla y luego tomar la salida 84 que me llevaría a Osuna.

                Llegada, búsqueda del hotel y comida. Algo de descanso y a ver lo que pudiera de esta bella localidad sevillana.

                Osuna tiene 3000 años de antigüedad, siendo los turdetanos sus primeros habitantes y los que la bautizaron como Urso. Más adelante, ya en época romana, fue refundada por Marco Antonio ( Colonia Genetiva Iulia ) y durante el período de dominación musulmana se llamó Oxona. En 1239 fue conquistada por los ejércitos cristianos de Fernando III de Castilla y entregada a la Orden de Calatrava y estos a su vez la cedieron en el S. XV a Pedro Téllez de Girón, alcanzando su mayor esplendor con uno de sus descendientes Juan Téllez Girón, el cual construyó un hospital, la Colegiata, la Universidad y varias iglesias y conventos.

                Inicié mi periplo visitando la Universidad y la Colegiata, edificios próximos entre si.

          La Universidad es un edificio de planta rectangular con un patio central de planta cuadrada. Tiene aires de fortaleza militar y está flanqueda por cuatro torres en los ángulos ( todas ellas diferentes ) rematadas por chapiteles rematados por cerámica vidriada azul y blanca. Hoy en día, al seguir en uso académico, el interior no presenta ninguna singularidad, por lo que me limité a hacer alguna foto del exterior.




        Separada solo unos metros de la Universidad se encuentra la Colegiata de Osuna. Emplazada sobre un promontorio es obra de los arquitectos Diego de Riaño y Martín de Gaínza. Su construcción se inició alrededor de 1531 finalizando hacia 1539 y constituye un buen ejemplo de arquitectura renacentista. Está realizada en sillería amarillenta de las canteras locales, con gran porosidad y alto índice de humedad, motivo de sus múltiples problemas ( además de verse afectada por el terremoto de Lisboa de 1775 ).

              El exterior es muy sobrio, con tres portadas entre las que destaca la “Puerta del Sol”, con un vano adintelado por columnas corintias coronada por un frontón curvo con óculo central.




            Dada su situación es complicado realizar fotos en panorámica, así que la rodeé y me la encontré cerrada, aunque en otra de las portadas había unos obreros colocando un cartel para una exposición sobre S. José y estaba entreabierta. Me colé y, al poco de entrar y ver el interior, una señora con ademanes de sargento de caballería me conminó a salir porque” estaban trabajando”. Me cuadré militarmente y la acompañé hasta la puerta aunque, en un descuido, pude hacer una foto del retablo. Lástima porque no pude ver su espléndida colección de pinturas y esculturas con obras, entre otros, de José de Ribera “El Españoleto” o de Juan Martínez Montañés.




                Hice desde allí alguna foto del pueblo …





               … y descendí disponiéndome a callejear un rato. Osuna es una villa de calles estrechas, muchas de ellas en pendiente,  y muy parecidas unas a otras con altura de dos pisos y encaladas.




            En el recorrido fui descubriendo casonas señoriales, palacios e iglesias como la Parroquia de Nª Sª de la Victoria del S.XVI antiguo convento …





            … el antiguo Pósito que tuvo otros usos como cárcel y oficina de reclutamiento …




            … o la Parroquia de Santo Domingo del S. XVI aunque reformada en el S. XVII y XVIII.





            Así mismo descubrí el Palacio del Marqués de la Gomera, del S. XVIII y que es el ejemplo más representativo del barroco de Osuna.




            Terminé mi periplo en la Plaza Mayor donde se encuentra el Ayuntamiento del S. XVI y que se encontraba en obras.




            Ya de regreso al alojamiento tuve ocasión de ver la iglesia de la Merced, antiguo convento mercedario de estilo barroco, que presenta una esbelta torre de piedra y sillar. Hoy está desacralizada.





            Para terminar entré en el Parque de San Arcadio, cercano a mi hotel, donde si no se encontraban jugando todos los niños de Osuna pocos faltarían.




9 DE OCTUBRE

 

              La ruta como tal comenzaba en Hornachuelos, distante de Osuna 81 kms. que se recorren por la A-351, A-453 y CO-5310, todas ellas carreteras con excelente asfaltado y largas rectas.

             Hornachuelos es un pueblo encaramado sobre un tajo con casitas encaladas similares a las que me iba a encontrar en todo el recorrido y con unas bonitas vistas de un embalse cercano.





Aparqué y me dispuse a recorrer el pueblo, encontrándome primero con la pequeña ermita de S. Salvador que es la única que se conserva de las tres que existían intramuros. Es un pequeño templo de una sola nave abovedada del S. XVIII. Lo que más me llamó la atención es su bonita bóveda ( aunque imagino que restaurada ).




Subiendo a la parte alta del pueblo se encuentra la iglesia de Sª Mª de las Flores, templo gótico-mudéjar del S. XVI con un rosetón gótico en la portada y una elevada torre. Está declarada BIC.





Al continuar mi ascensión descubrí una pequeña sorpresa. Se trataba de un teatro-cine pomposamente llamado Giuseppe Verdi. ¿ Qué diablos pintaba Verdi en un pueblecito de la sierra cordobesa ?. Una placa me aclaró el misterio. En la obra de Verdi La Forza del Destino, en el acto II en la plegaria de Leonor, se hace referencia a Hornachuelos. ¿ Cómo acabó Verdi visitando este pueblecito e inspirándose en él para un pasaje de su obra ?. No tengo ni idea pero investigaré.




Cerca del teatro Verdi se encontraba los restos del castillo, bastante deteriorado y que está en restauración, pero desde el mismo se podía apreciar una bonita panorámica de los alrededores.





Descendí hasta donde había dejado la moto e hice alguna foto de un rincón del pueblo que me llamó la atención y también de mi compañera.





El siguiente punto era Villaviciosa de Córdoba, así que me dirigí por la A-431 hasta llegar a Posadas. Llegados aquí yo iba pensando que donde diantres estaban las carreteras de montaña, pues hasta ahora todas eran bastante rectas y sin mucho aliciente. Se ve que algún dios motero oyó mis pensamientos y se dijo “ quieres curvas, pues ahí las tienes “. Los 34 kms. que separaban Posadas de Villaviciosa no es que tuvieran curvas ¡¡ es que las tenían todas !!, aunque no tenían excesiva pendiente ( son carreteras de media montaña ) pero sin rastro de una mínima recta y algunas curvas de casi 360º y en ligero ascenso casi te hacían apoyar el pie para poder tomarlas. Los kilómetros pasaban lentamente haciéndose interminables pero había que seguir y, además, sin poder admirar el paisaje por el riesgo de terminar en el fondo de un barranco. Lo único bueno es que no había nadie, solo me encontré en todo el trayecto un par de grupitos de moteros que me saludaron y parecieron decirme “ ¿ cómo se te ocurre meterte por aquí con una Burgman ?. Si me llego a traer a mi colega Jaime que no le gustaron las carreteras de las Alpujarras, una de dos: o se baja y pide un taxi o directamente se muere.

De esta guisa conseguí llegar hasta Villaviciosa, parándome en el primer bar que encontré para recuperarme del susto y fumarme un cigarro.

Una vez vuelto a la vida me dí un paseo por el pueblo subido en la moto y, la verdad, no encontré nada que me hiciera bajarme de la misma y realizar alguna fotito.

Así que tomé la CO-5401 para recorrer los 24 kms. que me separaban de mi último destino del día: Villanueva del Rey. Carretera que, aún siendo de media montaña y también con curvas, no tenía nada que ver con la anterior.

En el trayecto si pude percatarme que había entrado en el reino donde el olivo es el amo y señor. Alineados marcialmente, los campos de olivares constituyen auténticos ejércitos que se extienden más allá de donde la vista alcanza.





Llegué a Villanueva del Rey y fui directo a buscar el alojamiento ( Hotel Rural Las Monteras, fuera del pueblo pero muy bueno y con restaurante excelente ). Comida, siesta reparadora y a ver Villanueva.

El lugar se encuentra en plena Sierra Morena, enmarcado en el valle del Guadiato  . Es un típico pueblo serrano, casitas blancas, balcones con flores ( aunque en ésta época no estaban en su esplendor ), calles tranquilas y donde todos se conocen y saludan por su nombre. Me senté en el único bar abierto y pude contemplar el espectáculo del dueño del mismo que tenía amaestrada ¡¡ una perdiz !! que lo seguía a todas partes y le picoteaba en la mano el alimento que le daba.

Fui a ver la iglesia de la Concepción, típica iglesia serrana de una sola nave y con espadaña en la torre.




Continué el paseo haciendo alguna foto de un balcón que me llamó la atención.



Y, de pronto, me fijé en un cartel situado al lado del Ayuntamiento y que os muestro más abajo.

Me emocionó que un modesto pueblo de la serranía cordobesa de poco más de 1000 habitantes y, supongo, de una economía no muy boyante se solidarice con la tragedia de La Palma y recaude lo que pueda y pensé que nuestros amadísimos diputados y senadores deberían tomar buena nota. Iluso de mi.



    Retorné al hotel para una cena ligerita y a descansar para realizar al día siguiente mi segundo día por tierras de la serranía cordobesa.


10 DE OCTUBRE

 

               Salí de Villanueva por la CO-5401 y la N-432 para ir a Espiel, situado a tan solo 14 kms.

          Espiel, villa de origen romano, presenta una arquitectura caracterizada por un fuerte tipismo, con calles pendientes y quebradas con plazas irregulares y de casas blancas, que a veces se asientan sobre la roca. Dejé la moto en la parte baja del pueblo y subí para ver la iglesia de S. Sebastián, del S. XV con una sola nave y una bonita torre de cantería.







            Me llamó la atención un bonito mural vegetal situado al lado de la misma.




        En el pueblo también se encuentra el castillo “Cabeza de Vaca” de la época califal pero al que solo se puede subir andando varios kms. y tiene  como honor ser el pueblo donde se encontró la campana más antigua de España ( la campana del Abad Sansón, actualmente en el Museo Arqueológico de Córdoba ).

          Desde Espiel recorrí 16 kms. por la N-502 y la N-432 hasta llegar a Villaharta, que no llamó especialmente mi atención salvo el bonito paisaje que se divisa.

        Y desde ahí me encaminé hacia Obejo por la A-3176 . El pueblo se encuentra coronando un cerro de unos 700 ms. de altitud y cuenta con algo de más de 2000 habitantes. Su origen se remonta al neolítico, habiéndose encontrado necrópolis de esta época con hachas de 25 cm. Por aquí pasaron tartessos, romanos y árabes, siendo conquistada por los cristianos en el S. XIII. Mi buen amigo Juan Antonio, radiólogo de pro y enamorado de la arqueología, seguro que si viene por aquí se podría llevar algún “ recuerdito “.

        Subí con la moto hasta lo más alto del pueblo, donde se encuentra la iglesia de San Antonio Abad del S.XIII con la buena fortuna de que una señora se disponía a abrirla. Entré y vi un pequeño templo de tres naves separadas por arcos peraltados y apoyadas en columnas de mármol.

        En el exterior una torre posterior de ladrillo y mampostería con apariencia de alminar da al conjunto un aspecto mudéjar.





Hice alguna foto del paisaje circundante desde un mirador próximo y de un rinconcito con encanto adosado al templo …




            … y emprendí la bajada para retomar la A-3176 y luego la A-3001 para dirigirme a Adamuz.    

              Esta última carretera me fué desaconsejada por un abuelete que tomaba el sol en la plaza del pueblo “ porque tenía muchas curvas “. Yo pensaba que después del tramo de Posadas a Villaviciosa nada podía ser peor. Resultado: me fui acordando del abuelete y varias de sus generaciones anteriores durante los 34 kms. de recorrido hasta Ademuz y encima con la gasolina bastante justa. Hay que hacer caso a la experiencia.

              Llegué a Ademuz, villa con pasado visigodo y árabe ( Adamuz o Alamuz ) que fue un lugar de posada y descanso en el camino de Córdoba a Toledo ( Camino Real de la Plata ). Hay constancia del paso por Ademuz de los Reyes Católicos.

              Lo primero era encontrar una gasolinera y, una vez repostado, me encaminé hacia el centro del pueblo donde se encuentra la iglesia de S. Andrés junto a un bonito jardín. Se trata de uno de los primeros templos góticos de la provincia y presenta la particularidad de que la torre se encuentra los pies de la iglesia ( caso único en las iglesias de Códoba ). Su construcción data del S. XV.

            



            Estaba abierta ya que se celebraba una confirmación ?, comunión ? ( aquí ya me pierdo )  y pude ver que posee tres naves con bóveda y arcos de crucería.




            El otro lugar que lleva apuntado para ver era la Torre del Reloj. Para llegar hasta ella tuve que meterme por un tramo de unos 100 ms de dirección prohibida pero es que si no lo hacía así, debido a unas obras, tenía que dar toda la vuelta al pueblo.

              Su construcción se debe al Marqués del Carpio en el S. XVI y consta de tres cuerpos y un tejado simple a cuatro aguas. En el primer cuerpo  hay una lápida de piedra molinaza que explica ( en latín ) quién la mandó construir y en que fecha.





            Dí por terminada mi visita a Ademuz y me encaminé hacia el último punto del día y donde finalizaba mi ruta por la Sierra Morena cordobesa. Para ello tomé la CO-3102 y luego la A-4 que me llevaría hasta mi alojamiento en El Carpio, ya que en Montoro no encontré un lugar decente para pernoctar. Después de comer y descansar un ratito me encaminé hacia mi destino por la E-5.

              Al llegar a Montoro llama la atención del viajero el emplazamiento de la villa, ya que se encuentra sobre un elevado cerro a los pies de un meandro que forma el rio Guadalquivir y que está catalogado como Monumento Natural.



            Su origen se remonta al período ibérico, pasando a formar un foedus en la época romana y siendo después colonizada por los godos que le dieron su nombre ( Mon te Go thorum, “ monte de los godos “ ). Después del período visigodo y musulmán fue conquistada definitivamente por las huestes cristianas de Fernando II El Santo.

              Durante la invasión francesa Montoro tiene a bien ser el único lugar que, merced al ingenio de sus habitantes, constituyó el único punto independiente que los franceses dejaron atrás en su retaguardia.

              Subir hasta el centro del pueblo con la moto es una pequeña odisea, debido a sus empinadas y adoquinadas calles pero mi montura ya está acostumbrada a estos  retos y aún mayores.

              Aparqué donde pude y me fui a callejear entrando primero en la parroquia de Nª Sª del Carmen, ubicada en la Plaza del Charco y que fue el antiguo convento de los Carmelitas Descalzos del S. VXII. Me impactó su grandioso retablo mayor barroco, con una imagen central del Cristo de la Salud.





            Al salir me sorprendió una charanga que supuse había sido contratada para darme la bienvenida al pueblo. Todo un detalle.




            Desde ahí me dirigí al centro neurálgico de la villa, la Plaza de España, donde se eleva la imponente figura de la de la iglesia de S. Bartolomé del S.XVI y que constituye el ejemplo más importante del estilo de transición del gótico al renacimiento de la provincia de Córdoba.




            Al lado del templo se encuentra un bonito edificio ocupado actualmente por el Ayuntamiento.



                Tenía curiosidad por ver una casa singular del lugar. Para ello hay que bordear la iglesia por su flanco izquierdo y adentrarse en el antiguo barrio judío, donde se pueden apreciar casas con escudos en las puertas que hermanan las dos religiones judía y cristiana como la que os muestro.




                El camino hasta la casa que quería visitar es una larga y pronunciada bajada ( aviso a navegantes, luego no queda más remedio que subirla ) que te lleva hasta la misma. Se trata de una casa del S. XX que está decorada en su exterior e interior por más de 45 millones de conchas de toda la geografía española ( lógicamente se llama Casa de las Conchas ). Se debe a un vecino del pueblo ya fallecido ( Francisco del Rio Cuenca ) y me tuve que limitar a realizar alguna foto del exterior ya que se encontraba cerrada.




                Retorné como pude haciendo paradas y a punto del infarto hasta el lugar de partida y busqué mi moto para despedirme de Montoro, no sin antes realizar alguna foto del Puente de las Donadas del S. XV que cabalga sobre el Guadalquivir. Es un puente de cuatro arcos construido con piedra molinaza roja y que, según la tradición popular, se construyó gracias a que las doncellas del pueblo donaron sus alhajas para realizarlo ( de ahí el nombre ).




                Volví a El Carpio parando en el camino para hacer una foto de una bonita puesta de sol sobre la campiña cordobesa y dando por finalizado mi recorrido por estas tierras.




11 y 12 DE OCTUBRE  

 

              La idea primigenia era retornar directamente a casa pero, como me ocurre a menudo, cambié de planes sobre la marcha. No tenía tareas pendientes y el 12 era festivo así que ¿ por qué no parar y conocer uno de esos sitios por los que pasamos multitud de veces y que nunca visitamos ?. A mi me sucedía con Guadix. Sin pensármelo dos veces hice una reserva sobre la marcha y me dispuse a conocer esta ciudad granadina que posee una imponente y preciosa catedral que me apetecía visitar.

              El camino hasta Guadix era muy sencillo. Desde El Carpio 78 kms. por la A-306 hasta Jaén, allí se toma la autovía a Granada y luego el desvío por Iznalloz hasta Guadix. Como llegué temprano busqué el alojamiento que tenía un nombre curioso ( La casa de la escultora ) y que estaba algo escondido. Aparqué en una placita cercana y me fui a dar una vuelta y hacer tiempo hasta la hora de tomar la habitación.

              El lugar era una antigua casa señorial rehabilitada, con un precioso patio central, habitaciones en el piso superior y llena de cuadros, esculturas y objetos curiosos. Un joven me recibió, me llevó hasta mi habitación y me entregó las diferentes llaves para entrar y salir.




 Así que, después de comer y descansar un rato, me acerqué hasta la cercana catedral a ver que me deparaba.

El lugar donde se asienta corresponde a una antigua iglesia hispano-visigoda del S. X, en la que posteriormente se instaló una mezquita y, tras la reconquista en 1489, se erigió la iglesia de Santa María de la Encarnación que se convirtió en Catedral por bula del Papa Inocencio III.

El templo, de estilo gótico, se había quedado algo anticuado, por lo que se encargó un nuevo proyecto a Diego de Siloé que comenzó la remodelación en 1549.

El templo ha pasado por numerosas reformas hasta llegar a su imponente aspecto actual donde se entremezclan estilos como el barroco, renacentista y algunas partes del antiguo templo gótico.

La portada principal es una espléndida muestra del barroco, con tres cuerpos tanto vertical como horizontalmente, con grandes contrafuertes decorados con columnas adosadas. El cuerpo central es coronado por un gran relieve en mármol del misterio de la Encarnación.




Otra portada digna de mención es la de Santiago situada en la fachada sur. Barroca del S.XVIII es de medio punto y está flanqueada por cuatro columnas de orden corintio. Sobre ella hay un medallón con un relieve con un jarrón de azucenas, que es el símbolo de la catedral.




El elemento arquitectónico más visible es su torre-campanario de 65 ms. de altura que se puede observar desde cualquier punto de la ciudad. Es de planta cuadrada, con tres cuerpos y un remate poligonal.




Una vez visto el exterior pagué el diezmo correspondiente (4,5 euros) y me dispuse a visitar el interior del templo. Este se compone de tres naves separadas por pilares compuestos de columnas de diferente orden que sujetan arcos formeros, crucero y cabecera. Todo ello se cubre con bóveda de crucería.

Rodeando el templo por sus naves exteriores encontramos numerosas capillas, entre las que destaca la de S. Torcuato obra de Diego de Siloé.




En una de las capillas se encuentra una réplica exacta de la Piedad de Miguel Angel que tiene tras de sí una bonita historia. Esta pieza, de autor desconocido,  tiene exactamente las mismas medidas que la original y está realizada igualmente en mármol de Carrara. En 1930 D. Manuel Martínez-Carrasco Reyes y Almansa, originario de Guadix, era Director del Colegio Español de Bolonia y allí descubrió la obra en una muestra de escultura. Entre el y sus hermanos decidieron adquirirla para instalarla en una capilla de la iglesia de Santiago donde estaba enterrada su madre de nombre Piedad.

Seis años más tarde se desencadenó la Guerra Civil y, con los bombardeos, la obra desapareció. Así estuvo durante 80 años hasta que, por casualidad, los restos de la obra ya muy deteriorados fueron descubiertos en el patio de un colegio por una profesora y escultora accitana llamada Mª Angeles Lázaro Guil, la cual se propuso reconstruirla exactamente igual y con el mismo material que la original. Dicha reconstrucción es la que hoy podemos ver en la catedral.




Atando cabos y preguntando llegué a la conclusión de que mi alojamiento era la casa de esta escultora ( de ahí el nombre ). Al regresar al mismo comprobé que en mi habitación había una fotografía de esta Piedad en la que no había reparado. Las piezas encajaron.

Continuando con mi visita a la Catedral varios elementos de la misma llamaron mi atención. Una bonita cúpula barroca realizada en piedra.


                                            


Aunque, para mi gusto, la gran joya del templo es el coro. Una auténtica filigrana en   madera de nogal y cedro realizada por el escultor barroco Torcuato Ruiz del Peral y que juega con las luces y los contrastes de manera asombrosa.





Asi mismo hay que destacar dos preciosos púlpitos realizados también por Torcuato Ruiz del Peral utilizando diferentes tipos de mármoles.




Terminada mi visita salí al exterior y pude ver las excavaciones que se están realizado en las inmediaciones y algunas piezas ya recuperadas.





Ya anochecía y no había tiempo para ver más cosas, así que busqué un lugar para cenar y me retiré a La casa de la escultora pensando que, si pasáis por aquí, merece la pena desviarse de la autovía y ver este bonito pueblo y, sobre todo, su Catedral.

El día siguiente no tiene historia. Retorno a la autovía y a recorrer tranquilamente los 228 kms. que me separaban de Murcia, llegando a casa a media mañana.

Con este viaje si que he dado por concluido el año motero, aunque si se presenta la oportunidad de hacer alguna escapadita corta a algún lugar interesante no la desaprovecharé.

                                                               Hasta la próxima.