miércoles, 15 de septiembre de 2021

 


                                

            FIN DE SEMANA POR LA SIERRA DE LAS NIEVES

 

                El plan original era aprovechar que el martes 14 era festivo en Murcia y desplazarme hasta Huesca donde se concentra la mayor parte del románico de Aragón.

          Pero conforme se acercaba el día y ya con los hoteles reservados, las previsiones metereológicas no presagiaban un viaje tranquilo, ya que pronosticaban lluvias fuertes por la zona.

                   Así que, sobre la marcha, anulé hoteles y rescaté un viajecito de fin de semana largo para conocer un lugar del que me habían hablado y en el que el tiempo iba a ser mucho más favorable: la Sierra de las Nieves de Málaga.

                   Esta zona es un espacio natural protegido así como Reserva de la Biosfera y que tiene a los bosques de pinsapos como su seña de identidad. Se enmarca en el punto más alto de la Serranía de Ronda, debiendo su nombre a los pozos neveros existentes en la antigüedad.


10 DE SEPTIEMBRE

 

                Salí tempranito y me dirigí hacia Ronda, que es la puerta de entrada al parque. Para ello tomé la A-7 hasta Granada y luego la A-92 para salirme por la A-384 y, tras 455 kms., llegar a Ronda.

                Esta era la tercera vez que visitaba esta bella localidad malagueña, pero siempre hay lugares que descubrir en ella o revisitar los ya conocidos. Llegué al hotel ( Hotel El Tajo, muy céntrico y cómodo ) y después de comer algo en la cercana calle de la Bola y descansar un rato me fui a dar un paseo.

                La ciudad se asienta sobre una meseta cortada por un enorme tajo excavado por el rio Guadalevín, el tajo y el puente que lo salva conforman la icónica imagen de esta población que hunde sus raíces en la época romana ( Arunda ) pasando luego por manos visigodas, árabes y, definitivamente, castellanas.

                Mi hotel se hallaba pegado a la calle Vicente Espinel ( luego os comentaré algo de este personaje ) que es la más conocida de Ronda y a la que todos los rondeños denominan calle “ de la Bola “ porque, al parecer, debido a su ligera inclinación antes se practicaba en ella un popular juego de bolos. Pasé por una bonita plaza con una iglesia de tipo ecléctico y numerosos bares y restaurantes alrededor, a uno de los cuales le eché el ojo para cenar a la vuelta.




                 Desemboqué en la famosa plaza de toros donde se desarrollan las tradicionales corridas goyescas y que, aunque estaba cerrada, ya había visitado en anterior ocasión.




                Girando a la izquierda y continuando la calle terminas en el Puente Nuevo que atraviesa el tajo. En realidad este puente fue el segundo que se construyó para conectar el casco histórico con las construcciones más modernas, ya que el primero se derrumbó a los 6 años de su edificación. Las vistas son un regalo para los ojos, pudiendo apreciar la magnitud de la obra, la profundidad del tajo, un antiguo palacio árabe y poder bajar hasta lo que queda de los baños árabes, eso sí, os informo de que no hay ascensor y de que son más de 200 escalones que hay que bajar y sobre todo subir ( yo lo hice cuando era más joven  ). Después de hacer algunas fotos …







                       … continué mi camino hacia el barrio antiguo pasando por gran cantidad de tiendas de recuerdos y museos algo estrambóticos ( “Museo del Bandolero”, “Museo Zoológico “ ) para terminar en la Plaza Duquesa de Parcent donde se encuentra el edificio del Ayuntamiento y la iglesia de Santa María la Mayor elevada a la categoría de Colegiata.

                        El Ayuntamiento en origen  fue asiento del antiguo Cuartel de Milicias Provinciales. Se construyó en 1734, al parecer sobre unas antiguas tiendas con soportales realizadas en el siglo XVI y de probable origen islámico (la alhóndiga), constituyendo uno de los frentes de la plaza.  El edificio presenta tres plantas, las dos superiores caladas por arquerías superpuestas, mientras que la planta baja es casi ciega, con sólo algunos vanos para la iluminación interior.





                          La Colegiata se levanta sobre la antigua mezquita aljama del S. XIII, de la que aún quedan algunos restos. La iglesia se empezó a construir tras la reconquista de Ronda por los cristianos en 1486 pero no finalizó la obra hasta el S. XVIII, por lo que se pueden apreciar dos estilos arquitectónicos diferentes, la nave primera a los pies del templo es gótica mientras que la nave segunda que corresponde a la cabecera es renacentista. La fachada principal está formada por la torre, realizada en ladrillo, y una bonita balconada de dos pisos.




                         No pude ver el interior al encontrarse cerrada, así que me conformé con rodearla y fotografiar el campanario de la torre.




                             Pero en este recorrido me llevé una sorpresa, ya que descubrí un bonito patio que correspondía a la casa donde pasó varias temporadas Vicente Espinel ( si, ese cuya calle solo se menciona en la correspondencia ).




                            Espinel, natural de Ronda, fue un sacerdote, escritor y músico español del Siglo de Oro. En sus rimas destacó por la transformación de la décima estrofa, conocida desde entonces como espinela y en la música su aportación más importante consistió en añadirle a la guitarra una quinta cuerda, más grave que las cuatro existentes entonces. Tuvo una vida azarosa y entre sus amistades más célebres se encontraban Cervantes y Lope de Vega.

                        Ya de vuelta, volví a cruzar el Puente Nuevo y me encaminé hacia los bonitos jardines que se encuentran al lado de la Plaza de Toros, haciendo alguna foto del atardecer desde uno de los varios miradores que poseen.




         

                     Di por terminado mi paseo por esta bella localidad y, después de tapear en el restaurante que había fichado a la ida, me fui al hotel. Al día siguiente debía realizar la ruta por la Sierra de las Nieves.

 

11 DE SEPTIEMBRE

 

                Salí temprano y busqué la A-366 que me debía llevar al primer pueblo que había seleccionado: El Burgo. La carretera era la típica de montaña, con mil curvas aunque bien asfaltada y no mucho tráfico. Como no tenía prisa alguna la recorrí disfrutando del paisaje y, tras 28 kms., me planté en El Burgo, lugar de nacimiento del que se considera el último bandolero ( “Pasos Largos” ). El pueblo en sí no tiene mucho que ver, calles empinadas que ascienden hasta la iglesia con casas encaladas, algún jardincito en la parte baja y poco más. Hice una foto de una de las calles entoldada y continué el camino por la misma A-366 para recorrer 9 kms. y llegar a Yunquera.




                        Este tramo es uno de los más transitados por moteros y, al ser sábado, me encontré con una gran cantidad de ellos, unos de frente que me saludaban y otros a mis espaldas que me adelantaban a toda velocidad. Mi máquina, aunque se adapta a todo, es más rutera y no me permite hacer virguerías por carreteras de montaña, así que tranquilamente y parando para fotografiar el paisaje de la sierra, llegué hasta Yunquera.





                            La localidad es la más poblada de las que conforman la Sierra de las Nieves, con unos 4000 habitantes. Debe su nombre a la gran cantidad de juncos que existían en su emplazamiento. Al llegar lo primero que ves es la Torre Vigía, construcción de origen árabe que servía para el avistamiento de tropas enemigas. Hoy en día es la sede del Observatorio Astronómico de Yunquera.




                            Entré en el pueblo y aparqué en la placita donde se encuentra el ayuntamiento para callejear por sus calles estrechas con casitas encaladas y adornadas con flores, llegando hasta la iglesia de la Encarnación, templo barroco reformado en el S. XVIII y que se construyó sobre los restos del antiguo castillo.




                              Entablé conversación (en Andalucía es lo más fácil del mundo) con un señor que descargaba flores y que también era motero, el cual me informó de bonitos lugares cercanos y ,sobre todo, de como llegar al pinsapar.

                        El pinsapo es un árbol que queda como reliquia de los bosques de coníferas terciarios. Forma bosques densos, sombríos y húmedos, más propios de zonas nórdicas. En ellos se entremezclan especímenes viejos con otros nuevos. El árbol en sí tiene una estructura piramidal con ejemplares que pueden alcanzar los 25-30 ms. de altura ( como un árbol de Navidad pero a lo bestia ). Pues bien, en esta zona junto con la Sierra de Grazalema y la cercana y tristemente célebre estos días por el incendio devastador que ha sufrido Sierra Bermeja, conforman la mayor reserva de pinsapos de todo el mundo. Lamentablemente y aunque me hubiera gustado visitarlo, para verlo hay que realizar una ruta senderista de unos 10 kms. de recorrido circular y, la verdad, yo no venía preparado para esa pequeña locura. Os dejo unas fotos ( obviamente no son mías ) de como son esta maravilla de la naturaleza.





                                Seguí recorriendo el pueblo haciendo alguna foto de lugares y rincones que me llamaron la atención y volví a tomar la moto para desplazarme al siguiente pueblo escogido para ver: Monda.





                            Para llegar allí se continúa por la A-366 hasta Coín y luego se enlaza con la A-7100. En total 30 kms.

                           Aunque todos estos pueblecitos tienen su encanto, la verdad es que Monda es de los que menos ha llamado mi atención. Calles estrechas y encaladas como en todos los otros pero sin rincones ni lugares que captaran mi interés. Así que opté por subir con la moto y allí obtener la foto más panorámica, con el pueblo en la falda del Cerro de la Veleta y en el mismo el Castillo de Al-Mudat, construcción árabe del S. IX sobre las ruinas de una fortaleza de origen romano. Hoy en día es un lujoso hotel con estética castrense.




                        Un poquito decepcionado reanudé mi viaje hasta el último de los pueblos de la Sierra de la Nieves que había incluido en mi itinerario: Ojén

                            Para llegar a él hay que tomar la A-7101, luego la A-355 y después la A-7103 y en 10 kms. te plantas en Ojén.

                          Aparqué en la plaza principal y, aunque no era hora apropiada, pensaba tomarme unos churros en una churrería que tiene fama de ser la mejor de toda la comarca ( “Er Mojaíto” ), pero lamentablemente estaba cerrada por vacaciones así que en su lugar me acerqué hasta la plaza del pueblo y se me senté en un barecito para sustituir los churros por una cerveza y una tortita de camarones, mucho más apropiado. Me llamó la atención la gran cantidad de extranjeros, sobre todo alemanes, que encontré y es que Ojén está situada a tan solo 10 kms. de Marbella por lo que muchos visitantes extranjeros huyen del bullicio de la ciudad costera y se instalan aquí de manera más o menos permanente.

                      A mi espalda se encontraba la pequeña iglesia de la Encarnación del S.XVI edificada sobre una mezquita árabe. Entré y le hice una foto a su precioso artesonado mudéjar decorado con motivos geométricos. 




                   Otra foto de un rincón del pueblo y de nuevo a la moto para ver si llegaba a tiempo de comer y descansar en el sitio elegido para pernoctar este segundo día.



                El lugar no era otro que Cártama que, aunque no forma parte de la Sierra de las Nieves, era un buen sitio para afrontar mi regreso. Los 35 kms. que la separan de Ojén se recorren por la A-7103 y luego la A-357 y, al llegar y preguntar por el alojamiento, me llevé la sorpresa que no estaba en Cártama sino en Estación de Cártama que es otro pueblo diferente separado del primero por unos 6 kms. Tomé la habitación y busqué un sitio para comer llevándome otra sorpresa, esta agradable. Un vino blanco, dos docenas de gamba blanca, una fuente de pequeños mejillones y una fritura de pescadito por 20 euros. La fritura no pude terminarla.

                Siesta tremebunda y paseo por el pueblo que no tenía ningún interés. Con deciros que lo más curioso que encontré fue una moderna iglesia del 2011 de estilo indefinible …




             … y sobre todo un extraño monumento del cual aún ando preguntándome su significado ( quizás a vosotros se os ocurra algo ).



12 y 13 DE SEPTIEMBRE

 

                La idea inicial era regresar a Murcia directamente vía Granada pero, como tenía tiempo de sobra, alteré mis planes para hacer algo que tenía pendiente desde hace tiempo.

              Aunque me considero murciano por los cuatro costados, mi nacimiento tuvo lugar en Jaén y allí viví con mis padres hasta los 7 años para, después de algún periplo por la geografía española, terminar llegando a Murcia. Por ello a Jaén le tengo un especial cariño, además de que mis padres están enterrados allí.

                De esta forma cambié el itinerario para ir a dormir a Jaén, visitar las tumbas de mis padres y darme un paseo por mi ciudad natal.

                El recorrido ( 200 kms. ) era algo complicadillo: AP-46, A-45, A-318, N-432 y A-316, teniendo que reconocer que el Google Maps me ayudó en momentos puntuales. Después de llegar al hotel, comer y descansar dediqué la tarde a revivir recuerdos y realizar las tareas pendientes. Os dejo una foto de la maravillosa Catedral que no tiene nada que envidiar a otras con mayor fama.




                Al día siguiente regresé a casa tomando la autovía a Granada para salirme por el desvio a Iznalloz y desde ahí hasta Guadix y llegar a Murcia a la hora de comer.

                Y este ha sido mi fin de semana por la Sierra de las Nieves, precioso lugar que merece la pena visitar y, a ser posible, venir preparado para realizar la ruta por el pinsapar de Yunquera.

              Como tengo pendiente una salida con Jaime, hemos organizado una ruta para el próximo fin de semana por la Alpujarra granadina. Con ello daré por concluido el año motero ( aunque nunca se puede decir de esta agua no beberé ). Ya os contaré.

                

 

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