DE NUEVO POR LA
ALPUJARRA
En Diciembre de
2016 publiqué una entrada de uno de los primeros viajes que realicé, relatando
mi experiencia de recorrer la Alpujarra granadina en una Burgman de 200 c.c.
Tenía una salida
pendiente con Jaime, que es la única persona a la que consiento que se venga
conmigo en mis aventuras, aunque con condiciones ( viajes no muy largos, sin
problemas con los hoteles ni comidas, no
demasiados “culturales”, etc. ). Pues bien, asumiendo su condición de gafe
reconocido ( siempre que hemos salido juntos me ha pasado algo a mi y a el
nunca ) me arriesgué y le propuse realizar una ruta similar por esas tierras
granadinas con pequeñas variaciones. Aceptó y allá que nos fuimos a ver que nos
encontrábamos.
DEL 17 AL 20 DE SEPTIEMBRE
Como habíamos
decidido irnos por Almería y regresar por Granada, me dirigí hacia
Huércal-Overa para recogerlo en el punto previsto más o menos y continuamos por
la A-7 para luego tomar la A-44 dirección Granada y salirnos por la A-348 hasta
Lanjarón. Buscamos el hotel que se llamaba pomposamente Nuevo Palace y que de
“nuevo” no tenía absolutamente nada. La red hotelera de Lanjarón es amplia,
aunque muchos de ellos solo abren en temporada alta y su antigüedad se sitúa de
80 años para arriba, pero bueno tampoco era cuestión de ponernos exquisitos.
Después de dejar
las cosas nos fuimos a buscar un lugar para comer y, tras la pertinente siesta,
dimos un paseo y le enseñé a Jaime la villa.
Lanjarón nace del
asentamiento de un grupo de bereberes en el S. XIII y fueron ellos los que
dieron nombre al lugar ( “Al-lancharon”, lugar de manantiales ). En 1492, con
la caída del Reino de Granada pasó a manos cristianas, aunque se permitió a los
moriscos seguir residiendo en ella. En 1568 estos moriscos se rebelaron y los
cristianos se refugiaron en la iglesia, la cual fue quemada muriendo 16
personas. Finalmente Felipe II mandó tropas que sofocaron la rebelión y … hasta
hoy. Su economía se asienta básicamente en el turismo que atrae a gran cantidad
de gente que busca realizar rutas por las Alpujarras y disfrutar de las aguas
termales que ofrece su conocido balneario.
Paseamos por la
calle principal que recorre al pueblo, observando las estrechas callejuelas con
casas adornadas de flores, los pintorescos patios que dan acceso a las mismas y
las numerosas fuentes de agua potable, todas ellas con inscripciones, algunas
de versos de García Lorca ya que su familia solía veranear en este lugar.
Entramos en la iglesia, sin mucho interés arquitectónico, llegando hasta
la plaza principal donde nos recibió una bonita fuente con dos esculturas de
una pareja de ancianos sentados en la misma. Hay que tener en cuenta que
Lanjarón, según la OMS, es el pueblo de España con mayor esperanza de vida
influyendo en ello la pureza del aire, el nivel de estrés, la calidad de sus
aguas y, en mi opinión personal, por un edicto de un antiguo alcalde que decía
“ se prohíbe a los vecinos de este pueblo morirse porque ya no queda espacio en
el cementerio “. Bromas aparte, los lugareños que nos encontramos a nuestro
paso tenían en su mayoría una edad provecta y se les veía en buena forma.
Regresamos por el mismo camino y, tras una cena ligerita y una
copichuela, nos fuimos a descansar porque al día siguiente nos esperaban las
Alpujarras.
Salimos de
Lanjarón para dirigirnos a Órgiva por la A-348, una carretera de montaña que,
aunque con buen asfalto, presentaba innumerables curvas, ciegas muchas de ellas
y, sobre todo, que al ser fin de semana tenía mucho tráfico: bicicletas, motos
de todo tipo e incluso autobuses turísticos. A Jaime no le atraen especialmente
las curvas pero al final le fue tomando el gusto y, si no se divirtió
especialmente, tampoco lo pasó mal.
De esta forma
llegamos a Pampaneira, primer pueblo de los más conocidos de las Alpujarras. Esta villa junto a Bubión y Capileira, forma
el Conjunto Histórico del Barranco de Poqueira. Su nombre según algunos
historiadores proviene del latín
pampinarius ( productor de hojas de parra ) aunque otros piensan que procede de
su repoblación, después de la expulsión de los moriscos, por gentes de León y,
sobre todo, de Galicia.
Es un lugar que ha
atraído a numerosos viajeros románticos, deslumbrados por sus estrechas y
empinadas calles empedradas con canalillos de agua en el centro, sus casas
blancas con terraos y tinaos y sus
tiendas de artesanía con sus famosas jarapas.
Dimos una vuelta,
entramos en una tienda para comprar algún recuerdo y nos hicimos una foto en la
fuente de San Antonio, cuya leyenda a nosotros no nos servía de mucho. A pesar
de ello echamos un trago por si …
Retomamos el camino para ir a Pitres, donde quería enseñarle a Jaime
una cosita. Aparcamos en la plaza del pueblo y lo llevé hasta esto …
Parece ser que García Lorca tenía un amigo que poseía un cortijo aquí y
que pasó en él alguna temporada, haciéndose esta foto dedicada a su amigo el
poeta Jorge Guillén.
Como Pitres no
tenía mucho más que ver seguimos hasta Pórtugos y, tras atravesar el pueblo,
aparcamos en la ermita donde se encuentra la Fuente Agria, invité a Jaime a que
la probara y, tras ello, fuimos a saludar a un amigo gaditano que conocí hace 6
años en mi recorrido por estos lares y que, sorprendentemente, seguía vivo
vendiendo sus pulseritas y collares. Tras ello llevé a Jaime hasta otra
sorpresa, una cueva a la que se llega tras bajar bastantes escalones y donde se
encuentra una cascada que proviene de la fuente, con una vegetación tropical y
el riachuelo que sale con agua de un color ocre por el contenido ferroso de la
fuente. Cuando visité este lugar hace 6 años recuerdo que estaba solo y me
pareció un sitio mágico pero, en esta ocasión, aquello parecía una romería con
gente que bajaba y subía por las escaleras, algunos con mascotas y hasta un
autobús de turistas pastoreados por la guía de turno. Es lo que tienen estos
sitios que, al popularizarse, pierden su encanto.
Y ya, sin más, decidimos seguir hasta Trevélez y comer allí.
El pueblo de Trevélez, en las faldas del Mulhacén, con sus 1476 m. de
altitud está considerado como el pueblo más alto de la península, aunque este
honor está en disputa con Valdelinares ( Teruel ). Lo atraviesan los ríos Chico
y Trevélez y su origen parece ser romano del S.III ya que se han encontrado
restos que lo atestiguan. Su nombre parece que proviene del latín velex que
significa valle, por lo que podríamos traducirlo como “tres valles”.
El pueblo se
articula en tres barrios, alto, medio y bajo con un desnivel de casi 200 m.
desde el alto al bajo y su economía se basa en el turismo y en la industria del
jamón, ya que por su clima y altitud es ideal para el secado de este manjar.
Cuando llegamos
encontramos mucha animación, con gran cantidad de moteros que ocupaban casi
toda la plaza. Bajamos y paramos cerca del rio para hacer unas fotos del mismo
y contemplar el pueblo desde abajo.
Volvimos sobre nuestros pasos y aparcamos en la entrada para saborear
una cervecita y decidir donde íbamos a comer.
Al final nos decantamos por el Mesón La Fragua situado en el barrio
medio y, como a cierta edad, las cuestas se nos hacen más empinadas de lo
habitual tomamos las motos y callejeando hacia arriba llegamos al sitio, justo
al lado de la Ermita de San Antonio donde se encuentra una imagen de la Virgen
de las Nieves y frente al Ayuntamiento. Ocupamos la única mesa libre y
recuperamos fuerzas con un original ajoblanco y una paletilla de cordero a baja
temperatura que estaba riquísima. Tras rebajar algo la comida regresamos al
barrio bajo y nos dispusimos a regresar por la misma carretera curveada,
llegando hasta Pampaneira y subiendo para visitar los dos pueblos que nos quedaban:
Bubión y Capileira.
El primero es el
típico pueblo alpujarreño, con casas de origen árabe, sin tejados y con las
características chimeneas en forma de hongo.
Al igual que en
los otros pueblos de la zona, después de la toma de Granada, los moriscos se
asentaron aquí y en 1568, capitaneados por un terrateniente de la zona Fernando
de Válor que tomó el nombre de Abén Humeya se levantaron en armas contra los
cristianos. La rebelión fue sofocada por Felipe II que los expulsó
definitivamente de la península.
Tomamos unas fotos
desde un bonito mirador y seguimos 2 kms. arriba para llegar a Capileira.
Este es el pueblo más alto del Valle de Poqueira, está en la falda del
Mulhacén y no difiere mucho de los anteriores en su arquitectura. Está repleto
de bares y tiendas de artesanía. Callejeamos un rato y tomamos un cafetito en
la plaza principal.
Regreso a Lanjarón para llegar a media tarde, descanso merecido y paseo
para seleccionar el lugar de la cena. Al final nos decidimos por el Restaurante
Rincón de Lorca cuyo nombre no hace referencia al pueblo murciano sino que se
debe a que está en el Hotel España, lugar donde García Lorca y su familia
pasaban los veraneos. Aún se conservan las habitaciones donde se alojaban y son
visitables.
En la cena
pensamos que ya habíamos realizado todo el recorrido por las Alpujarras que yo
había planeado y aún nos sobraba el domingo, así que a Jaime se le ocurrió que
fuésemos hasta Motril para ver el mar y tomar algo de marisquito ( la carne y
los embutidos ya nos salían por la orejas ).
Así que, al día siguiente, nos montamos sin prisa en las motos y nos
fuimos hasta la cercana Motril ( 34 kms. ) para darnos un paseo por el pueblo y
comer allí.
Recorrimos
tranquilamente el Parque de los Pueblos de América, un precioso lugar que posee
árboles, arbustos y palmeras procedentes de todos los puntos de América.
Jacarandas, buganvillas, lantanas, etc. jalonan el recorrido del parque que es
atravesado por un rio artificial que desemboca en una fuente donde nadan gran
cantidad de patos. Muy bonito la verdad.
Continuamos el paseo y subimos hasta el cerro donde se encuentra la
Parroquia de Nuestra Señora de la Cabeza, templo construido sobre un castillo
árabe que era la residencia de verano de Cefi Fátima Horra, madre de Boabdil el
último rey nazarí de Granada.
Volvimos
tranquilamente a por las motos y nos fuimos hasta la zona del puerto para
buscar el restaurante elegido y desgustar el marisquito, bueno pero tampoco
para tirar cohetes ( Jaime llevaba el antojo de unas quisquillas pero no tenían
). Después de la comida regreso al hotel y descanso pertinente.
Por la noche otro
paseíto y se nos ocurrió probar un buñuelo en una churrería cercana que nos
acabó de rematar, por lo que casi no cenamos y nos fuimos para enfilar el
regreso al día siguiente.
Preparamos las
motos y yo estaba muy contento porque el viaje había transcurrido con toda
normalidad, a pesar del gafe de Jaime, pero sin caer en que aún no había
acabado.
Las motos estaban
aparcadas en una acera y Jaime me dijo que fuera yo delante. Empujé un poquito
la moto, la rueda delantera bajó el pequeño bordillo y ,al percatarme de que
venía un coche, toqué el freno pero al apoyar el pie izquierdo lo hice justo
sobre el bordillo. Resultado: me caí en parado sobre mi lado izquierdo.
Afortunadamente sin consecuencias salvo un pequeño rasguño en el retrovisor
izquierdo. La maldición se había cumplido.
Levantamos la moto,
emprendimos el camino hasta Granada y durante el mismo yo reflexioné. Vamos a
ver, llevo desde hace 5 años recorriendo solo casi toda la geografía española y
parte de Portugal sin el más mínimo contratiempo. He realizado tres salidas con
Jaime, en la primera perdí las llaves de la moto en Segorbe, en la segunda se
me rompió la moto llegando a Cuenca y hube de realizar el viaje de paquete de
Jaime ( horrible experiencia ) y en la
tercera me caigo en parado en Lanjarón. Estadísticamente no tiene explicación
por más vueltas que se le dé, por lo que hay que recurrir a fenómenos
paranormales y otras fuerzas ocultas. Conclusión: definitivamente JAIME ES GAFE
( aunque el pobre no tiene la culpa de ello ).
Con estos
pensamientos llegamos a Granada y tomamos el desvío para Murcia hasta llegar a
Puerto Lumbreras donde Jaime había quedado en el local de un amigo para comer.
El sitio se llama “ La alacena de Eneko “ y la verdad comimos de maravilla y extraordinariamente
atendidos por Eneko. Después el para Huércal-Overa y yo para Murcia.
P.D. Como no me apetece dejar de hacer estas salidas de cuando en
cuando con Jaime porque nos entendemos bien, lo primero que hice al llegar a
casa fue entrar en Amazon y buscar un buen amuleto que me proteja en futuras
salidas de la influencia negativa de mi buen amigo.
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