sábado, 22 de octubre de 2016



                                                       RUTA MUDÉJAR
               
Aprovechando la festividad del Pilar y que tenía unos días libres, había pensado hacer un último viaje antes de que entrara el frío y tener que guardar la moto, por lo menos para viajes largos. Mi idea original era hacer una ruta por los Pueblos Blancos de Cádiz y Málaga y así la organicé, pero conforme se aproximaba la fecha y, como hago siempre, consulté los partes meteorológicos y, prácticamente en todos, presagiaban en esa zona tormentas. Así que apurando al máximo, no me quedó más remedio que cambiar mi idea primitiva y sustituirla por una zona que no presagiaba lluvia y que también me apetecía conocer. De esta manera me dispuse a realizar un recorrido por la arquitectura mudéjar de la provincia de Teruel, adentrándome algo en Zaragoza para conocer los sitios que ahora os contaré. Los Pueblos Blancos se quedan pendientes para una estación mejor (¿primavera tal vez?).   

DIA 1     (Murcia – Teruel )    

Para ir a Teruel desde Murcia la opción mejor y casi única es llegar a Valencia por la A-7, pero si no se quiere pagar peaje, os aconsejo que en Alicante os desviéis por la A-77 en dirección a Alcoy y allí se retoma la A-7 hasta Valencia. Es una buena autovía, con poco tráfico y sólo dos radares (a la entrada y salida del túnel de l´Ollería). Una vez llegados a Valencia se toma la circunvalación en dirección a Barcelona y, al llegar a Sagunto, se coge la A-23 que nos llevará a Teruel (ésta autovía se llama Autovía Mudéjar, adelantándonos lo que nos vamos a encontrar). En total son 379 kms. que se recorren en unas 4´5 horas con dos paradas.
Al llegar a Teruel fuí directo al hotel ( El Mudayyan) que está muy céntrico y con buenas habitaciones aunque con ciertas dificultades para aparcar aunque sea una moto. Tomé la mía y, después de comer algo a base de buenas tapas (La Barrica), me dispuse a visitar todo lo que la luz solar me permitiera.
El arte mudéjar es un fenómeno exclusivamente hispano que se da con la fusión de estilos cristianos ( románico, gótico y renacentista ) y el puramente musulmán. Se extendió entre los S.XII y XVI y fué practicado por los mudéjares, habitantes de religión musulmana y cultura árabe pero que vivían en reinos cristianos y, a cambio de un impuesto, podían conservar su religión e incluso un estatus jurídico propio. Este arte se expandió por Extremadura, Andalucía, Valencia y Castilla-León, pero fué en Aragón dónde se desarrolló con características propias como la utilización de manera profusa de cerámica vidriada en sus construcciones.  

Teruel es una ciudad pequeña, con un casco histórico muy concentrado donde todo queda muy a mano y se recorre paseando en poco tiempo. Al lado justo del hotel se hallaba la iglesia del Salvador cuya configuración actual data del S.XVII después de sucesivas reconstrucciones. Consta de una sola nave con capillas laterales. 
Formando parte del conjunto se sitúa una de las dos torres mudéjares más impresionantes de la ciudad (la otra es la de San Martín). Se trata de la torre del Salvador que sobresale entre los techos aledaños como si fuera un minarete aunque, en realidad, ninguna de las dos desempeñó tal función ya que fueron construidas en la época de dominación cristiana.
 En realidad son dos torres, una sobre la otra y entre ambas se hallan los pasillos y escaleras. Además del empleo de cerámica vidriada en el exterior, lo que caracteriza a éstas torres es su disposición con pasadizo de calle en su base, es decir, un arco por el que se puede penetrar en la ciudad y que no encontramos en ningún otro lugar fuera de Teruel. Se apunta a que fué la solución para aprovechar el escaso espacio de construcción en una ciudad tan pequeña y así poder facilitar la entrada y salida de la misma. Data del S.XIV y, cómo no, tiene su propia leyenda. Dos amigos Omar y Abdalá, ambos arquitectos, se enamoraron de la misma mujer Zoraida y, para no romper su amistad, decidieron que se quedaría con los favores de la bella dama aquél que consiguiera levantar en el menor tiempo posible una torre igual que la de su competidor. Omar construyó la torre de San Martín y terminó antes que Abdalá  que hizo la del Salvador pero los encargados de dirimir el reto descubrieron que la torre de San Martín se hallaba ligeramente inclinada por lo que Abdalá fue el ganador del curioso reto y Omar se suicidó arrojándose desde la torre de San Martín (¡cuanto trabajo para terminar así por unos cuantos grados más o menos!).


Desde la torre del Salvador me dirigí el epicentro de la ciudad: la plaza del Torico. Se trata de una plaza porticada más o menos cuadrangular y que en su centro posee una fuente que se halla rematada por la figura de un pequeño toro que sorprende a los visitantes por su tamaño. A mí, más que el torico, me gustó un edificio con una preciosa fachada azul (la casa del Torico) que hoy es propiedad de la Caja Rural de Teruel (¿os suena de algo?)


Desde allí me dirigí al conjunto mudéjar más completo de Teruel, la iglesia y la torre de S. Pedro, declarados Patrimonio de la Humanidad. El interior es espectacular, rebosante de color y con un precioso retablo del S.XVI . El claustro tiene columnas rematadas con figuras decorativas de diferentes motivos, algunas de dudoso gusto estético como podéis comprobar.






Anexo al conjunto anterior se halla una construcción moderna denominada el Mausoleo de los Amantes de Teruel. Alrededor de éstas figuras símbolo de la ciudad se ha montado un tinglado comercial para mí exagerado, podéis comprar libretas, colgantes, llaveros, libros, imanes, cerámica y lo que se os ocurra …. de los amantes. Más allá de la certeza o no de la existencia de éstas figuras legendarias que murieron ¿de amor? (he repasado mis libros de Medicina Interna y no he encontrado por ningún lado ésta causa como desencadenante de un fallecimiento), lo cierto es que se encontraron dos figuras momificadas vestidas con ropas medievales que, tras muchos avatares y traslados, se sometieron a la prueba del carbono-14 que las situó en la fecha aproximada que cuenta la historia. Hoy, tras tanto ajetreo, descansan para ¿ siempre ? en éste Mausoleo dentro de un conjunto escultórico construido por el famoso escultor Juan de Ávalos. El caso es que son una fuente de ingresos nada despreciable para la ciudad, que hay una Fundación dedicada a los mismos y que  incluso en el mes de Febrero se celebran en su honor unas de las fiestas más importantes de la misma: las Bodas de Isabel. En fin, el que quiera creer que crea pero lo cierto es que es un gran ejemplo de merchandising y buen aprovechamiento de los recursos históricos.


Ya estaba anocheciendo y decidí terminar el día visitando otro de los lugares emblemáticos de ésta bonita ciudad: la Escalinata.  Es una obra del S.XX y se debe al ingeniero José Torán de la Rad. La finalidad de la misma es salvar los 26 metros de desnivel que existen desde la estación de ferrocarril hasta el paseo del Óvalo y, de ésta forma, dar una entrada señorial a los viajeros que llegaban a Teruel. Está construida en estilo neomudéjar aunque presenta reminiscencias gaudianas llamativas. Consta de varios tramos y está presidida por una fuente y un relieve dedicado a los Amantes. Mi consejo es que la veáis bajando desde el paseo del Óvalo ya que para volver a subir hay un ascensor que se sitúa en la parte izquierda mirando de frente desde abajo.




Como ya se había hecho de noche entré en uno de los bares que hay en el paseo del Óvalo y, por supuesto, no pude dejar de probar el famoso jamón de esta tierra que ofrecen absolutamente todos los bares y restaurantes de Teruel. Está muy bueno pero, para ser sincero, el que me pusieron a mi tenía un puntito salado de más. A descansar para seguir camino al día siguiente y lo que me quedaba por ver de Teruel lo dejé para la vuelta.

DÍA 2 (Teruel – Daroca)

Saliendo de Teruel en dirección Zaragoza se toma la N-420 que se dirige a Alcañiz. El día estaba muy nublado y amenazaba lluvia, así que sin entretenerme mucho inicié mi ruta, parando a 30 kms en un pueblecito llamado Alfambra para ver la iglesia de la Asunción del S.XVII y algunas casas señoriales como el Palacio de Dª Ricarda Gonzalo de Liria de estilo renacentista y otros edificios modernistas. Tenía interés en ver un museo único en el mundo, el Museo de la Remolacha Azucarera, pero estaba cerrado y, además, iba algo justo de tiempo.

                                                                      Alfambra

Así pués, retomé la N-420 y me dispuse a recorrer los más de 100 kms que me separaban del siguiente destino enlazando con la A-222 (no es una autovía sino una comarcal, la A es de Aragón). La carretera era bastante buena y con muy poco tráfico y discurría por varios pueblecitos en los que se divisaban al pasar sus iglesias con sus respectivas torres mudéjares cada uno. De ésta manera llegué a mi siguiente parada: Belchite. El motivo de la visita era más bien sentimental, ya que aquí tuvo lugar una de las batallas más famosas de la Guerra Civil y mi padre estuvo en ella. Tenía vagos recuerdos porque mi padre me había llevado a verlo con 8 años y quería visitarlo con más detenimiento. El pueblo, por orden de Franco, se dejó tal cual había quedado cuando acabó la guerra y se construyó otro justo al lado (Belchite Nuevo) pero las inclemencias del tiempo y los actos de vandalismo lo habían deteriorado tanto que el Ayuntamiento desde hace poco decidió vallarlo por completo y sólo se puede visitar mediante visita guiada previo pago de 6 euros. Recorrí su perímetro (por cierto, hay puntos por dónde se puede entrar sin gran dificultad ahorrándote el peaje, pero no lo hice). La verdad es que sobrecoge al ver los restos que quedan imaginar la crudeza de la batalla librada y las penurias que debieron pasar en ambos bandos los soldados que intervinieron y sobrevivieron, entre ellos mi padre.




Desde Belchite se recorren 19 kms en muy buen estado de la A-220 y se llega a Fuendetodos, pueblo natal de Goya. Es un pueblo pequeño en el que Goya aparece por todos los rincones (estatuas, calles, bares). Lo primero que hay que hacer es buscar el Museo del Grabado (no tiene pérdida) y allí se adquiere la entrada conjunta (3 euros) para el mismo y para la Casa Natal. El Museo consta de dos pisos, en el primero hay una serie de grabados dedicados a la  Tauromaquia y en el segundo a los Disparates. Después de admirar la obra del genio, la amable encargada del Museo me acompañó a visitar la Casa Natal, una casa rural rehabilitada con tres niveles en los que se reparten las dependencias de la misma. Realmente Goya nació aquí por casualidad, ya que su padre era maestro dorador y vino al pueblo para realizar un trabajo encargado para la iglesia, siendo durante su estancia temporal mientras realizaba el encargo cuando nació Francisco que, con pocos años, se trasladó a Zaragoza.



Casa natal de Goya

                                                                        Una estatua
                                                Arbol genealógico de Goya

Desde Fuendetodos me dirigí a Cariñena pero ¡oh sorpresa!, la misma A-220 que me había llevado tan a gusto cambiaba bruscamente de aspecto, con un asfaltado infame, lleno de baches profundos que me hicieron recorrer los 25 kms de distancia dando saltos y esquivando baches para no ir al suelo (señores de la Consejería de Fomento o como se llamé aquí, es indigno tener éste tramo de carretera sin arreglar y más estando el resto en perfectas condiciones, son sólo 25 kms y es la única vía de comunicación entre Fuendetodos y Cariñena. Así que “manos a la obra” que no creo que se arruinen por ello).
En Cariñena tenía previsto visitar la iglesia de la Asunción que, según mi programa, es barroca pero conserva una torre gótica y también la iglesia de Santiago que tiene de particular que es subterránea pues fué la capilla de un antiguo hospital, pero amigos la naturaleza no entiende de nuestros planes y para entonces los cielos se habían abierto y llovía con intensidad, así que no me quedó más remedio que parar, aprovechando para comer y esperando que la tormenta amainara.



Sobre las cuatro y media cesó casi completamente la lluvia y aproveché para recorrer los 40 kms que me separaban de Daroca por la A-23. En Daroca se entra por la Puerta Alta y se recorre la calle principal del pueblo que está adoquinada para salir por la Puerta Baja. Mi hotel se encontraba a mitad de ésta calle (Hotel Cienbalcones) y era un bonito edificio con un patio central cuadrangular al que daban todas las habitaciones, muy amplias y decoradas con estilo moderno y todas las comodidades. Además tenía un buen restaurante. Todo ello por 50 euros A/D. Tomé la mía y salir a recorrer todo lo que pidiera de la ciudad.
Daroca es una ciudad completamente amurallada, de hecho se puede hacer un recorrido de unos 4 kms por toda la muralla divisando los lugares más emblemáticos del pueblo desde arriba. Yo no lo podía hacer por falta de tiempo así que fui a ver algunas de las numerosas iglesias con que cuenta la población (avisaros que la gran mayoría están desacralizadas y por tanto cerradas, siendo visitables sólo si contratas una visita guiada en Información Turística). Ví la iglesia de San Miguel y la de San Juan, así como la de Santo Domingo del S.XII y de estilo románico-mudéjar, cuya torre es considerada como el ejemplo más antiguo del mudéjar aragonés. Sí se puede visitar sin guía la Basílica de Santa María de los Sagrados Corporales ( antigua colegiata) que data del S.XII con sucesivas ampliaciones y reconstrucciones en los siglos siguientes. En el exterior destaca la Puerta del Perdón con un impresionante tímpano que representa el Juicio Final. Se accede al interior por la puerta principal románica y, ya en el mismo,  hemos de admirar la grandiosidad del edificio, con preciosas capillas laterales de diferentes estilos, un enorme baldaquino en el altar mayor, un coro de 50 sillas góticas y un magnífico órgano del S.XVI en el que tocaron Pablo Bruna “el ciego de Daroca” y posteriormente el Maestro Mingote, padre del conocido humorista gráfico.

                                                                    Puerta Alta
                                                          Puerta Baja
                                                               Iglesias de Daroca


                                                                  Puerta del Perdón

                                                                       Baldaquino
                                    Exterior de la Basílica de Santa María

Me quedaba ya poco tiempo (la lluvia había retrasado mis planes) así que atravesando la Puerta Baja fui a ver la Fuente de los veinte caños, construida en el S.XVII y uno de los pocos ejemplos de fuentes monumentales que se conservan en Aragón. Los caños (bastante deteriorados) representan cabezas humanas y entre ellos hay motivos frutales. Está coronada por un friso corrido y un frontón con el escudo de la ciudad.


Ya de noche volví al hotel para cenar y descansar y seguir mi recorrido al día siguiente.

DÍA 3 (Daroca – Calatayud)

Aunque lloviznaba algo inicié el camino para ver un pequeño pueblo que había leído que, tras ser casi abandonado, lo habían rehabilitado con esmero y en la actualidad merecía la pena una visita. Pero me ocurrió lo que  nunca antes me ha pasado en mis viajes: ¡¡ no lo encontré !!. Yo viajo sin GPS, aunque en contadas ocasiones he utilizado el del móvil y cuando me despisto y no sé la ruta hago lo de toda la vida, paro y pregunto. Pues bien, por más indicaciones que me dieron las personas a las que pregunté o bien no está señalizado el camino al pueblo o estoy perdiendo facultades que, por la edad, sería hasta lógico. El caso es que después de dar varias vueltas sin encontrar la indicación a seguir y como la llovizna aumentaba decidí saltarme ésta parada y continuar hasta el siguiente destino. Ah!, el pueblo se llama Anento y prometo por mis muertos más frescos que, si vuelvo a pasar por aquí, lo visito aunque sea lo último que haga en la vida y tenga que recorrer todos los caminos de Aragón.
Frustrado por mi imprevista torpeza tomé la N-234 para recorrer los 68 Kms que me separaban de Calatayud. En el agradable camino con preciosos paisajes y riachuelos atravesé varios pueblecitos que, por su aspecto, bien hubieran merecido un paseo tranquilo por cada uno, pero quería llegar con suficiente tiempo a Calatayud para poder ver todo lo que traía en mi hoja de ruta.
Fui directo a dejar las cosas en el hotel (Monasterio Benedictino), un antiguo monasterio rehabilitado con gusto y con una preciosa iluminación nocturna y me dispuse a saborear lo que Calatayud me deparara.
La ciudad es monumental y mudéjar, se trata de un recinto fortificado formado por castillo, murallas y puertas y que es el más antiguo recinto árabe que se conserva en España (S.IX). Se trata de cinco puntos o castillos enlazados mediante murallas que rodean a la ciudad (Castillo Mayor, Castillo de Torre Mocha, Castillo de Doña Martina, Castillo del Reloj y Castillo de la Peña). Están en diferentes estado de conservación y alguno, como el de la Peña, en ruinas.
La visita puede comenzar por la Plaza Mayor, cuadrangular y porticada, con edificios que reclaman a gritos una rehabilitación en profundidad. En algunos se han colocado carteles de SE VENDE pero, como podéis comprobar por la foto de abajo, el que lo compre o le gustan las grandes emociones o directamente es un majadero.

                                                      Plaza Mayor de Calatayud
                                                  ¿Alguien se anima?

Desde la Plaza Mayor se puede ir hasta la Colegiata Santa María, pasando en el trayecto por el Mesón de la Dolores que es hotel, restaurante y Museo de la Dolores (2 euros la entrada). Particularmente pienso que, a diferencia de la historia de los Amantes de Teruel que tiene elementos (como el hallazgo de las momias) que pueden justificar la existencia real de los personajes aunque luego se fabulara con ellos, lo de La Dolores parece más una tradición sin mucha base en que el maestro Bretón (quizás inspirado por una coplilla popular que escuchó) se inspiró para componer su famosa zarzuela La Dolores. Yo, como antiguo tuno, he cantado en numerosas ocasiones “ …. si vas a Calatayud … “ y por ello me abstuve de preguntar por la susodicha para evitar mosqueos innecesarios.



 La Colegiata Santa María la Mayor se halla en el centro de la ciudad. Es un edificio del S.XII levantado sobre una antigua mezquita aunque el aspecto actual es de inicios del XVII . En la misma se celebraron  las primera Cortes de Calatayud y juraron los fueros  de la ciudad el emperador Carlos y el rey Felipe III. En el exterior destaca una magnífica portada del S.XVI obra de Fuentes Jiloca. Está construida en alabastro con numerosas figuras bíblicas rodeando a la de la Virgen y dos preciosas puertas en roble nogal obra de Esteban de Obray.


La torre mudéjar es una de las más altas torres mudéjares de Aragón, con 72 metros. Al igual  que las de Teruel son dos torres superpuestas entre las que discurren escaleras de ladrillo. El ábside es uno de los vestigios mudéjares realizado enteramente en ladrillo.

Torre mudéjar

         El interior, muy amplio, es de planta rectangular con capillas laterales. Los elementos mudéjares más antiguos que se conservan son el claustro y la sala capitular, ambos de gran sobriedad.
Desde la Colegiata se recorre una calle (por cierto con un edificio que tiene una original decoración en la fachada) …

… para desembocar en la iglesia de San Juan el Real del S.XVII y construida por los jesuitas. Es de planta de cruz latina y lo que más me llamó la atención de ella es que en las pechinas hay pinturas de Goya, además de un extraordinario órgano barroco.



La Real Colegiata del Santo Sepulcro se construyó  como una réplica del Santo Sepulcro de Jerusalén. Fué levantada en el S.XII por la Orden del Santo Sepulcro. Está realizada casi íntegramente en ladrillo y la fachada principal, muy austera, está flanqueada por dos torres. El interior es monumental, con tres naves separadas mediante pilares toscanos con arcos de medio punto.  Los retablos constituyen un caso único, ya que representan el ciclo completo de la Pasión de Cristo. En el presbiterio hay un baldaquino del S.XVIII de Félix Malo, estructura barroca construida en mármoles y madera que contiene la imagen de un cristo yacente. El claustro, aunque restaurado, es el mudéjar original con planta cuadrada y galerías en las que se pueden ver parte de la pintura original.
Ya era la hora de comer así que busqué uno de los restaurantes que traía apuntados (La Perla) donde comí bastante bien (excelente el churrasco a la brasa) y, aprovechando que iba bien de tiempo, fui al hotel para descansar un ratito.
Ya por la tarde aproveché para dar un paseo por los márgenes del rio Jalón y comprobar que es un espacio muy bonito y poco aprovechado. Limpiando los márgenes de cañizales y arreglándolos mínimamente se puede hacer un espacio de ocio y recreo para disfrute de los bilbilitanos.


 Para completar mi recorrido mudéjar por Calatayud me dirigí a la iglesia de San Pedro de los Francos, del S.XIV, con una preciosa portada del gótico levantino. La torre se halla inclinada, por lo que en el S.XIX se demolió el cuerpo de campanas para evitar el derrumbe completo. En ella se celebraron las Cortes que juraron príncipe heredero a quién después sería Fernando el Católico. Terminé el día viendo la Fuente de los ocho caños que era la que surtía de agua potable a la ciudad. Es de estilo manierista y como curiosidad uno de los caños era de uso exclusivo para el verdugo del pueblo, otro para los indigentes y el resto para la población en general. Se halla situada delante de la Puerta de Terrer, del S. XVI y adornada con los blasones de Calatayud y de los Austrias y que alberga la sede del Centro de Estudios Bilbilitanos. Terminé cenando de tapeo en la Cervecería Antonio (muy ricas tapas) al lado justo del hotel y, después de hacerle una foto a la fachada iluminada del mismo, a descansar para mañana.

                                                           Fuente de los ocho caños
                                                        Puerta de Terrer

                                        Hotel Monasterio Benedictino


DÍA 4 ( Calatayud – Albarracín – Teruel )

Después de desayunar y preparar la moto me dispuse a recorrer los 152 kms que separan Calatayud de Albarracín, primero por la N-234 y luego por la A-23. Hay que regresar a Daroca y, por un momento, tuve la tentación de volver a buscar Anento (se me había quedado clavada la espinita) pero decidí seguir la hoja de ruta y continuar hasta el destino. Los últimos 35 kms hay que salirse de la A-23 en Cella y tomar la comarcal A-1512 que es una auténtica pasada para los moteros, con curvas suaves y reviradas y bien asfaltada que atraviesa entre montañas unos paisajes preciosos que, con el inicio del otoño, se cubren de colores ocres y amarillos que son un auténtico espectáculo visual. Os dejo algunas fotos para que lo comprobéis.




Aunque al llegar a Albarracín, si te lo propones, con la moto puedes subir hasta el mismo centro del pueblo, preferí dejarla en uno de los aparcamientos a la entrada  e ir dando un bonito paseo para recrearme con las vistas.
Albarracín es un pueblo espectacular que goza de una fama bien merecida, de ahí que me encontrara con gran cantidad de turistas por todas partes. Está rodeado por una muralla con un castillo intermedio y cuelga de la falda de la montaña con edificaciones abalconadas de  madera adornadas con flores. El mejor consejo que os puedo dar si no queréis embarcaros en un recorrido guiado con mucha gente que no conocéis, es que os perdáis. Soy consciente de que así no oímos la gran cantidad de explicaciones y detalles que proporcionan los guías pero a cambio está la satisfacción de descubrir por vosotros mismos lugares escondidos, casas con encanto y hablar con los autóctonos que os pueden contar cosas curiosas que no figuran en los recorridos oficiales. Callejear el pueblo es toda una experiencia, pararse delante de casas señoriales con portalones antiguos repletos de clavos de hierro (el número de ellos indicaba el poderío de los moradores al ser este metal muy caro para la época), asomarse a los numerosos miradores para ver vistas espectaculares y , sobre todo, si es la hora de la cervecita huid de tomarla en alguno de los bares de la Plaza del Ayuntamiento, están petados siempre y es una pequeña odisea tomarse algo que, por otra parte, puedes encontrar en los numerosos bares y restaurantes que jalonan sus calles.
Además de lo anterior es imprescindible una visita a la Catedral, del S.XVI y con una buena colección de tapices. Así mismo es interesante ver la portada barroca del Palacio Episcopal y la Casa Consistorial también del XVI en la Plaza del Ayuntamiento. Si os animáis podéis visitar el Castillo, un alcázar andalusí de los soberanos de éste reino de taifas en el S.XI, en concreto el clan de los Banu-Razín que dio nombre a la ciudad. Hay varias torres y una casa de construcción popular en el Portal de Molina (la casa de la Julianeta). Por supuesto también hay numerosas tiendas dedicadas a la venta de “ productos de la tierra “ y un sinfín de baratijas para compradores compulsivos.
Comí en un buen restaurante (El Rincón del Chorro) pero no pude hacerlo en una mesa porque se encontraba lleno para ese turno … y el siguiente, así que me acomodaron en la barra y disfruté de las viandas (es una de las ventajas de viajar solo, te ubicas en cualquier sitio).








Volví para recoger la moto y desandar la bonita A-1512 para luego enlazar con la A-23 que me llevaría de regreso a Teruel. La entrada a Teruel desde aquí tiene una enorme recta con el aeropuerto/aeródromo a la izquierda que permite a los que gusten "retorcer la oreja" bastante.
Me costó algo encontrar el hotel dónde iba a pernoctar (Hotel CLÁ), ya que se hallaba algo escondido y alejado del centro. Era un pequeño hotel de 12 habitaciones ambientado en el ambiente teatral y, aunque las habitaciones estaban bien y el personal era muy amable, me pareció que por el precio pagado (85 euros con desayuno) podía haber encontrado alojamientos similares y más céntricos. En cualquier caso me dispuse a terminar mi visita a la ciudad.
Me había quedado pendiente del primer día visitar la torre de S. Martín, la Catedral y el Acueducto de los Arcos, así que allá que me fui. La torre de San Martín es prácticamente idéntica a la del Salvador (acordaros de la historia de los dos amigos) y sus detalles de cerámica y vidrio son igual de espectaculares. La Catedral de Santa María (lamentablemente cerrada cuando llegué) destaca por su techumbre mudéjar de 32 metros de largo que la recubre totalmente y que está adornada con infinidad de motivos geométricos, florales y religiosos.

                                                          Catedral de Teruel


Por último el Acueducto de los Arcos del S.XVI está considerado como una las mayores obras de ingeniería del renacimiento español. Tenía una doble función: el abastecimiento de agua de la ciudad y viaducto para el tránsito peatonal.
Completada mi visita a Teruel cené algo (ésta vez no pedí jamón pero si probé las patatas pimajopere en el Bar Torreón, especialidad de la zona) y me volví a descansar. Al día siguiente tocaba camino de vuelta hasta Murcia por la misma ruta de ida aunque ésta vez algo más complicado porque me topé con varios accidentes y retenciones y tuve que asistir a un matrimonio mayor de ingleses, víctima de un atraco en una estación de servicio, que había dejado lesionada de cierta gravedad a la pobre mujer (gajes del oficio).
Ha entrado el otoño y las posibilidades de realizar viajes de medio/largo recorrido disminuyen considerablemente, así que si no sabéis de mi en una temporadita no os preocupéis …… volveré (está pendiente la Ruta de los Pueblos Blancos).





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