martes, 3 de abril de 2018




                                                                 PA CAI



          ¡ Por fin !. El mal tiempo se iba retirando y, aunque el inicio de la primavera se presentaba algo irregular, ya era hora de continuar con mis escapadas moteras que me hacen desconectar completamente, con la única preocupación de dónde voy, que es lo que veo, a quién conozco y que gastronomía disfruto. Asi pués,  me preparé una ruta por un sitio que, aunque visitado hace años, no me había recorrido con calma y en profundidad y del que solo me quedaban algunos vagos recuerdos: Cádiz y sus alrededores. 


DÍAS 1 y 2

                Salí de Murcia y me dirigí hacia Granada por la A-92N parando en el camino para repostar, descansar y hacer una foto de Sierra Nevada totalmente cubierta del blanco elemento.



                   Llegué a Granada sin contratiempos y la bordeé para continuar por la A-92 hasta mi destino para hacer noche: Loja.
                 Loja  es un municipio granadino que tuvo gran importancia en la época islámica (Medina Lauxa) y que fué entregada por el mismísimo Boadil al rey Fernando de Aragón en 1486. Cuna de ilustres personajes como Gonzalo Fernñandez de Córdoba (El Gran Capitán) que fué alcalde de la localidad, el General Narváez (primer ministro de Isabel II) o en época musulmana el gran poeta Ibn al-Jatib.  
                  Después de preguntar varias veces y recorrerme el pueblo sin bajarme de la moto, logré encontrar mi alojamiento: Hotel Rural Llano Piña que se hallaba alejado del pueblo unos 1,5 kms. El sitio estaba bastante bien aunque algo apartadillo. Tomé la habitación y me dispuse a comer en una bonita terraza con un agradable solecillo.
                     Por la tarde, después de descansar un rato, volví a tomar la moto para acercarme al pueblo y darme un garbeo. El centro estaba cortado por el paso de una procesión que, después de aparcar, me dispuse a ver llegando hasta la Plaza del Ayuntamiento que se halla ubicado en el Palacio de Narváez, palacete del S.XIX residencia del mencionado General. Observé como portaban el paso ascendiendo por las empinadas calles del pueblo y, a la vuelta ya anocheciendo, como transitaba por el denominado Barrio Alto.

                                             Procesión con el Palacio de Narváez al fondo 



                     Callejeé un rato por las calles del pueblo atestadas de gente y  me dirigí a visitar la Iglesia de S. Gabriel, uno de los ejemplos más notables del Renacimiento granadino. Es del S.XVI y se le atribuye a Diego de Siloé. Destaca sobre todo la portada lateral, con dobles columnas jónicas.




                    Volví a tomar la moto para dirigirme al Hotel, cenar y a descansar para seguir mi camino al día siguiente.

               Después de desayunar y preparar las cosas continué mi camino por la A-92 no teniendo muy claro por donde desviarme para llegar hasta Cádiz, así que tomé la primera salida que encontré que indicaba "Cádiz AP-4" resignándome al jodido peaje pero, al parar a repostar, el gasolinero me indicó que podía tomar la N-IV ahorrándome el oneroso diezmo. Ello me permitió pasar por varios pueblecitos, entre ellos El Palmar de Troya, donde paré a fotografiar el engendro que edificó el pirado de Clemente Domínguez, autodeminado Papa como Gregorio XVII. El edificio no puede ser más feo, vulgar remedo del Vaticano, pero oye ahí sigue en pié dirigidos creo por un tal Pedro III y con una estructura rígida y sectaria que, entre otras cosas, no permite la entrada de personas ajenas ni las fotografías (je, je).



                   Continué mi camino sobrecogido por la estupidez humana y llegué a Cádiz entrando por el Puente de la Constitución. Mi alojamiento se hallaba en uno de los barrios con más solera de Cádiz: La Viña y , para llegar a él, atravesé Puerta Tierra y me adentré (con gran cabreo de mi moto) por calles adoquinadas que bordeaban el malecón, pasando por la Catedral hasta llegar al lugar. Llamé y quedé con la encargada del alojamiento, un apartamento situado en una antigua casa del barrio y decorado de forma bastante curiosa (Apartamentos La Selva). Me dió las instrucciones pertinentes y me dispuse a acomodarme para salir a una primera toma de contacto.
                   Callejeando por La Viña llegué a una plaza donde se situaba el Mercado de Abastos, con la solera de los mercados de toda la vida. Puestos de carne, frutas, pescados y mariscos, embutidos y toda suerte de viandas se alineaban en el centro del edificio mientras que en un corredor externo se hallaban gran cantidad de tiendecitas donde saborear los diferentes manjares: ¨pónme dos tortillitas de camarones", "pisha, dame un cartucho de chocos", "un par de ostiones y un finito", eran expresiones repetidas por la gente que hacía cola. Seguí mi camino para desembocar en la Plaza de la Catedral.
                    La Catedral de la Santa Cruz (Catedral Nueva para los gaditanos) es un edificio de grandes proporciones que se empezó a construir en el S.XVIII y se terminó en el XIX. Mezcla de estilos barroco y neoclásico, la portada está formada por formas cóncavas y convexas y las torres culminan en forma de observatorio astronómico, siendo excepcional su altura ya que los Borbones habían prohibido construir edificios tan altos para no ser un blanco fácil para el enemigo. En el interior destaca el coro con una preciosa sillería y, bajo el altar mayor, se hallan enterrados personajes como Manuel de Falla o Jose Mª Pemán.





                          
             

                     Después de visitar la Catedral busqué un sitio para comer. Cuando viajo no sigo un horario habitual de comidas, pero eso mi estómago no lo sabe. Entré en una bonita taberna cercana y me dispuse a saborear los manjares gaditanos. Aquí he de hacer un inciso, la verdad es que está todo muy rico pero resulta algo monótono. En cualquier sitio donde entres tienen siempre la misma carta: pescaito frito, puntillitas, chocos, cazón en adobo o sin él, gambas rebozadas, caballa asada, cañaillas, ortiguillas y, si quieres marisco fresco (nada que ver con el gallego) tipo gamba blanca, cigalas, etc. el precio se dispara. En mi opinión (corro el riesgo de que me nombren persona non grata) abusan mucho de la fritura, pero hambre no se pasa y acompañado de un fino que entra muy bien, podemos darle un notable. Por cierto, me extrañó que abunda mucho por estos lares una gran cerveza como es la Estrella de Galicia.
                     Para rebajar lo trasegado me fuí a dar un paseo por la famosa playa de la Caleta, una coqueta y pequeña playita situada en el extremo del barrio la La Viña y que, debido al buen tiempo, se hallaba bastante concurrida.



                           En el camino hice algunos fotos desde el malecón.





                     Ya era media tarde y quería ver alguna procesión de aquí para compararla con las de mi tierra y las de otros lugares de Andalucía, así que paseando me fuí hasta el centro de Cádiz, por la zona del Ayuntamiento, donde me busqué un sitio adecuado y me entretuve haciendo una foto de alguien que no os puedo decir quién fué porque había gran cantidad de gente subida al mismo y tapaban la inscripción.




                       Pasó la procesión y ... bueno, no estaba mal. El andar del paso y la banda de música bastante decentes pero nada comparables a Sevilla, Granada o Córdoba.





                     Después de ver el cortejo procesional me dí una vuelta por las calles del barrio del Pópulo, contemplando bellos edificios con fachadas señoriales y ,tras tapear algo en barecitos que encontraba a mi paso, regresé a mi apartamento para preparar el siguiente día.


DÍAS 3 y 4 

                       Después de desayunar me dirigí por la CA-33 para recorrer los 14,5 kms. que me separaban de San Fernando.
                       Su nombre original era Villa de la Real Isla de León (La Isla). Sus raices arrancan en los fenicios que construyeron en la isla de Sancti Petri el templo de Hércules y posteriormente fundaron Cádiz. Por allí pasaron cartaginenes, romanos (autores de un acueducto que después se transformó en el Puente Zuazo que la une a Cádiz), visigodos, árabes y castellanos. Durante los S.XVII y XVIII vivió su mayor esplendor gracias a la llegada de la Marina, construyéndose edificios como la Casa Consistorial, varias iglesias notables, el Castillo de Sancti Petri y el Real Teatro de las Cortes. En este último (también llamado Teatro de las Comedias) se reunieron desde Septiembre de 1810 hasta Febrero de 1811 los diputados para elaborar la primera constitución española y tercera del mundo: la Constitución Española de 1812, mientras eran asediados por las tropas napoleónicas ya que la Isla de León junto a Cádiz se mantenían como los últimos bastiones españoles en la Guerra de la Independencia. Debido a este hecho a la Isla de León se le otorgó el título de ciudad y pasó a llamarse San Fernando en honor del monarca reinante Fernando VII.
                          Mucha historia como véis. Hoy visitar San Fernando es pasear por su larguísima calle principal, deteniéndose por ejemplo ante la iglesia del Carmen, antiguo convento carmelita de estilos barroco y neoclásico. Alberga la imagen de la Virgen Coronada, patrona de la ciudad y de la Armada Española.






                           Continuando mi camino llegué a la Casa Consistorial que es el mayor edificio de la arquitectura civil de Andalucía y el tercero más grande de toda España. Lamentablemente está siendo rehabilitado, con la fachada totalmente cubierta y sin poder visitarse ni tan siquiera realizar una foto decente.
                              Algo más lejos se halla la iglesia de San Pedro y San Pablo (iglesia Mayor), un templo neoclásico del S.XVIII con dos campanarios con azulejos azules donde se reunieron los diputados arriba mencionados para implorar la inspiración que les hiciera acometer con éxito la redacción de la Constitución. En el se halla la imagen de El Nazareno (que goza de gran fervor entre la gente) y la imagen del patrón de la ciudad, San José.

 
                            Como ya era media mañana y, después de tomarme unos ricos churros, desandé el camino y volví a tomar el camino para recorrer por la A-390 los 10,6 kms. que me separaban del punto siguiente.


                                    Este no era otro que el bello pueblo de Chiclana. La fundación de esta villa data de 1303 a cargo de Fernando IV de Castilla y aquí tuvo lugar la famosa batalla de Chiclana durante la guerra de la Independencia. 
                                  El casco antiguo es un pequeño laberinto de callejas que al final te llevan a los más destacable del pueblo, su Plaza Mayor. Allí se encuentran las dos construcciones más famosas. Presidiendo la plaza está la Iglesia Mayor de San Juan Bautista, un impresionante templo obra cumbre del neoclasicismo gaditano del S.XVIII y catalogada como B.I.C. En su interior (que no pude visitar por estar cerrada) alberga varios cuadros de la escuela de Zurbarán.


                                
                                  El otro edificio se halla en un lateral de la plaza y es denominado la Torre del Reloj. Se construyó en el S.XVIII sobre una de las antiguas puertas de entrada a la villa. Realizado en piedra ostionera consta de cuatro cuerpos, estando las campanas en el tercero de ellos. Como la iglesia carece de campanario a esta torre se le atribuyó un uso religioso, siendo "el campanario" del cercano templo.



                              Los dos edificios en su conjunto dotan a la Plaza Mayor de un marcado acento monumental.


                                     En el camino de regreso me paré ante el Convento de Jesús Nazareno, un edificio barroco del S.XVII con una bella portada con columnas salomónicas en mármol blanco.


                              Continué mi camino por la A-48 para recorrer los 28,3 kms. que me iban a llevar hasta el Puerto de Santa María. Se había levantado un fuerte viento y la conducción era algo complicada.
                                Esta población se halla en la desembocadura del rio Guadalete y sus orígenes parecen remontarse hasta la época romana. Como curiosidad es el único pueblo de España en cuyo término municipal hay tres cárceles.
                          La villa tiene una enorme riqueza monumental ya que es conocida como la Ciudad de los Cien Palacios, aunque el tiempo y la dejadez ha conseguido que la mayoría estén en ruinoso estado.
                              Paré a tomar algo en uno de los muchos bares atestados de gente que se sitúan en la calle paralela al rio y, con las fuerzas recuperadas, me dí un paseo por sus calles y me detuve ante la impresionante fachada de la Iglesia Mayor Prioral, obra promovida por los Duques de Medinaceli, que data del S.XV y está construida en piedra arenisca. Parece ser que el primer maestro de obras fué Alonso Rodríguez que, por aquel entonces, trabajaba también en la Catedral de Sevilla.


                         Continué el recorrido pero, por neglicencia mía y para vuestra desgracia, el móvil se había quedado sin batería, por lo que no puedo dejar testimonio gráfico de los lugares que ví: el Hospital de S. Juan de Dios, el castillo de S. Marcos, la Plaza de Toros, la Fuente de las Galeras e incluso un monumento a Paquirri. Como el viento no amainaba me dieron ganas de dejar allí la moto y tomar el famoso Vaporcito del Puerto para regresar a Cádiz, pero mi amiga no se merece ese desprecio, así que con cuidadito y circulando despacio regresé a Cádiz ya anocheciendo, aparqué en le puerta del apartamento y me dispuse a encontrar un bar donde cenar tranquilamente antes de irme a descansar.

                          El plan para el día siguiente era desplazarme hasta Jerez para ver el espectáculo "Como bailan los caballos andaluces" y así lo hice recorriendo los 32,4 kms. por la A-4 que separan Cádiz de Jerez de la Frontera. Localicé la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre y aparqué en la puerta.  Esta Escuela fué fundada en 1973 por Álvaro Domecq y como su Presidente de Honor es el Rey Juan Carlos I ostenta el título de Real. Sus instalaciones están formadas por el Palacio Duque de Abrantes, la guarnicionería, el Museo de Arte Ecuestre , el Museo del Enganche y el picadero donde se realizan las exhibiciones. Está prohibido (cosa lógica) realizar fotos y vídeos del interior de las instalaciones y del espectáculo, por lo que tendréis que conformaros (ya había recargado el móvil) con fotos de los exteriores.

                                                     Palacio Duque de Abrantes   

                           Como tenía tiempo de sobra y llevaba entrada combinada fuí a ver el Museo de Carruajes y la guarnicionería donde, además de contemplar preciosos carruajes de diferentes épocas incluyendo el utilizado por la Infanta Elena y el Duque de Marichalar en su boda que luego terminó como terminó, pude apreciar en directo como bañaban a varios caballos e incluso acariciar a algunos de ellos en sus cuadras.




                           
                         Ya sin más dilación me dispuse a ver la exhibición que es una auténtica delicia para los sentidos. La conjunción de jinetes y caballos acompañada de música española refleja fielmente el gran trabajo de doma que hay detrás y la nobleza y cualidades de estos bellos animales.
                             Eran cerca de las 14 h. cuando terminó el espectáculo y el plan era regresar a Cádiz, pero pensé que lo mejor era ver lo que pudiera de Jerez y completarlo al día siguiente. Así que caminé hasta el centro, comí un rico gazpacho y un delicioso pescaíto frito y me zambullí en las calles de Jerez para ver lo que me deparaban. La primera parada fué en la Iglesia Catedral, construida sobre la antigua Mezquita Mayor. Es un templo gótico del S.XVIII con una imponente fachada de tres puertas y abundante imaginería barroca.



                                               
                              El interior consta de arcos de medio punto con una preciosa bóveda central muy trabajada y una gran custodia de plata.





                                  Después de ver la Catedral (entrada 5 eurazos) me dirigí al otro gran templo de Jerez: la Iglesia de S. Miguel. Se halla en pleno barrio gitano y su construcción comienza en el S.XV y se prolonga varios siglos, por lo que presenta elementos góticos, renacentistas y barrocos. La fachada principal obra de Diego Moreno Meléndez es una gran representación del espíritu imaginativo del barroco, con dobles columnas y hornacinas entre ellas. No pude ver el interior por hallarse cerrada.



                                 Continué mi camino pasando por algunos rinconcitos encantadores de esta bella ciudad ...


                                       ...  bordeando la alcazaba y admirando su bella torre octogonal ...




                                          ...   para terminar el recorrido en la Plaza de Santa María con el Gallo Azul presidiéndola, edificio elegante de estilo neomudéjar que acoge un restaurante y un gastrobar.

                               Abandoné Jerez para regresar a Cádiz y por el camino fuí dándole vueltas a una idea. El plan de viaje previsto era que al día siguiente volvía a Jerez y pernoctaba allí y el siguiente me dirigía a Granada para hacer noche y luego a Murcia. Pero de Jerez ya había visto lo más destacable y la noche en Granada era para ahorrar la paliza de kilómetros (aunque Granada siempre merece una parada). Por otra parte podía ahorrar un par de días y llegar antes a casa donde me esperaban varios asuntos pendientes.
                                Así que al llegar a Cádiz comprobé que podía anular sin cargo los hoteles de Jerez y Granada (gracias booking), cené algo en un bar cercano, preparé las cosas y me fuí a descansar.
                                 Según las indicaciones de un taxista el regreso era más corto si me dirigía a Sevilla y tomaba la salida de Arcos de la Frontera para, tras pasar por pueblos ya conocidos por mi, terminar en Antequera y desde ahí retomar la A-92 hasta Granada y Murcia. Vale, pero yo la salida para Arcos no la vi por ningún sitio y me planté en Sevilla, desde ahí a Granada con parada para comer y luego a casa. Resumiendo, batí mi record absoluto de distancia recorrida de un tirón (658 kms.) y llegué a casa sobre las 19 h. (las lumbares bien por la comodidad de mi moto, pero el hombro jodido por mi luxación acromio-clavicular), ganando dos días sobre el itinerario previsto.


P.D  Si todo transcurre con normalidad para el próximo puente de Mayo realizaré la Ruta de la Alcarria de Cela ... pero en moto y sin choferesa de color. 

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