ROMÁNICO EN SEGOVIA
Cuando pensamos en
la distribución de monumentos románicos en España, siempre nos vienen a la
imaginación provincias como Soria, Burgos, Palencia o Zamora. Y es cierto que
aquí se concentra una gran parte de este arte medieval en nuestro país. Pero
también es cierto que hay otros lugares hasta donde el románico se extendió. En
este blog os he descrito rutas por Valladolid, la Ribeira Sacra, Guadalajara y
hasta Cuenca, en las que podemos encontrar bellísimos ejemplos de este tipo de
arquitectura.
Una provincia desconocida hasta no hace muchos
años en este aspecto es Segovia que, paradójicamente, cuenta en su territorio
con gran cantidad de pueblos en los que hay su iglesia o ermita
extraordinariamente bellas que merece la pena conocer. Baste decir que en la
capital se concentran el mayor número de iglesias de este estilo, tras Zamora,
de toda la península y que, por ejemplo, después de Burgos es la provincia que
más campanarios románicos posee y que en ella se encuentran el mayor número de
galerías porticadas de toda Europa.
Así que, exprimiendo al máximo los 5 días que pude extraer de mis obligaciones laborales, me dispuse a recorrer el mayor número posible de pueblos, aldeas y la propia capital para conocer a fondo lo más emblemático del románico rural segoviano.
25 y 26 de Mayo
Para
llegar a Segovia desde Murcia hay más de 500 kms. que, de inicio, planifiqué en
una etapa pero, al final, logré sacar un día extra. Así que decidí ahorrarle la
paliza a mi cuerpo de 67 años y pernoctar en Las Rozas. Saliendo desde Murcia
A-30, A-31 y A-3 hasta llegar a Madrid con bastante viento y frio. Allí se busca
la A-6 dirección A Coruña que, tras un tramo de peaje por la AP-6, te lleva a Las
Rozas. Busqué mi hotel ( Exe Gran Hotel Almenar ) percatándome de que estaba en
la zona residencial de Las Rozas y, por tanto, casi ausente de servicios de
restauración. Para colmo en mi hotel solo se servían desayunos y cenas, así que
vuelta a la moto a buscar un lugar donde
comer algo. Siesta, paseo por las inmediaciones, cena ligera en el hotel y a
descansar.
Desde Las Rozas a
Segovia hay unos escasos 74 kms. que se recorren en un santiamén ( 1 hora
escasa ) por la AP-6. De manera que a las
10 h. estaba en la ciudad del
acueducto.
Búsqueda de
alojamiento ( Hotel AR Los Arcos, bastante bueno ) y, tras dejar el equipaje en consigna, a
intentar ver algunas de las más importantes construcciones románicas de la
ciudad.
Desde el hotel y
dando un paseo hacia el acueducto lo primero que te sale al paso es la
grandiosa iglesia de S. Millán, situada en una bonita plaza con niños jugando,
gente varia tomando el sol y hasta varios perros que correteaban bajo la mirada
de sus dueños.
La iglesia de S. Millán fue declarada
Monumento Nacional el 3 de Junio de 1931 y constituye uno de los ejemplos más
monumentales del románico segoviano, alcanzando dimensiones catedralicias.
Fue levantada entre 1111 y 1126, añadiéndole posteriormente las
galerías porticadas y varias restauraciones. Posee tres naves separadas por
arcos de medio punto y una bóveda barroca que sustituyó a la original armadura
de madera mudéjar.
En el exterior, la
cabecera junto con los pórticos es la parte más llamativa. El ábside central se
divide en tres calles por dos columnas con ventanales con arquivoltas en cada calle.
Los absidiolos laterales son más sencillos con ventanales de medio punto.
La fachada norte tiene arcos de medio punto enlazados con contrafuertes, al estilo de la catedral de Santiago de Compostela.
Las galerías porticadas fueron añadidas con posterioridad, aunque la mayoría de las columnas y capiteles están muy deteriorados por la erosión y disolución de la piedra caliza con la que fueron construidos. La meridional es la más soberbia y mejor conservada, pudiéndose apreciar todavía en sus capiteles animales del bestiario y temas vegetales.
La septeptrional es del S. XIII y su talla es menos “fina” que la anterior.
La torre es considerada mozárabe por muchos autores, probablemente del S. X.
Ya en el interior encontramos una planta de tres naves separadas por arcos de medio punto, con una bóveda de nervios de crucería de tipo califal.
Como cuando entré se estaba celebrando la eucaristía, esperé respetuosamente a que esta terminara y cuando accedí a la cabecera un señor de paisano comenzó a apagar las luces restándome una visión más amplia de la misma. Me acerqué y le pedí que, si era posible, las volviera a encender ya que estaba realizando un “reportaje” del románico segoviano. Accedió a ello y así pude fotografiar la preciosa arquería ciega sobre columnas del hemiciclo.
Tanto la fachada norte como la septeptrional tienen una estructura similar, con arcos de medio punto enlazados con contrafuertes al estilo de la Catedral de Santiago de Compostela.
Terminada mi visita a S. Millán continué por la amplia avenida peatonal de Fernández Ladreda que te deposita en el acueducto.
Esta
obra de ingeniería romana del S.I d.c siempre ha llamado mi atención. Recogía
las aguas del manantial de la Fuenfría a 17 kms. de Segovia y las transportaba
hasta la ciudad. Está construido con sillares de granito sin argamasa entre
ellos, lo que se denomina construcción “en hueso”. En lo alto del mismo hay un
nicho donde está colocada una imagen de la Virgen del Carmen. A pesar de varios
procesos de restauración, sigue expuesto a la degradación ya que muy cerca del
mismo sigue existiendo tráfico rodado que provoca gran contaminación. Esperemos
que aguante al menos otros 2000 años.
Se
trata de un edificio de tres naves con tres tramos cada uno, una cabecera
tripartita de tres ábsides semicirculares escalonados, una torre de ladrillo
que, como ya he mencionado, estaba en restauración y una magnífica galería
porticada que rodea las fachadas sur, oeste y norte. Es Monumento Nacional y
hay que advertir que se encuentra muy restaurada pudiendo apreciar los
elementos sustituidos por un tono más amarillento frente al negruzco de los
originales.
Los absidiolos laterales son soberbios, presentan dos pisos con arquería ciega el inferior y ventanales el superior.
De las dos puertas que permiten el acceso al templo, la que se abre a los pies es un portento de monumentalidad y belleza. Es, quizás, una de las portadas más grandes del románico castellano. Tiene seis arquivoltas ricamente adornadas con temas florales. Una buena limpieza no le vendría nada mal.
El pórtico que la antecede consta de cuatro grandes arquivoltas, estando apoyadas la segunda y cuarta sobre pilares rematados por capiteles que por debajo se convierten en cuatro figuras humanas de gran tamaño.
A la izquierda de la misma se encuentra la soberbia catedral que, aunque no entraba en mi hoja de ruta por ser gótica con rasgos renacentistas, no puede pasar desapercibida por su belleza y elegancia. No en vano es conocida como la Dama de las Catedrales.
Como era mediodía decidí buscar un sitio para comer y descansar un rato y continuar con mi periplo por la tarde con ¡¡ quién me lo iba a decir !!, un calor de justicia ( aunque mucho menor que en mi Murcia de origen ).
Ya
recompuesto me fui a buscar la tercera parada del día. Se trataba de la iglesia
de S. Esteban que en 1884 fue descrita por J.Mª Cuadrado como “ la reina de las
torres bizantinas que en España conocemos “.
Esta
maravilla que podéis ver más abajo ya sufría problemas de debilitamiento e
inestabilidad a finales del S. XIX y, para colmo, un rayo alcanzó el campanario
en 1894. Un grupo de intelectuales amantes de su tierra consiguió que fuera declarada
en 1896 Monumento Histórico Artístico , comenzando con ello su restauración que
finalizó en 1928, siendo desde entonces una visita obligada de los amantes del
románico que vienen a Segovia.
Consta
de seis cuerpos y un tejado apiramidado a cuatro aguas. El primer cuerpo es
liso, los dos siguientes tienen un doble arco ciego sobre columnas y en los
tres superiores se abren huecos para las campanas con arquivoltas sobre
columnas.
La galería porticada ocupa los flancos meridional y occidental, construida con piedra caliza rosada y pudiéndose apreciar en los capiteles el desgaste sufrido por las lluvias y la contaminación.
La última parada del día era la iglesia de S. Andrés, ubicada en la plazuela de la Merced de camino al Alcázar. Conserva de su primitivo estilo románico dos ábsides con ventanas de medio punto. La torre de tres cuerpos es rematada por un chapitel agudo. En el interior ( que no pude visitar por estar cerrada ) se conservan imágenes de Gregorio Fernández.
Regresaba dando un paseo cuando un cartel indicativo llamó mi atención: " Casa de Antonio Machado ". Así que mi curiosidad me animó a seguirlo hasta encontrar el sitio señalizado.
Resulta que nuestro gran poeta pasó 12 años en Segovia dando clases en el Instituto y esta etapa resultó una de las más creativas de su vida, escribiendo gran parte de su obra teatral y creando dos de sus personajes más conocidos: Juan de Mairena y Abel Martín. Además conoció a Guiomar ( su musa más famosa ) con la que se reunía en Madrid los fines de semana.
Pues bien, durante este tiempo se alojó en una modesta pensión que hoy en día se ha rehecho conservando las estancias originales y que no me pude resistir a visitar.
Se accede a ella por un pequeño zaguán que comunica con un amplio patio y desde ahí, subiendo por las escaleras, se recorre un pasillo que nos lleva hasta las estancias más significativas de la casa: el comedor, la cocina, habitación de trabajo y dormitorio lugares que, como podréis apreciar, eran extremadamente modestos y carentes de comodidades. Os dejo unas fotos para que podías haceros una idea.
Terminada la visita regresé dando un paseo para volver al acueducto y sentarme a tomar algo en la calle Fernández Ladreda, haciendo tiempo para una cena ligerita y regresar al hotel para preparar el recorrido del día siguiente.
27 de Mayo
Para hoy había preparado un programa intenso, así que
salí tempranito del hotel para buscar la carretera a Soria que, con los desvíos
pertinentes, me debía llevar a Sepúlveda después de 65 kms. Sepúlveda es una ciudad con una larga historia ya
que fué una villa muy codiciada porque representaba una frontera entre
territorios árabes y cristianos más allá del rio Duero. Por ello fue tomada
alternativamente por unos y otros hasta que en el año 1010 pasó definitivamente
a manos cristianas al ser conquistada por Sancho García. Durante la Guerra de
la Indepencia se produjo la llamada Acción de Sepúlveda en la que, por única
vez que se tenga constancia, intervino la Guardia Imperial de Napoleón. A pesar
de ello los franceses fueron derrotados, frenando el avance de Napoleón hacia
Madrid. Aquí intervino de manera decisiva El Empecinado que tenía su base en
las cuevas del Cañón del Duratón.
Hoy en día
Sepúlveda está catalogada como uno de los pueblos más bonitos de España.
Cuando
llegué me dirigí hacia el centro y
aparqué al lado de una iglesia que hoy es el Centro de Interpretación. Pregunté
a un buen hombre como hacer el recorrido que tenía planificado para ver los
tres lugares románicos más importantes del pueblo. Me indicó el itinerario y me
sugirió que no era necesario coger la moto ya que era un agradable paseo. Ya,
ya, “ un agradable paseo “ que entre el recorrido y que me desorienté algo para
volver a por la moto se transformó en unos 5 kms. de nada, con un calor de justicia
y que me podría haber ahorrado porque mi montura me hubiera llevado
tranquilamente a todos los sitios. Juré que no volvería a hacer caso a las
recomendaciones lugareñas y que, siempre que pudiera, iría subido a mi moto a
todos lados.
El primer sitio
a visitar era la iglesia del Salvador, BIC y que está considerada como el
edificio románico más antiguo de la provincia de Segovia y al sur del Duero (
S. XI ).
Consta de
una sola nave con ábside semicircular y una torre separada a la que se accede
por un estrecho pasadizo abovedado.
Al estar cerrada me conformé con el exterior que presenta una maestría arquitectónica imponente, con una grandiosa armonía de proporciones junto a una altura inusual y perfección de su bóveda.
Los temas geométricos y vegetales que la rodean siguen
modelos asturianos, mozárabes en las
arcadas ciegas de la nave y visigodos, llamando la atención los lazos
irlandeses de estas arcadas ciegas.
El pórtico tiene ocho arcos con capiteles de diversos motivos y donde aún se pueden apreciar las marcas de los canteros que realizaron la construcción.
A continuación descendí para buscar el siguiente punto de interés que era la iglesia de la Virgen de la Peña, situada junto al cuartel de la Guardia Civil de la localidad. Es románica del S. XII con añadidos posteriores del camarín, el pórtico, la galería y la casa del cura.
Allí coincidí con un grupito de venerables ancianas, algunas con bastones y otras con evidentes dificultades para la deambulación que me pidieron que les hiciera una foto del grupo. Las atendí solícito sin dejar de preguntarme que leches hacían allí estas enternecedoras y animosas ancianitas y de dónde habían salido.
La iglesia es de una sola nave que está dividida en cuatro tramos por arcos fajones con bóveda de cañón. El ábside es muy parecido al del Salvador y el pórtico se articula en tres arcos.
Entré ( ¡ aleluya ¡, estaba abierta ) y me llamó la atención el efecto de recogimiento generado por la penumbra que envuelve el espacio. Se trata de un templo amplio, con una cripta bajo el batisterio, un elemento poco frecuente en las iglesias románicas castellanas.
Una artística verja de hierro separa el altar mayor con
un retablo del S. XVIII de la nave. Allí se encuentran la imagen de la Virgen
de la Peña del S. XIII patrona de Sepúlveda y otra de un Cristo Crucificado del
S.XIV.
Ya en el exterior me entretuve realizando fotos desde un amplio mirador desde el que casi se pueden apreciar las famosas Hoces del Duratón.
El último punto a visitar era la iglesia de los Santos Justo y Pastor, de los S. XII y XIII y declarada Monumento Nacional. Está situada intramuros y es un edificio de tres naves y ,lógicamente, se encontraba cerrada. Hoy alberga el Museo de los Fueros.
Así que me limité a realizar alguna foto de la torre y
rodearla para también fotografiar su ábside.
Salí de Sepúlveda atravesando una de las antiguas puertas de entrada a la villa …
… pero me falló mi sentido de la orientación ( que, modestia aparte, siempre ha sido magnífico ) y descendí hasta la carretera recorriendo como 1 km. Cuando llegué me dí cuenta de mi error y no me quedó más remedio que recorrer el camino inverso cuesta arriba hasta encontrar ( ya con la lengua fuera ) el sitio donde mi moto me esperaba.
Me recuperé en la medida de lo posible y partí hacia el
cercano Duratón para continuar el plan de viaje.
Duratón es un pequeño pueblo ( 31 habitantes censados en 2020 ) que
no tiene más interés. Al llegar hay un cartel que dice “iglesia románica” pero
luego, por más vueltas que des, no encuentras la iglesia por ningún lado.
Aparqué y ,tras andar un poco, encontré a uno de los 31 habitantes. Una señora
a la que interrogué sobre la iglesia y que, tras unas explicaciones algo
confusas, me dirigió hacia ella. Estaba a la salida del pueblo, por un camino
sin señalizar y que nuca imaginarías que te llevaría hasta ella.
En este punto hay que decir que mereció la pena. Ha
sido, probablemente, el momento más mágico y reconfortante no solo de este día
sino de todo el viaje.
Allí, en medio de la nada, entre campos y arboledas se
encontraba la iglesia de la Asunción. He de decir que, al aparcar, quedé
impactado por lo que ví y noté que mi moto se puso algo celosilla, así que le
hice una foto con la iglesia al fondo para que no se enfadara.
Es un templo pequeño ( 18 x 9 metros ) pero el sentido unitario de la construcción y la elegancia de los volúmenes arquitectónicos y delicadez de su escultura son asombrosos.
En seguida llama la atención su galería porticada, con
dos tramos de cuatro y seis arcos y con columnas que presentan unos capiteles
extraordinarios ( aunque son atribuidos a diferentes autores ). Cada uno de
ellos tiene su propio nombre, el de los machos cabrios, el de la lucha de un
guerrero y un animal demoníaco, el de las arpías, el del Nacimiento, etc. Me
entretuve extasiado haciendo fotos de los mismos y luego la rodeé para
fotografiar el ábside y la portada principal.
A escasos metros se encuentra una necrópolis visigoda, por lo que es fácil deducir que la iglesia se construyó sobre los restos de una primitiva iglesia visigoda.
Pero ,sobre todo, la sensación de estar allí disfrutando tu solo de esta belleza sin que nadie te molestase y únicamente observado por una pareja de cigüeñas que habitan en su torre es una sensación indescriptible y que te compensa de todos los esfuerzos realizados en el viaje. De verdad, si os gusta el románico y pasáis por aquí, sería imperdonable que no visiteis esta joya única.
Reconfortado y sin ni pizca de cansancio, retomé el camino para dirigirme al siguiente punto del día. Se encontraba a tan solo 14 kms. de distancia y allí pensaba, además de visitar lo que había ido a buscar, hacer una parada para comer.
Llegué al pequeño pueblo ( solo 15 habitantes en el
censo del 2021 ) ayudado por google maps y que tiene por nombre Perorrubio, que proviene de Pedro Ruvio. Realmente
allí no hay nada, bueno nada no ya que se encuentra la iglesia de S. Pedro ad
Víncula que conserva razonablemente bien su estructura original, salvo
elementos añadidos como la torre, la sacristía y el batisterio. Lo más destacable de ella es su bella galería
porticada, con sillería perfectamente cortada y escuadrada y capiteles tallados
con delicadeza que representan hojas de acanto y, uno en particular, que nos
muestra mascarones grotescos de cuyas bocas salen tallos con hojas.
Evidentemente encontrar allí un lugar para comer era una tarea imposible, así que continué el camino parando en el primer bar que ví para tomar un sencillo menú de carretera y descansar un poco antes de continuar hacia el penúltimo punto del día.
Este no era otro que el pueblo de Sequera del Fresno, distante de Perorrubio unos 27
kms. No penséis que es una villa mucho mayor que Perorrubio ( tan sólo 51
habitantes ) pero, al igual que este posee una iglesia románica de la Asunción
que consta de una sola nave y de la que solo la cabecera conserva la estructura
románica. Lo más destacable del conjunto es la variada decoración exterior,
especialmente en los ventanales de la cabecera que se secciona en tres calles y
en tres cuerpos separados por dos impostas. En los capiteles podemos apreciar
águilas, arpías y combates de guerreros. Es muy original, casi único en la
provincia, la existencia de tímpanos decorados en las ventanas del ábside.
El último punto a visitar en este denso día se encontraba a 36 kms. de allí y se trataba del pueblo de San Pedro de Gaíllos, algo más grande que los anteriores ( 271 habitantes ) y que posee una gran cantidad de servicios como centro médico, supermercado, residencia de ancianos, bares y restaurantes. Pues bien, aquí se encuentra la iglesia de S. Pedro. Tiene una sola nave con un ábside muy sencillo sin impostas ni columnas.
La pieza más interesante es su altísima galería
porticada. La existencia de tanta concentración de éstas galerías en la
provincia de Segovia ( la más numerosa de Europa como os indiqué al inicio de
la entrada ) se debe a la concesión a estas villas de numerosos fueros, lo que
les otorgaba bastante autonomía. De manera que en las galerías porticadas,
además de servir de lugar de refugio, se celebraban reuniones de los habitantes
para decidir sobre sus asuntos, celebraciones de juicios, procesiones,
enterramientos y hasta juegos.
La galería de S. Pedro llama la atención por la altura y esbeltez de sus arcos, con un toque de refinamiento poco común que es existencia de una columna en una de las esquinas del pórtico.
Era media tarde y hacía bastante calor, por lo decidí echarme un rato en un pequeño jardín frente al ábside bajo la sombra de un árbol y viendo volar sobre mi cabeza bandadas de pajaritos. No os lo váis a creer pero ¡ me quedé dormido ¡. Una pequeña siesta de no más de 15 minutos pero que me sirvió de descanso y me recompuso para iniciar el camino de vuelta a Segovia, distante de allí unos 47 kms.
Al retornar a Segovia dejé la moto cerca del hotel y me fui a dar un paseo y sentarme a tomar algo en un jardín cercano para organizar mi regreso.
Al venir hacia aquí había parado a repostar justo
enfrente del lugar reservado para pernoctar en mi regreso. No me convenció, era
un motel de carretera sin ningún atractivo y deduje que bastante ruidoso por
estar al lado de la autovía. Anulé desde el móvil la reserva pero no encontré
ningún otro alojamiento cercano ( ni siquiera en Tarancón ) que tuviera
disponibilidad.
Por otra parte el plan inicial era ir a Fuentidueña
para ver la iglesia de S. Miguel y después a Sacramenia para ver el Monasterio
de Santa María la Real y, desde ahí, iniciar el regreso a Murcia pernoctando en
un punto intermedio.
Pero tuve que cambiar de planes. En la iglesia de S.
Miguel lo más destacable era su interior, con tallas de gran calidad atribuidas
a un maestro cercano a Silos. Pero supuse ( y más siendo sábado ) que estaría
cerrada como la mayoría de las que había visto hasta ahora.
Y el Monasterio de Santa María la Real, con una larga
historia que incluye un incendio en 1647 y luego ( con la ya famosa
desamortización de Mendizábal ) pasó a manos privadas, vendiendo sus
propietarios al magnate de la prensa norteamericana William Randolph Hearst el
claustro, la sala capitular y el refectorio, siendo utilizados para la
celebración de bodas y eventos ( sin comentarios que me cabreo ). Hoy en día
sigue estando en manos privadas y solo se puede visitar los miércoles durante
un par de horas.
Así pues, con todos estos inconvenientes, decidí
ahorrarme bastantes kilómetros y regresar a Murcia vía Cuenca, reservando en un
hotel ya conocido ( Exe ) y así poder ver tranquilamente la final de la Champions. Cené algo ligerito
y a descansar con el regreso ya organizado.
28 y 29 de Mayo
Salí de Segovia para dirigirme a Madrid y, desde allí,
buscar la A-3 y ,pasado Tarancón, desviarme por la estupenda A-4 hasta llegar a
Cuenca. Tomé la habitación y me fui al centro para comer de tapeo. Regreso al
hotel, siesta y paseo para comprar algo de cena que consumí en mi habitación
disfrutando como un cochino en un charco de barro cuando mi Real Madrid
consiguió la 14ª Champions ( ¡ ahí es nada ¡ ) para cabreo de los envidiosos.
Al día
siguiente trayecto Cuenca – La Gineta para enlazar con la A-31 y llegar a casa
a comer.
Un bonito
viaje cultural viendo auténticas joyas románicas y que tendrá su prolongación
el próximo 9 de Junio que vuelvo a salir para desplazarme hasta Burgos, siendo
el objetivo en esta ocasión no iglesias románicas sino monasterios con historia
de los que tanto abundan en esa provincia española.
Espero
contároslo.
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