viernes, 3 de junio de 2022

 


                                                

                                                    ROMÁNICO EN SEGOVIA

 

                Cuando pensamos en la distribución de monumentos románicos en España, siempre nos vienen a la imaginación provincias como Soria, Burgos, Palencia o Zamora. Y es cierto que aquí se concentra una gran parte de este arte medieval en nuestro país. Pero también es cierto que hay otros lugares hasta donde el románico se extendió. En este blog os he descrito rutas por Valladolid, la Ribeira Sacra, Guadalajara y hasta Cuenca, en las que podemos encontrar bellísimos ejemplos de este tipo de arquitectura.

                Una  provincia desconocida hasta no hace muchos años en este aspecto es Segovia que, paradójicamente, cuenta en su territorio con gran cantidad de pueblos en los que hay su iglesia o ermita extraordinariamente bellas que merece la pena conocer. Baste decir que en la capital se concentran el mayor número de iglesias de este estilo, tras Zamora, de toda la península y que, por ejemplo, después de Burgos es la provincia que más campanarios románicos posee y que en ella se encuentran el mayor número de galerías porticadas de toda Europa.

                Así que, exprimiendo al máximo los 5 días que pude extraer de mis obligaciones laborales, me dispuse a recorrer el mayor número posible de pueblos, aldeas y la propia capital para conocer a fondo lo más emblemático del románico rural segoviano.  

25 y 26 de Mayo

                Para llegar a Segovia desde Murcia hay más de 500 kms. que, de inicio, planifiqué en una etapa pero, al final, logré sacar un día extra. Así que decidí ahorrarle la paliza a mi cuerpo de 67 años y pernoctar en Las Rozas. Saliendo desde Murcia A-30, A-31 y A-3 hasta llegar a Madrid con bastante viento y frio. Allí se busca la A-6 dirección A Coruña que, tras un tramo de peaje por la AP-6, te lleva a Las Rozas. Busqué mi hotel ( Exe Gran Hotel Almenar ) percatándome de que estaba en la zona residencial de Las Rozas y, por tanto, casi ausente de servicios de restauración. Para colmo en mi hotel solo se servían desayunos y cenas, así que vuelta a la moto a  buscar un lugar donde comer algo. Siesta, paseo por las inmediaciones, cena ligera en el hotel y a descansar.

                Desde Las Rozas a Segovia hay unos escasos 74 kms. que se recorren en un santiamén ( 1 hora escasa ) por la AP-6. De manera que a las  10 h.  estaba en la ciudad del acueducto.

                Búsqueda de alojamiento ( Hotel AR Los Arcos, bastante bueno )  y, tras dejar el equipaje en consigna, a intentar ver algunas de las más importantes construcciones románicas de la ciudad.

                Desde el hotel y dando un paseo hacia el acueducto lo primero que te sale al paso es la grandiosa iglesia de S. Millán, situada en una bonita plaza con niños jugando, gente varia tomando el sol y hasta varios perros que correteaban bajo la mirada de sus dueños.

                 La iglesia de S. Millán fue declarada Monumento Nacional el 3 de Junio de 1931 y constituye uno de los ejemplos más monumentales del románico segoviano, alcanzando dimensiones catedralicias.

            Fue levantada entre 1111 y 1126, añadiéndole posteriormente las galerías porticadas y varias restauraciones. Posee tres naves separadas por arcos de medio punto y una bóveda barroca que sustituyó a la original armadura de madera mudéjar.

                En el exterior, la cabecera junto con los pórticos es la parte más llamativa. El ábside central se divide en tres calles por dos columnas con ventanales con arquivoltas en cada calle. Los absidiolos laterales son más sencillos con ventanales de medio punto.


                    La fachada norte tiene arcos de medio punto enlazados con contrafuertes, al estilo de la catedral de Santiago de Compostela.

                  Las galerías porticadas fueron añadidas con posterioridad, aunque la mayoría de las columnas y capiteles están muy deteriorados por la erosión y disolución de la piedra caliza con la que fueron construidos. La meridional es la más soberbia y mejor conservada, pudiéndose apreciar todavía en sus capiteles animales del bestiario y temas vegetales. 



                       



                         
La septeptrional es del S. XIII y su talla es menos “fina” que la anterior.           

                           La torre es considerada mozárabe por muchos autores, probablemente del S. X.   

                    Ya en el interior encontramos una planta de tres naves separadas por arcos de medio punto, con una bóveda de nervios de crucería de tipo califal.


                          
Como cuando entré se estaba celebrando la eucaristía, esperé respetuosamente a que esta terminara y cuando accedí a la cabecera un señor de paisano comenzó a apagar las luces restándome una visión más amplia de la misma. Me acerqué y le pedí que, si era posible, las volviera a encender ya que estaba realizando un “reportaje” del románico segoviano. Accedió a ello y así pude fotografiar la preciosa arquería ciega sobre columnas del hemiciclo.

                          Tanto la fachada norte como la septeptrional tienen una estructura similar, con arcos de medio punto enlazados con contrafuertes al estilo de la Catedral de Santiago de Compostela.


                         
Terminada mi visita a S. Millán continué por la amplia avenida peatonal de Fernández Ladreda que te deposita en el acueducto.

            Esta obra de ingeniería romana del S.I d.c siempre ha llamado mi atención. Recogía las aguas del manantial de la Fuenfría a 17 kms. de Segovia y las transportaba hasta la ciudad. Está construido con sillares de granito sin argamasa entre ellos, lo que se denomina construcción “en hueso”. En lo alto del mismo hay un nicho donde está colocada una imagen de la Virgen del Carmen. A pesar de varios procesos de restauración, sigue expuesto a la degradación ya que muy cerca del mismo sigue existiendo tráfico rodado que provoca gran contaminación. Esperemos que aguante al menos otros 2000 años.



                        
Desde la Plaza del Azoguejo se toma la calle más popular de Segovia, la calle Real y se va ascendiendo tranquilamente intentando abrirse paso entre las hordas de guiris, excursiones colegiales y demás especímenes que la abarrotan completamente. Cientos de tiendas y restaurantes la jalonan y, cuando por fin consigues abrirte paso, llegas hasta la Plaza de Juan Bravo ( aunque su nombre real es Plaza de Medina del Campo ), donde te encuentras con la iglesia de S. Martín. Lamentablemente su torre estaba en restauración y no la pude apreciar en todo su esplendor.

            Se trata de un edificio de tres naves con tres tramos cada uno, una cabecera tripartita de tres ábsides semicirculares escalonados, una torre de ladrillo que, como ya he mencionado, estaba en restauración y una magnífica galería porticada que rodea las fachadas sur, oeste y norte. Es Monumento Nacional y hay que advertir que se encuentra muy restaurada pudiendo apreciar los elementos sustituidos por un tono más amarillento frente al negruzco de los originales.

            Los absidiolos laterales son soberbios,  presentan dos pisos con arquería ciega el inferior y ventanales el superior.




                       
De las dos puertas que permiten el acceso al templo, la que se abre a los pies es un portento de monumentalidad y belleza. Es, quizás, una de las portadas más grandes del  románico castellano. Tiene seis arquivoltas ricamente adornadas con temas florales. Una buena limpieza no le vendría nada mal.

                                El pórtico que la antecede consta de cuatro grandes arquivoltas, estando apoyadas la segunda y cuarta sobre pilares rematados por capiteles que por debajo se convierten en cuatro figuras humanas de gran tamaño.

 
                             Continuando hacia arriba la calle Real llegamos a la Plaza Mayor, muy animada por un mercadillo en el centro.


                            
A la izquierda de la misma se encuentra la soberbia catedral que, aunque no entraba en mi hoja de ruta por ser gótica con rasgos renacentistas, no puede pasar desapercibida por su belleza y elegancia. No en vano es conocida como la Dama de las Catedrales.


                        
Como era mediodía decidí buscar un sitio para comer y descansar un rato y continuar con mi periplo por la tarde con ¡¡ quién me lo iba a decir !!, un calor de justicia ( aunque mucho menor que en mi Murcia de origen ).

            Ya recompuesto me fui a buscar la tercera parada del día. Se trataba de la iglesia de S. Esteban que en 1884 fue descrita por J.Mª Cuadrado como “ la reina de las torres bizantinas que en España conocemos “.

            Esta maravilla que podéis ver más abajo ya sufría problemas de debilitamiento e inestabilidad a finales del S. XIX y, para colmo, un rayo alcanzó el campanario en 1894. Un grupo de intelectuales amantes de su tierra consiguió que fuera declarada en 1896 Monumento Histórico Artístico , comenzando con ello su restauración que finalizó en 1928, siendo desde entonces una visita obligada de los amantes del románico que vienen a Segovia.

            Consta de seis cuerpos y un tejado apiramidado a cuatro aguas. El primer cuerpo es liso, los dos siguientes tienen un doble arco ciego sobre columnas y en los tres superiores se abren huecos para las campanas con arquivoltas sobre columnas.


              
La galería porticada ocupa los flancos meridional y occidental, construida con piedra caliza rosada y pudiéndose apreciar en los capiteles el desgaste sufrido por las lluvias y la contaminación.

     



                               

                           La última parada del día era la iglesia de S. Andrés, ubicada en la plazuela de la Merced de camino al Alcázar. Conserva de su primitivo estilo románico dos ábsides con ventanas de medio punto. La torre de tres cuerpos es rematada por un chapitel agudo. En el interior ( que no pude visitar por estar cerrada ) se conservan imágenes de Gregorio Fernández.


                          Regresaba dando un paseo cuando un cartel indicativo llamó mi atención: " Casa de Antonio Machado ". Así que mi curiosidad me animó a seguirlo hasta encontrar el sitio señalizado.

                        Resulta que nuestro gran poeta pasó 12 años en Segovia dando clases en el Instituto y esta etapa resultó una de las más creativas de su vida, escribiendo gran parte de su obra teatral y creando dos de sus personajes más conocidos: Juan de Mairena y Abel Martín. Además conoció a Guiomar ( su musa más famosa ) con la que se reunía en Madrid los fines de semana.

                      Pues bien, durante este tiempo se alojó en una modesta pensión que hoy en día se ha rehecho conservando las estancias originales y que no me pude resistir a visitar.

                       Se accede a ella por un pequeño zaguán que comunica con un amplio patio y desde ahí, subiendo por las escaleras, se recorre un pasillo que nos lleva hasta las estancias más significativas de la casa: el comedor, la cocina, habitación de trabajo y dormitorio lugares que, como podréis apreciar, eran extremadamente modestos y carentes de comodidades. Os dejo unas fotos para que podías haceros una idea.






                        Terminada la visita 
regresé dando un paseo para volver al acueducto y sentarme a tomar algo en la calle Fernández Ladreda, haciendo tiempo para una cena ligerita y regresar al hotel para preparar el recorrido del día siguiente.

27 de Mayo 

            Para hoy había preparado un programa intenso, así que salí tempranito del hotel para buscar la carretera a Soria que, con los desvíos pertinentes, me debía llevar a Sepúlveda después de 65 kms. Sepúlveda es una ciudad con una larga historia ya que fué una villa muy codiciada porque representaba una frontera entre territorios árabes y cristianos más allá del rio Duero. Por ello fue tomada alternativamente por unos y otros hasta que en el año 1010 pasó definitivamente a manos cristianas al ser conquistada por Sancho García. Durante la Guerra de la Indepencia se produjo la llamada Acción de Sepúlveda en la que, por única vez que se tenga constancia, intervino la Guardia Imperial de Napoleón. A pesar de ello los franceses fueron derrotados, frenando el avance de Napoleón hacia Madrid. Aquí intervino de manera decisiva El Empecinado que tenía su base en las cuevas del Cañón del Duratón.

            Hoy en día Sepúlveda está catalogada como uno de los pueblos más bonitos de España.

            Cuando llegué me dirigí  hacia el centro y aparqué al lado de una iglesia que hoy es el Centro de Interpretación. Pregunté a un buen hombre como hacer el recorrido que tenía planificado para ver los tres lugares románicos más importantes del pueblo. Me indicó el itinerario y me sugirió que no era necesario coger la moto ya que era un agradable paseo. Ya, ya, “ un agradable paseo “ que entre el recorrido y que me desorienté algo para volver a por la moto se transformó en unos 5 kms. de nada, con un calor de justicia y que me podría haber ahorrado porque mi montura me hubiera llevado tranquilamente a todos los sitios. Juré que no volvería a hacer caso a las recomendaciones lugareñas y que, siempre que pudiera, iría subido a mi moto a todos lados.

            El primer sitio a visitar era la iglesia del Salvador, BIC y que está considerada como el edificio románico más antiguo de la provincia de Segovia y al sur del Duero ( S. XI ).

            Consta de una sola nave con ábside semicircular y una torre separada a la que se accede por un estrecho pasadizo abovedado. 



                 A
l estar cerrada me conformé con el exterior que presenta una maestría arquitectónica imponente, con una grandiosa armonía de proporciones junto a una altura inusual y perfección de su bóveda.

         Los temas geométricos y vegetales que la rodean siguen modelos asturianos, mozárabes  en las arcadas ciegas de la nave y visigodos, llamando la atención los lazos irlandeses de estas arcadas ciegas.




                     El pórtico tiene ocho arcos con capiteles de diversos motivos y donde aún se pueden apreciar las marcas de los canteros que realizaron la construcción.




                                 
A continuación descendí para buscar el siguiente punto de interés que era la iglesia de la Virgen de la Peña, situada junto al cuartel de la Guardia Civil de la localidad. Es románica del S. XII con añadidos posteriores del camarín, el pórtico, la galería y la casa del cura.

                  Allí coincidí con un grupito de venerables ancianas, algunas con bastones y otras con evidentes dificultades para la deambulación que me pidieron que les hiciera una foto del grupo. Las atendí solícito sin dejar de preguntarme que leches hacían allí estas enternecedoras y animosas ancianitas y de dónde habían salido.   

               

             La iglesia es de una sola nave que está dividida en cuatro tramos por arcos fajones con bóveda de cañón. El ábside es muy parecido al del Salvador y el pórtico se articula en tres arcos.

         Entré ( ¡ aleluya ¡, estaba abierta ) y me llamó la atención el efecto de recogimiento generado por la penumbra que envuelve el espacio. Se trata de un templo amplio, con una cripta bajo el batisterio, un elemento poco frecuente en las iglesias románicas castellanas.

         Una artística verja de hierro separa el altar mayor con un retablo del S. XVIII de la nave. Allí se encuentran la imagen de la Virgen de la Peña del S. XIII patrona de Sepúlveda y otra de un Cristo Crucificado del S.XIV.


                    
Ya en el exterior me entretuve realizando fotos desde un amplio mirador desde el que casi se pueden apreciar las famosas Hoces del Duratón.

   




                             
El último punto a visitar era la iglesia de los Santos Justo y Pastor, de los S. XII y XIII y declarada Monumento Nacional. Está situada intramuros y es un edificio de tres naves y ,lógicamente, se encontraba cerrada. Hoy alberga el Museo de los Fueros.

                Así que me limité a realizar alguna foto de la torre y rodearla para también fotografiar su ábside.



                              
Salí de Sepúlveda atravesando una de las antiguas puertas de entrada a la villa …


                           
… pero me falló mi sentido de la orientación ( que, modestia aparte, siempre ha sido magnífico ) y descendí hasta la carretera recorriendo como 1 km. Cuando llegué me dí cuenta de mi error y no me quedó más remedio que recorrer el camino inverso cuesta arriba hasta encontrar ( ya con la lengua fuera ) el sitio donde mi moto me esperaba.

Me recuperé en la medida de lo posible y partí hacia el cercano Duratón para continuar el plan de viaje.

Duratón es un pequeño pueblo ( 31 habitantes censados en 2020 ) que no tiene más interés. Al llegar hay un cartel que dice “iglesia románica” pero luego, por más vueltas que des, no encuentras la iglesia por ningún lado. Aparqué y ,tras andar un poco, encontré a uno de los 31 habitantes. Una señora a la que interrogué sobre la iglesia y que, tras unas explicaciones algo confusas, me dirigió hacia ella. Estaba a la salida del pueblo, por un camino sin señalizar y que nuca imaginarías que te llevaría hasta ella.

En este punto hay que decir que mereció la pena. Ha sido, probablemente, el momento más mágico y reconfortante no solo de este día sino de todo el viaje.

Allí, en medio de la nada, entre campos y arboledas se encontraba la iglesia de la Asunción. He de decir que, al aparcar, quedé impactado por lo que ví y noté que mi moto se puso algo celosilla, así que le hice una foto con la iglesia al fondo para que no se enfadara.

        

        

 Es un templo pequeño ( 18 x 9 metros ) pero el sentido unitario de la construcción y la elegancia de los volúmenes arquitectónicos y delicadez de su escultura son asombrosos.

En seguida llama la atención su galería porticada, con dos tramos de cuatro y seis arcos y con columnas que presentan unos capiteles extraordinarios ( aunque son atribuidos a diferentes autores ). Cada uno de ellos tiene su propio nombre, el de los machos cabrios, el de la lucha de un guerrero y un animal demoníaco, el de las arpías, el del Nacimiento, etc. Me entretuve extasiado haciendo fotos de los mismos y luego la rodeé para fotografiar el ábside y la portada principal.











                       
A escasos metros se encuentra una necrópolis visigoda, por lo que es fácil deducir que la iglesia se construyó sobre los restos de una primitiva iglesia visigoda.



                      
Pero ,sobre todo, la sensación de estar allí disfrutando tu solo de esta belleza sin que nadie te molestase y únicamente observado por una pareja de cigüeñas que habitan en su torre es una sensación indescriptible y que te compensa de todos los esfuerzos realizados en el viaje. De verdad, si os gusta el románico y pasáis por aquí, sería imperdonable que no visiteis esta joya única.


                      
Reconfortado y sin ni pizca de cansancio, retomé el camino para dirigirme al siguiente punto del día. Se encontraba a tan solo 14 kms. de distancia y allí pensaba, además de visitar lo que había ido a buscar, hacer una parada para comer.

Llegué al pequeño pueblo ( solo 15 habitantes en el censo del 2021 ) ayudado por google maps y que tiene por nombre Perorrubio, que proviene de Pedro Ruvio. Realmente allí no hay nada, bueno nada no ya que se encuentra la iglesia de S. Pedro ad Víncula que conserva razonablemente bien su estructura original, salvo elementos añadidos como la torre, la sacristía y el batisterio.  Lo más destacable de ella es su bella galería porticada, con sillería perfectamente cortada y escuadrada y capiteles tallados con delicadeza que representan hojas de acanto y, uno en particular, que nos muestra mascarones grotescos de cuyas bocas salen tallos con hojas.





                      
Evidentemente encontrar allí un lugar para comer era una tarea imposible, así que continué el camino parando en el primer bar que ví para tomar un sencillo menú de carretera y descansar un poco antes de continuar hacia el penúltimo punto del día.

      Este no era otro que el pueblo de Sequera del Fresno, distante de Perorrubio unos 27 kms. No penséis que es una villa mucho mayor que Perorrubio ( tan sólo 51 habitantes ) pero, al igual que este posee una iglesia románica de la Asunción que consta de una sola nave y de la que solo la cabecera conserva la estructura románica. Lo más destacable del conjunto es la variada decoración exterior, especialmente en los ventanales de la cabecera que se secciona en tres calles y en tres cuerpos separados por dos impostas. En los capiteles podemos apreciar águilas, arpías y combates de guerreros. Es muy original, casi único en la provincia, la existencia de tímpanos decorados en las ventanas del ábside.




                          
El último punto a visitar en este denso día se encontraba a 36 kms. de allí y se trataba del pueblo de San Pedro de Gaíllos,  algo más grande que los anteriores ( 271 habitantes ) y que posee una gran cantidad de servicios como centro médico, supermercado, residencia de ancianos, bares y restaurantes. Pues bien, aquí se encuentra la iglesia de S. Pedro. Tiene una sola nave con un ábside muy sencillo sin impostas ni columnas.

        La pieza más interesante es su altísima galería porticada. La existencia de tanta concentración de éstas galerías en la provincia de Segovia ( la más numerosa de Europa como os indiqué al inicio de la entrada ) se debe a la concesión a estas villas de numerosos fueros, lo que les otorgaba bastante autonomía. De manera que en las galerías porticadas, además de servir de lugar de refugio, se celebraban reuniones de los habitantes para decidir sobre sus asuntos, celebraciones de juicios, procesiones, enterramientos y hasta juegos.

La galería de S. Pedro llama la atención por la altura y esbeltez de sus arcos, con un toque de refinamiento poco común que es existencia de una columna en una de las esquinas del pórtico.

             


                       

                         
Tiene dos puertas de acceso al interior con una original disposición de baquetones en zigzag que llegan hasta el suelo y sustituyen a los apoyos habituales de columnas o jambas. Este tipo de puertas solo se encuentran en la zona oriental de Segovia y en ningún otro lugar del románico español, pero si en numerosas puertas del románico de las Islas Británicas.


                      
    Era media tarde y hacía bastante calor, por lo decidí echarme un rato en un pequeño jardín frente al ábside bajo la sombra de un árbol y viendo   volar   sobre mi   cabeza   bandadas  de pajaritos. No os lo váis a creer pero ¡ me quedé dormido ¡. Una   pequeña   siesta de   no más de 15 minutos pero que me sirvió de descanso y me recompuso para iniciar el camino de vuelta a Segovia, distante de allí unos 47 kms.

          

                                     

           Al retornar a Segovia dejé la moto cerca del hotel y me fui a dar un paseo y sentarme a tomar algo en un jardín cercano para organizar mi regreso.

Al venir hacia aquí había parado a repostar justo enfrente del lugar reservado para pernoctar en mi regreso. No me convenció, era un motel de carretera sin ningún atractivo y deduje que bastante ruidoso por estar al lado de la autovía. Anulé desde el móvil la reserva pero no encontré ningún otro alojamiento cercano ( ni siquiera en Tarancón ) que tuviera disponibilidad.

Por otra parte el plan inicial era ir a Fuentidueña para ver la iglesia de S. Miguel y después a Sacramenia para ver el Monasterio de Santa María la Real y, desde ahí, iniciar el regreso a Murcia pernoctando en un punto intermedio.

Pero tuve que cambiar de planes. En la iglesia de S. Miguel lo más destacable era su interior, con tallas de gran calidad atribuidas a un maestro cercano a Silos. Pero supuse ( y más siendo sábado ) que estaría cerrada como la mayoría de las que había visto hasta ahora.

Y el Monasterio de Santa María la Real, con una larga historia que incluye un incendio en 1647 y luego ( con la ya famosa desamortización de Mendizábal ) pasó a manos privadas, vendiendo sus propietarios al magnate de la prensa norteamericana William Randolph Hearst el claustro, la sala capitular y el refectorio, siendo utilizados para la celebración de bodas y eventos ( sin comentarios que me cabreo ). Hoy en día sigue estando en manos privadas y solo se puede visitar los miércoles durante un par de horas.

Así pues, con todos estos inconvenientes, decidí ahorrarme bastantes kilómetros y regresar a Murcia vía Cuenca, reservando en un hotel ya conocido ( Exe ) y así poder ver tranquilamente  la final de la Champions. Cené algo ligerito y a descansar con el regreso ya organizado. 

28 y 29 de Mayo

            Salí de Segovia para dirigirme a Madrid y, desde allí, buscar la A-3 y ,pasado Tarancón, desviarme por la estupenda A-4 hasta llegar a Cuenca. Tomé la habitación y me fui al centro para comer de tapeo. Regreso al hotel, siesta y paseo para comprar algo de cena que consumí en mi habitación disfrutando como un cochino en un charco de barro cuando mi Real Madrid consiguió la 14ª Champions ( ¡ ahí es nada ¡ ) para cabreo de los envidiosos.

            Al día siguiente trayecto Cuenca – La Gineta para enlazar con la A-31 y llegar a casa a comer.

            Un bonito viaje cultural viendo auténticas joyas románicas y que tendrá su prolongación el próximo 9 de Junio que vuelvo a salir para desplazarme hasta Burgos, siendo el objetivo en esta ocasión no iglesias románicas sino monasterios con historia de los que tanto abundan en esa provincia española.

            Espero contároslo.

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