EN RODAJE
Muchos de los que, de una u
otra forma, habéis entrado en este blog y leído alguno de mis viajes pensaréis
que estoy loco por lo que os voy a decir y, probablemente, estéis en lo cierto.
En
abril del año pasado os contaba que, por diferentes motivos, iba a continuar
viajando pero en coche. Durante ese año hice varios viajes y, reconociendo que
es más cómodo y te permite otras prestaciones, el encanto de los viajes en moto
es algo que no tiene comparación.
Así que
“ donde dije digo … “. Me he liado la manta a la cabeza y a punto de cumplir 69
primaveras me he comprado otra moto. Es una Voge de mediana cilindrada que
lleva un motor BMW y que anda estupendamente. Cómoda, con capacidad de
almacenaje suficiente y que cuenta con la última tecnología. Hasta el punto que
no tiene llave física, sino una de aproximación que la desbloquea y se arranca
con un botón central. Es cierto que no me va a permitir realizar los viajes de
tres o cuatro mil kilómetros que hacía con las Burgman, pero sí viajes
intermedios de entre mil quinientos y dos mil kilómetros, suficientes para satisfacer mi pasión por viajar de esta manera
y seguir conociendo lugares interesantes. Además, aunque no creo que la utilice
mucho, lleva una cámara frontal que te permite ir grabando tu recorrido. Salvo
que estés en un paisaje imponente o como prueba en caso de accidente no le veo
mucha utilidad.
Para pasar la
primera revisión tenía que hacerle 1000
kms. Los primeros 500 me los ventilé en viajecitos cortos cerca de mi domicilio
y otro algo más largo en el cual me fui a Huércal-Overa donde recogí a mi amigo
Jaime y, tras presentarle a mi nueva compañera, nos fuimos a comer a Águilas y
regresé a Murcia.
Me faltaban otros
500 y, para completarlos y después de mucho buscar, se me ocurrió irme a una
zona de Granada que no conocía. Se trataba de la comarca de Huéscar, con
pueblecitos como el propio Huéscar, Orce y Galera ( con importantes yacimientos
arqueológicos de la época argárica en plena Edad del Bronce y que se consideran
los vestigios más antiguos de la presencia humana en toda Europa ) y Castril de
la Peña con una pasarela que bordea el
rio Castril y que permite bonitas fotos del mismo.
Así que con el
aliciente de hacer los 500 kms. que me faltaban y el añadido de poderme comer
un rico cordero segureño me planifiqué un fin de semana por esas tierras y el
viernes 26 de Enero me puse en marcha hacia Galera donde tenía reservado el
alojamiento.
El trayecto hasta Galera es muy cómodo. Son 150 kms. que transcurren por autovía hasta Caravaca y, desde ahí, por una nacional bien asfaltada y con poco tráfico que pasa por la Puebla de Don Fadrique, luego Huéscar y te lleva hasta Galera.
Dejé las cosas y
me fui a pasear por el pueblo. Galera y Orce son dos pequeños pueblos de poco más de 1000
habitantes, con casas encaladas que se desparraman por las faldas de los montes
que los cobijan. Su mayor encanto no radica en ellos mismos sino en los parajes
que los rodean y que se pueden recorrer bien andando bien en 4x4 siguiendo una
vía por imponentes paisajes donde los barrancos y terrenos quebrados, el rio o
manantiales de aguas sulfhídricas moldean una geografía plagada de restos
fósiles y vestigios del pasado y que se enmarcan dentro del proyecto del
Geoparque de Granada.
En 1982 el
paleoantropólogo Josep Gibert descubrió un yacimiento en la pedanía de Venta de
Micena, encontrando restos humanos que se denominaron el Hombre de Orce. Según
su descubridor se trataba de los restos humanos más antiguos de Europa aunque
hoy en día la comunidad científica discute sobre si, en realidad, se trata de
restos humanos y su antigüedad.
Lo que si es
cierto es que en esta zona se han hallado restos ( como en el Cerro de la
Virgen ) que han sido datados en el neolítico ( 2000 años a.C. ).
De cualquier forma
lo que parece claro es que estos parajes presentan vestigios, unos hallados y
otros por descubrir, sobre la presencia de nuestros antepasados en el
continente europeo.
En Galera como tal
hay dos lugares de interés: la iglesia de la Anunciación del S. XVI, cerrada
cuando llegué y que tampoco me permitió hacer fotos porque ya anochecía y un
magnífico puente de hierro de principios del S. XX que salva el rio Galera y
conecta las dos partes del municipio, desviando el tráfico rodado por el exterior
del mismo.
Aconsejado por la amabilidad de las gentes de esta tierra, me encaminé
a un abrevadero donde cenar bastante bien y me retiré a descansar para realizar
al día siguiente el itinerario previsto.
Y este no era otro
que desplazarme hasta la cercana Huéscar ( que visitaría al regreso ) y, desde
allí, tomar la carretera para para trasladarme hasta Castril de la Peña. Dicha
carretera son 28 kms. de buen asfaltado y poco tráfico que combina largas
rectas con tramos de montaña, lo que permitió comprobar el comportamiento de mi
nueva montura en tramos virados y no muy anchos. Resultado del examen: 10 con
Matrícula de Honor. La moto es ágil y suave, permitiendo tomar curvas cerradas
con comodidad y subir las pendientes sin perder potencia. Aunque se trate de
una 400 es lo más parecido a mis anteriores Burgman, aunque menos pesada y con
mayor tecnología.
Contento por mi
nueva adquisición llegué a Castril de la Peña, un pueblo construido en las
faldas de una escarpada peña y que limita con la vecina Sierra de Cazorla ya en
tierras de Jaén. Su población se sitúa en torno a los 2000 habitantes y tiene sus orígenes en un campamento romano y
que pasó a convertirse en una ciudad fortificada durante la dominación árabe y
reconquistada por los Reyes Católicos en el S. XV.
Escenario de importantes enfrentamientos tanto en las guerras contra la
invasión francesa como en las carlistas,
tiene como curiosidad que en al año 2000 fue nombrado como hijo adoptivo de la
misma el escritor José Saramago ya que
su esposa Pilar del Rio era natural de aquí y la visitó en varias ocasiones.
Mi objetivo
principal era realizar un recorrido por la Cerrada. Se trata de una pasarela
construida con vigas de madera del ferrocarril y que transcurre siguiendo al
cauce que el rio Castril ha ido excavando en las paredes arcillosas por las que
discurre, formando un espectacular desfiladero que se recorre sin ninguna
dificultad ( en mi camino me encontré con familias con carritos de bebé,
mascotas varias e incluso personas mayores con andador ) y permite admirar
preciosas vistas del rio y alguna cascada que forma en los desniveles. La
entrada cuesta 2,5 euros ( 2 para jubilatas ) y se adquiere en la entrada. El
sencillo trayecto para por una central hidroeléctrica hoy en desuso …
… y continua atravesando un pequeño puente colgante que, al subir en él, se mueve bastante pero constituye un aliciente más del recorrido.
Pasado el puente se entra en un pequeño
túnel ( si no veis mucho encended la linterna del móvil ). A mitad del mismo
hay un pequeño desvío a la izquierda que desemboca en una bonita cascada. Mejor
que contaros la experiencia os dejo fotos de la misma y un vídeo grabado sobre ella.
El camino continúa siguiendo las indicaciones hasta un lugar denominado
El Molino donde se encuentra un alojamiento rural del mismo nombre y en el que
un enjambre infantil jugueteaba con sus pequeños 4x4 teledirigidos. Desde aquí
hay dos opciones: continuar por una vereda que no tiene mucho interés y que
desemboca en el pueblo o volver sobre tus pasos al punto de partida. En mi
caso, al tener la moto en el inicio, opté por la segunda opción y, tras montar
en ella, me dirigí al centro de Castril para dar una vuelta por el pueblo.
Castril es el
típico pueblo andaluz con casitas encaladas, una Plaza Mayor donde se reúnen
los habitantes de mayor edad para charlar de sus cosas …
… y callejuelas estrechas y empinadas adornadas con macetas de geranios.
Preguntando fui ascendiendo hasta la peña donde se encuentra un pequeño castillo coronado por una imagen del Sagrado Corazón con unas bonitas vistas.
Terminada mi visita a Castril volví al lugar donde había aparcado la moto y retorné por el mismo camino hasta volver a Huéscar.
Huéscar es una antigua villa con pasado que se
remonta a la época del Neolítico y que se convirtió en un asentamiento urbano
propiamente dicho en el S. XIII constituyendo una frontera entre los reinos de
Granada y Murcia. Fue pasando alternativamente por manos árabes y cristianas
hasta ser conquistada definitivamente para estas últimas en 1488.
Fue repoblada
masivamente por castellanos, aragoneses y , sobre todo, navarros de ahí que aún
perduren entre sus habitantes apellidos como Irigoyen, Aguirre, Yturriaga y
otros muchos.
Como curiosidad
Huéscar estuvo en Guerra con Dinamarca durante 172 años por ayudar esta última
a los franceses durante la ocupación napoleónica. Aunque no hubo bajas la
declaración se mantuvo olvidada hasta que en 1981 se firmó “ el Tratado de Paz
“ en la localidad danesa de Kolding.
Paseando por sus
calles se pueden apreciar numerosas casas blasonadas de la época de la
repoblación, llegando hasta su imponente colegiata, un magnífico templo con
unas dimensiones que nada tienen que envidiar a muchas catedrales menores españolas.
Pasó por
diferentes épocas constructivas, una época gótica que se reconoce en su alta
cabecera, ábside, crucero y portada de la sacristía vieja. Después tuvo una
época plateresca y, por último, una etapa renacentista con su torre como máximo
ejemplo y en la que interviene el célebre arquitecto Diego de Siloé.
Al estar cerrada no pude visitar el interior.
Aquí también se encuentra uno de los
mayores parques de Andalucía, el Parque de Rodríguez Penalva con una extensión
de 33.000 metros cuadrados y que conserva numerosas especies de flora y un
bonito palomar aún en uso.
Terminada la
visita a Huéscar me dirigí, pasando sin detenerme por Galera, hasta llegar a
Orce donde tenía previsto comer.
Orce y Galera, muy
próximos entre si, conforman el núcleo del Geoparque de Granada. Su estructura
es muy similar, con casitas blancas que ascienden por la ladera. Además de una
alcazaba árabe en el centro de la población cuenta con el Museo de la
Prehistoria de Orce que, a la hora de mi visita, se encontraba cerrado pero que
merece una visita para contemplar los restos pleistocénicos de la cuenca de
Guadix-Baza.
Después de
trasegarme una “ lata “ de un rico cordero segureño retorné a Galera para
descansar un rato y salir, ya anochecida, para un último paseo de despedida por
estos lugares y hacer una bonita foto nocturna del pueblo desde su puente.
A la mañana
siguiente salí de Galera para, tras poco más de dos horas de viaje, plantarme
en casita con la satisfacción de haber cumplido el propósito principal de
realizar el rodaje de mi moto y comprobar con gran satisfacción que sus
prestaciones se adaptan sobradamente para empresas mayores. De hecho, en el
camino de vuelta, estuve dándole vueltas a la idea de, si el tiempo lo permite,
hacer un viaje a primeros de Marzo para conocer el románico de Guadalajara que,
aunque os resulte extraño, lo tiene en gran cantidad.
Seguimos
en contacto.
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