MI TIERRA
Vivo en Murcia
desde que tenía 10 años, por tanto soy un murcianico de adopción y como tal me
considero, aunque aún me cuesta pronunciar “acho” o “pijo” con acento murciano.
Aquí, en este lugar maravilloso y algo desconocido del Sudeste español ha
transcurrido mi vida. Aquí han nacido mis hijos, aquí están mis amigos y aquí
he desarrollado toda mi larga carrera profesional y, probablemente, aquí
seguiré cuando la parca me busque.
Pero, en realidad,
soy andaluz de nacimiento ya que nací en Jaén y allí viví mi primera infancia.
Por ello tengo especial cariño por esa provincia ( la más abandonada ) de
Andalucía. Cuando la visito me invaden los recuerdos y, si paso más de tres
días en ella, me sale el acento andaluz que anida en mi memoria.
Todo lo anterior
viene a colación del viaje que planeé por esta preciosa provincia a la que he
retornado en múltiples ocasiones. La sierra de Cazorla, pueblecitos ignotos
como Guarromán ( lugar de nacimiento de mi madre ) y otros lugares como la
propia capital los he recorrido
infinidad de veces por diferentes motivos.
En esta ocasión
quería revisitar Úbeda y Baeza y, aunque hasta aquí no llegó el románico (
aunque alguna cosilla queda ), si podía empaparme del barroco y, sobre todo, de maravillosas
construcciones renacentistas, terminando el periplo en la capital Jaén para
hacer una visita a mis padres que allí descansan para siempre.
Así que,
aprovechando el puente de la Constitución y la Inmaculada, preparé el petate y
enfilé el camino que me llevaría hasta Úbeda para iniciar un viaje bastante
diferente a los anteriores que he ido colgando en este blog.
ÚBEDA
Para
llegar desde Murcia a Úbeda hay varias posibilidades. La más corta es vía
Hellín por Elche de la Sierra, La Puerta del Segura y Villacarrillo. Son 286
kms. pero tiene el inconveniente que, salvo el tramo de Murcia a Hellín por la
A-30 el resto discurre por la CM-412 que es una carretera de montaña, revirada
y peligrosa en algunos tramos. La segunda opción es ir por la C-415 hasta
Caravaca y desde allí tomar la C-330 hasta Pozo Halcón y luego la A-315. Son 11
kms. más pero, en algunos tramos, tiene el mismo problema que la anterior. Por último, la mejor opción y es la
que yo elegí, es seguir por la A-92 y, pasado Guadix, desviarte hacia Jaén y
tomar el desvío que sale a 8 kms. de Darro hasta Úbeda. Prácticamente son los
mismos kms. y las carreteras son bastante decentes. Es la que os recomiendo.
Los primeros
asentamientos en Úbeda se remontan a la Edad del Bronce, por lo que se considera
la ciudad más antigua de la Europa occidental. Se han encontrado restos
calcolíticos, argáricos, oretanos, visigóticos y tardorrománicos en los
alrededores. Como ciudad como entidad propia se constituyó en la época árabe en
tiempos de Abderraman II ( Medinat Ubbadat Al Arab ) siendo objeto de sucesivas
conquistas por árabes y cristianos hasta que en el 1233 es definitivamente
conquistada por Fernando III de Castilla. En ella coexistieron tres culturas,
la árabe, la judía y la cristiana, siendo ésta última la que predominó merced a
su carácter estratégico la que hizo que los reyes castellanos le otorgasen
números privilegios y concesiones.
El S. XVI marcará
el máximo esplendor de la ciudad. La población se encuentra dividida en tres
clases: los fijosdalgos ( la nobleza ), el clero y los pecheros, estos últimos
la única clase productora. Familias como los Cobos Molina o los Vázquez de
Molina consiguen que se edifiquen importantes obras arquitectónicas por
artistas como Diego de Silohé, Andrés de Vandelvira, Pedro Berruguete, etc.
Circunstancias como epidemias, guerras, presión fiscal, etc. motivaron que la
ciudad iniciara un declive que se acentuó con la Guerra de la Independencia.
Ya en el S. XIX
algunos terratenientes hacen renacer la urbe gracias a la industria y la
agricultura pero la Guerra Civil dio al traste con estos progresos.
Pero Úbeda se
levantó en las décadas de los 60 y 70 como referente de la arquitectura
renacentista siendo, junto con Baeza, declarada Patrimonio de la Humanidad el 3
de Julio de 2003.
Con estos apuntes
históricos presentes me dispuse a revisitarla aunque, dado el cambio de hora, a las 6 de la tarde ya era de noche
y tampoco acompañaba una fina llovizna, lo que solo me permitió recorrer un
tramo de la calle Real y ver el alumbrado navideño, dejando para el día
siguiente el grueso de la visita.
Amaneció nublado
pero sin lluvia, así que inicié mi periplo desde el Hospital
de Santiago, imponente edificio construido por Andrés de Vandelvira y
concluido en 1575. Nació como hospital para pobres y enfermos ( por eso se
construyó extramuros para evitar la propagación de enfermedades ) teniendo
también las funciones de iglesia-panteón y palacio. Es una obra austera, de
gran volumen, con dos torres en los extremos con cubiertas de cerámica vidriada
y otras dos más pequeñas que enmarcan la capilla central. Se la ha denominado “
El Escorial de Andalucía “.
El acceso al patio central se realiza por un arco de medio punto estilo
castellano y un tabernáculo que alberga un relieve de Santiago Matamoros a
quien está dedicado el edificio.
Dicho patio se
organiza con galería de doble arcada y columnas de mármol blanco de Carrara.
En un lado del patio arranca una impresionante escalera con una
espectacular bóveda “ colgada “ con reminiscencias islámicas.
El edificio se utiliza hoy como centro cultural, de exposiciones y
congresos y biblioteca.
Siguiendo por la
calle peatonal adyacente se desemboca en la Plaza de Andalucía ocupada en estas
fechas por un gran árbol navideño y algunas atracciones infantiles. Desde ella
se pueda contemplar la Torre del Reloj que
en su origen era simplemente un torreón de la muralla sin reloj ni campanario.
Estos elementos se añadieron sobre un segundo cuerpo ya en el S. XVI. El
templete consta de arcos de medio punto en los lados mayores y vanos en los
menores y la campana de bronce pesa más de 1400 kgs. El conjunto sirvió para
defender la desaparecida Puerta de Toledo, lugar de entrada a Úbeda desde
Baeza, Jaén, Toledo, Córdoba y Sevilla.
En una esquina de la plaza se encuentra la iglesia
de la Santísima Trinidad, barroca, con dos bellas portadas siendo, para
mi gusto, la más bonita la del norte donde se representa a la Santísima
Trinidad.
Desde la iglesia, cruzando la calle, se accede a una zona peatonal que
se continúa con la calle más frecuentada de toda la ciudad: la Calle Real. Es
un lugar con continuo trasiego de residentes y visitantes que buscan saborear
las delicias gastronómicas de Úbeda en los muchos bares y restaurantes
existentes y realizar las pertinentes compras en los comercios que la jalonan.
A mitad de la
calle encontramos un curioso abrevadero. Como casi todo el mundo conoce Joaquín
Sabina es oriundo de Úbeda y en este pequeñito bar es donde acostumbraba a
tomárselas el buen hombre. Se llama Calle
Melancolía y, si entráis, os encontraréis con un pequeño museo dedicado
al cantautor: cientos de fotos, guitarras, camisetas, dedicatorias, sombreros y
todo lo imaginable relacionado con el mundo “ sabinero “. Nada más que por la
curiosidad merece la pena echarle un vistazo, además de por el magnífico
vermouth casero que sirven.
Paralela a la Calle Real por el lado izquierdo se encuentra una
estrecha callecita llamada Roque Rojas donde se halla la Sinagoga del Agua. Un empresario inmobiliario
llamado Fernando Crespo adquirió varios edificios de esta calle con el fin de
demolerlos y construir pisos turísticos pero, al ser una calle muy estrecha, no
podía entrar maquinaria pesada y la demolición se hubo de realizar “ a mano “.
De esta manera fueron apareciendo restos bien conservados de una antigua
sinagoga. Con buen criterio se decidió recuperar los espacios que fuera
posible, rehabilitarlos y convertirlos en otro aliciente que visitar en esta
bella ciudad.
Los espacios
visitables son seis: la Sala del Inquisidor que, junto al patio, la bodega y
los hornos conformaban la probable casa del rabino. Quizás los dos espacios que
más atraen al visitante son el llamado Galería de Mujeres, lugar elevado desde
donde éstas podían seguir los rezos y rituales para no mezclarse con los
hombres ( algo misóginos si eran, o son, los seguidores de esta cultura
religiosa ).
El espacio que da nombre a la sinagoga es el del Baño Ritual o Mikved. A él se accedía por una escalera de siete peldaños ( número mágico en la religión judía ) y se realizaban los baños de purificación ritual en posición fetal, los hombres los viernes y antes de las grandes fiestas y las mujeres antes del matrimonio, después del parto y tras finalizar la menstruación.
Los dos últimos espacios son las Bodegas y Hornos con tinajas
soterradas para almacenar aceite, vino y alimentos permitidos por la religión
judía …
… y la Sala Sinagogal donde se celebraba, no solo la oración y el culto,
sino reuniones para decidir sobre asuntos importantes, lecturas, estudio y
juicios. Como curiosidad indicar que estos espacios debían estar siempre por
debajo de la calle ya que las leyes cristianas prohibían que estuvieran al
mismo nivel que las iglesias ( ¡ toma ya igualdad de civilizaciones ¡ ).
Terminada la visita ya era de noche y lloviznaba, así que regreso al
hotel y dejar para el día siguiente el grueso del recorrido.
Retomando el
itinerario desde el punto donde lo dejé y siguiendo la calle Roque Rojas se
llega a la iglesia de San Pablo. Situada en
la Plaza Primero de Mayo es el segundo templo más antiguo de la ciudad. Data
del S. XIII y fue edificada sobre el solar de una antigua mezquita. De esta
época se conserva la llamada Portada de los Carpinteros, única en la ciudad de
su estilo, que está decorada con flores y enigmáticas cabezas de hombres y
mujeres entre las arquivoltas.
Quedó destruida casi por completo durante la guerra civil entre Pedro I
El Cruel y su hermano bastardo Enrique II de Trastámara y en su reconstrucción,
en pleno apogeo del gótico, se levantó la portada principal con un monumental
arco abocinado y la escena de la coronación de la Virgen por el Padre Eterno en
el tímpano que aún conserva restos de la policromía original.
Desde aquí, caminando por estrechas callejuelas, llegamos hasta el
lugar más visitado de la ciudad: la Plaza de Vázquez de Molina, donde se
encuentran varias joyas renacentistas. Nos topamos primero con la iglesia
del Salvador, construida en el S. XVI. El proyecto inicial se le encargó
a Diego de Silohé pero la realización corrió a cargo de Andrés de Vandelvira, constituyendo el proyecto más ambicioso de toda
la arquitectura religiosa privada del Renacimiento.
Es un templo
funerario y en su portada principal con una sola torre y de estilo plateresco
destaca la profusa obra labrada de Esteban de Jamete. En la puerta principal,
en el intradós, destacan las
representaciones de dioses clásicos como Neptuno, Eolo o Vulcano.
En el segundo y tercer cuerpo aparecen referencias a los trabajos de Hércules y escudos sostenidos por tenantes.
El interior impacta al visitante, con un altar mayor que presenta un
retablo de madera de Alonso Berruguete aunque, del original, solo se conserva
el cristo central ya que fue quemado por los milicianos en la Guerra Civil y
reconstruido por Juan Luis Vassallo.
La reja que separa el altar mayor de la rotonda central se debe a
Francisco de Villalpando.
Desde el Altar Mayor se puede apreciar la preciosa bóveda que lo cubre.
La puerta de entrada a la sacristía, en esquina, es una de las
soluciones arquitectónicas más atrevidas de Vandelvira. No hay columnas sino
cariátides con flores en la cabeza. Esta solución de puerta en esviaje de
esquina y rincón es considerada única y demuestra el alto grado de conocimiento
arquitectónico de Vandelvira.
El interior de la sacristía es realmente bello. Aquí Vandelvira realizó
una gran riqueza escultórica que fue antecesora de la que posteriormente
construiría en la Catedral de Jaén.
Volviendo a la Plaza de Vázquez de Molina nos encontramos a la derecha
con el Palacio del Deán Ortega, primer
capellán de la iglesia del Salvador, que contrasta en sus líneas con la propia iglesia,
con una planta rectangular que es la viva imagen de la sobriedad y sencillez
castellana. Hoy es el Parador de Turismo de Úbeda.
Si avanzamos por la plaza encontramos otros dos edificios singulares.
Uno es la Basílica Menor de Sª Mª de los Reales
Alcáceres. Construida sobre los restos de la antigua mezquita Mayor de
Ubbadat al arab a principios del S. XIII, constituye una maravillosa mezcolanza
de estilos arquitectónicos con elementos árabes, románicos, góticos, barrocos,
renacentistas y neoclásicos que se funden aquí para crear un edificio único y
singular.
La portada más
visible hacia el exterior de la plaza está enmarcada por dos espadañas y
dedicada a la Adoración de los Pastores.
El claustro es gótico del S. XVI y ocupa el lugar donde estuvo el patio
de la antigua mezquita. Tiene bóvedas de crucería y posee hasta 16 capillas
funerarias.
En el interior encontramos varias capillas góticas con rejas del
Maestro Bartolomé donde se veneran imágenes procesionales de la Semana Santa
realizadas por afamados escultores como Mariano Benlliure.
Para terminar este recorrido ubetense hay que fijarse en el Palacio Vázquez de Molina,
más conocido como Palacio de las Cadenas y que alberga el Ayuntamiento
de la ciudad. Es de estilo renacentista con una impresionante fachada dividida
en tres cuerpos horizontales y siete calles verticales. En la segunda planta se
sitúan balcones con frontones y en la tercera ojos de buey. El interior no es
visitable hoy en día por reformas.
Terminada mi visita a Úbeda y, tras cenar por el camino de regreso al hotel,
me retiré a descansar. Al día siguiente continuaba mi periplo por estas tierras
que me vieron nacer. En este caso el destino era la cercana Baeza.
BAEZA
Como
en Úbeda los orígenes de Baeza hunden
sus raíces en la Edad del Bronce ya que se han encontrado restos de unos
primitivos asentamientos humanos. Dando un salto en el tiempo nos encontramos
con la primitiva Vivatia romana que constituyó un lugar importante para el
trasporte de la plata desde las minas de Sierra Morena hasta la costa levantina.
Ya en época
visigoda fue sede episcopal de la iglesia dependiente de la Archidiócesis de
Toledo y durante la dominación árabe, la denominada entonces Bayyasa, pasó por
grandes vicisitudes hasta que, con la caída del Califato, se produjeron
sucesivas tomas y reconquistas por parte de los ejércitos cristianos y
almohades hasta que en 1227 Fernando III El Santo la integra definitivamente en
el Reino de Castilla.
Durante los S. XV
y XVI Baeza experimentó un gran crecimiento económico mediante la producción de
harinas, maderas, azafranes, sedas, vid y olivo para iniciar su declive en el
S. XVII y, sobre todo, ser destruida gran parte de la misma por el terremoto de
Lisboa de 1775.
Esta decadencia se
mantuvo durante el S. XIX con la ocupación francesa y el XX con la Guerra Civil
española, iniciando de nuevo su despegue cuando en 2003 fue nombrada, junto a
Úbeda, Patrimonio de la Humanidad y experimentando un gran desarrollo en el
sector turístico.
Hoy en día Baeza
es una ciudad relativamente próspera gracias a la fuente de ingresos del
turismo y al cultivo del olivo ya que casi la mitad de su población trabaja de
manera directa o indirecta en este sector.
El recorrido por
Baeza se debe comenzar por la Plaza del Pópulo,
presidida por una fuente con cuatro leones que arrojan agua por la boca. Yo
llegué ya anochecido, con lo que solo pude fotografiarla con el alumbrado
navideño.
Al día siguiente
volví a ella y la rodeé bajo sus soportales donde se concentran el mayor número
de establecimientos de hostelería y locales comerciales y desde aquí se puede
iniciar el recorrido monumental de la misma aunque, a diferencia de Úbeda, los
edificios más emblemáticos se concentran en un espacio mucho más reducido.
En una esquina de
la Plaza del Pópulo se puede ver la Puerta de Jaén perteneciente
a la muralla que rodeaba la villa y el Arco de
Villalar, levantado en 1521 para conmemorar la victoria de Carlos I
sobre los comuneros.
Igualmente podemos apreciar las Antiguas Carnicerías,
situadas en origen junto a la Puerta de Jaén y trasladadas piedra a piedra a su
emplazamiento actual. Constan de una fachada a dos alturas divididas por un
friso floral y en el centro un gran escudo de Carlos I. Dejó de usarse como
carnicería en 1962 y actualmente es la Sede de los Juzgados.
Si retornamos a la Plaza y ascendemos por una de las calles que salen
de su margen derecha, atravesaremos el Arco del
Barbudo, uno de los accesos de la antigua muralla, llamado así porque,
según tradición oral, por el pasó Martín Yáñez de la Barbuda, maestre portugués
de la Orden de Alcántara, que lo atravesó en 1394 con su ejército para luchar
contra los musulmanes de Granada.
Lamentablemente fue derrotado y él mismo murió en la batalla pero su arco
permaneció hasta nuestros días.
Una vez pasado el arco irán saliendo a nuestro paso los principales
conjuntos arquitectónicos de la ciudad. En primer lugar nos encontramos con la Antigua Universidad. Fundada en 1538 es una de las
cuatro universidades de ésta época de Andalucía, junto a Sevilla, Granada y
Osuna. El edificio ha vivido numerosos avatares, desde el encausamiento de
algunos de sus profesores por la Inquisición hasta la supresión de su actividad
docente en 1824. Construida en estilo manierista con tres cuerpos donde destaca
el medallón bajo manto del primero que representa la Santísima Trinidad. Tiene
un bonito patio interior y actualmente se dedica a diversas actividades.
Pero si por algo es conocido este espacio docente es porque en él
desarrolló su labor como Catedrático de Gramática Francesa entre 1912 y 1919 el
insigne poeta Antonio Machado.
Tras su estancia
en Soria y abatido por el fallecimiento de su mujer, Machado pidió el traslado
a Madrid pero el único destino vacante era Baeza. Aquí Machado sufrió su
particular “ destierro “ durante siete largos años. He aquí su testimonio:
Esta Baeza, que llaman la Salamanca andaluza, tiene un Instituto, un
Seminario, una Escuela de Artes, varios colegios de Segunda Enseñanza, y apenas
sabe leer un treinta por ciento de la población. No hay más que una librería
donde se venden tarjetas postales, devocionarios y periódicos clericales y
pornográficos. Es la comarca más rica de Jaén, y la ciudad está poblada de
mendigos y de señoritos arruinados en la ruleta.28
Antonio Machado (de una carta a Unamuno en 1913)
Aún
se puede visitar el aula donde impartió sus clases.
Saliendo de la
Universidad y girando a la izquierda llegamos a una pequeña placita donde se encuentran dos de las más importantes
construcciones baezanas.
La primera es uno
de los palacios más bonitos de España: el Palacio
de Jabalquinto.
Fue edificado en
la segunda mitad del S. XV en estilo gótico isabelino y su fachada principal
está adornada profusamente con puntas de diamante, clavos de piña, florones y
otros elementos variados. La puerta forma un arco conopial con dos troncos por
los que trepan figurillas humanas. El segundo cuerpo presenta cuatro ventanas
con delicadas columnillas y sobre ellas varios escudos terciados.
Accediendo al interior nos encontramos con un patio renacentista con
doble arcada y columnas de mármol.
Hoy es la Sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de
Andalucía.
Si salimos del
Palacio y miramos al frente nos encontramos con una pequeña joyita. Es bien
sabido que mi admirado estilo románico se extendió fundamentalmente por el
norte peninsular. Aragón, Cataluña, Galicia y, sobre todo, Castilla y León
agrupan el mayor conjunto de edificaciones románicas de nuestro país. Ello es
debido a que la Reconquista por parte cristiana del territorio ocupado por los
árabes siguió un camino “ de arriba hacia abajo “ y conforme se extendía dio
paso a la sustitución de las mezquitas por iglesias cristianas, propiciando que
muchas de ellas, así como ermitas y otras construcciones, se realizaran en este
nuevo estilo que se expandió desde Italia y Francia por amplias zonas de
Europa.
Pero ello no fue
un impedimento para que en algunos lugares más al sur se edificaran
construcciones del llamado románico rural en algunos lugares tan dispares como
Castilla La Mancha ( sobre todo en Cuenca ) y en Andalucía.
Pues bien, en
Baeza nos encontramos con este edificio
románico que es la iglesia de la Santa Cruz.
El templo está
orientado canónicamente con la cabecera al este. De planta basilical con tres
naves que desembocan las dos laterales
en un muro recto y la central en el único ábside que posee. Su fábrica es de
calicanto con sillares en las partes más monumentales.
El muro meridional
es el que mejor conserva su fábrica primitiva, con una puerta románica con
cuatro arquivoltas y una chambrana con puntas de diamante que se apoyan en
jambas y tres parejas de columnas con capiteles vegetales. Hay que indicar que
dicha puerta no es original del templo, sino que fue extraída de las ruinas de
la vecina iglesia de San Juan Bautista y montada aquí.
Tiene un óculo de
iluminación también con puntas de diamante.
El interior nos da una gran sensación de amplitud porque las naves son
más altas de lo que parecen y están separadas por finas columnas que soportan
los arcos formeros. Se cubren con techumbre de madera.
El ábside y
presbiterio tienen bóvedas de medio cañón y horno. El ábside presenta
fragmentos de pinturas con escenas algo confusas.
En una capilla no románica encontramos el martirio de Santa Catalina de
Alejandría.
Saliendo del templo y ascendiendo por una empinada calle adoquinada nos
encontramos con la Plaza de Santa María donde
se ubican la Fuente de Santa María y la Catedral.
La primera data
del 1564 y es una fuente exenta formada por un pilar lobulado que rodea a un
arco del triunfo. El primer cuerpo es una serliana con cuatro pilastras
adosadas a columnas toscanas con pedestales. Las tres calles de la serliana se
rematan con un entablamiento de friso vacío, salvando la diferente altura del arco
central y los vanos laterales con cariátides alegóricas.
El segundo cuerpo
se enmarca con dos grandes ménsulas y sostenido por dos parejas de atlantes,
rematando el conjunto un frontón triangular.
A la espalda de la fuente se encuentran las Casas Consistoriales Altas
y el seminario.
La Catedral de Nª
Sª de la Natividad se erige, al parecer, sobre el solar de la antigua mezquita
mayor o aljama de la ciudad, siendo consagrada definitivamente en el año 1227.
El elemento más
antiguo de la misma es el cuerpo inferior de la torre-alminar de forma cúbica y
maciza. Sobre el mismo se levantó a finales del S. XIV un nuevo cuerpo gótico.
En 1529 se edificó una nueva catedral plateresca que acabó desplomándose. Finalmente se dispone su reconstrucción encargándose el proyecto a Andrés de Vandelvira por lo que el edificio se incluye en el período renacentista finalizando las obras en 1593 bajo la dirección de Alfonso Barba.
Pero no termina
aquí su trayectoria ya que en 1775 sufrió importantes desperfectos debidos al
terremoto de Lisboa y en el S. XIX se derrumbó el cuerpo renacentista de la
torre. Como vemos a la pobre le ha pasado de todo. Finalmente, en 1960 se
reconstruyó la torre dañada y de esta manera ha llegado hasta nuestros días.
El exterior es
severo y poco uniforme, accediendo a la monumental puerta por una lonja de
triple acceso. La portada de dos cuerpos dispone en el centro de un relieve
monumental con la escena de la Natividad de la Virgen.
En el interior el templo presenta tres naves, estando cubierta su
fábrica renacentista con bóvedas vaídas. El Altar Mayor presenta un retablo
barroco sobre cuyo autor no hay un consenso entre los expertos.
La flanquean múltiples capillas laterales, unas más logradas que otras,
destacando la denominada Capilla Dorada. En una de ellas se encuentra una
preciosa custodia de plata.
El claustro tiene un diseño sencillo, con planta rectangular y un pozo
central.
Ya de noche y con un frío bastante respetable di por concluida mi
visita a Baeza y me retiré al hotel para completar mi recorrido al día siguiente
con una breve visita a la capital de la provincia.
JAÉN
Mi visita a mi ciudad natal no tenía un fin
turístico ( la conozco en profundidad ) sino más bien familiar, así que recorrí
los poco más de 40 kms. que la separan de Baeza, dejé el equipaje en la
consigna del hotel y me dispuse a cumplir mis obligaciones sentimentales pero,
tras ello, no me pude resistir a volver a visitar el monumento más icónico de
la misma: la Catedral de la Asunción.
Jaén, la capital del “ Santo Reino “, se
alza al pie del cerro de Santa Catalina vigilada por la imagen imponente de su
castillo. Sus calles empinadas con pendientes pronunciadas definen su urbanismo
que se ensancha y aplana en las zonas más bajas con amplios bulevares. A todo
aquél que la visite le llamará la atención que es recorrida desde la Plaza de
la Constitución hasta la Estación de trenes por un a modo de columna vertebral
en forma de vías de tranvía. Se trata de un proyecto fallido para la
instalación de un tranvía que a las locas cabecitas de los políticos de turno
se les ocurrió y que nunca llegó a buen puerto. Hoy en día sirve para el
footing de los jiennenses y el agradable paseo de los perritos por el césped
artificial que lo recubre. Al menos han sido los más beneficiados de este
engendro urbanístico. Cada vez que la visito me cabreo más con este atentado
contra la lógica más elemental. Jaén no es una ciudad que necesite un tranvía y
el dinero invertido ( mucho ) podría haberse empleado en solucionar otros
problemas más reales y acuciantes.
Después del desahogo me dispuse a visitar
su preciosa Catedral.
Se ubica en la Plaza de Santa María y se
asienta sobre el solar de la mezquita mayor del Jaén almohade. Tras la
conquista de Jaén por Fernando III se levantó una iglesia que, años después, se
transformó en templo catedralicio al trasladarse la diócesis desde Baeza. Tras
un fallido proyecto de levantar un templo gótico, se reanudaron los trabajos y
entre el S. XVI y el XVII dieron como fruto esta auténtica joya del
Renacimiento proyectada, como no podía ser de otra forma, por Andrés de
Vandelvira.
Su impactante fachada, a pesar de ser una obra barroca, integra de manera armoniosa y elegante todos los elementos que la componen. Está flanqueada por dos torres con tres cuerpos prismáticos superpuestos rematados por uno más delgado y octogonal que se remata en cúpula. El conjunto se complementa con abundantes esculturas de distinto significado.
El interior es de un gran clasicismo con una planta de salón rectangular de tres naves con capillas adyacentes y cabecera plana.
Las naves están separadas por pilares
cruciformes a los que se adosan medias columnas con capiteles corintios. Los
arcos formeros y fajones son de medio punto conformando bóvedas vaídas
decoradas con estuco.
En los laterales se abren capillas con
arcos de medio punto apoyados en pilastras. En la capilla mayor se encuentra el
famoso Lienzo del Santo Rostro que, según la tradición, empleó la Verónica para
limpiar la cara de Cristo, quedando su imagen grabada en el mismo.
El coro, realizado en 1736, quizás
desentona algo con la pureza de líneas del resto del edificio. Quizás se debe a
que su autor José Gallego y Oviedo del portal presenta una clara influencia de
su maestro salmantino José de Churriguera. Tiene 69 sillas altas y 53 bajas con
diferentes escenas del Nuevo Testamento y las vidas y milagros de santos
populares.
En Jaén se pueden visitar muchas otras
cosas como la zona de la judería con unos preciosos baños árabes o subir hasta
el castillo y, aunque no te alojes en el mismo ( es Parador Nacional ) si te
puedes tomar un cafetito en alguno de sus salones rodeado de tapices y
armaduras y, sobre todo, contemplar las preciosas vistas que se nos ofrecen
desde sus murallas.
Y hasta aquí mi recorrido por la tierra que
me vio nacer. Pero Jaén no es solo lo que os he relatado. Para quien se anime a
visitarla tiene otros muchos puntos de interés, pueblos como Alcalá la Real,
Baños de la Encina, Quesada, La Iruela o paisajes espectaculares como los que
se enmarcan en la Sierra de Cazorla no defraudarán al viajero y le descubrirán una provincia algo desconocida pero que encierra un enorme patrimonio cultural
y paisajístico.
P.D. No os olvidéis que en Jaén hay nada
menos que cuatro restaurantes con estrella Michelín y que el aceite ( si lo
compráis en las múltiples cooperativas existentes ) es más barato y de mejor
calidad que en la zona gourmet de El Corte Inglés.
Seguiremos en contacto.
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