INCIDENCIAS POR LA SIERRA
DE FRANCIA
Aunque supongo que mi ausencia durante el
verano de este blog no habrá originado ningún suicidio ni siquiera una mísera
lágrima de pena, os explico el motivo. En un viaje programado en Julio para
hacer parte del Camino francés y llegar hasta Finisterre, un novato gasolinero
de Logroño me llenó el depósito de gasoil sin yo darme cuenta. ¿ Alguien conoce
alguna moto que funcione con gasoil ?. Yo tampoco. Como iba en autovía y,
aunque paré al ver salir humo blanco, me jodió el motor. Resultado del tema:
repatriación de la moto y de mí mismo, tener que sustituir pistones, cilindros,
batería, juntas, etc. y todo eso con mi mecánico de vacaciones. Con lo cual no
he podido hacer un viaje motero hasta Octubre aunque me fuí a Asturias y la
Costa da Morte pero en coche ( por principios fundacionales esos viajes no los
incluyo aquí ).
Así que con la moto prácticamente nueva y
después de realizarle un rodaje de 1000 kms. en un fin de semana por Cuenca, el
primer viaje que he podido realizar ha sido en Octubre y me he decidido por una
zona desconocida por mí en la provincia de Salamanca. Se trata de la Sierra de
Francia, situada al sur de la provincia y con una serie de pueblecitos muy
cercanos entre sí y que presentan un rico patrimonio cultural, arquitectónico y
gastronómico. Yo he elegido para mi recorrido La Alberca, Mogarraz, Miranda del
Castañar, Villanueva del Conde, Sequeros y San Martín del Castañar.
Paso a relatarlo.
7 y 8 de
Octubre
Dada la distancia, como
siempre, el primer día era encontrar un punto intermedio con el destino final.
En este caso elegí Collado-Villalba, así que de Murcia a Albacete, de ahí a
Madrid y luego A-6 hasta encontrar el hotel.
Primera incidencia
del viaje: no encuentran mi reserva por ningún lado. Al final resultó
que, bien por error mio bien por el programa de booking, la reserva estaba
hecha para los días señalados pero ¡ para el 2023 !. Como quedaban habitaciones
libres pude arreglarlo pero me ví obligado a cambiar el hotel de vuelta porque
estaba en las mismas condiciones.
Tarde de descanso ( en
Collado-Villalba tampoco hay mucho que hacer ), cena ligera y a dormir.
Al día siguiente retomé la A-6
y en las cercanías de Ávila se desvía por la N-110 y en la primera parada para
repostar se conecta el G. Maps porque si no es complicado por los múltiples
desvíos que hay que seguir. De esta guisa llegamos al “campamento base “ que no
era otro que Miranda del Castañar, pequeño y encantador pueblecito que presenta
como inconveniente que todas sus calles están adoquinadas y en pendiente.
Llegué hasta la posada rural elegida ( Posada Miranda, bastante buena con
habitaciones espaciosas y cómodas ) y dejé la moto en el lugar que me habían
indicado previamente. Ya sabéis que para ampliar las fotos hay que pinchar encima.
Moto "adoquinada"
Después me fuí a visitar el
pueblo.
La Sierra de Francia es una
comarca cuyos límites se corresponden con una demarcación
histórico-tradicional. En la Edad Media el Rey Alfonso IX de León inició la
repoblación de esta zona creando el Concejo de Miranda del Castañar. Dicha
repoblación se realizó con colonos traídos del norte pero también de Francia (
en concreto de la región de Gascuña ), de ahí el nombre de Sierra de Francia
así como la presencia aún hoy de topónimos de ascendencia francesa como Bernal
o Gascón. En 1457 Miranda pasó a ser Condado de Diego López De Zúñiga.
Mi paseo por Miranda del Castañar comienza en la Plaza de los
Toros, llamada así porque allí se celebran corridas de toros y que fue el patio
de armas del castillo de López de Zúñiga. Está considerada como la Plaza de
Toros cuadrada más antigua de España y se remonta al S. XVI. El castillo hoy en
día es de propiedad privada y solo se puede visitar desde el exterior.
Ya desde el inicio te sorprende
el aspecto de las viviendas que responden a la denominada “ casa serrana “. Son
construcciones con sillares de granito en la planta baja y tramoneras en las
superiores, es decir, conjunto de vigas de madera entre las que se colocan
sillarejo, adobe o tapial. Estas vigas se suelen dejar vistas y revestidas de
revocos de cal con trazados y colores, lo que le dan un aspecto inconfundible y
muy estético visualmente.
Miranda es una villa amurallada
en su totalidad, utilizando incluso partes de la misma para la edificación de
las viviendas. Yo entré por una de las puertas, la de S. Jorge, que aún se
conservan en perfecto estado, dejando en el margen derecho la antigua alhóndiga
que hoy es la Casa Consistorial.
Se asciende por una pequeña
placita y se llega hasta la calle Derecha que, junto a una tiendecita de recuerdos
y cosas varias ( la única del pueblo ) desemboca en un mirador con unas bonitas
vistas.
Se continúa por dicha calle
donde se pueden admirar algunas antiguas casonas con escudos heráldicos en sus
fachadas.
De esta calle parten varias
laterales ( todas ellas con pronunciada pendiente ). Me decidí por una que
tenía un anuncio de un ” restaurante “
en el que pude reponer fuerzas tras una charla amena con una pareja de moteros
que venían de no sé donde.
Regresando al punto de partida
y girando a la derecha se puede ver la iglesia y la Torre de la campanas,
exenta del templo y que fue construida y pagada por los propios habitantes para
poder lanzar avisos en caso de incendios o realizar convocatorias para asuntos
varios.
Anocheciendo volví a la Plaza
de los Toros para cenar algo en uno de los dos únicos sitios existentes en el
lugar ( Las Petronilas ). Como véis todo muy simple y sencillo pero ,amigos,
hay que saber adaptarse a lo que nos ofrecen los lugares por donde pasamos.
Vuelta al alojamiento y
merecido descanso.
A dormir y mañana será otro día.
9 de
Octubre
Desayunado y
descansado me dispuse a iniciar la primera de las rutas que tenía preparadas.
He de avisar que las dos rutas que os voy a comentar se pueden hacer
perfectamente en 1 día pero … teniendo tiempo para que apurar, mejor ir
tranquilamente disfrutando al máximo de lo que nos vayamos encontrando.
Segunda incidencia: Dios dispone y … Preparo la
moto y me dispongo a salir pero compruebo que la misma no se mueve. Reviso el
freno de mano que parece estar correcto porque el testigo se apaga pero el caso
es que no puedo moverla de ninguna manera. Después de múltiples intentos y ya
desesperado me doy por vencido: el freno de mano se ha bloqueado y no hay
manera de solucionarlo. Domingo, 9,30 h. moto bloqueada en una estrecha calle
en cuesta y empedrada. ¿ Que se hace ?. Se me ocurre llamar al encargado del
Servicio Suzuki en Murcia. Me dice que no tiene ni idea pero que va a contactar
con mi mecánico habitual ( por cierto ingresado tras una intervención
quirúrgica ). Mi convaleciente mecánico me manda un croquis para desbloquear la
leva que, al parecer, es el origen del problema, pero necesito ¡ una llave del
12 ¡. Y ¿ donde se consigue una llave del 12 en domingo en un pueblecito
perdido en la Sierra de Francia ?. Llamo al seguro, me ponen en contacto con
una grúa, le explico el problema y me dice que en 30 ‘ está ahí. Viene en el
tiempo acordado con un maletín, le hace fotos a la moto no sé exactamente para
qué, coge una llave del 12 le da un cuarto de vuelta a un tornillo y desbloquea
la leva. ¡¡ Milagro !!, la moto se mueve y puedo seguir la ruta. Corolario: me
he comprado una llave del 12 y la guardo como oro en paño en la guantera.
Con 2 h. de
retraso inicio mi ruta cuya primera parada es un pueblecito denominado Villanueva del Conde que consta de 173 habitantes
y se halla en el límite del Parque Natural de Las Batuecas. Su gran
peculiaridad es la disposición de sus casas, ya que forman un espacio
amurallado completamente cerrado muy raro en toda Europa. Las casas constan de
un espacio interior llamado “huertitas” y a los que se accede por tres accesos
ubicados debajo de las casas denominados
“callejinas”. Esta estructura defensiva se completa con la arquitectura de las
casas típicamente tramonada, de la que ya os he hablado más arriba. Todo ello
confiere a este pequeño pueblo una belleza singular.
Desde Miranda hay una ruta circular de 11 kms. que llega hasta
Villanueva y regresa a Miranda. Se denomina la “ruta de los prodigios” ya que
durante la misma se pueden admirar obras de diferentes artistas como camas en la naturaleza o esculturas en piedra
de diferentes animales.
Hice algunas fotos
de unos bonitos soportales, el Ayuntamiento con mi moto aparcada al lado y de
un frontón donde había unas pintadas que
me retrotraían a tiempos pasados.
Me subí a mi moto sin freno de mano para recorrer la escasa distancia
del siguiente pueblo a visitar. Se trataba de Sequeros,
pueblecito serrano que cuenta con 232 habitantes y muchas cosas por descubrir.
Aparqué en la
Plaza del Altozano, lugar emblemático con bares y terrazas donde se organizan
bailes populares y procesiones.
Desde ahí me
dirigí al “meollo” del pueblo que es el lugar donde confluyen los soportales,
la Torre del Concejo y la iglesia. Aquí nos encontramos con la iglesia de la Virgen del Robledo (
lógicamente cerrada ) donde se encuentran los restos de dos personajes
imprescindibles de la historia de esta comarca: la Moza Santa y Simón Vela. La
primera anunció antes de fallecer en 1424 que se encontraría una imagen de la
Virgen María en la Peña de Francia, siendo descubierta la talla por el segundo
en 1434.
Justo enfrente de la misma podemos apreciar unos grandes soportales de madera asentados sobre una columna de piedra denominada El Poste y sobre ella se levantan los restos de la Torre del Concejo, cuya campana tuvo una importante función ya que llamaba a los vecinos avisando de ataques, reuniones, incendios, etc. y a la que se instaló un reloj que marcaba las horas del día.
Preguntando a una amable señora me encaminó hacia una ermita cercana que, aunque estaba cerrada, se podía ver el interior depositando unos modestos 20 céntimos en el aparatito situado en uno de los lados. De esta manera, al iluminarse, pude apreciar un cristo del que no sabría deciros su filiación y un bonito artesonado mudéjar.
Retomando mi camino volví a por la moto encontrándome a mi paso bonitos rincones de este pueblo encantador. Me encaminé hacia el último lugar a visitar en este día.
He de comentaros que las carreteritas de esta zona, aunque son de montaña y algo estrechas, tienen un asfaltado excelente y muy poca circulación, lo que te permite ir admirando el bonito paisaje y, si encuentras un lugar para parar, realizar fotos del entorno.
El último pueblo a visitar se denomina Mogarraz y presenta unas particularidades que paso a comentaros. Aparqué con cuidado en una zona llaneada y en seguida aprecié que es uno de los pueblos de la comarca más turísticos pues había gran cantidad de gente con cámaras al hombro e indumentaria que no dejaba lugar a dudas.
Mogarraz es llamado “ el pueblo de las caras” por la historia que os voy a contar.
En el año 1967 se instauró en España la obligatoriedad de poseer un DNI. Un vecino del pueblo que tenía una cámara de fotos, se ofreció voluntario para tomar fotos de cada uno de sus habitantes y evitar así que tuvieran que desplazarse a Salamanca para hacérsela. Los negativos de dichas fotos permanecieron olvidadas en una caja hasta que, años después, el artista local Florencio Maillo las descubrió y decidió que, en homenaje a los vecinos que habían permanecido en el pueblo, sería bonito plasmar en óleo a todos los vecinos retratados y regalarles el mismo. Cada vecino colgó su retrato en la fachada de su casa y el pueblo se convirtió en una galería de arte al aire libre. Actualmente hay 809 caras pintadas en las fachadas e incluso en la iglesia que vigilan a los turistas que llegamos a este lugar.
Además de las caras, este pueblo singular consta de otros lugares de interés. Descendiendo por la calle principal encontramos la ermita del Humilladero y un Cruceiro. La ermita data del S. XIII ( románico tardío ) y en su parte posterior hay una fuente que recoge el agua en una pila bautismal.
El cruceiro o Cruz de los Judíos es del S. XVII y el capitel está decorado con calaveras.
Continuando el paseo por la calle principal seguimos contemplando las típicas casas serranas y las fotos que cuelgan de las mismas.
De esta manera llegamos a la torre del campanario, del S. XVII, construida en granito con finalidad defensiva y que se encuentra repleta de retratos de los habitantes que fueron enterrados al pie de la misma.
Siguiendo nuestro camino llegamos a la Plaza Mayor, amplio espacio donde se encuentra el Ayuntamiento y la mayoría de los restaurantes del pueblo.
En este mismo lugar se encuentra la Casa de las Artesanías, donde se pueden admirar trajes bordados, trabajos de cuero, joyas artesanas, etc. pero que, al ser domingo, estaba cerrado.
Retomé el camino de vuelta para buscar un coqueto restaurante con una terraza con bonitas vistas que había llamado mi atención y donde pude reponer fuerzas y descansar un rato por un precio muy ajustado.
En el trayecto me entretuve mirando algunos símbolos cristianos ( algunos conservan la policromía original ) cincelados sobre las casas ya que ésta villa fue una de las pocas juderías que se convirtió al cristianismo.
Vuelta a la moto y retorno a Miranda para la siesta pertinente. Cena ligera en el pueblo y alguna foto de un bonito anochecer en este lugar.
A dormir con la preocupación de como sería el día siguiente ya que se había desatado una fuerte tormenta y caía agua con muchas ganas.
10 de Octubre
Al levantarme
comprobé que la tormenta había cesado pero continuaba una discreta lluvia y una
densa niebla rodeaba los montes aledaños.
Tocaba esperar y maté el tiempo leyendo el libro que siempre llevo conmigo. Cuando el panorama empezó a clarear me subí a la moto para dirigirme al primero de los dos pueblos que tocaba visitar ese día.
El primero era San Martín del Castañar, otro pueblecito serrano
con varias cosas interesantes por descubrir.
Dejé la moto en la entrada del pueblo y encaminé mis pasos hacia su Plaza Mayor, que es el sitio perfecto para iniciar el recorrido. De aquí parten las calles principales y está rodeada de edificios de tres plantas, algunos porticados. Uno de los lugares característicos de esta plaza es su fuente, lugar emblemático donde los habitantes obtenían el agua y que también servía para el ganado. No está situada en el centro porque la posterior ampliación de la plaza la desplazó hacia un lateral.
En ella se encuentra el actual Ayuntamiento, que antes fue palacio Episcopal y que si observamos la columna central podremos ver en ella una cara tallada, probablemente de algún obispo porque pertenece a la época en la que fue palacio del Obispo de Salamanca.
Si tomamos la calle del Dr. Peña llegaremos a la iglesia de San Martín de Tours, templo principal de la localidad. Originalmente era del S. XIII pero sufrió numerosas reformas y ampliaciones hasta el S. XVII. Destaca su pórtico de estilo jónico del S. XVI, con cuatro campanas y una torre de estilo gótico tardío. Su espadaña en una visión posterior es muy curiosa. Como siempre estaba cerrada.
Detrás de la iglesia se encuentra otro de los lugares a visitar: el castillo. Originario del S. XV y situado en la parte más alta del pueblo presenta unas bonitas vistas, gran cantidad de árboles como un frondoso madroño y algunas particularidades.
Se puede visitar libremente y, al recorrerlo, llama la atención que en su interior se sitúa el cementerio municipal. Los que allí descansan se encuentran bien “defendidos”.
A los pies del castillo, en lo que debió ser el patio de armas, se encuentra una curiosa plaza de toros donde se celebran corridas en fiestas señaladas.
Por aquí anduvieron los romanos y dejaron vestigios como un puente de piedra y parte de una calzada. Es un lugar que rebosa paz y tranquilidad, con una piscina natural para disfrute veraniego de los habitantes y multitud de árboles entre los que destaca un sauce llorón.
Si seguimos la calzada romana llegamos a la Ermita de la Virgen del Socorro, patrona de la localidad.
Retorné al punto de partida encontrando y fotografiando rincones preciosos de esta pueblecito encantador.
Después del agradable paseo volví a por la moto para dirigirme al último lugar a visitar en este viaje.
Se trataba del que es considerado la
capital de la comarca y uno de los pueblos más bonitos de España y que atrae a gran
cantidad de turistas en cualquier época: La Alberca.
Al llegar comprobé que a la entrada del
mismo era complicado aparcar. Encontré una calle pero unos operarios me
indicaron que no la dejara ahí porque más tarde la cerraban con una cadena y no
iba a poder salir. Uno de ellos me indicó un lugar para aparcarla. Se trataba
de un hueco no muy amplio que estaba entre una parada de autobús y un muro
posterior.
Tercera
incidencia: fiándome del consejo del operario me dirigí hacia el lugar
pero, al entrar, me percaté que estaba en cuesta hacia abajo y que la salida
estaba bloqueada por varios coches aparcados. De esta manera me encontré
atrapado en un estrecho corredor, sin posibilidad de salir por delante ni
tampoco por detrás porque los 280 kgs. de mi moto no permiten desplazarla en
esas condiciones. Y, además, sin freno de mano.
Echándole morro al tema recurrí a llamar a
un señor de aspecto fornido que pasaba por allí y le expliqué mi apuro. Se
prestó a ayudarme, el empujando desde el frontal de la moto y yo ayudando desde
un lateral y llevando la dirección. Después de 15’ de maniobras y sudando como
cochinos conseguimos llevarla hasta un lugar donde pudiera manejarla ya
arrancada. Aunque le dí efusivamente las gracias se fue rezongando y diciendo
no sé qué de un parking cercano.
La Alberca ( “lugar de aguas” en árabe ) ya
existía antes de la época romana, ya que se ha encontrado un casto prerromano
en la proximidades. Entre los S. XII y XIII se produjo su repoblación en parte
con gente de origen francés y, al final de la Edad Media, se produjo un hecho
capital: el hallazgo de la imagen de la Virgen de la Peña de Francia ( 1434 )
ya relatado anteriormente, ello se tradujo en que el santuario erigido con
posterioridad se convirtiera en un centro de peregrinación al que se unían los
peregrinos que iban a Santiago siguiendo la Ruta de la Plata.
La Peña de Francia fue citada en El Quijote
de Cervantes y Lope de Vega sitúa el escenario de una de sus obras en Las
Batuecas.
En 1940 La Alberca fue declarada como el
primer municipio español que logró el galardón de Monumento
Histórico-Artístico.
Para recorrer La Alberca hay que adentrarse
por la calle principal cuajada de tiendecitas ( aunque en casi todas se venden
similares productos ) que nos lleva directamente a la Plaza Mayor, espacio
cuadrangular con una fuente y cruceiro de granito central y rodeada por
edificios ( uno de ellos el Ayuntamiento ) que presentan unos balcones floridos
de gran belleza visual.
En los soportales de la plaza se encuentran varios restaurantes muy frecuentados por los visitantes. Y tomando una calle lateral a la plaza se llega al lugar donde se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción que ¡ aleluya ! se encontraba abierta. Entré rápidamente antes de que la cerraran. El edificio es del S.XVIII y lo más llamativo de su interior es un bello púlpito en granito del S.XVI al que, una buena limpieza, le ha devuelto su policromía original.
También podemos apreciar una imagen del Santísimo Cristo del Sudor.
La torre de la iglesia se construyó 212
años antes que la misma y fue costeada por los primeros Duques de Alba.
Saliendo al exterior y rodeando el edificio nos encontramos con dos curiosos lugares que nos hablan de los mitos y tradiciones de este pueblo.
Uno de ellos es el Rincón de la Ánimas, una
hornacina dedicada a la Ánimas y, de la que según la tradición, sale todas las noches
una joven que va por los rincones del pueblo rezando oraciones por las Ánimas
del Purgatorio.
El otro lugar es más terrenal y se trata de
una escultura de un marrano, dedicado a una costumbre popular denominada “ El
Marrano de San Antón “. Todos los años se suelta por el pueblo un marrano que
se pasea tranquilamente por las calles y es alimentado por los propios vecinos.
Cuando llega S. Antón se sortea entre los habitantes y el afortunado se
compromete a realizar una matanza que es degustada por todo el pueblo.
En la Alberca también hay varias ermitas (
Nª Sª de Majadas Viejas, S. Marcos, la del Humilladero, S. Blas y S. Antonio )
y muy cerca se encuentra el Santuario de la Virgen de la Peña de Francia,
edificado por los dominicos en el S. XV y desde el que se contempla el bello
paisaje que rodea a estas tierras.
Terminado el recorrido regresé a por mi
montura, aparcada en llano y sin obstáculos para salir y regresé admirando el
paisaje hasta Miranda para descansar un rato y, ya anocheciendo, salir a
despedirme de este lugar y descubrir un sitio encantador que me arrepentí de no
haberlo encontrado antes. Un pub/cafetería llamado La Mandrágora, con buen
ambiente, preciosa decoración y música estupenda donde cené un par de
deliciosas tostas. Si venís por aquí no dudéis en buscarlo.
11 y 12 de Octubre
Al día siguiente recogida de equipaje y
regreso, en principio sin contratiempos pero …
Cuarta
incidencia: ya cerca de penetrar en la provincia de Ávila un denso banco
de niebla me obligó a soltar gas y circular con mucha precaución y, más
adelante, negras nubes aunque no cerradas me hicieron presagiar que el retorno
no iba a ser plácido. Primero una de ellas descargó sobre mi un intenso
aguacero. Cuando conseguí salir de la misma, unos kms. más adelante, otra de
ellas me sorprendió con una fuerte granizada. Al atravesarla miré hacia arriba y grité ¡ mátame ya cabrón !. Pero
me dí cuenta que con el casco puesto quién quiera que fuese no me iba a oir,
así que tiré para adelante hasta que pude salir de allí.
Había previsto un pequeño desvío de 6 kms.
¿ Para qué desviarme ?.
Los verracos son esculturas zoomorfas de
piedra de la época de los vetones ( S. V a. de C ) cuyo significado no está
claro. Hay teorías que les atribuyen un origen místico o religioso, otras los
relacionan con la fertilidad e incluso con ritos funerarios. En España hay
numerosos ejemplos de los mismos en varias provincias pero, quizás, los más
conocidos son los Toros de Guisando. Tienen numerosas formas ( toro, cerdo,
jabalí e incluso oso ). Pero lo que mucha gente desconoce es que el verraco más
grande jamás hallado en toda Europa se encuentra en un pequeño pueblecito de
Ávila llamado Villanueva del Campillo. Así que hasta allí me desvié para verlo
con mis propios ojos.
Se encuentra en la plaza del pueblo junto a
otro más pequeño y pesa 15 toneladas, pero como al extraerlo se rompió en la
parte trasera hubo que restaurarlo, por lo se piensa que su peso original
estaba alrededor de las 24 toneladas.
Una vez visto y fotografiado este pequeño
descubrimiento continué hasta llegar hasta la A-6 donde recogí mi ticket de
peaje.
Incidencia
final: recogí el ticket y lo guardé en el bolsillo superior de la chupa
pero sin abotonarla, con lo cual a los pocos kms. el papelito salió volando
cual grácil mariposa. Menos mal que en el peaje de salida, aunque no había
nadie físicamente, un botón me permitió hablar con una señorita a la que
expliqué el problema y me solucionó al pago sin contratiempos.
Llegué a Tarancón, tomé la habitación, ví
el partido del Madrid y cené algo.
Al día siguiente, sin más contratiempos,
retorné a mi casa.
A pesar de las incidencias, no me
arrepiento de este viaje por una zona que no conocía y que me ha encantado. Os
la recomiendo vivamente porque tiene paisajes preciosos, pueblos con mucho
encanto y una rica gastronomía ( eso sí, no se os ocurra pedir unas gambas
rojas de Denia porque se pueden partir de la risa. Carne, carne y más carne ).
En estas fechas la meteorología es la que
manda y no sé si me permitirá realizar alguna salida más. Si no es así le
pondré la funda a la moto y esperaré tiempos mejores.
Saludos
a todos
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