lunes, 2 de diciembre de 2024

 



                                                               LA BUREBA

 

                En Agosto del 2017 publiqué una entrada titulada “ Hacia el Valle del Baztán “ en la que relataba mi viaje en la primera de mis Burgman  por ese precioso rincón de Navarra y cómo, a la vuelta, pernocté en Briviesca y aproveché la tarde para hacer un recorrido por Poza de la Sal, Oña y Frías.

                Estos lugares pertenecen a la comarca burgalesa de La Bureba ( aunque Frías más bien se encuadra en Las Merindades ) y todas ellas me causaron una grata impresión por su belleza y particularidades. Poza de la Sal ( localidad natal del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente ) tiene unos paisajes impresionantes y una preciosa iglesia, en Oña está situado un majestuoso monasterio que logré visitar en un viaje posterior y Frías, que ostenta el título de “ ciudad más pequeña de Europa “, es un lugar encantador  presidido por un impresionante castillo y unas casas colgantes que no envidian a las de Cuenca.

                Pues bien, leyendo una web dedicada al arte en general y al románico en particular, he descubierto que en La Bureba se concentran, en pequeños pueblecitos muy cercanos entre sí, una gran cantidad de iglesias y ermitas románicas que se enmarcan en el llamado románico rural burgalés y que tienen gran interés por su belleza y particularidades arquitectónicas.

                Así que, desafiando al frio que ya empieza a asomar por esas latitudes, he planificado un corto viaje de tres días para conocer estas edificaciones más a fondo y, de paso, disfrutar de la excelente gastronomía de la zona.

                Para aprovechar al máximo el tiempo disponible necesitaba realizar el viaje de ida y vuelta de un tirón ( 671 kms. ) y dedicar un día y medio para el recorrido. De esta forma  salí el jueves 28 de Noviembre muy tempranito para intentar llegar a Briviesca al mediodía y poder aprovechar la tarde. El recorrido era sencillo: A-3 hasta Madrid y tomar la A-1 hasta Burgos y llegar a la cercana Briviesca, donde había reservado en el Hotel El Vallés,  el cual ya conocía de mi viaje anterior y que me había dejado muy satisfecho.

                Llegué sin novedad a dicho hotel con tiempo suficiente para comer en el mismo y aprovechar las escasas horas de luz que nos deja el maldito cambio horario de invierno.

 

NOTA: Este blog tiene casi 9500 visitas que, para su modestia y no tener publicidad, no está nada mal. Pero algunos amigos y compañeros que lo han visitado me han comentado que, en las entradas que versan únicamente sobre el románico se pierden en los comentarios. De manera que voy a intentar hacer un poco de pedagogía sobre el tema. Con cada palabra más o menos técnica que figure en el texto pondré una acotación indicando a que se refiere. Y, si el sistema lo permite, indicaré con flechas sobre las fotos a qué hago referencia ( para verlas con detalle hay que pinchar sobre las mismas ). De esta forma, además de poder seguir el texto con más facilidad, intentaré que los no versados en el  románico se interesen por el mismo y, al igual que me ocurrió a mí, aprendan a descubrir la belleza, historia y significado de este arte. Así mismo, procuraré ser lo más escueto posible, indicando solo  una pequeña descripción general y lo más característico de cada construcción. Veremos si lo consigo.     




Arranqué tempranito para poder llegar a Briviesca al mediodía.  Dejé las cosas, comí y me dirigí hacia el primer lugar a visitar que estaba a tiro de piedra ( 5 kms. ).

 Valdazo  

Es una pequeña población, más bien aldea, ya que cuenta solo con 20 habitantes, y que procede de la repoblación de la zona con vascones y gascones. Está  dedicada básicamente a la agricultura  y en ella se encuentra la iglesia de San Pelayo, declarada Monumento Histórico-Artístico. Es un templo de un románico primitivo, de una sola nave y un ábside semicircular, aunque añadidos posteriores góticos y otros más recientes y desafortunados la han desvirtuado considerablemente.

Ábside: parte de la iglesia que acoge la mesa del altar, generalmente semicircular, recubierta por una bóveda que en el románico solía ser de horno.


        En el acceso por el lado sur se encuentra un pórtico de tres vanos con arcos apuntados y una cornisa decorada con cabezas de animales y humanos.

Vano: Espacio vacio.

Arco apuntado: compuesto por dos segmentos que forman un ángulo central. 







        El acceso se realiza por el sur desde el pórtico, donde ubica una cornisa de modillones con cabezas de animales y humanos.

Pórtico: espacio cubierto y con columnas o arcadas delante de los templos.

Modillón: miembro voladizo sobre el que se asienta una cornisa o alero.






                La portada es abocinada con seis arquivoltas que se sustentan sobre columnillas acodilladas con capiteles decorados con diferentes motivos.

 Portada abocinada: que presenta un ensanchamiento progresivo de dentro afuera.

Arquivolta: una arquivolta es una moldura colocada alrededor  de un arco. Están formadas por dovelas que son cada  una de las piezas, normalmente de piedra, en forma de cuña que conforman el arco en posición radial. La central que cierra el arco se llama clave.

Columna acodillada: que presenta entrantes angulares formando recodos.



        La torre románica es cuadrada y se levanta intencionadamente sobre los muros engrosados de la nave para soportar su carga. Tiene tres cuerpos.



Esta iba a ser la primera y última iglesia/ermita que me encontrara abierta ya que la gran mayoría, al estar en pueblos pequeños o lugares alejados, suelen estar cerradas para evitar expolios, aunque en algunas suele haber un cartelito en la puerta con un número de teléfono para llamar si te interesa ver el interior pero, en mi caso, no podía permitirme ese lujo por lo apretado de mi tiempo. Entré y eché un vistazo aunque no tenía gran interés: una sola nave separada en tres tramos cubiertos con bóveda de cañón separados por dos arcos fajones. La cabecera se cubre con bóveda de horno. A ambos lado de la nave hay dos pequeñas capillas, siendo la de la derecha la más interesante ya que alberga una pila bautismal y presenta en los capiteles de entrada dos figuras de  animales demoníacos, aunque una de ellas está muy deteriorada, conservándose la otra relativamente bien.                                                                                                                                    

Bóveda de cañón: estructura formada por arcos de medio punto sucesivos.

Arco fajón: arcos de refuerzo para la bóveda de cañón que se apoyan en pilares.

Bóveda de horno: tiene forma de cuarto de esfera. Se suele colocar sobre el ábside.

Capitel: parte superior de una columna.










Aguilar de Bureba

El  siguiente destino se encontraba a 11 kms. de allí. Un pueblecito de 52 habitantes que viven de la agricultura y en el que se encuentra la Iglesia de la Asunción.

Al igual que en Valdazo nos encontramos con un templo de una sola nave y de un románico muy primitivo. En el exterior resalta una espadaña ( aunque no es románica sino barroca ). Tiene tres cuerpos con dos troneras bajo arcos de medio punto los dos primeros y que albergan dos campanas y dos campanilos mientras que el tercero solo tiene una tronera con un campanil.

Espadaña: estructura mural que se prolonga verticalmente y acaba en punta. Se utiliza para ubicar las campanas en sus huecos.

Arco de medio punto: tipo de arco que tiene la forma de un semicírculo. Es el elemento principal de las bóvedas de cañón.




        Resguardada por un pórtico del S. XVIII se halla una hermosa portada de un románico avanzado, con un arco de medio punto liso con cadeneta en la que inscriben botones vegetales y tres arquivoltas con diferente ornamentación.




        El ábside es semicircular y está dividido en tres paños por dos columnas adosadas al muro con capiteles que llegan hasta la cornisa y que presentan una variada ornamentación: rostros de animales y humanos, monstruos, aves, peces, etc.











            En el viaje anterior que he relatado al principio, encontré sin buscarlo de camino hacia Poza de la Sal parte de una construcción románica que me llamó la atención por su localización y pintoresquismo. Así que decidí volver a visitarla con algo más de tiempo.    


                 Los Barrios de Bureba

        Esta denominación hace referencia a un núcleo poblacional que agrupaba a diferentes grupos de viviendas que contaban cada una con nombre propio ( Las Vesgas, Solduengo, Terrazos, San Facundo etc. ). Pues bien, uno de ellos fue abandonado y su iglesia quedó solitaria en medio del campo por lo cual se transformó en una ermita. Y aquí sigue, al lado de una carretera solitaria y bella, aunque su nave ha desaparecido quedando solo la espadaña y el ábside. Se trata de la Ermita de San Fagún o San Facundo y que se mantiene altiva desafiando el paso del tiempo y que no deja de ser admirada en lontananza por los viajeros que transitan por la mencionada carretera. 


 


            La espadaña tiene tres cuerpos, siendo los dos superiores los que tienen parejas de troneras.  Para cerrar el arco triunfal se dispuso un muro moderno de sillares irregulares y dispuestos de una manera un tanto caótica.


    

                El ábside es semicircular y en el muro meridional presenta una ventana con arquivolta de medio punto y dos columnas, llamando la atención en la columna derecha un capitel con una sirena-ave que despliega sus alas y que se pliegan al final en forma de volutas.






            Bajo los canecillos encontramos las consabidas imágenes de caras humanas, animales, etc.   




            En el paño central del ábside hay otra ventana y debajo una inscripción muy erosionada que un estudioso ha traducido como “ empezaste a ser edificada en la era 1219 gracias a Dios “, lo que correspondería al año 1181.

            Me despedí de San Fagún cuando ya anochecía, lo que permitió hacer una bonita foto de los últimos rayos de sol iluminando su espadaña.




        Terminada la visita regresé a Briviesca para dar un paseo por su Plaza Mayor y tomar algo ligero en uno de sus establecimientos. Vuelta al hotel hotel para relajarme un rato y prepararme para el intenso día que me esperaba.


        Pino de Bureba

        Desayuné temprano y me encaminé al primer punto a visitar. Se llama Pino de Bureba y es un pueblecito que no llega a los 200 habitantes y en el que se encuentra su Iglesia parroquial de San Martín situada en las afueras del pueblo y de pequeñas dimensiones. Tras unas reformas su planta de una sola nave unida a un ábside se trasformó en una planta de cruz latina. Para llegar a ella hay que subir un tramo de escaleras que salva el desnivel del terreno. Nos recibe una bonita espadaña románica con tres troneras para las campanas.



        

        La portada  es pequeña pero sencilla. Cuenta con tres arquivoltas que originalmente fueron cuatro pero se eliminó la interior para agrandar la luz del vano. Estas arquivoltas son baquetonadas y descansan sobre tres parejas de columnas que presentan unos capiteles con motivos vegetales.

Baquetonadaformadas por molduras convexas lisas ( baquetón ) de sección semicircular.




        Me llamó mucho la atención la existencia en algunas de las columnas de marcas de cantero, ya que lo habitual es que estén presenten en los sillares.

Marcas de cantero: símbolos propios realizados por los maestros de la piedra. Se piensa que servían como firma del autor ya que la mayoría eran analfabetos, aunque otra teoría indica que servían para saber el número de sillares realizados durante la jornada de trabajo cuando trabajaban a destajo y así cobrar la soldada correspondiente por el maestro cantero.


        

        El ábside es muy original pues se aparta del habitual semicircular para transformarse en poligonal. Presenta los habituales modillones con cabezas humanas bien conservadas.


    

            Hermosilla

                La iglesia se yergue en la parte alta de la población, teniendo que ascender por una empinada loma para llegar a ella. Lo más probable es que la Iglesia de Santa Cecilia fuera construida a finales del S. XII pero luego fue muy reformada, por lo que solo nos ha llegado de estilo románico la cabecera con su ábside que, eso sí, constituye un maravilloso ejemplo de riqueza escultórica con una gran conservación.




        El ábside es de planta semicircular con dos columnas entregas que llegan hasta el alero y lo dividen en tres paños con sus correspondientes ventanales, los cuales tienen una aspillera central y se rodean de una fina arquivolta baquetonada sobre pareja de columnas.

Columnas entregas: columna adosada pero cuyo fuste ( parte central ) no es de una sola pieza sino formado por trozos que se empotran en el muro formando parte de este.

Aspillera: abertura larga y estrecha en un muro.




             
Pero, como ya he dicho antes, lo verdaderamente impactante es la riqueza escultórica de los canecillos y los capiteles, tanto por su diversidad como por la fina ejecución y su conservación.

           Si os parece, para aliviar un poco la monotonía, os propongo un pequeño juego. Enumeraré a continuación varias de las piezas que aparecen representadas y vosotros, queridos lectores, tenéis que adivinar a las fotografías que más abajo os dejo.

-          Cabeza antropomorfa cornuda con rostro de gran nariz y boca con tallos vegetales.

-          Águila con cresta

-          Aldeano que lleva a cuestas a un pequeño cerdo.

-          Cabeza de carnero

-          Dos dragones enfrentados con alas desplegadas y pechos con plumaje.

-          Pequeño dragón sentado sobre sus patas traseras.

-Cabeza de antílope  
















            Si habéis acertado todas o casi todas significa que le vais cogiendo el tranquillo al románico y si no tranquilos, habrá más entradas para perfeccionar el tema.

            Es innegable que en este templo trabajó un taller conocido como “ Segundo Taller del claustro bajo de Silos “ sin que ello implique que los autores fueran los mismos que trabajaron en el claustro del Monasterio de Silos pero si que, probablemente, fueron discípulos de ellos y dejaron la impronta silense en numerosos templos.

            Desde arriba tenemos unas bonitas vistas de Hermosilla y alrededores.



Navas de Bureba

        Al llegar a esta pequeña población de 31 habitantes sufrí una pequeña decepción. Todos los alrededores de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción estaban levantados colocando lo que supuse una red de tuberías. Así que me las tuve que ingeniar para acceder a ella y ver lo más importante de la misma.

      El templo es de una sola nave de tres tramos, cabecera con presbiterio y ábside semicircular.

   La portada es muy grande y vistosa. Estaba cegada por un muro desde el suelo hasta la arquivolta exterior pero en 2014 se derrumbó parcialmente el campanario y, al repararlo, se liberó también esta bella portada que consta de hasta siete arquivoltas apuntadas, lo que nos indica una construcción muy tardía en pleno S. XIII ( el arco apuntado es más propio del románico tardío y comienzos del gótico, mientras que en el románico pleno del S. XII lo preponderante es el arco de medio punto ).

   Templo  construido con sillares de piedra arenisca de color anaranjado y su fábrica románica se conserva casi íntegra aunque con añadidos posteriores.

     Las arquivoltas se componen de finos baquetones y tiene un guardapolvos decorado con puntas de diamante y las columnas, con delgados fustes, tienen capiteles de variada ornamentación ( parejas de aves, cabezas humanas, leones, etc. ). Es obvio que presenta unos inconfundibles aires góticos.  

Guardapolvos: pieza voladiza o tejado dispuesto sobre la puerta para resguardar a esta de la lluvia.    


 


 


        Con el derrumbe del campanario se eliminó la espadaña y se construyó una torre campanario con dos troneras para las campanas.




        El magnífico ábside está articulado por haces de columnas entregas. Presenta dos ventanales de tipo portada que resultan muy espectaculares y exóticos pues sobre las columnas se alzan dobles arquivoltas apuntadas y polilobuladas.






         
Antes de irme hice una foto de los enormes macizos que rodean esta población y las circundantes y las salvaguardan de las variaciones climáticas.




            Soto de Bureba

          Yo supongo que todos los que estáis leyendo esto habéis tenido alguna experiencia negativa con el G. Maps. Su configuración está diseñada para llevarte por el camino más corto ( lo que no significa que sea el mejor ). Aunque tenía experiencia de mis numerosos viajes volví a caer en la trampa y me dejé aconsejar por el puto G. Maps que me metió en un estrecho camino sin asfaltar, completamente embarrado, con enormes baches y lleno de piedras. Sin posibilidad de dar la vuelta y regresar al origen. Así que, rezando para no pinchar, recorrí los 2,5 kms. que me separaban de Soto de Bureba en 1ª y 2ª marchas. Cuando llegué mi coche parecía que venía del París-Dakar. Y lo que más me cabreó es que, al salir de Soto de Bureba, llegué a una nacional en condiciones que tras 4 kms. me indicaba un desvío hacía el pueblo de donde había venido. Es decir, por ahorrarme 1,5 kms. el G. Maps me había metido por un camino que aún no sé como pude salir del mismo. Así que me cisqué en todos los muertos más frescos de los que diseñan y programan estos itinerarios y me juré que jamás volvería a caer en sus redes ( estoy pensando en volver a mi antigua manera de viajar en moto, con mis carreteras anotadas en un papel y sin que una estúpida voz me diga por donde tengo que ir ).

         En fin, a lo que íbamos. En Soto de Bureba se encuentra la Iglesia de San Andrés, uno de los ejemplos más representativos del románico burebano.

        El templo es de una nave con dos tramos con bóveda de cañón y ábside semicircular. En el exterior existía una espadaña que se derrumbó y fue sustituida por un cerramiento cuadrado.

         En el hastial se abre un óculo con siete cuadrilóbulos abocinados adornados por semicírculos tangentes.

Óculo: ventana pequeña redonda u ovalada.




        Lo más interesante del mismo es su portada, que está documentada, ya que una inscripción hoy casi borrada indica que fue realizada por Pedro de Ega y Juan Miguélez en el 1175. Está ligeramente apuntada y el dintel se apoya en dos jambas mientras que las tres arquivoltas lo hacen en seis columnas. El conjunto presenta un guardapolvos exterior con anchos roleos vegetales.

Jamba : cada una de las dos piezas que colocadas verticalmente en los lados de una puerta o     ventana sostienen el dintel.

Roleo: recurso decorativo realizado mediante elementos enrollados.






    Los capiteles de las columnas y las jambas, así como las arquivoltas están profusamente decorados con diferentes motivos: arpías, unicornios, dragones, peces, un Agnus Dei con el Bautista e Isaías, signos del zodíaco, etc. Llama la atención una figura de gran tamaño que representa a un hombre encadenado.










    El ábside presenta una imposta horizontal en el nivel inferior de la ventana, así como haces de tres columnas adosadas que llegan hasta el alero. Los capiteles de las columnas de la ventana difieren en su ornamentación de los de la portada, con arpías, jinetes, guerreros y animales, indicando una realización posterior y, probablemente, una influencia silense.

Imposta: serie horizontal de piedras, a veces con moldura, sobre la que descansa un arco, bóveda o ventana.




            Lences

La Iglesia de Santa Eugenia se encuentra en el pequeño pueblo de Lences ( 126 habitantes ) que en los últimos años ha adquirido bastante importancia como Centro de Turismo Rural. Está bañada por el rio Homino que es salvado por un encantador puentecito de piedra.







        El templo tiene parte de su fábrica románica, aunque ha sufrido muchas modificaciones y de ahí que presente una planta de tres naves. Lo que más nos interesa es su portada románica, abierta en el muro sur y cobijada bajo un pórtico de tres arcos de medio punto. Presenta cinco arquivoltas de medio punto que se apoyan en jambas con columnas cuyos capiteles han desaparecido. Las arquivoltas tienen diferentes motivos decorativos: puntas de diamante, vegetales, animales fantásticos, guerreros, etc.


 



            Prácticamente mi recorrido había terminado, tan solo me quedaba por ver un último templo cerca de Briviesca. Además era la hora de comer. Así que, aunque ya la conocía, decidí acercarme hasta Frías suponiendo que su oferta gastronómica sería mayor.

            Frías no pertenece a la comarca de la La Bureba sino a la de Las Merindades y  está atravesada por el rio Ebro. Técnicamente no es un pueblo ya que en el 1435 el rey Juan II de Castilla le otorgó el título de ciudad. Así que es la ciudad más pequeña de toda Europa ( 271 habitantes ). Su situación estratégica a orillas del Ebro y su impresionante Castillo de Los Duques de Frías edificado a finales del S. XII y principios del XIII con carácter defensivo que corona el Cerro de la Muela, le han permitido un importante desarrollo. Hoy en día es uno de los lugares turísticos más importantes de la provincia de Burgos.

           La carretera que nos lleva hasta ella transcurre por hermosos parajes rurales, atravesando dos desfiladeros que serpentean entre montañas.

         Al llegar hay que hacer una parada obligatoria para contemplar el precioso puente medieval que salva al Ebro. Tiene 143 ms. y 9 arcos y, con posterioridad a su construcción, se le dotó de una torre defensiva en su parte central con saeteras, almenas y matacanes. El paso por el mismo era previo pago ( cobro del portazgo ).





        Una vez contemplado el puente y habiendo aparcado ( cosa que en temporada turística resulta muy complicado ), se asciende por la empinada calle principal contemplado al paso la bonita silueta de la torre del homenaje del castillo y preciosas casas con la arquitectura típica de la zona. 







        De esta forma llegamos hasta la iglesia de San Vicente Mártir, con mezcla de varios estilos.






        Desde allí podemos contemplar el precioso paisaje que nos rodea.








        Volví a descender para buscar un buen abrevadero donde saciar mi apetito y, tras reposar al sol lo trasegado, volví a tomar el coche para dirigirme al último punto de esta larga y provechosa ruta por La Bureba.




            
El mencionado último punto a visitar se encontraba a 1 km. de este pueblecito de tan solo 37 habitantes y se trata de la Ermita de San Martín. A ella se llega por un camino recientemente acondicionado y el mismo edificio está en período de reparación, rodeado de una gran zanja a la que hay que descender para verlo.

      ¿ Por qué mi interés en esta ermita ?.  Pues sencillamente porque es un edificio único y totalmente diferente al resto de los visitados en este viaje. Y ello se debe a su aniconismo, es decir, la práctica de rehuir toda representación de imágenes de seres divinos, profetas y otros personajes religiosos. Por ello, en todo el templo predomina la pureza de líneas y las formas angulosas y no redondeadas, con potentes contrafuertes. Los canecillos son de nacela ( moldura que arranca vertical y cóncava para desarrollarse después en un cuarto de cilindro convexo ). Los ventanales y puerta no tienen columnas ni capiteles ni siquiera cenefas o impostas decorativas. Todo es puramente arquitectónico.

       Lo anterior podría indicar una clara influencia del austero estilo cisterciense y de las órdenes militares del románico tardío.

      El ábside es semicircular con una única aspillera de iluminación con un arco de medio punto. No hay ventanales de tipo portada. Presenta una espadaña con dos pisos de troneras con dos huecos de campanas en cada uno.

La otra parte más vistosa del templo es el imafronte, con la puerta de arquivoltas muy abocinadas que hacen un cierto efecto túnel.

En resumen, es un templo diferente, donde predomina la pureza de líneas sin adornos ni representaciones de ningún tipo de las que tantas os he mostrado a lo largo de esta entrada.




 





        Completada la visita y cerrado el círculo de la ruta me encaminé hacia Briviesca y lo primero que hice fue buscar un lavadero. Me caían las lágrimas solo de mirar a mi pobre coche. Como era manual le quité todo el barro que pude y lo adecenté para cuando llegara a Murcia hacerle un lavado en condiciones.

       Después regresé a Briviesca para buscar un sitio donde cenar algo y, posteriormente, llegar al hotel para descansar.

     El sábado regreso a casa, por el mismo caminito que había traído, para llegar sobre el mediodía, comer y después hacerle sangre al sofá.

 

                Conque a una sola persona de los potenciales lectores de esta entrada le haya picado el gusanillo por conocer algo más del arte románico me daré por satisfecho y habrá merecido el tiempo y esfuerzo dedicados.

 

                               Como siempre, desconozco cuál será mi próxima salida para seguir descubriendo los maravillosos rincones de este país, pero seguro que la habrá.

 

                               Gracias a los que me lean y …. ¡¡¡ Felices Fiestas !!!     

 

                

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