¡¡ FELIZ 2025 !!
La Navidad
es una fecha en la que no suelo viajar. Mucha gente por todos lados,
clima desapacible y tarifas hoteleras subidas de tono. Este año 2024 he seguido
esta costumbre pero, una vez pasadas las festividades más importantes, he pensado
hacer una escapada para inaugurar el nuevo año. Como siempre a estas alturas el
problema era dónde.
Como ya he
mencionado en alguna entrada nací en Jaén pero me he criado y vivido siempre en
Murcia. A mi tierra de nacimiento he realizado numerosos viajes, sobre todo en
moto, pero investigando he descubierto que, entre los lugares más destacados de
esta provincia, había uno que me faltaba por conocer. Se trata de Alcalá la
Real, lugar de nacimiento del insigne escultor Juan Martínez Montañés, uno de los más
importantes del Renacimiento aunque con reminiscencias barrocas.
Así que me
organicé un viajecito a esta localidad, realizando una extensión a la cercana
Priego de Córdoba que, no por conocida, me sigue atrayendo de manera especial y
a la que considero uno de los pueblos más bonitos, si no el que más, de Córdoba.
A costa de hacerme pesado os recomiendo que pinchéis sobre las fotos para verlas ampliadas. Merece la pena.
Así pues, salí el
2 del nuevo año y a mediodía estaba en Alcalá. Tomé el alojamiento y me fui a
comer y tomarle el pulso al pueblo.
Alcalá la Real es una populosa población de casi
22.000 habitantes que ha constituido un enclave estratégico debido a sus
fronteras con Córdoba y Granada. Poseía una red de atalayas defensivas erigidas
para defender el territorio, de las cuales aún se conservan 11 de las 15
primitivas. De ellas la más importante fue la fortaleza de la Mota cuya
descripción detallaré más adelante.
Fue una importante
plaza fuerte árabe, en concreto del reino nazarí y después del almohade. Fue
conquistada por las tropas cristianas por Alfonso XI de Castilla en 1341, el
cual le concedió el título de la Real
que ostenta. Tras la conquista del Reino de Granada su valor estratégico
decayó, con lo cual sus habitantes se trasladaron desde el Cerro de la Mota
hasta las tierras llanas situadas al pie del mismo.
Durante la Guerra
Civil fue, junto a Lopera y Porcuna, la única población tomada por el ejército
franquista tras intensos bombardeos.
Hoy en día es un
núcleo poblacional que basa su economía en la industria del aceite, la
ganadería, artesanía y productos derivados del plástico.
Di un largo paseo
por su calle principal que desemboca en el Jardín de Los Álamos ( en obras )
admirando sus bonitas casas con miradores que persisten de su época de
esplendor. Ya de regreso entré en la Iglesia de la Consolación, la más
importante de la villa y que, debido a las fiestas, se encontraba abierta. Es
de estilo renacentista y en su interior se encuentra la imagen de la Virgen de
las Mercedes que es la patrona de la ciudad.
Eran ya las 18 h.
y, por tanto, casi de noche ( jodido horario de invierno ), así que poco más
podía hacer. Regresé a la Plaza del Ayuntamiento donde se encontraba mi
alojamiento y en la que, justo debajo de mi habitación, se levanta una estatua
dedicada a Juan Martínez Montañés.
Este personaje es
el alcalaíno más famoso ( aunque hay una hipótesis minoritaria que defiende que
Juan Ruiz el arcipreste de Hita y autor del Libro del Buen Amor habría nacido
aquí y no el Alcalá de Henares ). Lo que sí está documentado es que Juan
Martínez Montañés nació aquí el 16 de Marzo de 1568.
Se trata de uno de
los más grandes escultores del Renacimiento español, destacando sobre todo su
gran dominio de la madera, por lo que fue apodado “ el Dios de la madera “. Con
escasas excepciones su obra fue prácticamente de carácter religioso y su
trabajo se desarrolló básicamente en la ciudad de Sevilla convirtiéndose en el
máximo exponente de la escuela sevillana de imaginería. Si hubiera nacido dos
siglos después hubiera hecho buenas migas y, quién sabe si rivalidad, con mi
ilustre paisano Francisco Salzillo.
Su ingente
producción se encuentra dispersa por gran cantidad de iglesias de España y de
Latinoamérica, destacando sus tallas del Cristo Crucificado.
Paseé un rato por
los alrededores y busqué un abrevadero decente para degustar la rica gastronomía
local. Al día siguiente me esperaba el plato fuerte de mi visita que era
recorrer con detenimiento la fortaleza de la Mota.
Desde la carretera
que me condujo a Alcalá, a unos 30 kms. antes de llegar, se divisa la imponente
figura de esta construcción.
Aunque en muchas
referencias se denomina Castillo de la Mota, en realidad se trata de una
fortaleza. ¿ Que diferencia hay ?. El término castillo alude a un tipo de
construcción defensiva habitada básicamente por soldados y, en algunos casos,
por los señores del mismo y su familia mientras que el término fortaleza,
además de lo anterior, incluye a la población civil que se encuentra en su
interior conformando una auténtica ciudad o villa con vida propia y elementos
característicos de la misma ( mercados, casas, abastecimientos, etc. ) que se
encuentran bajo la protección y defensa de los moradores del castillo
propiamente dicho .
Con este concepto
básico ( y no sé si muy acertado ) me dispuse a visitar la Fortaleza de la Mota
a la cual se puede llegar andando ( no recomendable por sus empinadas cuestas )
o en coche/moto y aparcar en el lugar reservado para tal fin.
Esta construcción
se remonta a la época nazarí ( S. XIII y XIV ) y constituía un enclave
estratégico ya que por su altura ( 1029 ms. ) y situación podía controlar las
fronteras con el Califato de Córdoba y el Reino de Granada. En esta época se
reforzó su sistema defensivo, rodeándose con una nueva muralla y levantándose
una mezquita y un complejo sistema de acceso a su parte más alta con varias
puertas guardadas por torres albarranas. De esta manera toda la población quedó
englobada dentro del recinto.
Sufrió varios
ataques de los bereberes norteafricanos y, tras la batalla de las Navas de
Tolosa ( 1212 ) pasó alternativamente de manos musulmanas a cristianas. En 1340
el Rey Alfonso XI la sitió y conquistó al año siguiente y, después de la toma
de Granada, perdió su valor estratégico y la población se desplazó hasta la
zona llana de las faldas del cerro constituyendo el núcleo de la actual Alcalá.
Su deterioro continuó durante la Guerra de la Independencia y la Guerra
Civil española hasta que, en épocas recientes, se inició su reconstrucción.
La visita comienza
atravesando la Puerta de las Lanzas protegida por una torre albarrana.
A continuación accedemos a una segunda puerta llamada Puerta de la
Imagen con doble arcada mixta, el primero de medio punto y el segundo de
herradura. Debe su nombre a una imagen de la Virgen que se sitúa en el segundo
arco.
Continuando al ascenso se pueden ver los restos de las antiguas
carnicerías que abastecían a la población.
Desde allí se
puede contemplar en toda su extensión la ciudad de Alcalá.
Finalmente se llega al último elemento defensivo, el alcázar, con una
gran explanada que servía como lonja y escenario de representaciones y actos
públicos. En él se encuentran las Casas del Cabildo que servían como
dependencias del gobierno municipal y eran administradas por el Corregidor.
Igualmente se encuentra la imponente Iglesia Abacial y la torre de la cárcel.
En el subsuelo se pueden apreciar los restos recuperados de diferentes
viviendas, algunas con espacios para los caballos, pozos y aljibes así como las
antiguas bodegas que son visitables.
Desde lo alto
contemplamos unas espléndidas vistas con los mares de olivares que se pierden
en lontananza.
El interior de la iglesia Abacial solo conserva alguna bonita bóveda en
el acceso y los muros laterales con arcos de medio punto sobre los que se abren
óculos y un segundo cuerpo de galerías también con arcos de medio punto. El
suelo presenta paneles de cristal que dejan ver los cimientos y en el lugar del
altar hay un gran panel donde se proyecta un documental sobre el edificio.
Saliendo de la iglesia y continuando la ascensión encontramos la Torre
del Homenaje rodeada por la Plaza de Armas donde aún se pueden ver algunos de
los proyectiles empleados en la defensa de la fortaleza mediante los
trabuquetes, especie de catapultas capaces de lanzar enormes piedras contra el enemigo.
Así mismo, en este espacio se encontraba el Barrio Militar con las casas para
la guarnición del recinto.
El regreso se hace en sentido inverso. La entrada para la visita se
puede hacer con reserva on-line o en el lugar habilitado para este fin al
inicio del recorrido. El ticket normal cuesta 8 euros y 4 para mayores de 65 (
jé, jé ).
Os dejo una bonita
foto que , aunque no realizada por mi, me impactó por su belleza y no me he resistido a colgarla. Se trata de un atardecer de la Fortaleza con
el fondo de Sierra Nevada.
Retorné a Alcalá y aproveché que la entrada a la Fortaleza incluía una
visita al Museo Arqueológico para ver una exposición de diferentes objetos y
épocas recuperados en excavaciones.
Comida y siesta.
Nuevo paseo ya de noche y ,tras la cena, a la cama.
Al día siguiente,
sin ninguna prisa, hice el chek-out y me encaminé hacia la vecina Priego de
Córdoba ( 34 kms. ). Este pueblo lo he visitado en dos ocasiones anteriores,
pero es tal su belleza y la cantidad de lugares encantadores que posee que
siempre encuentras uno nuevo por descubrir.
Busqué mi
alojamiento ( un antiguo convento franciscano reformado y convertido en
hospedería ) y, tras encontrar un sitio para aparcar que me permitía por 1,50
euros dejarlo hasta mi regreso ya que era sábado y la ORA terminaba a las 14
h., me fui a recorrer de nuevo este lugar encantador.
Priego de Córdoba tiene dos
particularidades que la definen. Una que es conocida como la “ ciudad del agua
“ por la gran cantidad de manantiales existentes en su entorno y que alimentan
obras tan conocidas con la Fuente del Rey y dos por ser llamada “ la joya del
barroco cordobés “ por poseer un gran número de construcciones realizadas en
este arte.
Sus primeros
orígenes datan del período paleolítico, pasando por manos romanas y musulmanas
( la Medina Bahiga del Califato de Córdoba ) con diferentes ocupaciones árabes:
Reino Zirí de Granada, Reino Nazarí, almorávides y almohades, para terminar
siendo conquistada por las tropas de manera temporal por el Rey Fernando III en
1225 y de forma definitiva por Alfonso XI en 1341.
Hoy Priego, con
unos 22.000 habitantes, goza de buena salud debido a la industria del aceite (
con denominación de origen ) y la cada vez más importante y desarrollada
industria turística.
Comencé mi
recorrido por la Iglesia de la Asunción, obra que data de 1525 con posteriores
remodelaciones, que presenta varios espacios de interés: la Capilla de S.
Rafael, Capilla Bautismal , el impresionante Retablo Mayor que consta de un
banco, tres cuerpos y un ático divididos de arriba abajo por tres calles y
cuatro entrecalles cuya autoría se debe a la escuela de Juan Bautista Vázquez
El Viejo.
Pero la verdadera
joya del templo es la sacristía, realizada entre 1772 y 1784 por Francisco Javier Pedrazas, que es una verdadera oda al barroco. Es de
planta octogonal, rodeada en la parte superior por una tribuna y rematada por
una impresionante bóveda gallonada. Se
concibió como dos espacios distintos, el primero cubierto con bóveda de arista
y decorado con yeserías de temas vegetales y figurativos.
Desde aquí se accede al segundo espacio, mucho más amplio y ya descrito
previamente. En sus yeserías se pueden identificar temas vegetales y animales,
ángeles y las figuras de los doce Apóstoles ubicadas en las pilastras de los
arcos.
En el centro hay un tabernáculo en mármol y bronce de 1921 que, en mi
modesta y profana opinión, desluce bastante del conjunto por los propios
materiales de construcción y su lejanía con el barroco imperante en el resto de
la obra.
Salí del templo y me adentré en lo que, en mis anteriores visitas, me
pareció lo más auténtico y genuino de esta población. Se trata del Barrio de la
Villa. Declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1972 forma el núcleo
originario del Priego actual. De inspiración claramente medieval y musulmana y
hermano de los barrios más típicos y conocidos de Andalucía como el Albaicín de
Granada o la Judería de Córdoba. Calles sinuosas, blancas y estrechas en
perfecta armonía formadas por casas de no más de tres alturas, adornadas con flores, que derrochan paz y
sosiego por todos sus rincones. En esta época del año se encontraban adornadas
con flores de Pascua e incluso en una de sus
placitas encontré un árbol de Navidad formado por estas mismas plantas. Os dejo
fotos del mismo.
Desde cualquiera de sus callejuelas se puede acceder al llamado Balcón del Adarve, una calle circular desde la que se puede admirar la belleza del paisaje que rodea al pueblo.
Terminada la visita busqué un buen abrevadero donde saborear la sabrosa
gastronomía local. Menú: unos ricos caracoles en salsa para comenzar, una
fritura de pescaíto como plato principal y de postre unas gachas de la abuela
que hacía siglos no comía y que me hicieron recordar a las que cocinaba mi
madre.
Después del
preceptivo descanso y, siendo ya de noche, me fui a callejear un rato por el
centro del pueblo y ver el bonito alumbrado que habían instalado en la plaza
que se sitúa delante del Ayuntamiento.
A la mañana siguiente comencé mi recorrido visitando uno de los pocos
lugares que me había dejado en el tintero en mis viajes anteriores. Se trataba
del castillo, una fortificación urbana declarada Monumento Nacional.
El edificio se ha
ido configurando desde el S. IX hasta el XV, con algún añadido posterior. En
sus orígenes este castillo era la alcazaba de la ciudad islámica de Madinat
Baguh ( Priego ), lugar de residencia del gobernador de la misma, aunque de
este primitivo castillo andalusí quedan poso restos.
Tras las
conquistas cristianas de Fernando III ( 1225 ) y Alfonso XI ( 1341 ) el
castillo fue remodelado casi íntegramente, primero por la Orden de Calatrava y
luego por el señorío de los Fernández de Córdoba, de manera que la actual
edificación corresponde a estas épocas.
El recorrido se realiza subiendo a las torres de la fachada principal,
desde donde se aprecia el patio de armas y el bonito paisaje que rodea a
Priego.
En las torres se pueden apreciar las cámaras de tiro que conservan las
aspilleras originales y las marca de cantero.
Después se desciende hasta el patio donde se encuentra la espléndida
torre del homenaje, construida entre 1245 y 1327, formada por tres plantas
siendo utilizada la inferior como aljibe y las restantes para diversas
funciones ( almacén, zona residencial, dormitorios, etc. ). Las ventanas de la
tercera planta presentan unos bellos arcos de herradura de clara influencia
mudéjar.
En el patio también podemos observar algunos bolaños originales de las
catapultas defensivas.
Terminada la visita curioseé un rato por la plaza del Llano donde
estaban instalados numerosos puestos de objetos antiguos.
A continuación me dirigí a buscar la calle Rio, donde se encuentran
varias casas señoriales, algunas iglesias y la Casa Museo de Niceto
Alcalá-Zamora, oriundo de aquí y Presidente de la II República Española. No la
visité puesto que ya la conocía de viajes anteriores.
La mencionada calle Rio te lleva directo a otro de los lugares
imprescindibles que visitar en Priego. Se trata de una explanada donde se
encuentran dos fuentes: la Fuente del Rey y la Fuente de la Salud. La primera
se denomina así porque, según la leyenda, aquí fue donde Alfonso XI plantó su
campamento.
La Fuente del Rey
se terminó de construir en 1803 y fue diseñada es estilo barroco por Remigio
del Mármol. Consta de tres estanques escalonados. En el primero encontramos la escultura de un león luchando
con una serpiente.
En el segundo hay una escultura de Neptuno y Anfítrite que cabalgan en
un carro tirado por caballos que salen del agua
El agua cae a un tercer estanque y acaba saliendo por el mascarón del
Clero.
El conjunto posee
139 caños, muchos de ellos con mascarones de piedra de rostros fantasmagóricos.
La Fuente de la Salud, mucho más pequeña y menos vistosa, se realizó
por Francisco del Castillo en el S. XVI con el objeto de canalizar el agua del
manantial que abastece a toda la población. Está formada por un amplio frontispicio
de estilo manierista y a los lados un almohadillado de mármoles policromos. En
el centro hay una hornacina con la imagen de la Virgen de la Cabeza.
Solo me quedaba por revisitar las Carnicerías Reales. Edificio del S. XVI de estilo renacentista y destinado al antiguo matadero y mercado de la carne pero, lamentablemente, se encontraban cerradas. Su mayor mérito artístico reside en su portada con acceso enmarcado por dos poderosas pilastras almohadilladas y fajadas, entablamento roro, inscripción fundacional y frontón triangular incurvado y rematado por pináculos y escudo ilegible aunque se piensa que corresponderia a los marqueses de Priego.
Como las previsiones meteorológicas presagiaban lluvia, la Cabalgata de
Reyes Magos se había adelantado a la mañana, así que me entretuve un rato
viéndola y observando con nostalgia a los enanos que, a lomos de sus padres, abrían los
bracitos intentando atrapar algunos de los regalos que volaban desde las
carrozas.
Encontrar un sitio
para comer no fue fácil. Todos los restaurantes estaban reservados al completo,
así que me contenté con un picoteo en la barra de uno de ellos y me retiré al
hotel.
Por la
tarde/noche, efectivamente lloviznaba lo que me supuso dar por finalizado mi
viaje, cenando algo en un lugar que encontré abierto.
El 6 de Enero
emprendí la vuelta a casa con lluvia discreta y llegando a Murcia al mediodía.
Y esta ha sido mi escapada invernal. En principio no
tengo nada organizado hasta primeros de Abril ( ya con la hora cambiada ) y
luego en Semana Santa. Pero, como sabéis, mi planificación para viajar es
absolutamente abierta y modificable por lo que no descarto alguna escapada
antes de esas fechas.
Cuidaros que
parece que este año los virus respiratorios vienen con mala leche y nos
volveremos a encontrar en este mismo lugar.
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