viernes, 15 de agosto de 2025

 


                                                    VERANO DE 2025 II ( Cantabria )

 

4 de Agosto   


                Al pasar la divisoria entre Asturias y Cantabria no se experimenta un gran cambio en cuanto a la flora se refiere. El paisaje sigue formado por frondosos bosques de robles y hayas, aunque en los últimos años se han introducido plantaciones de eucaliptos, especie no autóctona, que está alterando el ecosistema y en época de incendios como la actual favoreciendo la propagación de los mismos.



            El primer pueblo cántabro al que llegué tenía un curioso nombre: Bárcena de Pie de Concha debido, al parecer, a que su municipio está atravesado por una antigua calzada romana que discurría entre Pie de Concha y Pesquera y que formaba parte de la vía que comunicaba Portus Blendium ( Suances ) con Segisamo ( Sasamón ).

                El pueblo es encantador, formado por casitas unifamiliares, muchas de ellas construidas en madera, con balconadas en las que cuelgan flores y casi todas con su correspondiente jardín. Si no fuera porque me queda lejos me compraba una para venir de vez en cuando y pasar los veranos.




            Su iglesia de S. Cosme y S. Damián se data en el S. XII, con remodelaciones posteriores, y consta de nave única con ábside y espadaña y una portada con cuatro arquivoltas de medio punto lisas que se apoyan en jambas también lisas. Tiene un pórtico añadido posteriormente.







            Había elegido para pernoctar dos noches una posada rural que me había llamado la atención por su nombre ( La Posada del Tenor ). El lugar era espectacular, una enorme casona con un inmenso jardín decorada con todo tipo de detalles y habitaciones enormes con preciosas vistas. Y sí, el dueño  en efecto era un tenor profesional ya retirado que me comentó que había cantado en el Liceo y la Scala. Muy amable aunque se le notaba el ramalazo de divo y un elevado ego. Por si alguien pasa por aquí y le interesa no está en Molledo ( que es la dirección que pone en la reserva ) sino en una pedanía muy cercana llamada S. Martín.

              En el camino hasta aquí había entablado conversación con un señor que, al comentarle mi ruta románica, me recomendó que no dejara de visitar la iglesia de un pueblecito llamado Yermo y que no traía en mi itinerario.

                Así que, tras dejar las cosas, me dirigí a buscar el lugar distante de mi alojamiento unos 25 kms.

                Yermo es un pequeño pueblo erigido en lo alto de una montaña y que posee su iglesia de Santa María, románica de principios del S. XIII ( 1203 ) y que está catalogada como BIC.

          Al llegar me encontré en la puerta a cuatro personas: una guía, un señor que la acompañaba que vivía allí y que era un apasionado y gran experto en el románico y un matrimonio ¡ de Lorca ¡ aunque vivían en Madrid. Me uní al grupo para seguir las explicaciones de la guía.

                El edificio es de nave única, con planta rectangular que acaba en un ábside semicircular.




            Lo más interesante del mismo se encuentra en el exterior ya que el interior está muy remodelado y no conserva prácticamente nada de románico.

             De inicio llama poderosamente la atención el tímpano que hay sobre la portada. Es la representación de un caballero montado ( pudiera ser S. Jorge pero no está confirmado ) que lucha con su lanza contra un dragón.




            Lo más impactante es que, al traspasar el umbral de la puerta encontramos, en el mismo lugar del muro por dentro, la misma representación pero ya con el caballero venciendo y dando muerte a la bestia.

          Esta realización no la he visto nunca y, según la guía, se hizo para indicar a los habitantes que fuera estaban el peligro y los males y que, solo si entraban y formaban parte de la comunidad cristiana, se encontrarían a salvo de los mismos. Realmente muy original.

           La portada como tal presenta 6 arquivoltas apuntadas con diferente decoración ( bolas, zig-zag, modillones ) y solo dos de ellas se apoyan en columnas mientras que el resto lo hace en jambas. Las columnas poseen bonitos capiteles en los que se adivinan diferentes representaciones como animales fantásticos y Daniel en el foso con los leones amansados a sus pies.









            La otra parte importante de la fachada son los canecillos en los que hay representaciones profanas y bastante de carácter erótico.





        En este punto la guía y yo tuvimos una interesante discusión. Según mis lecturas, la representación de escenas eróticas ( algunas casi pornográficas ) en estos templos religiosos de la época románica pueden responder hasta a cuatro hipótesis y ninguna de ellas confirmada plenamente:

-                               1.  Eran un aviso contra los pecados de la carne y prevenir de posibles castigos.

-                              2.    Eran una representación más de las actividades cotidianas de una población en la que el sexo no estaba tan limitado por las costumbres moralizantes de épocas posteriores. De la misma manera que otras representaciones ponían de manifiesto actividades cotidianas como la caza, labores agrícolas, pastoreo de animales, etc.

-                  3. Tenían una finalidad de incitación a la reproducción para incrementar el número de nacimientos en una sociedad con una alta mortalidad infantil y baja esperanza de vida.

-               4..  Aludían a la capacidad casi divina del hombre de procrear. Hay muchas representaciones en iglesias en que, al lado de una pareja en actitud de copular, aparece la figura de la  misma mujer dando a luz o con un hijo en sus brazos.

Pues bien, la guía estaba empeñada en su propia hipótesis y que era que estas figuras tenían un motivo de “ protección “ fundamentalmente contra el peligro del demonio que, al verlas, se espantaba y huía del lugar.

Para gustos se hicieron los colores que diría aquel.

Terminada la visita se marcharon la guía “ protectora “ y el matrimonio de paisanos y me quedé un buen rato hablando con el experto local que, efectivamente, sabía un montón de cosas del románico y del que aprendí  muchos aspectos del mismo y lugares que no conocía.

Regresé a mi culta posada para descansar y al día siguiente, después de una foto del amanecer neblinoso desde mi ventana, completar mi segundo e intenso día por esta maravillosa comunidad.




5 de Agosto

 

          Antes de dirigir mis pasos hacia lo que iba a resultar el primer “ pinchazo “ del viaje, pasé por la cercana Silió para ver su iglesia de S. Facundo y S. Primitivo, también del S. XII y que es lo que queda de un antiguo monasterio del mismo nombre. Hasta nosotros nos han llegado tres partes del edificio puramente románicas.

     Una cabecera espectacular con un ábside semicircular que presenta cuatro finas columnas adosadas que llegan hasta el alero, formando cinco calles de las que las tres centrales tienen ventanas tipo portada con guardapolvos  ajedrezado. Los capiteles de estas columnas tienen diferentes motivos. En uno se ve una figura con la mano levantada en actitud de ordenar a dos figuras que llevan un cubo con mortero ?. Por tanto la figura de la mano levantada sería el maestro de la obra dando órdenes.




        En otro hay cinco cabezas humanas completamente calvas y en otro cinco monos con las patas delanteras apoyadas sobre el collarino.






                    Os desafio a descubrirlos.

                   La portada tiene seis arquivoltas de medio punto con un guardapolvos taqueado. Está muy abocinada por lo que se construyó un potente cuerpo resaltado. Los arcos son irregulares, probablemente por un desmontaje y montaje posterior.

 

         


     El tercer elemento es otra puerta muy sencilla con dos arquivoltas planas sobre jambas.

    Desde Silió me encaminé a lo que, supuestamente, iba a ser el plato fuerte del día. Un bosque de sequoyas situado en Cabezón de la Sal y cuya plantación se realizó en los años 40 del S. XX, por tanto, son “ sequoyas bebés “ ya que esta especie puede alcanzar los 1000 años de vida. Según había leído es un reducto de paz y silencio …  ¡ y una leche !. Cuando llegué auténticas hordas de humanos de diferentes tipos cargados con utensilios desfilaban hasta las entradas del bosque. Ni el aeropuerto de Madrid en día de salida de vacaciones podía albergar esta cantidad de “ sequoyeros “ que buscaban paz y silencio. Un reciente artículo publicado en El Debate por A. Ussía relata esto mismo con su humor característico.

    Cuando, después de vueltas infinitas, pude encontrar un sitio para aparcar y ya que había llegado hasta allí, al menos un paseo por el bosque debía de dar. Paseo que duró unos 30’ ya que entre el calor sofocante y la cantidad de gente que encontraba a mi paso decidí que no merecía la pena hacer más el indio y, tras unas fotos de escasa calidad, abandoné el lugar prometiéndome que volvería dentro de 100 o 200 años a ver si las sequoyas habían crecido y estaba algo más tranquilo el tema.








    Tras este “ pinchazo “ me encaminé hacia otro lugar también muy turístico. Un pueblecito llamado Bárcena Mayor al que se llega por una alegre carreterita de montaña y en el que hay que dejar el coche en un parking disuasorio ya que todo el pueblo es peatonal.

       Este pueblecito de poco más de 80 habitantes situado en la Reserva Natural del Saja se ha puesto de moda de unos años a esta parte, aunque los visitantes que me encontré eran cuatro gatos comparados con los “ sequoyos “.

    Lo más interesante es su arquitectura popular, con fachadas orientadas al mediodía flanqueadas por cortavientos. Suelen ser de dos pisos, el inferior con portalada y el superior con balconada de madera. Están construidas en mampostería aunque el interior es de madera y casi todas presentan macetones de flores que las adornan. Debido a esta particularidad constructiva el pueblo fue declarado Conjunto histórico-artístico en 1980. Callejeé tranquilamente haciendo fotos de las mismas.




          


          

         


        


    Cuando se llega al final del mismo nos encontramos con varios restaurantes de comida típica y todos llenos hasta arriba, que se arremolinan alrededor de un puentecito que salva el rio Argorza y desde donde se pueden hacer fotos de postal.




 


    Después de tomar algo de picoteo en la barra de uno de los bares ( en una mesa era imposible ) retomé el camino para dirigirme a un templo que está considerado como “ la catedral del románico erótico español “ y que me permitiría ampliar los conocimientos adquiridos el día anterior en Yermo.

    Se trataba de la Colegiata de S. Pedro de Cervatos.  Durante el camino hice una parada para fotografiar el paisaje que me rodeaba y a un rebaño de vacas que pastaban tranquilamente y me observaban con curiosidad.






    Al llegar no había nadie y pude ver el exterior tranquilamente.

  Es del S. XII y presenta una única nave con un ábside dividido en tres paños por contrafuertes que se transforman en elegantes columnas a mitad del muro a nivel de la imposta.



 La portada principal tiene seis arquivoltas moduradas sobre pilastras que se acomodan a columnas rematadas por capiteles de diferentes motivos. Presenta un soberbio tímpano con una preciosa fantasía vegetal y bajo el mismo hay un dintel con leones.





    Las imágenes de tema erótico se concentran en los canecillos. Os dejo un par de fotos y que cada uno las interprete como más le guste. Por mi parte eché de menos a la “guía protectora“ de Yermo.


  


  


Solo me quedaban por ver tres sitios de Cantabria antes de iniciar al día siguiente mi viaje a la Ribeira Sacra en tierras gallegas. El primero se encontraba en la población de Retortillo y se trataba de la iglesia de Santa María muy cerca de Reinosa.

Fue construida en el foro de la antigua ciudad romana de Julióbiga y su perfecta estructura románica del S. XII, su buena conservación y su emplazamiento aislada en una campiña aumentan su belleza.

El ábside se divide en tres paños mediante contrafuertes que se continúan con delgadas columnillas. Los tres ventanales tienen gran derrame interior para aprovechar la luz.




           La portada del muro sur posee tres arquivoltas lisas de medio punto que se apoyan en jambas y el tímpano es muy curioso, con un grifo y un león alado que juntan sus patas y, por detrás, una pareja de ángeles que nos indican el respeto que se debe tener ante un lugar sagrado.



A los pies hay una bonita espadaña con dos troneras en el centro y otra superior.




Lamentablemente estaba cerrada y no pude ver el interior que, al parecer, es muy interesante.

El segundo lugar se encontraba en S. Martín de Elines y lo más destacado era su Colegiata y de ella su ábside que es cilíndrico y dividido en calles por finas columnillas que se apoyan en plinto. En medio de las calles se abren elegantes ventanales. Hasta aquí es la disposición clásica del románico pero la peculiaridad es que se añadieron columnitas a los lados de las columnas citadas para recoger arcos murales que se desarrollan en cada calle, envolviendo las ventanas. Este juego de líneas curvas ( arcos y ventanas ) y rectas ( fustes columnarios ) imprimen a este ábside un sugestivo y estético ritmo que lo hace casi único.



Llegué derrengado a mi último destino en un pueblecito llamado Quintanilla de Rucandio y si no hubiera sido por dos amables ancianitas que tomaban el fresco en la puerta de su casa, me hubiera sido imposible encontrar la escondida iglesia de Santa María que, dicho sea de paso, se encuentra en un penoso estado de conservación. Es de finales del S. XII o principios del XIII y la parte que mejor se conserva es el ábside, semicircular y dividido en tres calles por dos columnas adosadas. En la calle central se abre una ventana de medio punto con un fino guardapolvos superior y que se apoya en dos columnas teniendo el capitel de la derecha un bonito entrelazado.




Al conjunto se le añadió posteriormente una espadaña y un pórtico que cobija una representación en piedra de la Adoración de los Reyes y que, dicho sea de paso y no quiero dar malas ideas, es fácilmente sustraible aunque no sé el valor real de la misma.



Con ello di por terminado mi recorrido por Cantabria y su románico, retornando a mi Posada Cantora para emprender al día siguiente mi retiro para un merecido descanso en un balneario de la Ribeira Sacra.

De mi estancia allí y de alguna escapada realizada, así como de mi regreso a mi querida y  “ fría “ Murcia os hablaré en la última entrada de la que consta este largo viaje de dos semanas completas por territorios norteños de España.

             

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