lunes, 29 de agosto de 2016

                                                 RUTA DEL QUIJOTE

                Existen varias rutas del Quijote para realizar, todas ellas interesantes y divertidas. Yo me decidí por ésta por el número de días disponibles, distancias a recorrer y atravesar lugares (algunos ya conocidos) con un elevado contenido cultural e histórico.

DÍA 1
           Salí de Murcia por la archiconocida A-30 en dirección a Hellín (86 kms.). Después de haber viajado tantas veces por ella, ésta autovía se va pareciendo mucho a pasear por el salón de mi casa. Una vez en Hellín había 3 alternativas con una distancia similar hasta mi destino que era Villanueva de los Infantes. Me decidí por tomar primero la CM-313 y luego la CM-412, ya que las otras dos posibilidades eran conocidas de otros viajes, una atravesando la Sierra del Segura y la otra por Liétor y Bogarra. Si no las conocéis pueden ser una buena opción ya que atraviesan pueblos con mucho encanto. Las tres son carreteras de media montaña, con bastantes curvas y bien asfaltadas para una conducción agradable. La elegida por mí transcurría durante 148 kms hasta llegar a Villanueva.

                Llegué sin contratiempos a ésta preciosa villa y fui directo a localizar mi alojamiento. Era una casa rural rehabilitada (Los Girones de Pacheco). Se trataba de la típica casa manchega, con un precioso patio central que abajo podéis ver alrededor del cual se situaban en dos alturas los apartamentos. La dueña me explicó que tenía más de 200 años de antigüedad y algunos de los balcones y techados de madera eran los originales. Me acompañó al mio (salón-estar con TV, cocina, dormitorio y aseo) muy cuidado y agradable. Me dió las llaves y se despidió hasta el día siguiente.

                                               Patio de Los Girones de Pacheco

          Una vez instalado me fui a pasear por éste precioso pueblo que, aunque menos conocido y turístico que su vecino Almagro, posee numerosos lugares interesantes como ahora veréis.

                La vida de la ciudad gira en torno a su Plaza Mayor y, por dónde vayas, terminas desembocando ahí. Data del S.XVII y es de planta cuadrada, rodeada por balaustradas de madera sustentadas por zapatas y arquerías de medio punto. En la cara norte se levanta majestuosa la iglesia de S. Andrés y a su lado la Casa Rectoral. El conjunto, en mi modesta opinión, queda deslucido en parte por unas figuras de hierro de D.Quijote y Sancho que a alguien con dudoso gusto se le ha ocurrido instalar en un lado de la plaza.

                                                              Plaza Mayor
                                                   Iglesia de S. Andrés y Casa Rectoral
                                                      Plaza Mayor por la noche

          La iglesia es estilo herreriano en la portada y plateresco y renacentista en las otras fachadas. Asombra su esbelta torre y el color de la piedra y ha sido ensalzada por escritores como García Lorca, Azorín y Pío Baroja entre otros. Además, en ella se halla enterrado ni más ni menos que D. Francisco de Quevedo y Villegas. Si pasáis por aquí es obligada la visita.
                De la plaza Mayor arranca la calle Pérez Ballesteros, cuajada de casas señoriales y edificios palaciegos que nos lleva hasta el convento de Santo Domingo, lugar al que acudió Quevedo buscando remedio a su deteriorada salud y en el que falleció, conservándose aún la celda en la que vivió los últimos días.

                                                                 Rincones de Villanueva





                                                          Celda de Quevedo

          Si seguimos paseando debemos acercarnos a ver el Hospital de Santiago, del S.XVII y origen medieval, la Casa del Arco con una portada asombrosa y la alhóndiga con un precioso patio interior. Otros edificios singulares son la Casa de los Estudios, el Tribunal de la Inquisión, la casa-palacio del Marqués de Entrambasaguas y la iglesia de la Trinidad. Como véis hay sitios para ver y recrearse en ésta ciudad durante más de un día (o medio en mi caso).
                Después del largo paseo busqué uno de los sitios para cenar que llevaba recomendados, decidiéndome por el Restaurante Casa Milagros, en la calle Cervantes, dónde disfruté de las delicias de la cocina manchega (otra gran desconocida) y me fui a descansar para estar fresco al día siguiente.

DIA 2

La distancia que separa Villanueva de Almagro es de 72 kms que se recorren por la CM-412 en un suspiro, pasando por Valdepeñas y Moral de Calatrava. Al llegar a Almagro, lo primero que notas es que la afluencia de turistas se ha multiplicado enormemente con respecto a Villanueva, están por todas partes (incluido yo) y pasear por sus calles y visitar sus monumentos se convierte en una pequeña odisea. En mi caso, al haber visitado Almagro varias veces los conozco relativamente bien, por lo que no me molesté mucho en repasarlos.
                Si pasáis por aquí es obligado ir a la plaza Mayor, con sus galerías en madera verde tan fotografiadas y sus soportales llenos de restaurantes y tiendas. Así mismo se deben visitar palacios como el de los Marqueses de Torremejía, el de los condes de Valparaíso o el de los Fúcares, famosa familia alemana que se asentaron en estas tierras para administrar las minas de Almadén. Aún se conservan en la planta baja las dependencias dónde trabajaban los miembros de ésta poderosa familia.
                Con respecto a las iglesias os recomiendo la de la Madre de Dios y, sobre todo, la de San Blas, sede de innumerables conciertos.
                No, no me olvido. Dejo para el final el conocido Corral de Comedias, Monumento Nacional, que es del S.XVII y que es único en España por su estado de conservación y que sigue siendo utilizado para representaciones en el Festival de Teatro de Almagro.

                                                             Plaza Mayor de Almagro
                                                       Palacio de los Fúcares

          A tan sólo 29 kms de Almagro por la CM-45 se halla la capital de la provincia Ciudad Real. Así que, tras comer (Restaurante la Posada de Almagro) me planté en un momento en el hotel Doña Carlota dispuesto a pasar la tarde recorriendo la ciudad.
                Ciudad Real tiene un origen antiquísimo y, como curiosidad, fué junto a Andújar desde 1382 hasta 1391 señorío de León VI de Armenia. Es una ciudad de características medievales y cristianas, lo que se refleja en sus edificios y monumentos. Aún se puede ver la puerta de Toledo como resto de la antigua muralla. Hay que ver la Plaza Mayor, epicentro de la ciudad y visitar la Catedral de Nuestra Señora del Prado, única en España por tener una sola nave y con una impresionante torre de cuatro cuerpos. Conserva la puerta del Perdón como vestigio de la érmita románica sobre la que se levantó. A mí me gustó sobremanera su precioso retablo de 1616, obra del escultor Giraldo de Merlo y del pintor Juan de Hasten.
                También me dio tiempo a ver la Casa del Arco (antiguo Ayuntamiento), la iglesia de Santiago (un tesoro del románico) y darme un paseo por el Parque de Gasset que cuenta con gran cantidad de fuentes que te alegran el oído. Y a la cama que mañana será otro día.

                                                             Catedral de C. Real
                                                       Catedral de C. Real
                                                         Plaza Mayor

                                                                     Plaza Mayor. Ayuntamiento

          DÍA 3
               
          Desde C. Real me dirigí a Manzanares (55 kms. por la A-3), dónde solo me detuve (además de para un cafelito) para visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en la plaza principal, con una preciosa portada plateresca y, ya sobre la moto, dar una vuelta a los alrededores del castillo de Manzanares.
                El tiempo estaba nublado y presagiaba lo que luego os contaré. Así que me fui para Tomelloso (39 kms. por la A-3) que no es una ciudad urbanísticamente atractiva, ya que está conformada de forma radial con calles largas y planas. Tenía previsto visitar dos museos, el del genial pintor Antonio López y el del Carro pero el tiempo iba empeorando y desistí de hacerlo temiéndome lo peor. Así que tomé la A-43 y me dirigí a Villarrobledo (42 kms), dejando para otra visita los museos mencionados.
                Lo que sucedió entonces es de los peores momentos que yo he pasado encima de una moto. Se levantó un auténtico huracán, hasta el punto que sobre una moto que pesa 280 kgs. más mi peso y el del equipaje no había manera de circular por la autovía, estando en varias ocasiones a punto de irme al suelo. No me quedó más remedio que pegarme al arcén y, sin superar los 50 y con mucho cuidado, llegar hasta Villarrobledo acordándome de la madre que parió al dios Eolo. Llegué a mi destino medio temblando, tomé la habitación reservada en el Hotel Casa Lorenzo y, aunque lloviznaba, me acerqué hasta la plaza Mayor para ver los dos edificios más importantes de la ciudad: el Ayuntamiento y la iglesia de S. Blas. El primero es de corte renacentista y tiene una doble arquería de seis vanos y la segunda, del siglo XVI, tiene mezcla de varios estilos, gótico, barroco y renacimiento. Destaca sobremanera un enorme retablo barroco de estilo churrigueresco del XVIII obra de Marcos de Evangelio.
                Como el tiempo no mejoraba sino al revés y ya era de noche, me fui al hotel, cené allí mismo y me acosté. Sobre las 3 de la madrugada me despertó un enorme y continuo ruido y, al asomarme, contemplé pasmado lo que estaba cayendo. No es que lloviera no, es que diluviaba. Los cielos se habían abierto y estaba cayendo toda el agua del mundo. La moto estaba resguardada pero mi preocupación era como trasladarme al día siguiente hasta Albacete y allí llamar a uno de mis hijos para que fuera a buscarme. La moto volvería a recogerla otro día pero era sábado y yo el lunes tenía que trabajar. Con estos pensamientos hice un duermevela y a la mañana siguiente ¡oh sorpresa! la lluvía había cesado aunque continuaba nublado. Rápidamente desayuné, cogía mis cosas y salí cortando por la A-43 hasta Minaya, de ahí a La Roda, Albacete y ¡por fin! a Murcia dónde, a pesar de un llovizneo casi continuo, pude llegar sin contratiempos.

                                              Iglesia de Nª Sª de Asunción. Manzanares
                                                                          Retablo
                                                          Iglesia de S. Blas. Villarrobledo

          Corolario: después de los camioneros locos, el viento y la lluvia son nuestro peor enemigo y prometo volver para ver lo que se me quedó en el tintero. Continuará.

                                                 





             

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