ALPUJARRAS ALMERIENSES
Como ya conocía las Alpujarras granadinas (me las pateé hace pocos años con mi anterior Burgman 200, sí habéis leído bien UNA 200, pero ésa es otra historia que ya os contaré más adelante), pensé en completar el círculo con la 650 pero, al mismo tiempo, darme un garbeo por la preciosa costa almeriense. Este es el relato de mi recorrido alpujarreño.
DÍA 1
Salí de Murcia por la A-7 y me dirigí a Vera (136 kms.) pasando por Alhama de Murcia, Lorca y Puerto Lumbreras, dónde hay que tener cuidado y ponerte en el carril izquierdo porque si no te vas a Granada. El tramo entre Puerto Lumbreras y Vera, a pesar de ser una autovía, es muy bonito, con montañas suaves y paisajes que empiezan a oler a sal conforme avanzas. Llegas a Vera cómodamente y empieza el periplo por los pueblos costeros almerienses, muy parecidos entre sí, que recorren todo el Cabo de Gata. Es una zona eminentemente turística y con rica gastronomía (sobre todo pescados y mariscos), pero a las 11 de la mañana no era hora precisamente de meterse una mariscada entre pecho y espalda. Como curiosidad, en Vera se halla creo el único hotel naturista que existe en España. Continué hasta Garrucha (10 kms. por la A-1200) y de ahí hasta Mojácar (8 kms.). Este es un precioso pueblo encaramado a una colina desde la que se divisan unas vistas espectaculares. Sus casas encaladas, adornadas con maceteros de flores, se desparraman hacia la costa y, si no es época veraniega infestada de turistas, permite pasear por sus estrechas calles y detenerse en las múltiples tiendecitas existentes. Un cafelito en el mirador de la plaza principal y a seguir camino por la AL-5105 hasta llegar a Carboneras.
Playa de Mojácar
Carboneras destaca sobre todo por
sus playas. Algunas son famosas por el rodaje de películas, como la del
Algarrobico dónde se rodó Lawrence de Arabia, famosa también por albergar el
hotel ilegal más conocido en España y que aún está pendiente de demolición.Otras
son conocidas por historias más
siniestras, como la de los Muertos, llamada así porque en ella el mar
depositaba los cadáveres de naúfragos y pescadores que perecían ahogados. Desde
la playa de Carboneras se divisa la isla de S. Andrés, cuya figura se asemeja a
una ballena.
La
carretera AL-5106 que une Carboneras con mi primer lugar de descanso, Agua
Amarga, aunque corta (9 kms.) es una auténtica delicia para los moteros:
subidas y bajadas entre montañas y curvas sinuosas, aunque hay que llevar
precaución porque es bastante transitada. De ésta forma llegué al lugar dónde
iba a pasar la noche: el Hotel Senderos, coqueto y moderno hotelito de playa
con precios muy asequibles. Después de dejar las cosas, me fui a dar un paseo
por éste pequeño pueblo costero con callejuelas encantadoras, casas encaladas,
placitas recoletas y una playa preciosa para presenciar una espectacular puesta
de sol. Después de cenar estupendamente en el Asador la Chumbera, a descansar
para seguir la ruta. Os dejo algunas fotos de éste primer día.
DÍA 2
Desde Agua Amarga se toma la AL-3106 para seguir
recorriendo toda la costa del Cabo de Gata, pasando primero por Las Negras (24
kms.), dónde hay una cala nudista (la cala de S. Pedro) a la que sólo se puede
acceder a pié y que es famosa (además de por lo que imagináis) por tener una
gruta donde darse baños de barro como tratamiento limpiador, algo similar a lo
que sucede en mi tierra en la playa de Lo Pagán del Mar Menor.
Desde
Las Negras se llega por la AL-4200 tras recorrer 21 kms. hasta San José, donde
aún se pueden visitar las baterías del antiguo castillo que da nombre al pueblo
y bajar hasta alguna de sus famosas calas (los Genoveses, Mónsul, Media Luna),
aunque, eso sí, siempre andando un buen trecho porque no está permitido el
acceso de vehículos ya que estamos dentro de un parque natural protegido.
S. José
Si continuáis camino por durante
22 kms por la AL-3108 llegaréis a Cabo de Gata, cuyo nombre, al parecer de
origen medieval, se debe a la existencia en la zona de gran cantidad de ágatas
y, por contracción fonética, derivó en Cabo de Gata. Esta árida zona ha
permanecido aislada durante muchos años, permitiendo preservarla como un paraje
natural. El impulso turístico fue originado en parte por la industria
cinematográfica, ya que además de los conocidos spaguetti western de Ennio
Morrricone y compañía, se rodaron grandes superproducciones como Indiana Jones
y Exodus. No podéis pasar por aquí sin subir por una carreterita algo
complicada hasta el faro, desde dónde se divisan unas vistas espectaculares y
que, por desgracia, está casi siempre lleno de turistas.
Desde el faro volvéis sobre
vuestros pasos y tomáis la AL-3115 hasta Almería (30 kms.). Como iba a hacer
noche a la vuelta, no paré en la capital de la provincia y seguí por la E-15
hasta El Egido (38 kms.) dónde, para seros sincero, no me apetecía parar para
ver los plásticos de los invernaderos que constituyen la principal riqueza de
la zona. Me contaron que, son tan extensos, que se pueden ver como una mancha
blanca desde fotografías tomadas por satélite. Así pues, después de recorrer 19
kms. por la A-358 llegué al punto de destino para pernoctar y que era el primer
pueblo alpujarreño propiamente dicho: Berja.
Allí
me esperaba una grata sorpresa, el hotel elegido se llamada Hotel Casa
Palaciega S.XIX y respondía perfectamente al nombre. Una antigua casa palaciega
rehabilitada con todo lujo, con un patio central que se utilizaba como restaurante
(algo carillo), cocina anexa y un jardín precioso. Desde allí por una gran
escalera se accedía a los pisos de arriba donde se situaban las habitaciones,
muy cómodas, con techos muy altos y exquisita decoración. Todo el hotel estaba
repleto de objetos decorativos de gran valor. Me llamaron la atención dos
esculturas de pequeño tamaño de un conocido escultor murciano (Antonio
Campillo) y, al comentárselo al propietario me explicó que había ido
expresamente a Murcia a comprarlas porque le encantaba. Salí a dar una vuelta y
en la puerta estaban una pareja de moteros que, casualmente, también se
alojaban allí. Nos saludamos y lo típico, ¿de
dónde vienes?, ¿qué ruta llevas?, ¡buen viaje y lleva cuidado!, el
frecuente y sano rollo entre moteros que, aunque yo sea un espécimen raro, me
encanta compartir.
Berja
está situado al pié de la Sierra de Gádor y llama la atención la existencia de
numerosos manantiales, alrededor de los cuales se articulan los diferentes
barrios del pueblo. El origen de la villa parece ser romano (la antigua Vergis
de la bética), fue conquistada por los árabes y reconquistada por los
cristianos y, aunque los Reyes Católicos se la cedieron a Boabdil, éste se la
vendió a Fernando el Católico antes de marcharse a Africa (eran árabes pero de
tontos no tenían un pelo). Ya en el S.XIX se dividió la comarca de las
Alpujarras en dos zonas, la granadina y la almeriense y Berja fue una de las
ciudades candidatas a ser la capital de ésta comarca, junto a Baza y la
mismísima Almería. En Berja hay muchas cosas para visitar, la Alcazaba, los baños árabes, la
torre de los Enciso que es la única que se conserva de éstas edificaciones que
utilizaban los cristianos para defendeser del asedio morisco y que contaban con
puente levadizo y aljibe de agua, el templo de la Anunciación con sucesivas
reconstrucciones, el Molino del Perrillo que es uno de los pocos que aún
funcionan en la provincia, una preciosa plaza porticada y hacer una ruta por
las numerosas fuentes que la jalonan, cada una con una placa que indica su
nombre y su historia.
Después
del paseo y tomar algo en uno de los bares de la plaza porticada me fui al
hotel para reponer fuerzas de cara a la siguientes jornada. ¡Se me olvidaba!,
el patrón del pueblo tiene un nombre del que no había oído hablar nunca (y me
imagino que la mayoría de vosotros tampoco): San Tesifón.
DÍA 3
Desayuné
agradablemente con el propietario del hotel y mis amigos moteros y me dispuse a
recorrer las Alpujarras almerienses a fondo. Por la AL-5401 se pasa a los 6
kms. por Castala, que es una pequeña localidad de menos de 100 habitantes y
que, por su cercanía a Berja, es considerada como un barrio más de la misma. Se
continúa por la AL-347 durante 25 kms. y se llega a Ugíjar.
La
villa de Ugíjar me sorprendió enormemente, además de un antiguo convento
convertido en Museo Franciscano y su iglesia (naturalmente cerrada), pasear por
sus calles es irse encontrando con numerosas casas señoriales que nos hablan de
su pasado esplendor, unas mejor restauradas que otras pero todas conservan el
sabor nobiliario de sus antiguos moradores. Después de probar sus famosas
aceitunas negras seguí mi periplo.
Museo Franciscano
Tomando la AL-4126 se llega a
Laújar de Andarax (22 kms.), ciudad de clara influencia árabe (de hecho fué uno
de los territorios como Berja que Boabdil vendió a los Reyes Católicos antes de
partir y aquí falleció su esposa, Morayma, última sultana de Granada). Por ello
conserva restos de éste pasado como el Puente de los Moros o la Alcazaba.
Además posee la Iglesia de la Encarnación, conocida como Catedral de las
Alpujarras, que data del S.XVII en su última reconstrucción y presenta dos
estilos: mudéjar en el exterior y barroco en el interior. Comentar de manera
tenebrosa que, la antigua mezquita sobre la que se construyó, fué incendiada
con 200 mudéjares dentro durante el acoso cristiano.
Además
de estos lugares merece la pena un vistazo el edificio del Ayuntamiento, de
gran belleza, de estilo neoclásico así como las numerosas fuentes públicas o
pilares (hasta 16), todas ellas con alto contenido histórico.
Interior
Ayuntamiento
Una de las fuentes
Dejé atrás Laújar y continuando
durante 13 kms. por la A-348 se llega a Padules, dónde lo más destacable son
sus alrededores, con las orillas del rio Andarax que forma un lugar oculto y
paradisíaco llamado los Canales de Padules.
La misma carretera, tras 18 kms., os lleva a Canjáyar, dónde quizás hay
que parar para visitar la iglesia de la Santa Cruz, templo románico del S.XVI
que conserva una reliquia de la Santa Cruz. Siguiendo el camino que llevamos a
17 kms. se encuentra Alicún dónde, además de intentar ver la iglesia de la
Encarnación, merece la pena un vistazo a la Fuente de Alicún, que sale de una
balsa situada en la plaza del pueblo.
Vista de las Alpujarras desde Alicún
Hasta aquí el corrido por las
Alpujarras almerienses. Me preguntaréis si son parecidas a las granadinas. Para
nada. Son distintas, el paisaje almeriense es más árido y seco, la vegetación y
el arbolado son escasos y los pueblos son diferentes a los conocidos granadinos
(Bubión, Pamponeira, Capileira, etc). Por tanto, aunque todo forme la comarca
de las Alpujarras, son espacios muy diferenciados, cada uno posee su propio
encanto y ambos merecen la pena ser visitados.
Desde
éste punto retomé la A-348 para dirigirme a Almería situada a sólo 30 kms. dónde
pensaba pernoctar (Hotel Nuevo Torreluz) para, al día siguiente por la N-340
(224 kms.) regresar a casita.
Os
dejo una última anécdota. En Almería trabé amistad con unos moteros italianos
(¡vaya pedazo de bichos que llevaban!) que venían desde Milán recorriendo toda
la costa mediterránea. Se alojaban en mi mismo hotel y se empeñaron en
invitarme a cenar una mariscada en agradecimiento a las explicaciones y
consejos que les dí sobre lo que ver en Almería y alrededores. El testimonio
gráfico del evento os lo dejo más abajo (alérgicos al marisco no mirar).
Gracias
por leerme y os anticipo que la próxima entrada será de aúpa. Me voy pasado
mañana para intentar realizar la Ruta de la Plata desde Sevilla a Gijón (por
supuesto tengo que desplazarme desde Murcia a Sevilla y volver desde Gijón).
¡Ya me duelen las lumbares con sólo pensarlo!.
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