RUTAS DE 1 DÍA
Aunque hasta ahora
os he contado viajes realizados que podemos considerar de medio y largo
recorrido, partiendo desde Murcia y en un radio de 200 kms. se pueden realizar
muchas rutas interesantes y divertidas en un solo día. Hoy os dejo tres de
ellas que he realizado y que merecen la pena. Una se adentra en la provincia de
Alicante, otra en la de Albacete y la tercera recorre un espacio murciano
precioso que es el Valle de Ricote. A ver si os gustan
GUADALEST, UNO DE LOS PUEBLOS MÁS
BONITOS DE ESPAÑA
Enclavado
en el valle del mismo nombre, en el interior de Alicante, se halla Guadalest
considerado como uno de los pueblos más bonitos y pintorescos de España. A
pesar de la cercanía no lo conocía y un sábado cualquiera me dispuse a
visitarlo para ver si respondía a su fama.
Dos
son la posibilidades de llegar a Guadalest desde Murcia, una transcurre casi
íntegramente por la A-7 hasta llegar a Benidorm, dónde se toma la CV-70 que nos
lleva al destino. Aunque es más corta (144 kms.) yo me decidí por la segunda
opción que comienza en la misma A-7 pero en la que al llegar a Elche nos
desviamos por la A-77 para luego tomar la CV-70 a la altura de Benilloba y que
nos llevará a Guadalest. Aunque es un poquito más larga (163 kms.) tiene un
buen tramo de carretera de montaña excelente y te ahorras un pequeño peaje de
la anterior. Ya sabéis que me molesta mucho viajando en moto tener que pagar el
peaje de la autovía, no por el importe en sí mismo, sino porque me parece
injusto que una moto de la cilindrada que sea tenga que abonar la misma tasa
que, por ejemplo, un Mercedes de alta gama. Sí, ya sé que es fácil saltárselo
pasando por el carril que siempre está abierto para el paso de ambulancias,
Guardia Civil, etc., pero como te graben acabas pagándolo con creces. ¿A
vosotros os pasa lo mismo?.
Así
que siguiendo ésta segunda opción me planté en Guadalest en menos de 2 horas y
me dispuse a conocer éste curioso lugar.
Guadalest
es un pequeño pueblo de no más de 300 habitantes censados pero que presenta
siempre un gran número de visitantes atraídos por sus atractivos turísticos (la
mayor fuente de ingresos que posee). Esta población existía ya en la época
musulmana, pasando por diferentes propietarios en la época cristiana y recalando,
ya en el siglo XVI, en la familia Cardona, Marqueses de Guadalest, que poseían
numerosos territorios en la comarca. Después de varios terromotos que
destrozaron el castillo, éste finalmente terminó en las manos del Marqués de
Ariza y hoy en día el Marquesado de Guadalest pertenece a D. Roberto
Sánchez-Ocaña y Arteaga. En 1974 fue declarado Conjunto Histórico-Artístico.
El acceso al pueblo se hace por una calle en cuesta que te lleva por un agradable camino que bordea un bonito jardín y termina en la puerta de acceso principal.
Allí te llevas
la primera sorpresa porque unos jóvenes tienen instalado un sistema similar al
de los parques de ocio: te hacen una foto atravesando la puerta y a la salida
te ves en un llavero o algo parecido que puedes comprar o no. A mí me resulta
incómodo hacer el güiri así que, cuando fueron a disparar, me dí la vuelta con
lo cual mi foto hubo que desecharla.
Al
entrar tienes dos opciones: seguir la calle hacia arriba o entrar en la Casa
Orduña, una casa nobiliaria del S.XVII que perteneció a ésta familia. Yo opté
por verla y recorrí sus estancias dónde se puede encontrar mobiliario del
S.XIX, varios lienzos y artículos decorativos del S.XVIII y XIX y una bonita
colección de cerámicas.
Cuando
terminas la visita a ésta casa sales directamente al castillo del Rey,
fortaleza en muy mal estado pero desde el que se divisan las mejores vistas del
pueblo. También se puede ver la torre que queda del antiguo castillo árabe de
la Alcozaiba, la torre de Guadalest y el embalse del mismo nombre.
Al salir del castillo y descender
retomas la calle principal y te encuentras con la Iglesia Parroquial de Nª Sª
de la Asunción, barroca del S.XVII. Pero, además de la iglesia, a tu paso
tienes innumerables tiendas unas mejores y otras con gran cantidad de quincalla
y souvernirs algo horteras. No sólo eso, también hay infinidad de “museos”
(creo que es el pueblo de España con más “museos” por metro cuadrado. Algunos
muy curiosos como el museo de microminiaturas de Manuel Ussá, considerado como
uno de los mejores microminiaturistas del mundo y donde se pueden ver (si te
esfuerzas un poco) desde una pulga vestida de torero, los fusilamientos del 2
de Mayo de Goya en un grano de arroz y hasta la estatua de la Libertad dentro
del ojo de una aguja. También existen el museo de belenes y casas de muñecas,
el museo de la tortura, el museo microgigante y, al lado justo de donde aparqué
mi moto, el museo de saleros y pimenteros con más de 20.000 piezas. Como véis
todo un guirigay de cosas, unas más recomendables y otras menos.
Salí
de Guadalest algo decepcionado ya que, si bien es cierto, que el pueblo y las
vistas son muy bonitas, me pareció que toda la villa estaba dedicada a un
turismo (predominantemente extranjero) de paella, torito y gitanilla de
cerámica pero, en fin, cada uno explota lo que tiene. Para colmo tenía previsto
comer en un restaurante con buenas críticas (El Riu) que se halla en el
descenso de Guadalest hacia Callosa d´en Sarriá y que se halla justo al lado de
un museo de motos, pero no sé por qué extraña razón en la comarca estos
establecimientos cierran los sábados, así que me quedé sin ver el museo de
motos y sin comer en El Riu. Lo hice en un sitio cualquiera de Altea La Vieja y
emprendí el viaje de regreso a casa.
VIAJE A ALCALÁ DEL JÚCAR
A 64 kms de
Albacete se halla éste pueblo que fue declarado Bien de Interés Cultural y del
cual me habían hablado como algo que merecía la pena desplazarse para verlo.
Así que un buen día me monté en mi moto y tomé la A-30 en dirección a Albacete.
La distancia, como ya he comentado en otras ocasiones, se recorre
tranquilamente en 90´y, sin entrar en la ciudad manchega, se toma la salida por
la N-322 hacia Requena. La distancia a recorrer son 64 kms pero yo, por mala
previsión, no reposté y pensé que con las dos “rayitas” (el depósito lleno
tiene cinco) de combustible podía tirar hasta encontrar una gasolinera más
adelante. No fue así, las dos rayitas se quedaron en una y poco después empezó
a parpadear indicándome que iba con la reserva. Disminuí la velocidad y rezando
para no quedarme tirado proseguí hasta que, por fin, apareció una gasolinera
salvadora (yo creo que al depósito no le quedaba más de medio litro). Me sirvió
de experiencia y desde entonces cada vez que me baja a dos rayitas paro en la
primera gasolinera que encuentro.
Antes
de llegar al destino pasas por un pueblo que se llama Casas Ibáñez. Paré a
tomar un café y pude entrar en la iglesia de S. Juan Bautista del S.XVIII que
tiene un bonito Cristo de marfil del mismo siglo. Pero lo que más me llamó la
atención fue un edificio situado en la Plaza Mayor que sería la envidia del
mismísimo Gaudí (os dejo fotos para confirmarlo).
Proseguí la marcha y en pocos kms
ya me hallaba en Alcalá del Júcar. El pueblo en sí no es muy grande (unos 1300
habitantes) y se aposenta sobre un cerro dominado por el castillo para
desparramarse por sus faldas hasta llegar al cauce del rio. La población fue
reconquistada a sus moradores árabes por Alfonso VIII. Posteriormente fue una
de las villas incluidas en el Marquesado de Villena e incluso, curiosamente,
dentro de la Corona de Castilla perteneció al Reino de Murcia hasta el S.XIX.
Actualmente su economía se basa principalmente en el turismo.
Lo
primero que hice fue ir a visitar el castillo desde el que se divisa todo el
pueblo. Es una fortaleza de origen almohade de los S.XII y XIII. De estilo
islámico, actualmente se puede visitar el torreón y dos torrecillas circulares,
aunque quedan restos de la primitiva muralla.
Después de visitar el castillo me
dirigí a pie para ver otra de las curiosidades de éste pueblo: sus cuevas. Son
oquedades habilitadas como viviendas y que atraviesan el cerro de una parte a
otra. Las más famosas son la de Masagó, Garaden y la del Diablo. Me incliné por
ésta última y, al llegar, me abrió el propietario que resultó ser un curioso
personaje apodado el Diablo (no le pregunté el origen del apodo pero aparecía
disfrazado así en numerosas fotos). Después de pagar 5 euros (con derecho a una
consumición) pasé al interior que se halla rehabilitado y diseñado para el
turismo. Consta de varias estancias y es un gran homenaje al mundo kitsch ya
que se halla repleta de incontables cachivaches y fotos de todo tipo, algunos
son curiosos pero otros no los pondría en su casa ni Carmen de Mairena. La
parte central de la cueva se halla ocupada por una especie de tablao flamenco,
con mesas y luces de colores que se utiliza como restaurante y bar de copas. En
la parte contraria hay una terracita con bonitas vistas al rio. Así que,
impactado por lo que había visto, terminé la visita y subí a recoger la moto
serpenteando por callejuelas estrechas y empinadas, con casitas encaladas y
algunas excavadas en la propia roca.
Bajé hasta el rio atravesando un
pequeño puente y ,tras aparcar, me dí un paseíto por la zona que para mi gusto
es la más bonita del pueblo. Se trata de un recorrido por la orilla del rio que
permite contemplar los meandros que realiza e incluso pequeñas cascadas
artificiales. La zona tiene gran cantidad de restaurantes y parques para niños
y había muchas familias disfrutando del frescor que proporcionan el propio rio
y los árboles que lo jalonan.
Me quedaba por ver una curiosidad
que es la plaza de toros del pueblo y digo curiosidad porque es única en su
género al no ser redonda sino irregular y con las gradas de piedra.
Para terminar subí a comer a un
restaurante (El Mirador) en el que, además de buena comida, se disfruta de unas
vistas espectaculares de todo el pueblo.
Y, sin más, desandé el camino
hecho y regresé a Murcia a media tarde.
EL VALLE DE RICOTE
Se
conoce así a una de las zonas más bonitas de la provincia de Murcia y que está
formada por una serie de pueblos que rodean a dicho valle, surcado de lado a
lado por el Segura y que fué el último reducto morisco en España. Un compañero
de trabajo, enamorado del lugar, había escrito un libro sobre el mismo y tuvo a
bien regalarme un ejemplar. Después de leerlo pensé que podría hacerse una ruta
preciosa siguiendo el itinerario propuesto en el libro y, sin más, un domingo
cualquiera me puse en ruta.
El
punto de inicio de la ruta era Archena, a la que se llega por la A-30 tomando
la salida correspondiente y continuando por la MU-554. Total 27 kms. Este
municipio es conocido a gran escala por su famoso Balneario, uno de los mejores
de España, enclavado en un marco paisajístico de gran belleza y que cuenta con
aguas minero-medicinales de alta calidad (en él se rodó un capítulo de la serie
Cuéntame). Pero también merece la
pena ver el Castillo de D. Mario que se sitúa a la entrada de la villa y que
fue construido como palomar por el médico José Spreáfico.
De
igual forma merece la pena la iglesia de S. Juan Bautista del S.XVIII y que
alberga varias imágenes de la escuela de Salzillo. De manera más terrenal se
puede tomar algo en el Restaurante El Carril, especializado en mariscos y que
es conocido popularmente como “el Sorpresas”.
Si seguimos camino a tan sólo 4
kms por la MU-522 se encuentra Villanueva del Segura que, subida a un
promontorio, se asoma sobre el cauce fluvial. Tiene bellos parajes naturales
como “El Pilarico” o “El Golgo” y desde la ermita de S. Roque hay unas vistas
formidables. En el pueblo se sitúa la iglesia de la Asunción, construcción
neoclásica del S.XVIII que presenta un techo soportado por dos hileras de
columnas clásicas impresionantes.
Para llegar al tercer tramo no
hay que tomar carretera alguna, ya que Ulea se encuentra unida a Villanueva por
un puente que atraviesa el Segura a una distancia de 1 km entre ambas. En Ulea
hay restos arqueológicos que nos hablan del paso por la misma de diferentes
culturas (íberos, romanos, árabes), pudiéndose observar aún restos de un
poblado y una antigua calzada romana. Quedan los restos de un antiguo castillo
árabe y la iglesia de S. Bartolomé del S.XVI presenta un bonito artesonado
mudéjar.
El
cuarto tramo nos sitúa en Ojós, denominado “la tierra más fecunda del Valle”.
Para llegar a ella hay que volver a Villanueva y retomar la MU-522 durante 5
kms (como véis las distancias aquí son mínimas). Ojós es el lugar desde el que
inició sus conquistas el caudillo Aben Hud y el sitio era una aljama (poseía
sus propias normas) junto a Ricote y Abarán. En el municipio de Ojós destacan
sobre todo los monumentos naturales, como la garganta de “El Sorvente” desde la
que puede contemplar un desfiladero impresionante de pared vertical y con el
Segura discurriendo por el fondo o la garganta de “El Salto de la Novia”,
denominada así porque según la tradición una novia cristiana se arrojó al vacío
por el dolor de la muerte de su amado. También hay que visitar la presa de “El
Azud de Ojós” pieza clave del trasvase Tajo-Segura.
Otro
punto imprescindible son las norias del S.XIX (Noria de la Ribera y Noria del
Olivar) que nos permiten apreciar el uso exquisito del agua que siempre se ha
hecho en éstas tierras. Ya en el pueblo podemos pasear por sus calles y admirar
numerosas casas blasonadas, un lavadero público aún en uso y, junto a él, un
antiguo molino de harina. Por último la iglesia de S. Agustín del S.XVI que
posee bellas imágenes de la escuela de Salzillo.
Para
terminar la visita hay que buscar un museo muy curioso, el Museo de Belenes del
Mundo que se halla en la c/ Cánovas Varona, 1. Se halla situado en un edificio
de dos plantas y las 550 piezas que lo componen se hallan distribuidas
geográficamente, algunas de gran valor y otras enormemente curiosas. Son
propiedad de la Comunidad Autónoma.
Desde Ojós nos trasladamos por la
misma N-522 que luego se transforma en la N-520 durante 3 kms para llegar al
municipio que da nombre al valle: Ricote. La carreterita en ascenso es bastante
curveada y agradable de recorrer.
En
Ricote podemos observar los restos de la torre del homenaje y lienzos de
muralla de los que debió ser una importante fortaleza que dominaba todo el
valle. No podemos dejar pasar la iglesia de S. Sebastián del S.XVIII (monumento
histórico-artístico) y estilo barroco. En la entrada nos recibe una gran pila
bautismal románica con muchos signos santiaguistas y en el interior de planta
cuadrangular con tres naves, ábside y crucero se pueden admirar una talla de S.
José de Salzillo y un precioso órgano barroco.
A
estas alturas ya se ha hecho la hora de comer y, estando en Ricote, no podemos
dejar pasar la oportunidad de hacerlo en uno de los mejores restaurantes de
toda la provincia, El Sordo especializado en carnes de caza.
Después de comer el siguiente
tramo nos llevará por la misma N-520 durante 8 kms hasta Blanca. Su nombre
inicial era Negra porque se hallaba al pie de la Peña Negra (roca feldespática
de color oscuro que se halla únicamente aquí) pero en el S.XIV se cambió por el
actual, sin saberme explicar a quién pregunté muy bien por qué. El casco
antiguo lo forman un entramado de calles de características moriscas que nos
conducen al castillo para admirar unas bonitas vistas (la subida es algo
complicada).
La
iglesia es barroca del S.XVII y XVIII y en el interior hay obras de artistas
murcianos, como frescos de Muñoz Barberán en la bóveda de la capilla mayor y una
imagen de la Virgen de los Dolores de Sánchez Lozano. En el exterior hay una
escultura de Campillo y ésta población ha sido recreada en la pintura de uno de
los pintores murcianos actuales más famoso, Pedro Cano natural de aquí.
Ya de regreso a casa y tras 5 kms
por la MU-514 se llega a Abarán, dónde también podemos encontrar varias norias
de gran interés, la ermita de S. Cosme y S. Damián, el Santuario de la Virgen
del Oro y la iglesia de S. Pablo del S.XVI que posee una bóveda subterránea. El
regreso se hace por la A-30 (42 kms).
Como véis es una ruta preciosa,
con distancias muy cortas y nos permite admirar los paisajes y poblaciones de
uno de los lugares más bellos de la Región de Murcia (aunque no tenga costa).
Hasta otra.
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