martes, 13 de septiembre de 2016

                                          


                                                RUTA DE LA PLATA II
                              

DÍA 5 (Cáceres, Plasencia, Hervás, Béjar, Salamanca)

                               Dejé Cáceres bastante temprano para evitar el calor en lo posible y retomando mi ya familiar A-66 me dirigí hacia mi primera parada: Plasencia. Esta ciudad es una de las pocas en España que no tiene una catedral sino dos, la Antigua y la Nueva. Después de aparcar la moto me acercé a verlas pero ¡oh desilusión!, en la Catedral Antigua se estaba rodando una película o serie (Romeo y Julieta) y estaba cerrada a los visitantes. ¡Me han tocado en el viaje todos los rodajes del año!. Así que me tuve que conformar con visitar la Catedral Nueva, eso sí, esperando a que terminara la misa que se estaba celebrando.

                          Su construcción comenzó en el S.XV y se prolongó durante el S.XVI en un estilo gótico-renacentista, participando en ella numerosos arquitectos como Diego de Siloé y Rodrigo Gil de Hontañón. En ella destacan el coro, con los sitiales de los Reyes Católicos, el retablo mayor y dos retablos laterales, uno precioso obra de Churriguera que posee un pequeño sepulcro central que sólo se abre una vez al año (el 15 de Agosto). El otro retablo es denominado “de las reliquias”, porque guarda en su interior los restos de varios santos.


                                                  Catedral nueva de Plasencia

                    Después de visitar la Catedral nueva y ya sobre la moto, me dí una vuelta para contemplar la muralla que protegía el casco antiguo y el acueducto que, curiosamente, no es de origen romano sino medieval y fué mandado construir en el S.XVI por Juan de Flandes.
                   
                       Continuando 42 kms por la autovía llegamos a un pueblecito llamado Hervás. El objetivo de ésta parada era visitar uno de los que dicen mejor conservados barrios judíos de España. En la localidad se instalaron en el S.XV varias familias de este origen y conformaron un barrio de calles estrechas y empinadas, con casas de adobe y madera revocadas en teja, algunas de las cuales se conservan como fueron originariamente. Pasear por allí es evocar otro mundo y sumergirse en cómo debió ser la vida de los habitantes que ocuparon el lugar hasta que fueron expulsados de éstas tierras. En una de ellas me topé con una curiosa y preciosa cabina de teléfonos antigua de la que os dejo una foto.   

                                                            Barrio judío de Hervás



                                                          Bonita cabina antigua

                             Embobado por la belleza del barrio judío de Hervás seguí mi camino para llegar por la misma ruta hasta Béjar, situada a tan sólo 26 kms de la anterior. Aunque en la población existen varias iglesias notables y algún palacio, mi objetivo no eran estos sino visitar un curioso jardín situado en una villa de recreo de los Duques de Béjar. Es de tipo italorenacentista y cuenta con un estanque, fuentes, plazoletas y hasta un palacete.

                               Después de preguntar varias veces conseguí llegar hasta el lugar, recorriendo con mi moto un tramo de unos 150 metros sin asfaltar, con piedras y tierra pero … ¡gran decepción!, el sitio conocido como Parque del Bosque se hallaba cerrado por obras de restauración. Así que volví sobre mis pasos y retomé la carretera para dirigirme ya sin más paradas al lugar de destino: Salamanca.

                               Tras 72 kms llegué a ésta bella ciudad y, antes de buscar el hotel paré a comer porque se había hecho un poco tarde. El hotel elegido estaba muy céntrico, en una pequeña calle situada a unos 100 metros de la Casa de las Conchas y respondía a un nombre muy curioso (Microtel Placentinos). Pude aparcar la moto casi en la puerta y observar que era una antigua casa noble a la que habían respetado la fachada pero al entrar me llevé una gran sorpresa. Resulta que estaba completamente reformada en un estilo ultramoderno, con detalles como no tener llaves ya que cada puerta se abría mediante un código que había que pulsar en el aparato situado al lado, un pequeño jardín central con mesas y un jacuzzi (eso de darte un baño mientras la pareja de al lado habla de sus cosas debía tener su encanto) y ¡un ascensor! (que tomé aunque mi habitación se hallaba en el primer piso sólo por desquitarme de todas las escaleras que había subido hasta entonces). La habitación, algo pequeña, tenía absolutamente de todo y en el aseo había una ducha de hidromasaje que luego probaría (pero esa es otra historia que os contaré más adelante). Dejé las cosas y me dispuse a dar una vuelta por la ciudad que, no por conocida, resulta menos atractiva.
                            
                          Me dirigí en primer lugar a la mencionada Casa de las Conchas, un palacio construido en el S.XVI en estilo gótico con elementos platerescos y mudéjares. Actualmente es una biblioteca y su precioso claustro ¡también estaba de reformas!.    

                                                               Casa de las Conchas

   
                                 Después fui a la cercana Plaza Mayor, un cuadrilátero porticado de estilo barroco del S.XVII y tan animada como siempre. Me senté a tomar algo en uno de los cafés históricos de la ciudad (el Novelty) y comprobé con ironía la veleta que habían instalado en la bandera que hay sobre el Ayuntamiento (foto ilustrativa abajo).

                                                                  Plaza Mayor

                                                           ¡¡¡ Olé !!!

                           Continué para ver la Universidad de 1218 y la más antigua de España, por la que han pasado personajes como Unamuno, Fray Luis de León, Fernando de Rojas, San Juan de la Cruz, Hernán Cortés, Góngora o Calderón de la Barca. Me entretuve en buscar la famosa rana de su fachada plateresca, pero no pude encontrarla (os desafío a que la encontréis en la foto de abajo) y continué hacia las catedrales (sí en plural, porque tiene dos como Plasencia).


                         La Catedral Vieja, que comparte un muro con la Nueva, tiene cosas de románico y de gótico. Destacan la Torre del Gallo y el retablo mayor.   
                     
                     La Catedral Nueva, edificada entre los S.XVI y XVIII, es un impresionante edificio cuya visión desde la Plaza Anaya resulta sencillamente espectacular. Tiene elementos del gótico tardío y del barroco. Hay que visitar el interior y asombrarse con su cimborrio y su campanario y, por supuesto, buscar el famoso astronauta en la Puerta de Ramos (yo lo encontré).

                                                           Catedral Nueva de Salamanca



                            Me hubiera gustado ver otros lugares como el Huerto de Calixto y Melibea, la Casa Lis O EL Puente Mayor del Tormes, pero era de noche y después de cenar a base de tapas me retiré a mi Microtel (el nombre debe ser porque sólo tiene 6 habitaciones). Al llegar me dispuse a darme una reconfortante ducha con hidromasaje.

                                                             Rincones de Salamanca




                           La verdad sea dicha es que nunca he comprendido muy bien la utilidad de estos cacharros pero, ya que estaba, había que aprovecharlo. Después de un cursillo intensivo de informática para entender su funcionamiento, comprobé que la temperatura del agua era la adecuada y me introduje (no sin dificultad, abstenerse obesos) en la minúscula cabina. Ya mojado adecuadamente pulsé uno de los botoncitos y un sinfín de chorritos asesinos de agua fría descargaron sobre mí sin posibilidad de defenderme. Los 10 segundos que pasaron hasta que el agua tuvo la temperatura adecuada se me hicieron eternos. Una vez recuperado del susto me armé de valor y pulsé otro de los botoncitos, en éste caso otro chorro mortal de agua igualmente fría salió despedido desde el suelo para atacarme en mis partes más íntimas. Aguanté estoicamente los 10 segundos de rigor y para rematar la faena apreté el último botoncito que quedaba. En este caso una especie de cosa giratoria que había en el techo descargó sobre mi cuerpo una lluvia de micropartículas de agua (por supuesto fría) que terminaron por rematarme. Volví a la ducha de toda la vida para enjabonarme y aclararme y salí de aquel engendro del diablo como buenamente pude. Desde que hice la mili y tenía que recorrer la “pista americana” no lo había pasado peor. Me sequé y me fuí a dormir, aunque creo recordar que tuve pesadillas de estar inmovilizado y que enormes tuberías de agua helada descargaban sobre mí.


DÍA 6 (Salamanca, Zamora, Astorga)

                           A la mañana siguiente (y aún con el susto en el cuerpo) desayuné bastante bien, hice el chek-out (50 euros A/D suplicio hídrico incluido) y me dispuse a salir para mi siguiente destino que era Astorga pasando por Zamora.
                           
                          Conforme iba subiendo la temperatura iba mejorando y los 66 kms que me separaban de Zamora por la A-66 se me hicieron muy llevaderos.
                            
                         Llegué a Zamora y pregunté por la Catedral. Llegar no es fácil. Hay que dejar la moto en la parte de abajo y luego subir andando un buen trecho, pero al llegar arriba descubrí que podía haber subido con la  moto sin problemas, aunque según los carteles sólo estaba autorizado el trenecito turístico de marras, pero arriba había varios coches y alguna moto.
                             
                        Desde arriba se tienen bonitas vistas sobre el rio Duero.



                       La Catedral de Zamora es su monumento más importante y el único que tenía interés en visitar. Es del S.XII y desde el exterior llama la atención sobremanera la gran cúpula de escamas que la corona, obra genial con influencias bizantinas que se convirtió en modelo para otras semejantes como la Catedral vieja de Salamanca, la Colegiata de Toro o la sala capitular de la seo de Plasencia. El resto del exterior presenta unas formas sencillas, con planta de cruz latina y una cabecera gótica del S.XVI. Destaca así mismo la Torre del Salvador.
                          
                        Pasé al interior previo pago de la nada modesta cifra de 5 euros (visitar catedrales cada vez se está poniendo más caro, así que espero ilusionado el día de poder hacerlo como jubilata). El retablo mayor actual es el último de los cuatro que ha tenido esta catedral, es de estilo neoclásico, con mármoles y bronce dorado y firmado por Ventura Rodríguez.  



                                                               Catedral de Zamora

                                                                         Retablo

                       El claustro actual, de estilo herreriano, no es el original que fue destruido en un incendio. También merece la pena el coro del S.XVI y una magnífica colección de tapices que se hallan en el museo catedralicio. De nuevo en el exterior merece la pena pararse a contemplar la extraordinaria Portada del Obispo.

                               
                                                                  Claustro

                              Además de la Catedral, en Zamora existen hasta 22 iglesias románicas, destacando la de San Claudio Olivares, la de la Magdalena y la de Santiago de los Caballeros, que tiene a honra ser el lugar dónde fue armado caballero nada menos que el Cid Campeador. En mi hoja de ruta no tenía previsto visitarlas, además de que me hubiera consumido excesivo tiempo, así pués bajé de nuevo la rampa de acceso y volví a subir a la moto para desplazarme hasta León y de ahí a Astorga.
                              
                           El viaje hasta León son 143 kms por mi amiga la A-66. Se pasa por Benavente pero no me detuve porque había estado hace unos meses en un viaje a Portugal pero, si no la conocéis, merece la pena una paradita y subir hasta el Parador para darse una vuelta por el centro. Al llegar a León se presentaban dos opciones para llegar a Astorga, tomar la AP-71 (50 kms) o coger la N-120. Mi religión motera me impide pagar peajes en autopistas, así que tomé la nacional. Mala decisión. Un tráfico muy denso y pesado sin posibilidad de adelantamientos y un corte por obras de más de 10´me hicieron retrasar mucho la llegada a Astorga.
                            
                          Por fin entré en ésta ciudad que, no olvidéis, es el fin de trayecto de la genuina Vía de la Plata. Busqué el alojamiento que se hallaba algo escondido (El Descanso de Wendy) y que se trataba de unos apartamentos turísticos muy bien equipados y con decoración, para mi gusto, algo cursi. El mio (no os riáis malvados) estaba en el último piso y era muy amplio, con dos camas grandes, un sofá, TV enorme y un aseo con todo lo necesario. Me instalé y me fuí a comer y recorrer la ciudad.
                           
                        Dos son las grandes obras que se hallan en Astorga. La primera es la Catedral de Santa María, cuyo origen es del S.XI aunque sucesivas reconstrucciones se prolongaron hasta el S.XVIII, con lo cual presenta numerosos estilos, gótico, renacentista y barroco. El templo presenta planta rectangular con dos torres laterales. La fachada principal es barroca churrigueresca y las torres son de diferentes épocas, la de la izquierda del S.XVII se vió afectada por el terremoto de Lisboa y la de la derecha se terminó a comienzos del S.XVIII. Sobre una torreta hay una estatua de Pedro Mato, personaje legendario unido a la batalla de Clavijo.
                            
                      En el interior destaca el coro y varias capillas entre ellas  una dónde se halla la Virgen de la Majestad del S.XII y otra en la que se encuentra un retablo renacentista de Gaspar Becerra. Debajo del presbiterio hay una cripta donde están enterrados los Marqueses de Astorga. El conjunto se completa con un claustro neoclásico.

                                                               Catedral de Astorga





                          El segundo gran edificio de Astorga es el Palacio Episcopal que fué encargado por el obispo a un tal Gaudí, el cual inició el proyecto pero lo dejó inconcluso (a falta del segundo piso y el ático) siendo terminado por Ricardo García Guereta ya en el S.XX. El edificio sirvió para varios usos, cuartel, sede de la Falange pero nunca para la función que fué concebido que era la de residencia del obispo.
                            
                        Está construido en granito gris del Bierzo y tiene cuatro fachadas con cuatro torres en cada uno de sus ángulos. Inicialmente pretendía ser un castillo-palacio, por eso posee un foso. La entrada es un pórtico con cuatro arcos abocinados y que Gaudí pretendía rematar con un ángel de 5 metros de altura que, finalmente, no se construyó. El interior presenta un gran vestíbulo del que parte una escalera noble que da acceso a las distintas dependencias y que, mediante ventanas triangulares, le confiere una gran luminosidad. Este esquema constructivo ya fué empleado por Gaudí en el Palacio Güell. Contiene numerosas salas, despacho, salón del trono, comedor, dormitorio, etc. Aunque lo pude visitar todo, lógicamente estaban de obras de reformas.  

                                                   Palacio Episcopal de Gaudí




                          El tercer sitio de Astorga que merece la pena es la Plaza Mayor con su Ayuntamiento. Se trata de una plaza rectangular porticada, con numerosos bares y restaurantes y presidida por el edificio del Ayuntamiento concluido en el S.XVIII. En la fachada se hallan los escudos de la ciudad y de los Marqueses de Astorga y está rematada por un reloj y unas campanas a los lados de las cuales hay dos muñecos vestidos de maragatos (Juan Zancuda y Colasa) que son los encargados de dar las horas.

                                                       Ayuntamiento de Astorga
                                                     Juan Zancuda y Colasa

                         Tenía pensado cenar el famoso cocido maragato pero, al ver lo que contenía en una mesa de al lado, prudentemente desistí de mi idea con gran alborozo de mi aparato digestivo. Tomé pues algo más ligero y me fuí a descansar. El día siguiente iba a ser de relax bien merecido ya que lo iba a pasar en León a escasos 50 kms de allí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario